Halfway

Entreabro un poco los ojos, y veo que una enorme claridad invade mi habitación compartida. Me apresuro a ver la hora, pues seguramente debo empezar a prepararme para mi segundo día de trabajo o, si somos rigurosos, mi primer día.

¡Son las cinco y media de la mañana! ¿Cómo es posible! Pronto me voy dando cuenta que son muchas más cosas las que cambian de las que pensaba.

Una vez ya he descansado y desayunado, y salgo por la puerta de la residencia con cierta falta de destreza, emprendo la ruta que acababa de improvisar por Google y que llevaba anotada en un pequeño cuaderno azul. Dirijo una rápida mirada hacia el cielo despejado y observo que el clima no ha cambiado tanto como esperaba: si fuera por esto, diría que sigo en España.

Cruzo la calle, al tiempo que oigo sonar unos cuantos cláxones. «Aquí tampoco se cruzan las calles como en España», me dije al tiempo que me invadía la placentera sensación de estar aprendiendo algo nuevo. Y es cierto. Aquí el peatón es mucho menos prioritario que en todas las zonas en las que he estado: si no hay paso de peatones (que brillan por su ausencia) debes esperar hasta que ningún coche aceche por el horizonte para cruzar por los cruces habituales londinenses. Esta actividad resulta graciosa, pues las personas extranjeras ya han naturalizado su comportamiento para el sentido contrario, y una vez llegan a Inglaterra, sus actos reflejos son los contrarios a los que deben ser; lo cual no deja de ser peligroso.

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Conducción a parte, mientras voy camino al trabajo, descubro muchísimas cosas más. La mayoría de los parques son de propiedad privada, lo que a uno ya le hace presagiar el tipo de sistema económico que rige por estas tierras. La calle está repleta de carteles que te indican la cantidad a pagar si realizas tal o cual comportamiento inadecuado. Todas las casas tienen en su portal un recién impreso ejemplar del Financial Times, lo cual también indica el grado de cultura económica del lugar. ¡Y las calles están impolutas! ¿Pero cómo es posible tanta limpieza! ¿Pero si no hay papeleras! A pesar de que puedo alcanzar a ver bolsas de basura en la calle en frente de cada vivienda…

Llego a mi destino que, como veis, no ha sido muy largo: Imperial College, una de las mejores universidades del mundo, y donde se supone que realizaré la mayor parte de mis prácticas.

Lo barato se ha acabado.

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Después de una larga década de críticas por su debilidad, la moneda china ahora parece más fuerte.

Hace diez años, el yuan chino hizo su debut como pesadilla económica mundial. En Junio de 2013, el entonces secretario del tesoro americano, John Snow, conminó públicamente a China a aflojar la política bajista, con la que su moneda estaba ligada a 8,28 al dólar. Al mes siguiente, cuatro senadores escribieron una furiosa carta pidiendo al señor Snow investigar a China por manipulación monetaria. El país estaba devaluando intencionalmente su moneda, dijo Charles Schumer, un senador democrático de Nueva York. «El resultado es que todo lo que venden a otros países es lo más barato».

Una década más tarde, el señor Schumer y otros senadores están todavía luchando contra el yuan: ocho de ellos reintrodujeron un proyecto de ley la última semana que asestaría un gran golpe a los cometidos de la manipulación monetaria. Pero han cambiado muchas más cosas. Ahora se permite fluctuar al yuan un 1% al día en cualquier sentido en referencia al ratio establecido cada mañana por el Banco Central. El yuan cerró el 27 de Mayo en 6,12 con respecto al dólar, un 35% más fuerte que su nivel de Junio de 2003. Ha subido más con respecto al dólar desde Marzo que lo que subió en todo el pasado año, y su escalada contra la moneda japonesa ha sido incluso más pronunciada. Desde noviembre, cuando los mercados empezaron a anticipar una relajada política monetaria en Japón, el yuan ha ganado más de un 20% contra el debilitado yen.

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La competitividad de China en los mercados mundiales depende no solo del precio de su moneda sino también del precio de sus productos y sus trabajadores. El Banco para las Liquidaciones Internacionales calculó una tasa de intercambio real para 61 economías que tiene en cuenta las diferencias de inflación entre ellas. Desde el 2010 el tipo de cambio real, medido por el comercio, ha subido más rápido que ninguna otra, con la sola excepción de Venezuela.

El precio de la mano de obra está también subiendo más rápido en China que en sus principales compañeros de comercio. The Economist, ha calculado un tipo de cambio real alternativo, medido por el comercio con América, la zona euro y Japón, que tiene en cuenta el coste laboral unitario en las cuatro economías. Por esta medida, el tiempo real de intercambio se ha fortalecido casi un 50% desde que Snow y Schumer empezaron su lucha monetaria hace 10 años. La baratura del yuan se ha esfumado. Algunos economistas, tales como Diana Chayleva de Investigaciones Lombard Street incluso se preguntan si el yuan está sobrevaluado.

El fortalecimiento a largo plazo del tipo real de intercambio de China refleja profundas fuerzas históricas, tales como el rápido crecimiento económico de China, leyes laborales más fuertes y la reducción de la edad de la población laboral. Pero los cambios más recientes en su tipo de cambio son difíciles y misteriosos. Esto es porque estamos en un tiempo de crecimiento decepcionante, inflación reducida (sólo 2,1% en Mayo) y exportaciones flojas (que crecieron sólo el 1% sobre el mismo período).

¿Qué está causando este repentino fortalecimiento y por qué están los políticos chinos tolerándolo? Peng Wensheng del CICC, un Banco Chino de Inversión, argumenta que la subida de la moneda este año refleja la persistencia de mayores tasas de interés en China que en otro lugar, y la desaparición de los miedos de la devaluación. Los tipos de interés de referencia en Shanghai han sido desde mucho tiempo 3-5% más altos que los tipos similares en Londres. El último año, cuando la economía china estaba claudicando y sus líderes estaban en proceso de cambio, el atractivo de esos tipos más altos estaban compensados por los miedos de que el yuan caería. Aquellas preocupaciones se aliviaron este año, estimulando una vuelta del flujo de capital a corto-plazo a China, mucho de esto está disfrazado de ingresos de exportación.

Esto explica la motivación de los capitalistas, pero ¿qué sobre los comunistas? Como el yuan ha fluctuado dentro de la banda diaria, el Banco Central ha acomodado largamente sus movimientos, subiendo su referencia matinal por una cuantía similar.

La tolerancia del gobierno de un yuan más fuerte podría reflejar sus mayores ambiciones reformistas, argumenta Mark Williams de Capital Economics, una consultoría. El último mes Li Keqian, el primer ministro Chino, dijo que un plan para facilitar los controles de capital sería puesto en marcha al final de este año. Si el yuan fuera mucho más bajo que su valor de mercado, la relajación en los controles de capital podría invitar a desestabilizar la entrada de dinero extranjero. Por esta lógica, el gobierno podría haber visto un yuan más fuerte como una necesaria precondición para relajar los controles.

Si esto es así, entonces la volatilidad monetaria de los últimos meses podría haber parado esos grandes diseños. En las recientes décadas, el regulador del intercambio extranjero había tomado medidas drásticas contra las entradas de dinero especulativo maquilladas como ingresos de exportación. Y la escalada del yuan las ha aliviado. La supresión de los controles de capital chinos fue siempre una materia gradual y cuidadosa. Han sido 10 años desde que la moneda china ha madurado en la controversia internacional. Esto podría tomar otros 10 años para covertirse en una moneda convertible internacional.

First touchdown.

Aeropuerto de Málaga, 2 de Julio de 2013. Es la una de la mañana. Ahora, una vez me despido de los míos, es cuando siento realmente que emprendo el viaje. A veces me siento eufórico, a veces melancólico; a veces creo que son las cinco de la mañana, a veces que son las siete de la tarde. Me sumerjo por las ininteligibles y vacías pasarelas del aeropuerto para tomar el avión.

En una de esas usuales despertadas repentinas e intermitentes, veo ciertos destellos de luz por la ventanilla del avión. Decido colocarme las gafas y efectivamente compruebo que estoy viendo Londres de noche. No es tanta iluminación como la que esperaba: será cosa de la crisis, mientras observo el avión acercarse a esas left-side roads.

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Tras haber pasado un melancólico vuelo escuchando repetidamente la canción Only Time, que tanto la música como la letra se adecuaban a mis sentimientos y pensamientos, inicio una arriesgada llegada a Londres. En tan sólo cinco horas tengo que ser capaz de llegar a mi residencia y estar listo para desempeñar mi primer día de trabajo.

Tras pagar más de seis libras por mi frugal desayuno, me vuelvo a dirigir a la residencia. Una vez firmo el contrato y tengo las llaves, subo a toda prisa a dejar las maletas en la habitación. La puerta todavía no se había abierto del todo cuando yo ya estaba saliendo.

Pronto me percato que de nada sirve correr si no sabes a dónde vas. No obstante, me sigo dejando llevar por la pasión y continúo corriendo por la calle, haciendo paradas para preguntar a cualquier persona que me encuentro. Quería llegar con puntualidad británica, pero al final hice gala de mi nacionalidad.

Una vez recibo una charla durante dos horas sobre la empresa y haberme introducido al resto de empleados, me dirijo a solucionar los típicos problemas que pueden pasarte en el extranjero: dinero, telefonía y enchufes. Pronto me doy cuenta que nada es tan fácil como uno pensaba que era, o como debería ser para uno. “Si todo es tan globalizado y el mundo cada vez es más pequeño, ¿por qué limitar la telefonía entre países?” “¿Por qué poner tantas pegas a la hora de comprar moneda extranjera?” “¿Por qué tantas restricciones al abrir una British Current Account?” “¿Por qué esas diferencias?”

Cansado pero alegre, tiro para mi residencia . De nuevo, me vuelvo a perder por esas inmensas aceras y anchísimas avenidas londinenses. Tras una hora de caminata bajo un cielo nublado, por fin doy con mi residencia. En mi habitación allí estaba mi roommate. Tras haberme comunicado con los míos, entro rápidamente en un sueño plácido y profundo.

Ahora, viéndome en retrospectiva, hace tan sólo un mes, nunca hubiera pensado aprender todo lo que he aprendido hasta ahora. Pero dejemos eso para otros artículos.

Libertad y coacción en el lenguaje.

Libertad y coacción, una de las dicotomías que más controversia provocan en la política, en la economía, en la ética, en la filosofía, en la sociología, y con este artículo quiero demostrar que también puede presentarse en el ámbito de la lingüística.

Hay un debate que todavía no ha sido resuelto entre los colectivistas (o socialistas) y los individualistas (o liberales), donde unos afirman que la sociedad está por encima de los intereses del individuo; y los otros dicen que la sociedad no existe, tan solo existen los individuos. Para unos, la libertad individual no existe, pues es la sociedad la que va moldeando a los individuos, que deben someterse a las reglas de la sociedad, de la mayoría. Para otros, la libertad si existe y radica en el individuo, pues es el individuo el que crea la sociedad, las leyes y las normas sociales. ¿Quién lleva razón?

Mi postura es que en el mundo de la acción humana existen dos fuerzas contrapuestas: la fuerza de la libertad y la fuerza de la coacción. Evidentemente los individuos son libres en cierta medida, ya que en multitud de ocasiones pueden elegir entre diferentes alternativas. Además, son los propios individuos, todos y cada uno de ellos, los que van creando la sociedad en su conjunto, los que generan las instituciones, el lenguaje, la moral, etcétera. Ahora bien, también es cierto que la suma de las acciones de todos los individuos frente a un individuo aislado, en cierta manera, coacciona, incentiva o desincentiva las acciones de este individuo aislado. Digamos que en una sociedad donde se hable español, el individuo que nazca en esa sociedad le saldrá muy caro la decisión de no aprender a hablar español, por ejemplo. El individuo siempre tiene su poder de decisión, pero es la sociedad la que otorga el beneficio personal que recibirá tal o cual individuo al elegir una determinada opción u otra, beneficio que estará en función del conjunto de las decisiones de todos los individuos. Y este es un mecanismo que se produce en todas las esferas de la acción humana, especialmente la económica (que podemos observar claramente con el sistema de precios, y podemos ejemplificarlo muy claramente con el mercado de valores). Y este fenómeno es esencial para coordinar las acciones de todas las personas.

En definitiva, creo que el individuo crea a la sociedad, pero el individuo ve orientar sus propias decisiones libres por las decisiones del conjunto de individuos que forman una sociedad.

Vayamos al caso que nos ocupa: el lenguaje. Un idioma no cae del cielo, ni se lleva en los genes; es creado libremente y espontáneamente (que no conscientemente) por miles de seres humanos. Si un individuo decide transgredir las normas del lenguaje y hablar de forma diferente al resto puede hacerlo, pero que sepa que está yendo contra todas las acciones del resto de seres humanos, y por tanto su acción será penalizada. En cambio, si este sujeto al utilizar el lenguaje lo utiliza de forma más eficaz y sus congéneres lo adoptan, puede iniciarse una revolución en el lenguaje.

España en el mejor momento de su historia.

El retorno al pesimismo secular

Quizá el título de este artículo sea demasiado exagerado, pero me ha parecido correcto utilizar la hipérbole para contrarrestar las hipérboles negativas que están extendiéndose por todo el país y más allá.

“España va camino de ser Venezuela”. “España va a convertirse en un terreno baldío”. “Aquí no hay nada”. “Esto es un desastre”. “España va camino de una guerra civil blanda”. “Vamos camino de Grecia”. “Los días están constados para España”.  Estas son algunas de las frases más emblemáticas del movimiento derrotista sobre España, movimiento que remonta desde el año del desastre en 1898. Desde ahí se asoció la palabra intelectual al pesimista: si no decías algo negativo, si no te limitabas a prever augurios, no eras un intelectual muy reputado. Amando De Miguel se plantea en su libro publicado en 1998 “El final de un siglo de pesismismo” si la sociedad española ha dejado de ser tan pesimista como antaño, pues hay ciertos aspectos que indican que el pesismismo tan exacerbado se ha ido perdiendo. Sin embargo, con la crisis económica actual estamos viviendo el “renacimiento” del secular pesimismo español.

Yo mantengo que el pesimismo que vive España es una de las rémoras más importantes que tiene su sociedad para avanzar. La sociedad española no tiene espíritu de liderazgo. Está ciertamente acomplejada. Se compara negativamente con el exterior, y siempre se busca perseguir la senda que dejan las demás sociedades. ¿Es por esto por lo que España nunca a llevado la batuta internacional, a diferencia de Alemania, Gran Bretaña, EEUU¿ Quizá el español medio tenga una autoestima más baja, por el pesimismo atávico que sufre. Esto hace que uno no tome las riendas de su vida con plena autonomía, y se le otorgue más importancia a los políticos que a uno mismo, que la solución se espere de fuera, y no se asuma que venga de dentro de uno mismo. Mi tesis es que el pesimismo cultura que ha sufrido y sigue sufriendo España lo único que hace es perjudicarla, aun así España es uno de los mejores países que pueden existir. España va bien, a pesar del derrotismo, vendría a ser la tesis de el artículo que nos ocupa.

Bendita crisis

Lejos de ser una catástrofe nacional la existencia de la crisis económica, es una “bendición de Dios” el que se haya producido. En primer lugar, los años eufóricos que vivimos durante los primeros años del siglo XXI no eran más que el reflejo de que nuestra economía estaba enferma. Hace un año, publiqué un artículo en el que explicaba que una cosa es el grado de crecimiento de una economía y otra el grado de saneamiento de la misma. Si una economía crece mucho, pero presenta síntomas de estar enferma, la caída será más fuerte. Si una economía no crece nada, pero está sana, al menos no avanza hacia el abismo.

Es decir, la economía española estaba enferma, y crecía mucho. Ahora ha llegado el médico a meternos en cintura (se llama crisis). Se están reajustando todos los desajustes engendrados durante muchos años de expansión económica artificial. Se están despidiendo los trabajadores que nunca debían haber sido contratados para desempeñar las actividades que nunca debían haberse desempeñado. Por ejemplo.

En primer lugar, es la primera vez en la historia de España en la que se incluye en la Constitución un artículo que limita el endeudamiento, un “principio antikeynesiano” como lo denominó el Catedrático Jesús Huerta de Soto. Con lo cual, eso ya es una conquista histórica tremenda.

En segundo lugar, España ya no puede recurrir a la devaluación de la moneda como los países populistas para atrasar el llegada del médico (se llama crisis) que ponga en cintura la enfermedad de la economía. ¿Cómo es posible que se diga que España va camino de Venezuela? España, al no tener autonomía de política monetaria, ya no puede recurrir a la financiación pública vía Banco Central (es decir, vía inflación). Ahora tiene que adaptar el nivel de impuestos al nivel de gasto. Es verdad que han aumentado los impuestos, pero  la inflación se ha reducido, y no olvidemos que es uno de los impuestos más importantes para el Estado.

En tercer lugar, y a consecuencia de todo lo anterior, España está viviendo un incremento de su productividad y de su competitividad sin precedentes, que son los dos aspectos que de verdad marcan el futuro a largo plazo de una economía fuerte, aspecto reconocido incluso por el propio Krugman: “Si la productividad a corto plazo no significa nada, a largo plazo lo significa todo”. España ha dejado de necesitar recursos del exterior para financiarse, para pasar a tener recursos disponibles ociosos que prestar a otros países. Las exportaciones están creciendo a ritmo inusitados. Todo lo contrario a lo que estábamos viviendo en los años de la burbuja. Esto provoca que se esté reduciendo la deuda externa neta (es decir, lo que debe todo el país –no sólo su Estado- quitándole lo que ha prestado), que es el indicador más decisivo en la economía de un país.

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Podemos observar en el gráfico de arriba que en el año 2012, España ha iniciado una senda de recuperación de la tendencia tan negativa de acumular un déficit con respecto al exterior.

En cuarto lugar, España ha implantado en su ordenamiento jurídico una de las legislaciones laborales más liberales de su historia. Ojo, no digo que esta nueva legislación sea muy liberal (que, desde mi punto de vista, no lo es en absoluto), sino que, comparado con todas las que se han tenido hasta ahora, sí que lo es mucho más. Los sindicatos han dejado de tener prioridad en los convenios laborales.

En quinto lugar, estamos viviendo una serie de procesos políticos que indican que la calidad de nuestra democracia está aumentando, y se nota que la democracia española va cumpliendo años. Están tomando fuerza partidos regeneracionistas como el de UPyD, se están remodelando los dos partidos más importantes del momento (PP y PSOE), empezando a incluir la celebración de primarias, debatiendo la inclusión de listas abiertas. Se están columbrando reformas (timoratas, pero menos da una piedra) como la Ley de Transparencia. Hace no mucho tiempo el ministro de Justicia, Gallardón reconoció la no independencia plena de la Justicia, y anunció una gran reforma para conseguirla. Se están viendo materializarse propuestas como la de que los diputados del Parlamento de Castilla La Mancha dejen de cobrar un centavo por realizar su labor política. Se están poniendo de manifiesto los numerosos casos de corrupción que pasaron desapercibidos en España durante muchos años. Otro ejemplo es la anunciada Ley de Reforma de la Adminsitración Local, que prevé que más del 80% de los concejales dejen de cobrar, suponiendo un ahorro de más de 7.000 millones de euros.

En sexto lugar, que un país sufra una burbuja y luego una recesión no implica que después de sufrirla esté su economía peor que al principio. De ninguna de las maneras. Siempre la economía tenderá a mejorar, el volumen de capital acumulado tenderá a incrementarse, se descubrirán nuevas tecnologías, los costes bajarán, etc. Lo que significa la burbuja y la posterior sana crisis es que si el país no hubiese vivido tal enferma expansión, podría en el futuro haber llegado a un nivel más alto de desarrollo que si no la hubiese vivido. Pero en ambos casos, la situación al final del período es mejor que al principio.

En séptimo lugar, el secado que vivieron los mercados financieros en Europa está solventándose y el euro está siendo una de las monedas más demandadas actualmente. Asimismo, las políticas tan nefastas como la de la PAC están viendo reducir sus dotaciones económicas, al tiempo que el presupuesto de la UE se está empezado a reducir.

El trabajo es un medio

Por último, me gustaría comentar la falacia más extendida entre los derrotistas contemporáneos: el paro. Es vox populi utilizar el elevado nivel de paro para argumentar la precaria situación de una economía. Sin embargo, tal acción es un error tremendo. La URSS tenía pleno empleo poco antes de su extinción, en la Edad de Piedra estoy seguro que todos los homínidos tenían alguna labor que hacer, en pueblos tan poco prósperos como Marinaleda se jactan de tener pleno empleo.

El trabajo podrá ser un objetivo para el trabajador, pues él lo que quiere es cobrar su sueldo mensual. Sin embargo, para la economía, el trabajo no es un fin, no es un objetivo a conseguir. El trabajo es un medio, y como todos los medios tiene un coste. Si vas a comprar una herramienta para no utilizarla, lo único que has hecho es malgastar dos cosas (o una, según se vea): el tiempo y el dinero.

El trabajo es un medio para conseguir un fin: producir bienes y servicios demandados por la sociedad. Si hay trabajadores que están produciendo algo que no es demandado por la sociedad, se están desperdiciando recursos: esos trabajadores tienen que estar en la calle. El paro aumentará. Los salarios caerán. Y las actividades productivas serán aún más rentables, pues al caer los salarios bajarán los costes. Y los trabajadores en desempleo tendrán incentivos para formarse en otras actividades sí demandadas por la sociedad.

En definitiva, el aumento del desempleo en nuestro país es una noticia para nuestra economía digna de alabo (no así para nuestros trabajadores). Y si se ha producido es precisamente porque tenía que haberse hecho así. Esos trabajadores no estaban produciendo lo que debían, no eran realmente productivo, y deben dejar de desperdiciar su tiempo, y buscar otra actividad, si bien eso lleva décadas.

Ser libre en sociedad.


I

¿Qué es la libertad?

“La idea de libertad sólo cobra sentido en la esfera de las relaciones interhumanas” Ludwig Von Mises

El conocimiento humano suele entrar en contacto con problemas intelectuales, que poco a poco y a través de los años van extrayéndose conclusiones válidas para resolverlos, y con misterios intelectuales, que muy difícilmente tengan una solución definitiva.

El filósofo Immanuel Kant afirmó que la razón humana, junto con la imaginación, divaga y se plantea cuestiones que van más allá de la experiencia. Y, dado que sin la experiencia las cuestiones no pueden resolverse definitivamente, siempre existirán los misterios intelectuales, que serán estudiados por la metafísica. Es así como surgen las antinomias: hay argumentos impecables para defender la existencia y la no existencia de Dios, lo mismo que para la finitud o infinitud del universo, etc.

En mi opinión, contestar a la pregunta ¿Qué es la libertad? se trataría de un misterio intelectual, que no podría resolver ni yo ni nadie, y que derivaría en antinomias y contradicciones. ¿Puedo ser libre si no he elegido donde he nacido? ¿Puedo ser libre si no he elegido mi genética? Asimismo, existen ciertas normas físicas que sancionan determinadas acciones: por ejemplo, si me tomo cianuro, puedo morir más tarde.

Es por todo esto por lo que rechazo en este artículo tratar el tema de la libertad en su versión filosófica o metafísica, pues sería un misterio desentrañar la naturaleza de la libertad, del libre albedrío o de la voluntad humana. Es decir, la libertad natural es quimérica.

II

Libertad social

“Libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo” Cicerón

El objetivo, por tanto, de este artículo es tratar la libertad en la esfera de la relaciones entre individuos, que podríamos denominar como libertad social. Puede que yo no sea libre en el sentido filosófico del término, porque yo no he elegido la mayoría de las cosas del mundo que me afectan, es posible efectivamente que mi comportamiento ya esté predeterminado por algo físico o neurológico, pero sí es posible que yo sea libre en la sociedad, si nadie me obliga a hacer algo que vaya en contra de mi voluntad, si otro ser, no me someta.

En este sentido, en el sociológico, sí es posible la existencia de libertad, si es que un individuo (o asociación de individuos) no tiene poder hegemónico sobre otro, no tiene impeirum como suele decirse en el lenguaje jurídico. Es decir, desde esta perspectiva que estoy planteando, mientras nadie me lleve a optar entre la rebelión y la sumisión soy libre (entendiendo sumisión como el sometimiento a un poder hegemónico de la otra persona).

Así el Código Civil de España, en su artículo 1.265 nos dice “será nulo el consentimiento expresado por error, violencia, intimidación o dolo”, y en el artículo 1.267 nos dice “habrá violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza irresistible”.

Podríamos, por tanto, decir que una persona es libre, tiene libertad, mientras no esté sometida a una fuerza que no sea posible de vencer en ningún caso. Por ejemplo, si apunto con una pistola a alguien para que me dé su dinero, ese alguien no es libre en ese momento porque no hay forma de resistir la violencia de la pistola.

Por ello, libertad no es ausencia de obligación, si es que yo he consentido esa obligación; únicamente tengo falta de libertad cuando existe una obligación impuesta por otra persona hacia mi persona, y que no puedo saltármela, pues hay una fuerza que me obliga a realizarla imposible de resistir. En definitiva, si yo elijo obligarme sigo siendo libre. De hecho de todos los contratos se desprenden obligaciones mutuas entre ambas partes: en la compraventa, uno se obliga a pagar dinero a cambio de un  objeto, y la otra parte se obliga a dar una cosa a cambio del dinero. Únicamente se deja de ser libre en la sociedad cuando alguien me obliga, de forma irresistible, a algo.

He divagado mucho sobre esta cuestión y siempre llego a la misma conclusión. La libertad tiene sólo una condición para que se dé: el no sometimiento a fuerzas irresistibles. Puede haber miles de condiciones, pero si ésta se da, podemos hablar de libertad. Y, de hecho, nuestro Código Civil, derivado del derecho romano, toma este mismo concepto de libertad, como hemos visto antes.

III

Conceptos erróneos de libertad social

Esta idea que defiendo de libertad contrasta mucho con muchos escritos y consignas que se repiten constantemente en la calle, en las redes sociales, en los medios de comunicación y en muchos movimientos intelectuales.

El marxismo consideraba que mientras “el obrero” no estuviese bajo sus propias órdenes no sería realmente libre, pero olvidaba que el obrero decidió voluntariamente, sin ninguna fuerza irresistible, acudir a la fábrica a trabajar porque consideraba que su vida sería mejor así que viviendo del campo. Es decir, el obrero, al igual que el que compra una botella de agua en un comercio, decidió someterse a las normas del “capitalista” a cambio de un salario o de las condiciones que se estipulasen.

Hay otra tendencia, que reconozco que es la que yo tenía hace algún tiempo y siguen teniendo muchos partidarios de la izquierda, que las de considerar que una persona es libre cuando puede conseguir todo lo que se propone. Tal afirmación es falsa: cuando uno consigue todo lo que se propone (cosa difícil) será uno feliz, pero no necesariamente libre. Uno puede ser libre y ser muy infeliz; incluso uno puede ser feliz y no ser libre, pero es algo muy extraño.

En definitiva, libertad, tal y como la hemos definido, no significa felicidad, para eso existen dos palabras distintas: libertad es una cosa, felicidad es otra cosa y vida digna es otra. La libertad tampoco significa independencia, significa libertad. Por ejemplo, yo puedo estar increíblemente enamorado de una persona, y que mi vida dependa de ella, y sin embargo sigo siendo libre, pues yo elegí tener esa relación.  Incluso, muchas de nuestras acciones dependen de nuestro pasado: que yo ahora pueda entender muchas cosas, depende de lo que haya estudiado en el pasado.

En la economía de mercado todo el mundo depende de los demás, la independencia es inexistente; sin embargo, la libertad está por doquier. En el mercado, se producen millones de incentivos que hacen que un individuo, libremente, sin fuerzas irresistiles, tome una u otra decisión. De hecho, quien confunda independencia, depender de sólo uno mismo, con libertad, debería considerar alcanzar la libertad como una distopía, pues si de nada depende nuestra vida, nuestro mundo sería mucho más pobre, pues la cooperación entre individuos no existiría.

Actualmente, todos podemos ser espectadores de algunas contradicciones como la siguiente: “dictadura del mercado”. Dictadura es cuando un gobierno controla todas las esferas de una nación, utilizando el poder del ejército fundamentalmente como fuerza irresistibles, para obligar a los ciudadanos a realizar actividades en contra de su voluntad. El mercado fluye tras la existencia libertad individual, puesto que el mercado está formado por contratos voluntarios donde ambas partes han consentido libremente obligarse la una a la otra para hacer un intercambio, de servicios, de cosas, etc. Por tanto, si hay dictadura, no hay mercado; y si hay mercado, no hay dictadura. La “dictadura del mercado” es una contradictio in terminis, es decir, una contradicción, donde un concepto excluye al otro, sin ser posible de ningún modo la coexistencia de los mismos.

La libertad tampoco puede entenderse plenamente como la elección libre entre varias alternativas, aunque esta definición se acerca mucho más que todas las que hemos enumerado previamente. No es necesario que se den alternativas para que una persona sea libre: la única condición para que la libertad se dé es la ausencia de fuerzas irresistibles que provengan de otra persona. En este sentido, si sólo existiese una persona en el mundo, tal persona sería libre, puesto que al no existir nadie, tampoco nadie podría usar la fuerza contra él. Asimismo, si una persona se viese abocada a elegir una alternativa porque no le quedase más remedio o fuese la única, tal situación es libre, pues nadie ha usado la fuerza para ello.

IV

La industrialización

“La revolución industrial benefició muchísimo a los trabajadores” Jesús Huerta de Soto

En este apartado quiero ejemplificar lo que digo con un acontecimiento histórico. En un primer momento, pensé en utilizar el ejemplo de la Revolución Industrial en Inglaterra, pero luego pensé que es mejor utilizar un ejemplo histórico más abstracto: La Industrialización. La industrialización es el paso que han dado todas las civilizaciones agroganaderas hacia la industria, y como consecuencia de ello han pasado del hambre a la prosperidad.

El primer caso fue Inglaterra, pues fue el primer lugar en el mundo en el que esto se logró por primera vez, gracias a un montón de condiciones previas: el clima, el nivel de ahorro, la legislación liberal, el reducido número de guerras, la cultura previa gremial y artesanal, etc. Surgieron las primeras fábricas, que aumentaron la productividad del trabajador enormemente: un trabajador producía ahora mucho más en menos tiempo que en comparación a lo que se producía anteriormente en el campo.

A consecuencia del aumento de productividad que tiene toda industrialización, los salarios aumentaban (o disminuían los salarios del campo mientras bajan los precios, que es lo mismo), y esto hace que ser trabajador en la fábrica fuese mucho más rentable económicamente que en el campo. Así, se produjo un movimiento en masa del campo a la fábrica.

Los que están en contra del “capitalismo salvaje” y de la “explotación” deben tener muy en cuenta que eran los trabajadores mismos los que eligieron libremente, sin nadie que les obligase de forma irresistible, obligarse mediante un contrato a trabajar en las fábricas. Y no hace falta más que viajar a países en vías de industrialización, como la India, y preguntar a un trabajador fabril si quiere trabajar en donde trabajaba antes o en la fábrica. Por tanto, los defensores del “obrero” deben saber que el “obrero” mismo es el que quiere la fábrica, y lo demuestra yendo a ella a trabajar. Si los patronos hubiesen obligado a los obreros, mediante amenazas, golpes, etc. a los obreros a trabajar, el capitalismo no podría haber durado mucho, y mucho menos la productividad tan elevada que logró.

V

Los límites

“Cuando un hombre obedece a otro es esclavo, cuando obedece a la ley es libre” Kant

Como dijimos anteriormente, la libertad sólo tiene sentido en la sociedad. Por ello, si bien antes nos plateamos ¿qué es un individuo libre en la sociedad?, ahora podemos preguntarnos: ¿qué es una sociedad libre? Dado que una sociedad está compuesta de individuos, una sociedad libre será aquella en la que todos sus integrantes son libres o pueden desarrollar su vida con libertad, sin verse sometidos a fuerzas irresistibles. ¿Era el antiguo imperio romano una sociedad libre? Ciertamente no, pues existía, entre otras muchas cosas, la esclavitud, que no era voluntaria sino una imposición hegemónica.

Para que una sociedad sea libre, en ella se debe impedir que un individuo o grupo de individuos utilice la fuerza a otro u otros individuos. Es decir, para que una sociedad sea libre, las libertades de todos los individuos deben limitarse a no poder utilizar la fuerza irresistible,  para no obligar a nadie sin consentimiento a hacer algo. Por ello, existe la ley, para coaccionar y sancionar al que intenta utilizar la fuerza hacia otros individuos.

No obstante, la ley puede ser policéntrica y descentralizada, es decir, que emana evolutivamente y espontáneamente de la sociedad, o centralizada, que emana del Estado. Si la ley logra su objetivo, que es que todos los individuos sean igual de libres, para que la sociedad sea libre, da igual si ésta emanó del Estado o de otra fuente, el caso es que la ley cumplió su objetivo. El problema es cuando los legisladores utilizan la ley para lograr un objetivo contrario: utilizar la fuerza para cercenar la libertad de los individuos.

En este sentido, hay innumerables decretos, disposiciones, directivas, ordenanzas, constituciones, leyes, etc. que hacen uso de la fuerza para cercenar la libertad. Podemos poner como ejemplo el uso que hacen los políticos de los impuestos: si no pagas lo estipulado vas a la cárcel. Podemos poner como ejemplo la instrucción militar obligatoria en los países que la tengan. El cierre de las fronteras de un país para impedir que la gente salga del mismo. La matanza de personas para causar terror y disuadir protestas. Las leyes de “seguridad social” que obligan literalmente, sin ninguna posibilidad de hacer otra cosa, a contratar los servicios de sanidad, pensiones públicas, educación pública, etc.

Convendría por tanto recordar que, aunque uno crea que su propia opinión es digna y la única realmente válida, no conviene imponérsela a nadie, porque la gente puede preferir otras cosas, puesto que nadie piensa de la misma forma. Pongamos un ejemplo loco, alguien que fuese heterosexual, ¿sería acertado decretar que todo individuo, persona o mujer, solo pueda casarse con una mujer, porque él cree que es lo mejor? No, simplemente, porque cada persona es diferente. Pues lo mismo ocurre en todo ámbito: no se me puede tampoco ocurrir obligar a toda persona a suscribir una pensión pública, puesto que aunque yo crea que es lo mejor para mí y para todos los demás, algunos de los demás no pensarán igual y preferirán trabajar sin cotizar nada y arreglárselas en la vejez como ellos quieran.

Economistas como el joven Juan Ramón Rallo han afirmado, cansados del abuso que el Estado hace de la libertad de los individuos, con el pretexto de que existe precisamente para respaldarla que “los hombres libres actúan a través del mercado; los represores a través del Estado”.

Tampoco la democracia aseguraría la libertad, tal y como la hemos definido; de hecho, la democracia, por definición, cercena la libertad de la gente. Imaginemos que se juega al póquer, y que cuando uno está a punto de ganar, los jugadores deciden por mayoría si repartirse la mitad de las fichas del jugador que va ganando o no. Tal votación es democrática, sin embargo, va contra la libertad del individuo que vaya ganando, y además provocará que el juego se desvirtúe al eliminar los incentivos al ganador. Si tal votación permanece, nadie querrá jugar, pues al final el esfuerzo de hacerlo bien para ganar no servirá de nada.

En defensa de la revolución Ryanair.

Las autoridades españolas, así como su prensa, se están poniendo nerviosas ante la irrupción revolucionaria que Ryanair está teniendo en el mercado del transporte aéreo. Y es comprensible. El pasado año, Spanair, una otrora importante aerolínea española, anunciaba el cierre por bancarrota. El gobierno de Cataluña de Arthur Mas decidió dejar de subsidiar a la aerolínea, que por sí misma no era rentable. Hace pocos meses, hemos presenciado el enorme reajuste que está realizando otra aerolínea española, Iberia, desarrollando filiales de bajo coste (tales como Iberia Express o Vueling) y empequeñeciendo la Iberia de siempre: despido de trabajadores, reducción de flota de aviones, etc.

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I

Cambio de tendencia

Un gran número de compañías aéreas europeas están dejando de ser rentables y disminuyendo sus beneficios, gracias a que Ryanair ha introducido un modelo rompedor que parece haber gustado a los consumidores. Y no sólo eso, sino que está entre las compañías más seguras del mundo: concretamente la compañía número 32 más segura del mundo, según un estudio publicado recientemente, muy por encima de Iberia, que ocupa el puesto 49. ¿Quién, en su sano juicio, va a querer volar más caro y menos seguro? Y no sólo eso, mucha gente no estaría dispuesta a volar con precios superiores a los 100 euros, por lo que la reducción tan importante en los precios de los billetes de avión ha llevado el transporte aéreo a personas que nunca hubieran volado. Hablando en plata: Ryanair está consiguiendo que volar sea más fácil.

En el mercado, el poder soberano lo tiene el consumidor, que mediante sus compras y ventas, beneficia a unos vendedores y perjudica a otros. Por tanto, si una empresa obtiene pingües beneficios del mercado, ello es fundamentalmente porque los consumidores lo quieren, porque tal empresa les satisface. ¿Qué significa esto? Que los enormes beneficios de Ryanair, la compañía aérea más rentable del mundo, demuestran que está satisfaciendo los deseos de los viajeros mucho mejor que la de sus competidores. No en vano, en diciembre del pasado año, volaron con Ryanair casi cinco millones de viajeros.

Tráfico de pasajeros por aerolínea y año (en millones)

Tráfico de pasajeros por aerolínea y año (en millones)

Así la aerolínea low-cost más famosa del mundo, Ryanair, está incrementando sobremanera su flota de aviones. Actualmente, cuenta con más de 300 aviones y sumando nuevos, a diferencia de otras aerolíneas, como observamos en el gráfico.

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¿Qué tiene Ryanair que otras no tienen, para que el tráfico de pasajeros aumente año a año en esta, en detrimento de las demás compañías? Esta pregunta no da lugar a la controversia; todo el mundo coincide en ello: el ahorro extremo, o al menos un ahorro sustancialmente superior al de otras compañías. Esto indica que el cliente prefiere reducir lujos en su viaje y otros conceptos, si es que ello le supondrá un ahorro en el precio del billete.

Este hecho provoca un efecto más profundo en el mercado de lo que parece. Provoca que los consumidores cada vez destinen menos parte de su renta a volar, y tengan un dinero adicional para gastar en otras cosas. Además, provoca que las compañías gasten menos dinero en su actividad, detrayendo así menos recursos de la economía, que quedan disponibles para otras actividades. Dicho de otra forma: ahora el tráfico aéreo, con la revolución del low-cost liderada por Ryanair, ocupa menos dinero y menos recursos en la economía, dejando así más recursos disponibles para dedicar en otras actividades económicas. En definitiva, Ryanair no solo satisface mejor a los clientes, sino que provoca crecimiento económico. Y eso sin mencionar la cantidad de gente que vuela ahora, y no volaría a precios altos, incrementando la posibilidad de irse a estudiar o viajar fuera.

II

El ahorro

¿En qué ahorra Ryanair para conseguir, a veces, precios míseros por un vuelo? Lo intentaré resumir muy por encima en siete puntos.

En primer lugar, la compañía ha decidido solo usar un único modelo de avión, por dos motivos: primero, esto provoca que el fabricante de aviones le haga descuentos a Ryanair por grandes pedidos de aviones; segundo, esto les permite reducir los costes de formación a los pilotos, pues sólo deben especializarse en aprender y en enseñar a pilotar un único tipo de avión.

En segundo lugar, han decidido eliminar toda clase de lujos, desde los respaldos de los asientos, hasta la comida, pasando por la eliminación de la llamada “primera clase”, así como la no utilización de las pasarelas de los aeropuertos para entrar al avión (por ellas, la aerolínea debe pagar al aeropuerto una tasa). Se puede decir, que los clientes prefieren, al volar con Ryanair, no utilizar las pasarelas, subir las escalerillas, y ahorrarse pagar la tasa.

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En tercer lugar, la compañía elimina todas las rutas que dejen de ser rentables, y las revisa año a año. Además la media de tiempo en la que un avión de Ryanair permanece parado entre vuelo y vuelo es de 25 minutos, cuando el de otras compañías suele rondar la hora; esto provoca que se hagan más número de vuelos por aeronave, reduciendo ostensiblemente los costes.

En cuarto lugar, la compañía se beneficia de que su país de origen, Irlanda, emprendió hace unos años una rebaja considerable del impuesto de sociedades, por lo que podríamos decir que Ryanair no paga impuestos muy altos.

En quinto lugar, la compañía cobra extraordinariamente por servicios que no sean exclusivamente el de trasladar a un pasajero de una ciudad a otra, como por ejemplo: imprimir tarjeta de embarque, comida, maletas, etc. Esta política es muy inteligente, porque permite cobrar más a los clientes que estén dispuestos a pagar más, y cobrar menos a los que estén dispuestos a pagar menos, permitiendo el acceso a todo tipo de clientes, discriminando entre los mismos según su disponibilidad a pagar más o menos, para extraer la máxima ganancia posible, sin limitar el vuelo a nadie.

En sexto lugar, la compañía elige aeropuertos pequeños, que son más baratos, y además, elige a tres o cuatro aeropuertos secundarios para que compitan entre sí, y el aeropuerto que más ventajas le ofrezca es el que Ryanair elegirá. Muchos aeropuertos, ante la expectativa de aumentar su tráfico turístico, deciden ofrecer ventajas a la compañía, incluso darle subvenciones, a cambio de que elijan su aeropuerto.

En séptimo y último lugar, podríamos citar una serie de ahorros adicionales, como el utilizar sólo el inglés como idioma (en su página web, en el vuelo, etc.) ahorrándose el coste de traducir a otro idioma, el vender los billetes directamente desde su página web (el 98% son vendidos desde ahí) eliminando intermediarios, el alquiler del uniforme a la tripulación, no incrementar el combustible más allá de los márgenes de seguridad establecidos por ley, etc.

III

Incidentes aéreos

Como comentaba al inicio del artículo, la prensa está desatada con Ryanair. Cada vez que ocurre algún incidente en la compañía, sale en todos los periódicos españoles. Pero lo cierto, es que lo normal es que Ryanair tuviese muchos más incidentes de los que tiene, dada su enorme flota de aviones. Por ejemplo, el más jocoso fue cuando tres aviones de Ryanair tuvieron que pedir un aterrizaje de emergencia por falta de combustible, pero lo cierto es que la negligencia fue cometida por los controladores aéreos que mantuvieron demasiado tiempo a los aviones en el aire sin darles pista de aterrizaje, debido al elevado tráfico aéreo que ese día había, por las condiciones climáticas adversas.

Los incidentes en aviación son normales, y cada día ocurren decenas de ellos. En está página (http://avherald.com/) pueden consultar los últimos incidentes, documentados con fotografías e información técnica. Ayer, miércoles 23 de Enero, sin ir más lejos, se produjeron cuatro accidentes, uno de ellos de Ryanair, y cuatro incidentes. ¿Por qué sólo ha aparecido en la prensa el de Ryanair? ¿Por qué no ha habido noticia de accidentes aéreos o incidentes estos 4 meses atrás, donde cada día se han producido de media 5 incidencias?

Mi hipótesis es que el gobierno español está viendo como una aerolínea irlandesa está “cargándose” importantes aerolíneas españolas, que dejarán de ingresar dinero para nuestro Estado, y desea evitar eso a toda costa, mediante el amarillismo, incitando a la prensa a dar información sesgada. Esto que hablo lo digo sin fundamento, y es una conjetura que no tiene más solidez que la de mi imaginación. ¿Pero no resulta raro que los únicos incidentes que salen en presa son los de Ryanair, cuando es la compañía que menos incidentes tiene en proporción a su flota?

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No obstante, si esto fuera así, lo cierto es que lo único que hace es tirar un búmeran, porque ya sabemos que lo que en el mercado importa es la decisión soberana del consumidor individual, y estas noticias expanden el nombre de Ryanair, dando a conocer más a la empresa, y más de uno habrá descubierto, gracias al amarillismo, una aerolínea preferible a las que usaba anteriormente. De hecho, tras los sucesos que se publicaron, Ryanair vio incrementado el número de pasajeros un 2%.

En conclusión, Ryanair ha supuesto una revolución en el mercado de las aerolíneas, y como toda revolución, encuentra a una serie de personasen contra, que posiblemente se vean perjudicadas, al igual que la invención del frigorífico supuso el fin de las empresas que vendían hielo en barras.