Envidia, cuanta envidia.
Se han percatado que en el ser humano, y más, en el ser humano español predomina la envidia. Vivimos en un país plagados de envidiosos.
Es una realidad, por desgracia, y una normalidad ver que el ignorante desprecia al intelectual. Que el pobre desprecie al rico. Que el desafortunado desprecie al afortunado. Habrán oído muchas veces: «El empollón este»; «El tonto este»
Qué pena que estas personas se definan tan rápidamente. En cuanto nos sueltan una de estas frases, ya sabemos ante quien nos encontramos sin ninguna duda.
Que lástima, que lástima de personas que son presas de la ignorancia de su propia ignorancia. Son ignorantes al cuadrado, primero porque tienen la ignorancia y segundo porque ignoran que ignoran. También si entran en la envidia, son ignorantes al cubo. Y no lo digo de broma, sino que lo digo preocupado últimamente hay cada vez más envidiosos y desde aquí quiero hacer reflexionar a todo el que llegue a leerme para que no se convierta en esclavo de sí mismo (ignorante cúbico).
Todavía recuerdo con cierta pena irónica cuando por defender tus ideas , no seguir el camino que los políticos marcan, pensar por tí mismo y dejar de ser un borrego, te tratan, con cierta envidia, como el raro, el diferente o incluso, en los más ignorantes, como el tonto. Una cita muy célebre en este tipo de personas es: «Míralo está loco de tanto estudiar»
Resumiendo un poco, todo el que se sale de la línea o mejor dicho, todo el que sobresale es despreciado además de envidiado.
Y es que la envidia humana es malísima y esta llega a su máximo exponente en España pero eso no es nuevo sino que viene desde muchísimo atrás. Os dejo fragmento de un poema de Antonio Machado que expresa muy bien esta realidad tan lástimosa.
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
Los españoles estamos divididos por el problema de Caín. El odio hacia nuestros compatriotas, las dos Españas. Esto, y no otra cosa, es lo que hace que España no sea una nación.
El cainismo es una enfermedad endémica de España. El problema radica en la educación, una persona educada no es envidiosa ni nada por el estilo.
En España, es una normalidad que el que sale de la universidad no esté educado. Tenemos un sistema malísimo.
Yo hablaré por palabras del gran Lope de Vega.
A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
¡No sé qué tiene la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos!
Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.
De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.
El dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento,
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.
La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo,
su locura en su arrogancia,
mi humildad en su desprecio.
O sabe naturaleza
más que supo en otro tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.
Sólo sé que no sé nada,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.
No me precio de entendido,
de desdichado me precio,
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos?
No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.
Señales son del jüicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más
otros por cartas de menos.
Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres
que desde entonces no ha vuelto.
En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los extraños
y la de cobre los nuestros.
¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?
Dijo Dios que comería
su pan el hombre primero
con el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento,
y algunos inobedientes
a la vergüenza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.
Virtud y filosofía
peregrina como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.
Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento;
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero.
Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.
Mirando estoy los sepulcros
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.
¡Oh, bien haya quien los hizo,
porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños!
Fea pintan a la envidia,
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.
Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir
piden prestado el tintero.
Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones, ni pleitos.
Ni murmuraron del grande,
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, afirmaron
parabién, ni pascua dieron.
Con esta envidia que digo
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.
Realmente sublime Lope de Vega
Uno no odia este país por el simple hecho de odiarlo…