Apariencia II

Es lamentable prejuzgar: juzgar por la apariencia. Hay que diferenciar -no tienen nada que ver- entre esencia, lo que es, y entre apariencia, lo que parece que es y que muchas, muchísimas veces no es. La apariencia es coherente  pero es la mayor enemiga de la verdad -la coherencia, a veces, es engañosa-. Para estar convencido de algo  y, sobre todo, para afirmarlo hay que conocer toda su esencia.

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