El concepto de propiedad es inherente al ser humano desde el momento en que éste es consciente de sí mismo, no ya como objeto, sino como sujeto, como elemento que necesita de otros para su subsistencia. Cuando el ser humano percibe los objetos de la realidad como medios para alcanzar sus objetivos, podemos hablar del inicio de la propiedad. Uno de los instrumentos que nos permite certificar esta realidad es el hecho de que todas las lenguas contienen la idea de propiedad y el pronombre posesivo. Como ven, hay algo que no se puede cuestionar y esto es el concepto de propiedad. El ser va unido estrechamente al tener, ya que, como expresión paralela a «Él es», podríamos utilizar «Él tiene el ser». La adjetivización en la lengua indica que los objetos tienen propiedades, por lo tanto, resulta inútil contradecir la evidencia ontológica de la propiedad.
Si bien es cierto que todos los pueblos han tenido cierto concepto de propiedad, éste se ha manifestado en múltiples formas:
Por ejemplo, en algunas tribus amerindias se compartían ciertos bienes entre toda la tribu de forma comunal, pero aun en estos casos existía el concepto de propiedad privada si consideramos a las tribus como individuos. Esos bienes pertenecían a una tribu en concreto y se la repartían entre ellos. Lo mismo ocurría con la tierra. Las diferentes tribus se repartían las tierras para organizar la caza adecuadamente. Por lo tanto, existía la propiedad como objeto exclusivo de un grupo.
En la edad contemporánea, el comunismo basó su idea principal en que la propiedad era común y el Estado se encargaba de velar por este orden. Aunque también podemos remontarnos a tiempos de Platón, donde el susodicho planteó en su obra La República un comunismo parecido al de Karl Marx. En ambos casos, al igual que en el amerindio, la propiedad pertenecía a algo, aunque fuera a un conjunto.
El tercer concepto es el que mantiene que pertenece a un solo individuo, a un particular y es la propiedad privada. Podríamos considerar la propiedad privada como la piedra angular de la sociedad occidental contemporánea. Desde muchos lugares se la ha cuestionado duramente porque se argumenta que el goce de una propiedad privada priva a los demás de tener acceso a ella. Pero la realidad es que la inteligencia y el conocimiento pueden lograr que todo el mundo disponga de los recursos básicos y la competencia entre las empresas hace que si por nuestra renta no podemos acceder a los productos más preciados, podamos acceder a unos de más baja calidad.
La propiedad privada, con todas sus luces y sus sombras, ha hecho funcionar de forma más eficiente a las sociedades que lo han aplicado y constituye el pilar de la civilización.
¿Cuál es la función que desempeña la propiedad privada en una sociedad libre? La propiedad privada es el principio de libertad individual, pues la libertad de elegir es la libertad de organizar nuestra propia vida y nadie negará que la mejor forma de organización social es aquella que parte con mayor número de datos; la posesión o no de algo es un dato fundamental. Por ejemplo, si yo tengo dos vacas y un ternero para las próximas dos semanas, puedo organizar mi vida y mis decisiones en torno a esa realidad, mientras que si tengo que esperar a que los burócratas me informen de cuándo estará disponible mi ganado, no tendré una capacidad de maniobra fiable. La propiedad común es, pues, incertidumbre y desorganización. Para demostrar esto basta con mirar las listas de espera de la Seguridad Social o las largas colas para obtener comida en los países comunistas.
Además, la propiedad privada suele representar los logros individuales, tanto positivos, esto es, el trabajo, el esfuerzo, como los negativos, es decir, el latrocinio, la corrupción etc. Estos méritos no tienen por qué estar representados por el dinero, ya que los bienes materiales también son riqueza.
La envidia y el odio hacia el dinero nos han ofuscado la vista. En una buena proporción, el dinero y los bienes materiales que poseemos representan nuestro mérito personal, pues simbolizan el valor material que la sociedad ha ofrecido por nosotros. También los ladrones ven representadas en su riqueza sus malas obras.
Sin ningún género de dudas. El puente entre el Ser y el Tener está en el Hacer. Uno se hace así mismo, teniendo medios para ello, porque -como dices- somos autoconscientes. Cuanto más se tenga, más posibilidad habrá de ser. Por ejemplo, en Corea del Norte, Cuba o cualesquiera países comunistas, no podría haber leído tu artículo y sería, por tanto, más iletrado.
También el dinero ha sido una fantástica herramienta, nadie lo pone en duda, pero no me negaréis que lo que eran herramientas para el avance de las sociedades (propiedad privada, que así la presentas, como una fantástica herramienta) se han convertido en el fin último y génesis de la corrupción y desaparición del propio sistema financiero actual en occidente.
Puede que el comunismo no sea la solución, la superación del capitalismo, pero sí os aseguro que el agua encontrará un cauce cuando este cauce esté agotado. Y ese caudal social inundará todo y arrastrará a unos que yo me sé, los cuales acostumbrados a nadar en dinero y propiedades, han olvidado que hubo un tiempo en que no había puentes y había que cruzar los ríos a nado.
Nadie, ni siquiera Marx dijo que el capitalismo no fuera un buen sistema: simplemente decimos unos cuantos que es un sistema que va a ser superado, como todos los demás, antes o después. ¿Y si esto es el principio de ese cambio, como dijo J. L. Sampedro a J. R. Lucas?
Un saludo.
Te referirás con «capitalismo» al sistema actual… Porque entonces sí es cierto tu razonamiento. En cambio, si utilizamos la verdadera definición de capitalismo (sistema que permite valorar a precios de mercado de los bienes de capital, valor que es estimado por los actores individuales que compran y venden bienes de capital en un mercado libre). En este sentido, sin duda, el capitalismo no se verá superado pues los bienes de capital pueden valorarse de dos formas: o libremente o por parte del Estado.
Claro que el sistema actual mejorará. De hecho, en el sistema que tu consisderas «capitalista» hay muchos sectores donde no hay capitalismo (libre valoración de los bienes de capital).
En Venezuela la amenaza a la propiedad privada ha sido una constante y en los últimos 18 años no ha sido amenazada sino atacada y satanizada por el gobierno del proceso revolucionario y su brazo ejecutor de la imputable acción ejecutada por el llamado poder popular del cual por supuesto se han aprovechado delincuentes y vividores que sin hacer grandes efuerzos se apropian de los bienes del otro. Es necesario el rescate del artículo 115 de la CRBV y de toda la constitución. por la protección de la propiedad privada y la defensa del patrimonio familiar digo no, a la constituyente comunal propuesta.