China en construcción

Jaleo. Tumulto. Cansancio. Me subo en el vagón de metro que me lleva de vuelta. Todo me resulta muy desconocido. La gente me mira con la misma curiosidad con la que yo les miro. De pronto el vagón sale del oscuro túnel y los fuertes destellos que emiten los rascacielos desde el otro lado del río penetran en el vagón. Sin pensarlo me giro para mirar por la ventana el espectáculo y alcanzo a ver una miríada de edificios en construcción acompañados por otros no pocos rascacielos ultramodernos repletos de todo tipo de luces. En ese momento me digo a mí mismo: China está construyéndose. Es domingo. Pasadas las diez de la noche. Caminando desde la parada del metro hasta la habitación, observo un grupo de obreros trabajando realmente apresurados cargando una especie de piedras negras que, supongo, servirán para colocarlas como baldosas en algunos edificios. En ese momento me vuelvo a decir: ¡Y a qué velocidad!

Si tuviese que resumir el país en una palabra –cínica osadía de mi parte– usaría la palabra enorme. China es un país enorme en territorio, enormemente heterogéneo y enorme en población y también cuenta con la historia más larga de todas las civilizaciones. Podría usar también la palabra diferente. Y es que yo como occidental me he dado cuenta que muchos de los esquemas mentales que solemos usar para comprender el mundo, nuestra cosmogonía, en múltiples situaciones no sirven para China. Conceptos como madurez, afecto, inteligencia, tienen un significado diferente. Es por ello por lo que ver China a través de ojos occidentales tiene un importante sesgo, aunque no deja de ser un sesgo interesante, que quiero compartir con todos vosotros.

En lo que concierne a las relaciones sociales, la forma de mostrar interés por el otro entre los chinos no pasa ni por las buenas palabras ni por muestras de afecto físicas, como hacemos los españoles con un apretón de manos, una palmada en la espalda o un abrazo. Nada de eso. Su forma de hacerlo es mediante lo que podríamos denominar las acciones. Así, es posible que un chino te tenga un gran aprecio, pero no te abrace ni te diga nada especial ni tan siquiera te salude o se despida de ti, pero sí te haga la comida, te ofrezca algo suyo, te compre medicina, etc. Existe un proverbio chino (事实胜于雄辩) que dice que las acciones hablan más alto que las palabras. Aunque este proverbio de alguna u otra forma también lo tenemos en nuestra cultura, en China está muchísimo más arraigada esta idea. Por lo general los chinos no hablan demasiado y mucho menos sobre conceptos abstractos, pero sí actúan mucho; digamos que son más prácticos (y también menos teóricos) que los occidentales. Por lo que he podido comprobar no está bien visto el que una persona se pase el tiempo hablando sobre cosas que no tengan un reflejo rápido y directo en la vida práctica. En definitiva, en china un síntoma de madurez es el ser práctico.

Esta forma de ser puede estar condicionada por su historia. China es un país que hace unos treinta años estaba sumido en la pobreza absoluta. Y como todo el mundo sabe, ser pobre te hace ser resultadista, ya que todo el tiempo que se tiene cuando se es pobre se utiliza para intentar mejorar la situación de penuria en lugar de usarlo para especular o divagar con cosas que no tengan un resultado práctico inmediato. Este pragmatismo es el que permitió que China cambiase radicalmente de política económica en 1979 pasando de un férreo comunismo a un capitalismo sorprendente, aunque con matices. A los chinos les da igual el sistema político o económico, las tesis de Marx o de quien sea, lo que quieren es comer bien todos los días y mejorar la calidad de vida. Es por ello por lo que creo que una revolución política en China puede estar lejos.

A medida que uno va pasando tiempo en China se ve cada vez más impregnado por los problemas que tiene el país y por lo tanto cada vez se hace uno más consciente de los mismos. Y puede que la ciudadanía china no se percate de los mismos, pues la gran mayoría no conoce otro modo de vida que el suyo propio, debido al cierto aislamiento que viven con respecto al exterior (aunque cada vez menos), por razones de lenguaje y por razones burocráticas (política exterior del gobierno de China, bloqueo masivo de la red por parte del gobierno, etc.). Una de las numerosas fuertes divisiones que existen entre los ciudadanos (aldeanos versus urbanitas, pobres versus ricos, etc.) es la que se produce entre políticos y ciudadanos normales. Parece como si el país fuese una gran colmena donde las abejas obreras tienen encomendada una tarea determinada mientras que la abeja reina, es decir, el politburó chino, se dedica a las cuestiones políticas. Ni los ciudadanos son informados de estas cuestiones, ni a ellos les parece interesar, ni participan de las mismas. Simplemente son castas diferentes y que no tienen relación la una con la otra: cada una se dedica a lo suyo y ninguna se interesa lo más mínimo por la otra. En este sentido no puedo dejar de citar a Fernando Sánchez Dragó sobre China:

“No hay descontento en China, por más que los medios de información se empeñen en elevar las anécdotas a categorías convirtiendo el ronroneo de cuatro gatos vanidosos en clamor social y en atribuir el estatus de héroe al oscuro don nadie que este año, sin hacer nada por merecerlo, ha recibido (es un decir) el premio Nobel de la Paz. Cierto, hay excepciones, ¡cómo no va a haberlas en semejante gentío!, pero los chinos de a pie están encantados con una clase política que les permitirá, o eso creen, ganar dinero, jugárselo, fundar una empresa, abrir una tienda, montar un negocio, tener concubinas, humillar a Japón, comprar un buen coche, comer a lo bestia, ir de Pequín a Bangkok por una autopista de veinte carriles, visitar las ruinas de Angkor, hollar la gravilla de los templos de Kioto y escupir donde les venga en gana”.

Lo cierto es que China se trata de un país enorme y heterogéneo que engloba gran cantidad de dialectos, costumbres e incluso razas. Es por esto por lo que muchos piensan que si en todo el país se experimentara la libertad que vive Hong Kong, China terminaría disgregándose en numerosos episodios secesionistas, como realmente ha acontecido recurrentemente en la historia de China antes de Mao. Así, es muy común escuchar que Mao levantó el país (porque unió a todos los chinos) y Deng Xiaoping lo echo a andar. Teniendo en cuenta la enorme disparidad y heterogeneidad que se da entre unas regiones y otras de China y teniendo en cuenta los conflictos territoriales que se siguen produciendo tales como en Taiwan, el Tibet y la provincia de Yunnan, es muy difícil que China se mantenga unida territorialmente como ahora.

Además China es todavía un país subdesarrollado, incomparable a los países del primer mundo, cuyo PIB per cápita todavía es 9.944 dólares, ocupando el puesto número 93 del mundo, al nivel de Turkmenistán, Albania o las Maldivas, a pesar de haber experimentado décadas de un crecimiento económico vertiginoso. Fruto de este crecimiento económico tan elevado, China ha acortado camino entre los países desarrollados y subdesarrollados en muy poco tiempo, pero la sociedad todavía debe adaptarse a estos cambios tan rápidos, que en muchos casos sigue anclada en arcaicas costumbres, tales como casar a los hijos por conveniencia, corrupción en las instituciones, un vergonzoso nepotismo enraizado en casi todos los lugares, una desigualdad realmente impactante, etc.

Además, no sólo es importante valorar el crecimiento económico o el PIB per cápita, sino el historial del PIB per cápita que ha tenido el país. Es decir: si dos países A y B tienen el mismo nivel de PIB per cápita eso no quiere decir que los dos son iguales de ricos, sino que los dos producen (gastan e ingresan) lo mismo cada año, pero si A estuvo 30 años produciendo (gastando e ingresando) muy poco mientras que el B estuvo los otros 30 produciendo (gastando e ingresando) mucho, esto quiere decir que el país B es mucho más rico que el A, aunque el PIB per cápita sea idéntico, pues los anteriores niveles de PIB per cápita sufridos por la historia del país repercuten también sobre el presente del país.

Y es que China al ser un país que hace tan sólo 30 años estaba sumido en la miseria, es difícil, por muy veloz que vaya la economía, que se convierta en un país desarrollado en tan poco tiempo. Para ello faltan todavía bastantes años y bastantes retos que afrontar. Pero ello sin embargo es realmente positivo, porque el país, como reza el título del artículo, está en plena construcción y el futuro de la nación asiática va a depender en buena medida de lo bien o mal que se construyan ahora esos cimientos que soportaran el futuro del país. Por ejemplo, China todavía no cuenta con un sistema público de educación ni de sanidad similar al europeo ni por supuesto un sistema de pensiones. Europa tiene ya construidos estos sistemas, que ocasionan enormes problemas a las economías europeas y que ensombrecen el futuro del país, por errores en el diseño de los mismos; pero, una vez construido, derribar el sistema para construir otro nuevo conlleva costes inasumibles. Pero China está en proceso de construcción de todo eso, pudiendo conseguir la construcción de un buen sistema, eludiendo los problemas que otros países están experimentando y que tienen que arrastrar durante bastantes años más.

Uno de los retos más importantes a los que debe hacer frente China es sin duda la desigualdad económica que más que desigualdad yo preferiría definirlo como yuxtaposición de la miseria y la riqueza, pues cuando uno va caminando por la calle puede observar que viven casi en la misma calle personas que se dedican el día completo a vender botellas de plástico por un par de yuanes con jóvenes ricos que van a recoger a la novia todos los días en su nuevo Masseratti. El rápido crecimiento económico claramente no ha sido sentido por toda la población. Esta desigualdad también puede percibirse en la composición de los precios de los artículos: los artículos de baja calidad son extremadamente baratos mientras que los artículos de alta calidad son extremadamente caros, una diferencia mucho más pronunciada de la que puede percibirse en España, que se debe a que los ricos tienen mucho más poder adquisitivo (y por lo tanto demandan muchos más productos de alta calidad, elevando su demanda) que los pobres.

Y es que, como ya decía William Athur Lewis, mientras un país está desarrollándose experimenta un proceso de economía dual, es decir, presentan sectores, lugares y empresas desarrolladas que tiran de la economía del país pero también presentan sectores tradicionales, lugares pobres e industria típica del subdesarrollo. Con el tiempo, con la acumulación de capital, con el ahorro y con el crecimiento económico al final toda la economía termina desarrollándose. China ahora está en este proceso con una clara dualización de la economía entre sectores avanzados y sectores subdesarrollados casi conviviendo prácticamente en la misma calle.

Cuando uno visita un país tiene la suerte de percibir realidades que no pueden reflejar los datos estadísticos y reflejan perfectamente la realidad económica de un país. Personalmente creo que un claro indicador de la riqueza media de un país es la calidad media de los productos. Si en un país la mayoría de los supermercados venden productos de baja calidad, las viviendas se fabrican con materiales más baratos, etc. es un claro indicador de que el país en el que se vive es pobre. Si por el contrario, uno acude a un país y a cada supermercado en el que entra le cuesta encontrar algún artículo de baja calidad o barato, es un sinónimo de que se vive en un país rico. Y es por ello por lo que los países más ricos son también los más caros, porque los ciudadanos de allí viven con productos más caros, de mayor calidad, ya que al disponer de mayores recursos demandan mejores productos. Según la calidad media de los productos, a China la situaría dentro de los países pobres, a España en los países de ingreso medio y al Reino Unido dentro de los países ricos.

Antes hablábamos de que los esquemas mentales occidentales se dan de bruces con la realidad oriental. Así como en Estados Unidos los rascacielos son una prueba de riqueza, de desarrollo y de nivel económico, en China nada más lejos de la realidad. A pesar de que es posible maravillarse con los fastuosos rascacielos en las grandes ciudades, lo cierto es que la una mayoría de la población vive en pueblos hundidos en la miseria que se abastecen del autoconsumo y en algunas ocasiones de lo que consigues pillar de las grandes ciudades. Es decir, las grandes ciudades repletas de rascacielos son la excepción en China, aunque, eso sí, se trata de algo nuevo, naciente. Pero es que además dentro de las grandes ciudades se esconden grandes bolsas de pobreza y la gran parte de los ciudadanos de las grandes ciudades viven peor que los ciudadanos normales, por ejemplo, España. Just poor high buildings.

Otra característica del país es que existen empleos de baja productividad, digamos, inútiles, tales como barrenderos de pistas de aeropuerto, asistentes de párking, enorme cantidad de empleados para una sola tarea, etc. Y es que asegurar a todo el mundo un empleo tiene enormes desventajas en un país: que exista una gran cantidad de empleo improductivo, afectando a la productividad del país y a la capacidad de aprendizaje de los trabajadores; que se generen costes adicionales; que se desincentive el trabajo de buena calidad, etc.

Tras observar que la mayoría de la gente va con enormes fajos de billetes a comprar cualquier cosa –síntoma de inflación y de devaluación de la moneda–, pregunto sorprendido: -¿El billete más grande aquí cuál es? -Este, el de cien yuanes, me responden. ¡Madre mía! ¡Lo compran todo con un billete equivalente a diez euros! Me pregunto a mí mismo: ¿no renuevan los billetes? ¿por qué la imagen de Mao en todos los billetes y no la de Deng Xiaoping en algunos? ¿por qué las autoridades no crean billetes más grandes? Unos días más tarde hallé la respuesta: porque en las grandes ciudades es donde se mueve el dinero en china y cuando uno va de visita a un pueblo se percata que el billete de cien yuanes es prácticamente una fortuna; por lo tanto, los billetes sirven para todos los ciudadanos chinos y dada la enorme desigualdad en China crear billetes más grandes no sería algo acertado.

Los numerosos edificios en construcción y la elevada velocidad a la que se construyen es la metáfora más perfecta para una nación que está desarrollándose a un ritmo vertiginoso pero que todavía le queda mucho camino que recorrer y muchas piedras en ese camino que sortear. Me adhiero plenamente a la tesis de Joe Zhang de que China necesita una recesión económica para incentivar el desarrollo equilibrado de la nación. De hecho, creo que China va encaminada a esa recesión (algunos bancos provinciales ya han dejado de otorgar préstamos a las inmobiliarias) y que podría tener como consecuencias las siguientes: reducción de los niveles contaminación, fuerte presión a la liberalización definitiva de los tipos de interés y del sistema financiero, reducción de la inflación, aumento del desempleo (con el consecuente aumento de la productividad), posible apreciación del yuan, cierta reducción del poder del gobierno sobre la sociedad, entre otros.

China es una civilización con una larga historia de éxito que ahora comienza a renacer de sus cenizas tras varias décadas sombrías de comunismo a una velocidad nunca antes vista en la historia. Pero el camino del subdesarrollo al desarrollo es largo. Y en mi opinión, sin una crisis económica, China no se desarrollará nunca, pues es el único instrumento que puede equilibrar el enorme desequilibrio que vive china en su economía y en su sociedad. Es una cuestión de tiempo. Soy optimista respecto al futuro a largo plazo de China, pues el país cuenta con numerosas ventajas y numerosos potenciales, todo depende de cómo de bien se construyan los cimientos de una nación con mucho futuro por delante.

Retos de futuro

«Me importa el futuro porque es donde voy a pasar el resto de mi vida»

«El avance de la tecnología es cada día más acelerado»

«En un futuro, los humanos serán mitad tecnología y mitad biología»

Todos somos conscientes de la velocidad de los avances tecnológicos y científicos que revolucionan la vida de todos los seres humanos, incluso influimos en la naturaleza. Efectivamente, podemos influir en la naturaleza tanto para mejorarla como para empeorarla, por eso es necesario un desarrollo sostenible que no desacelera la rápida evolución de las ciencias.

Cuantas más personas haya en el mundo, más rápido irán los avances. Si esto va acompañado de tecnología, educación y aprovechamiento de los recursos más acelerado será el progreso. Por eso, todo el mundo ha errado al predecir el futuro, se ha quedado corto. Recuerdo que Bill Gates afirmó que «posiblemente, en un futuro muy lejano, los ordenadores tendrían más de un megabits de memoria». Ahora la memoria ha sobrepasado enormemente esa cifra.

Como más vale una imagen que mil palabras, dejaré fotografías de hace cincuenta años y fotografías de la actualidad.

Aquí vemos la comparativa de un restaurante de Madrid hace cincuenta años (a la dere- cha) y un restaurante de una ciudad cualquiera de ahora.

No solamente cambia la tecnología en sí -como ya hemos visto- sino que hasta la visión que tenemos de la vida y nuestro aspecto físico. Como es visible en la portada de la revista semana, con una diferencia de 50 años.

Ciudades como Dubai. Donde se encuentran las construcciones arquitectónicas más vanguardisas pueden darnos la clave para ver como será nuestro ambiente en un futuro próximo.

Puente en costrucción en la ciudad de Dubai.

El más alto, a punto de inaugurarse.

Es realmente difícil saber cuál va a ser nuestro futuro; pero, viendo el avanze cada vez más acusado entre el pasado y el presente, podemos hacernos una idea de nuestro futuro.

¿Cómo serán nuestras vidas dentro de cincuenta años? ¿Viviremos quizás en la Luna o en Marte? ¿La esperaza de vida podrá duplicarse? ¿El cáncer y el SIDA serán visto como ahora vemos un simple resfriado? ¿Viajaremos a la velocidad de la luz regularmente? ¿Viajaremos en el tiempo?

Para terminar, voy a pediros un vatici- nio sobre cualquier ámbito (política, ar- quitectura, salud, informática, estilos de vida, economía, …). ¿Cuáles crees que serán los mejores avances realizados en el 2060?

Prólogo de libro: «el pensamiento específico»

       Antonio Vegas García, nos presenta su primer libro titulado “el pensamiento específico” en el que plantea una nueva forma de pensar para ser más creativo, más eficiente y, sobre todo, vivir con mayúsculas en un siglo XXI muy deshumanizado, muy consumista, muy competitivo y que afecta mucho al individuo. Una prueba es el progresivo aumento del índice de drogas, alcoholismo, suicidios y depresiones entre otras enfermedades.

        Este es un libro dedicado a todas las personas sin distinción de ninguna clase, pero dedicado especialmente a aquellas personas a las que les guste la reflexión. Además de ser un libro de filosofía de vida, es un libro que te ayudará a incluir en tu mente una nueva forma de pensar. Con estas páginas, adquirirás una nueva cosmogonía, es decir, un nuevo punto de vista de todo lo que hay, incluso podrás tener dos formas distintas de pensar, dos puntos de vista y, lo mejor, que los dos pensamientos se complementarán.

         Al ser un libro dirigido a todas las personas, se ha intentado que el lenguaje sea lo más claro y sencillo posible. Incluso lo más difícil se puede convertir en lo más fácil, la clave está en nuestro pensamiento como veremos. Asimismo, se ha optado por el método del ejemplo para comprender los conceptos con la máxima claridad posible. Para hacer todavía más fácil la lectura, se ha dividido el libro en varios capítulos que progresivamente se van complementando, es decir, leerte el primer capítulo es necesario para entender el segundo. Está basado en el aprendizaje de ciertos conceptos desde un punto de vista novedoso para ir formando una nueva forma de pensar y luego aprender a usar este nuevo pensamiento.  Muchos conceptos son usados muy bien por el ser humano sin darse cuenta, pero es conveniente que seamos conscientes de los conceptos ya que, a veces, podemos desviarnos.

         Este libro también destierra muchos tópicos y pensamientos que son perjudiciales tanto para la humanidad como para el individuo, así como fomentar el respeto y la creatividad. El libro gira en torno al autoconocimiento y al solipsismo, es decir, estar solo con uno mismo para ser felices y hacer felices a los demás. El libro está inspirado en el conceptismo, es decir, en la relación ingeniosa de conceptos para terminar formando un pensamiento.

Gen(ialidad)

«El saber conduce a la infelicidad pero el genio inventa la felicidad»

El sabio no lo sabe todo, no conoce la felicidad, no sabe ser feliz. Sin embergo, llendo más allá, el genio, el creador, el demiurgo, el artista, no solo sabe ser feliz sino que además se la inventa.

Nueva sección: aforismo y citas

He decidido inaugurar una nueva sección: aforismo y citas ya que en varias líneas o incluso en una frase se puede decir más que en un libro además, son ideas principales y más fáciles de recordar que en un libro. También es verdad que son más fáciles de escribir y de leer y, a mi modo de ver, tienen mucha más calidad, sobre todo, si son originales.

Esta sección la usaré bastante ya que me encantan los aforismos y son la base de mi pensamiento y presupongo que la de todos. Asimismo, se pueden utilizar para desarrollar un pensamiento o un tema y son muy útiles para relacionar y añadir ideas. Incluiré la sección dentro del apartado Lengua.

Saludos digitales, espero que os sea de vuestro agrado.

2010: El año del déficit y medidas contra la crisis.

Voz masculina:

Voz femenina:

Buenas señor@ lector@ en estas líneas relato lo que va a ser, esencialmente, el año 2010 en lo que a economía se refiere. Voy a limitarme si y solo si a economía y no a política. También voy a plantear algunas medidas que yo hubiera puesto en marcha.

Como usted debe de saber, el déficit del Estado Español se quintuplica en un año y alcanza los 71.524 millones de euros o lo que es lo mismo cada ciudadano español debe 12.000 €. Evidentemente esta situación es superlativamente insostenible y por ello el Gobierno de España ha instaurado una serie de medidas para 2010.

En primer lugar, el Gobierno de España va a incentivar el ahorro en el sector público recortando todo tipo de gastos. Esta medida solo afecta al sector público o Estado, es decir, el Estado va a gastar menos dinero para sí mismo, siendo más austero, reduciendo altos cargos innecesarios, reduciendo coches oficiales, congelando el sueldo de los gobernantes e integrantes del Estado, etcétera. Esta medida me parece buena pero debería de ser permanente e inmutable y que no solo se haga porque haya un déficit para llorar.

En segundo lugar, suben todos o casi todos los impuestos. El IVA sube, en general, al 18 %. Esto quiere decir que todo lo que compremos va a costar un 2 % más, esto conlleva a una reducción de la demanda y el consumo y por tanto, alargará mucho más la crisis en España. Los impuestos de sociedades suben, lo que traerá como consecuencia más proble- mas para las PYMES y ,a su vez, ocasionará el cierre de mas empresas y más paro. Cuan- do haya más paro, habrá más gente sin dinero y por tanto, bajará la recaudación y aumentará el déficit. Como ven esta medida es un círculo vicioso que agranda el déficit.

En tercer y último lugar, se suprimen ayudas como las destinadas a vivienda y también se suprime la deducción de los 400 €

Estas medidas tomadas por el Gobierno de España alargan la crisis económica y , en mi opinión, las medidas se tenían que haber hecho mucho antes, en 2007.

Ahora voy a exponer todas aquellas medidas que yo hubiera puesto en marcha:

La economía es un intercambio, ya sean bienes, servicios o dinero. Así que para incentivar la economía y salir de la crisis hay que promover ese intercambio de dinero, bienes y servicios. Para ello en vez de subir el IVA en todos los productos yo hubiera subido el IVA pero solo a los bienes inelásticos. Los bienes inelásticos son aquellos que por mucho que suba el precio no disminuye la demanda, ejemplos de estos bienes pueden ser la electricidad, el agua, el pan, etcétera. Con esto se reduce el déficit sin que disminuya el consumo.

También en vez de invertir tantísimo dinero en el Plan E  hubiera invertido una parte en ayudas para las PYMES y solo PYMES ya que las grandes empresas lo que hacen es aprovecharse de estas ayudas. Además en España 2/3 del empleo se concentra en las PYMES. También hubiera apostado por la energía atómica y/o nuclear ya que, a fin de cuentas, terminamos comprando energía nuclear de otros países y esto lo único que oca- siona es pérdida de poder adquisitivo y alejarnos de Europa. A la vez que se realiza esto, se intenta cambiar el modelo empresarial poco a poco incentivando la industria e invirtiendo en I+D+i (para desarrollar nuevas formas de energía potentes y no contaminantes como el Helio) y no tanto en construcción como se ha hecho con el Plan E. Yo quiero una España donde se diseñen coches, no donde se fabriquen.

En último lugar, hubiera nacionalizado unos cuantos de bancos porque el dinero tiene que estar muy relacionado con el poder, como dijo Quevedo: «poderoso caballero es don dinero», y no puede ser que, en algunos casos, los bancos controlen a su gusto al Estado, o dicho de otro modo, un solo banco puede controlar a la totalidad de la ciudadanía española. Reali- zando esto se hubiera evitado la crisis ya que los culpables de la crisis son los bancos poderosos.

Un saludo, Antonio Vegas.

WTF??¡¡- Nueva sección

Blog vegas crece gracias a todos vosotros. Hoy este blog inagura una nueva sección, la sección WTF’¡  que no se dedicará principalmente escribir sino a colgar fotos graciosas y clásicos FAIL. Hay asegurada, como mínimo, una entrada WTF¡  por cada dos días.

Espero que les guste y ojalá sigamos creciendo.

Prototipo de un WTF?