Para una mayor comprensión de mi pensamiento. Explicaré en primera instancia el título que remata el membrete de esta publicación.
Cuando decidí nombrar esta entrada El comunismo: La historia de un sueño no lo hice de forma aleatoria, sino que fue resultado de un conjunto de deducciones a las cuales llegé gracias a la síntesis de varios elementos históricos.
Si hablo de la historia de un sueño, no pretendo que se comprenda por ello el sueño de un individuo particular o un colectivo determinado. Con esto, quiero referirme al sueño histórico de la humanidad, que no es otro que la igualdad entre todos los seres humanos. Quiero enfatizar la palabra historia ya que cuenta con un significado de suma importancia para el entendimiento de mis posteriores publicaciones.
El comunismo al que me atrevo a bautizar como sueño histórico no encuentra su raigambre en los personajes conocidos popularmente como comunistas o socialistas: François Babeuf, Karl Marx o Federico Engels. El nacimiento histórico de esta ideología comunista, encuentra su cuna en el libro del Génesis; primer libro de la Biblia. En él se nos muestra sin lugar a dudas al primer comunista de la historia que no es otro que Dios.
Justo en el momento en el que Dios crea al hombre, con la finalidad de que se reproduzca así multiplicándose sobre la faz de la tierra, se dirige hacia Adam con estas palabras.
Yo os doy toda planta sementífera que hay sobre la superficie de la tierra y todo árbol que da fruto conteniendo simiente en sí. Ello será vuestra comida. A todos los animales del campo, a las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser viviente, yo doy para comida todo el herbaje verde
¿Acaso no encontramos en este enunciado de Dios rasgos similares a la propiedad común? Ofrece todos los animales, todas las plantas, en definitiva toda la tierra aquel que será padre de todos los hombres vivientes.
Un segundo pensamiento comunista lo encontramos ipso facto crea a la mujer. Las dos únicas criaturas supuestamente «dominantes» que habitan la tierra se encuentran en igualdad de condiciones: desnudos, sometidos a la misma ley propuesta desde un ente superior.
Tras este galimatías histórico/religioso que acabo de describir. He de decir, que aunque no crea, ni mucho menos, en la existencia de Dios o ser divino. Puede verse de forma cristalina el deseo de hombre, desde sus primeros relatos en tiempos remotos su deseo de igualdad, sin distinción alguna.
¿Hemos de considerar entonces el comunismo como sueño histórico…? Opinen ustedes mismos.
Poco se ha hablado sobre lo perjudicial que puede resultar una corrupción lingüística; es decir, cambiar completamente el significado de las palabras, pero manteniendo la misma palabra. Esto produce que la palabra tenga múltiples significados y, tertuliando, el emisor se refiera a un significado y el receptor tome otro significado distinto; o sea, produce polisemia y confusión. Otro grave problema que ocasiona es dar un significado erróneo, añadir connotaciones negativas o irreales, tomar como significado otro distinto al que la palabra se refiere realmente. Por ejemplo, el término ‘bueno’ en la antigua Grecia significaba ‘noble’, ‘aristocrático’ o ‘fuerte’ y el término ‘malo’ significaba ‘débil de espíritu’. Es decir, algo contrario a lo que hoy significa.
Este fenómeno de ‘corrupción lingüística’ también sucede en la actualidad. Por ejemplo, el término ‘Capitalismo’ se entiende con connotaciones negativas; sin embargo, el término ‘Economía de Mercado’ está bien visto. Pero lo que no se sabe es que los dos términos se refieren a la misma realidad y, créanme, el término ‘Capitalismo’ o la realidad a la que se refiere tiene denotaciones positivas. Esto es lo mismo que ocurre con la palabra religión (se cree que ser religioso es creer en dioses, cuando no es exactamente así), el termino revolución (muy utilizado por los golpistas comunistas para atenuar su golpe), el termino soberbio (soberbio significó originariamente algo magnifico; por ejemplo, aquel es un estudiante soberbio).
Esto es muy negativo en numerosos campos y, al entorpecer la comunicación, sirve como arma de manipulación. El significado, en muchas ocasiones, no coincide con el significante. Mi opinión es que debería crearse otra institución, parecida a la Real Academia Española (RAE), que controlase esta forma de corrupción; aunque esto es complejo de realizarse.
Por otro lado, también existen otros modos de corrupción como los ejemplos o las alegorías. Sucede exactamente lo mismo que la corrupción lingüística, pero aplicado a otros campos. Me estoy refiriendo a los ejemplos, analogías o, mejor dicho, a las alegorías. Es habitual recrear una situación imaginaria para explicar otra; pero que no tienen por qué tener una relación. La gente está muy confiada en este método y, al explicarlo, el oyente se queda totalmente satisfecho; pero tal analogía puede ser errónea y por lo tanto, se trata de una manipulación. Me gustaría denominar esta realidad a la que me refiero como ‘Criterio del Ejemplo’, pues al igual que existe el ‘Criterio de Autoridad’, en el que otorgamos más importancia a la persona que afirma algo que a su afirmación, también damos por válido un razonamiento cuando se utiliza una analogía.
Aunque la mayoría de estas analogías sirven más para manipular que para informal, es verdad que existen analogías muy buenas y con una gran relación con la realidad que quiere explicar; una de ellas sería el mito de la caverna. Pero, como digo, la mayoría no son lo útiles o reales que nosotros pensamos. Pondré ahora unas dos alegorías en las que se muestra claramente que se intenta convencer de algo falso mediante este método.
«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega ¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra».
Como vemos esta es una de las muchas alegorías o parábolas que utilizaba Jesús para manipular a la población y ¡vaya que si le sirvió! Concretamente, en la Biblia se encuentran 54 parábolas como estas y es que está claro que cuando se quiere mentir no se puede utilizar la realidad y hay que recurrir a método manipuladores como este. Aunque he de reconocer que estos métodos son demasiado sutiles y por ende, manipuladores.
Otra de las analogías que reflejan perfectamente lo que yo afirmo:
«El nacismo es como un cáncer, como una enfermedad, como una podredura de una manzana. Cuando una manzana está podrida, hay que eliminar la zona mala; lo mismo sucede con el cáncer; las células muertas hay que extirparlas; hay que eliminar enfermedades. Hay que matar a los defensores de tal movimiento, pues este es una enfermedad».
Claramente o de entrada, a cualquiera le parecerían algunos aspectos de esta analogía respetables, pero no es así. Primero, como vemos, el nacismo no es un cáncer, ya que tal ideología puede eliminarse incluso haciéndole el menor caso posible; además puede resolverse mediante educación. Por otro lado, no creo que los pequeñísimos grupos neofascistas sean un peligro para la humanidad. Segundo, no es comparable (como sucede en la mayoría de las alegorías) personas con células o manzanas, pues matar células no es lo mismo que matar a personas.
Sorprendentemente, escribiendo este artículo he buscado información en Internet sobre las parábolas de Jesús y me he encontrado con la decisión que Calderón de la Barca realizo de las alegorías:
La alegoría no es más
que un espejo que traslada
lo que es con lo que no es,
y está toda su elegancia
en que salga parecida
tanto la copia en la tabla,
que el que está mirando a una
piense que está viendo a entrambas.
Básicamente en este texto está diciendo lo que yo he dicho, lo que yo pienso; una alegoría es transformar sutilmente la realidad, hacerlo con elegancia para que nadie lo descubra. En palabras del propio poeta: «Alegoría: espejo que traslada lo que es con lo que no es». ¡Qué razón tiene nuestro refrán al decir que las comparaciones son odiosas… !
“No es evidente que Dios exista” Santo Tomás de Aquino, un importante teólogo de la Edad Media.
En este artículo, más que a Dios en general, me referiré a la idea que tenemos del Dios cristiano. Ya que un Dios, para cualquier persona puede ser un simple objeto o cualquier persona. Por ejemplo, para Einstein, su Dios era la Naturaleza en sí.
Si nos guiamos por la razón, llegaremos a la conclusión de que el Dios cristiano no existe. De hecho, son muchísimos los genios que no creen en Dios. Decía Miguel de Unamuno: “Envidio a los creyentes, me gustaría ser menos inteligente y creer en Dios pero mi inteligencia no me deja”
Si Dios nos hizo a su imagen y semejanza entonces porqué no lo vemos.
Si Dios existe entonces es algo, por lo tanto dios no pudo crear el mundo desde la nada, como dice el cristianismo, ya que existía él.
Además si Dios lo ha creado todo eso supone que también ha creado el mal y, por tanto, el Dios perfecto del que habla el cristianismo o la Biblia no existe.
Todo lo que existe debe tener un compuesto, es decir, tener existencia. Si los principales teólogos dice que Dios no está compuesto de nada entonces Dios no existe.
Muchas veces me planteo: si la ciencia hubiera surgido antes que el cristianismo, se hubieran dado las respuestas que el ser humano buscó en la religión y por tanto, no estaríamos planteándonos la existencia de Dios. Como decía Nietzsche: “¿El hombre es un error de Dios o Dios es un error del hombre?” La religión nació desde que el primer ser humano puso los pies en la tierra y nació para dar respuestas a interrogantes del hombre. Hoy en día, tenemos a la ciencia que nos da respuestas a estos interrogantes sin la necesidad de creer en un Dios o en el más allá. Por este motivo, creo firmemente que el cristianismo perderá fuerza cada vez más hasta extinguirse.
La idea de la vida eterna que plantea el cristianismo en la Biblia, es una idea absolutamente absurda. Ya que habla de que la mejor vida es la que viene después de la muerte, junto a Dios, y que no debemos preocuparnos de esta vida en la tierra. Pues bien, como decía el gran Sartre: “Quien no se preocupa de este mundo, el cual ve, no puede preocuparse por el mundo en el más allá, que probablemente no exista”.
Muchos dicen, si Dios no existe entonces ¿Quién ha creado todo esto?. Pues esto tiene una secilla respuesta. Siempre ha existido, el universo es eterno. Además, suponiendo que Dios existiera, ¿Quién creó a Dios?
Yo tengo la firme convicción de que Dios, tal y como lo muestra el cristianismo, no existe pero a la vez, pienso igual que Unamuno. A pesar de que Dios no exista, creer en él hace felices a muchas personas ya que les da esperanza. Ahora bien, esto no significa que creer en la iglesia sea bueno, la Iglesia es el peor impedimento, desde mi punto de vista, de la historia de la humanidad. Ha retrasado ingentemente el progreso, se ha aprovechado de la población, hipócrita ya que pide dinero para el tercer mundo cuando ella misma se enriquece a costa de los demás.
Una de los principales motivos por los que la Iglesia se mantiene todavía a flote es que se les inculca a los recién nacidos esta religión. Un ejemplo es el bautismo. ¿Cómo sabes que el bebé al que se está bautizando cree en Dios? Se etiqueta a los hijos con la religión de sus padres, cosa totalmente irracional.
Haciendo un pequeño resumen, la idea de Dios ha surgido del ser humano para dar respuestas a interrogantes sin respuesta en un momento determinado. Cuando esos interrogantes empezaron a responderse con la verdad o con la ciencia, nació la Iglesia para impedir la crisis del cristianismo y, a la vez, lucrarse con ello.
Espero que esta entrada os haga, al menos, reflexionar. Que reflexionéis independientemente de si creéis o no creéis.