Los seis interrogantes de la humanidad

Si echamos la vista atrás, veremos que la sociedad actual es bien distinta de cualquier otra etapa histórica. Basta con observar el crecimiento exponencial de la población. En los últimos tiempos, se han respondido a copiosos -y oscuros- interrogantes. Por ejemplo, en el ámbito de la neurología.

Ahora bien: si «futurizamos», ¿qué nos traerá el porvenir? En este post, dejaré siete interrogantes a los que, desde mi óptica, la humanidad debe responder, cada uno referido a un ámbito concreto. Trate, asismismo, el lector de responder -en la medida de lo posible- a los interrogantes y de sugirir otras cuestiones.

1. Consciencia

¿Cuál es la base biológica de la consciencia? ¿Existe realmente el libre albedrío? Actualmente, el conocimiento sobre nuestro cerebro es ínfimo, comparado con lo que nos queda por saber. Los expertos lo tienen claro: éste será el siglo del cerebro. Cuando tengamos un conocimiento más profundo de nuestra materia gris, entonces estaremos dispuestos a comprender la naturaleza de la consciencia.

¿Estamos determinados completamente o, por contra, en cierta medida, somos dueños de nosotros mismos? Huelga decir que la respuesta a esta pregunta tendría plenas consecuencias en el Sistema Judicial y que, por añadidura, revolucionaría la forma de entender a los delincuentes.

2. Tecnología

Como decía al principio, nuestro quehacer cotidiano no tiene nada que ver con el de hace unos siglos. La Revolución Industrial -y la posterior Segunda Revolución Tecnológica- son responsables de ello. La producción en cadena ha reducido considerablemente los costes, permitiendo a la población tener más cantidad de productos y que el esfuerzo que éstos tengan que hacer para conseguirlos sea menor. Las necesidades están más y mejor cubiertas.

No obstante, la historia demuestra (al menos por inducción) que mañana será aún mejor. Por tanto, ¿cuál será la próxima Revolución Tecnológica? ¿Qué nos traerá consigo? Quizá este relacionada con la robótica, la biotecnología, la ingenería genética, la nanotecnología y la combinación de todo ello.

3. Matemáticas

Parece que la matemática es perfecta. Pero todavía siguen habiendo problemas no resueltos, esperando a ser demostrados. Me estoy refiriendo a los números primos, una sucesión de números que aparecen sin orden ni concierto, que no cumplen ningún patrón. ¿Cuál es la fórmula que nos dé todos los números primos desde el cero hasta el infinito? Ciertamente, esta es una cuestión para esta centuria, pues su resolución ayudaría enormemente a falicitar los cáculos y a desarrollar otros cálculos. Y esto, en consecuencia, mejoraría aún más el mundo.

4. Cosmos

Los físicos intentan averigüar si el Universo es cíclico, finito y eterno. Además de la composición del mismo. Para esta triple pregunta acerca del Universo, los astrónomos se sirven del CERN, en el que ya se ha logrado incluso recrear las condiciones del Bing Bang. ¿Qué es la materia oscura? ¿Qué utilidad tiene la antimateria? ¿Es eterno el Universo? ¿Es infinito? ¿Es cíclico?

Además, estas cuestiones, aunque sean físicas, nos ayudan en nuestra filosofía de vida, pues la eternidad o ciclitud del tiempo conllevaría a una ideología, religión, filosofia o estilo de vida determinado.

5. Superpoblación

Thomas Malthus, celebérrimo economista, nacido en 1766, ya respondió al problema del aumento de población. Él afirmó: «la población crece geométricamente, mientras que la producción o, al menos, los bienes alimenticios crecen aritméticamente. Por lo tanto, llegará un momento en el que la población no tenga suficientes recursos para subsistir». Luego, llegaría la Revolución Industrial que demostró falaz su argumento: no tuvo en cuenta la tecnología, capaz de hacer crecer exponencialmente la producción. Además, la tecnología permitiría, incluso, colonizar otros planetas.

Sin embargo, ¿habrá más personas que recursos? ¿Llegará un día en el que la Tierra no soporte a más población?

6. Interdisciplina

Con las nuevas emergentes ciencias interdisciplinares (neuroeconomía, biotecnología, biomimética, etc.) se está poniendo de relieve que las ciencias, además de especializarse, deben colaborar mútuamente, de tener visión periférica. En este sentido, la ciencia está mutando como cualquier ofidio hacia un nuevo modelo interdisciplinar. Es decir, la matemática no está separada de la ecología, ni ésta de la biología, ni ésta de la medicina. Cada ámbito opera en conjunto con el resto de campos científicos, formando una cadena, una tecnoestructura global. Esta tecnoestructura, conjuntamente, reflexiona sobre el todo. Pero, y esto es importantísimo, no solo reflexiona sobre el todo (como la filosofía), sino que, además, lo hace de forma especializada (al contrario que la filosofía) En este sentido, ¿es este nuevo modelo interdisciplinar el nuevo modo de conocimiento?

Revolución biotecnológica

El progreso es consustancial al hombre, la función que más persiste en la naturaleza humana es la de caminar hacia el infinito, la pretensión de conseguir lo absoluto. Pero, como decía Don Quijote, el camino es mejor que la posada o, si lo prefieren, como dijo Ortega: la vida es quehacer. Así, los hijos cumplen sus sueños superando a sus padres y, a su vez, los padres se autorrealizan mediante las hazañas de sus hijos. Hoy, el más pobre de todos es más rico que el más rico de hace unos siglos.

Como bien sabe Hawking, la especie humana es curiosa. Es, a la par que egoísta, altruista: satisfaciendo los propios intereses, se benefician a los de los demás; las empresas, creando valor y riqueza para todos, se enriquecen . Los intercambios interpersonales y quehaceres de la socidad no constituyen un juego de suma cero: todos ganan. Las personas, al tener conciencia de la muerte, y, por tanto, deseo de eternidad, pretenden inmortalizarse añadiendo algo a la biografía del hombre. He aquí el motor del progreso.

Si a esto le añadimos el crecimiento exponencial de la población, tanto más acelerado será el desarrollo: más personas querrán inmortalizarse y perfeccionarse, beneficiando a los demás.

Las consecuencias de la naturaleza humana pueden divisarse a lo largo y ancho de la historia. Invención del fuego, la rueda, electricidad, máquina de vapor. Llegamos al satélite y hemos generado una nueva realidad: Internet. En cualquier estadio, los hombres coetáneos se maravillaban con los inventos (y descubrimientos), como, por ejemplo, podrían ser la rueda o el fuego. Pensarían, cada uno en su tiempo y lugar, muy probablemente, que ya poco quedaba por descubrir -e inventar-. Exactamente igual que podemos concluir a día de hoy. ¿Alguien puede imaginar un invento que provoque una revolución aún mayor de la que provocó la realidad virtual?

Sin embargo, a más inventos, más invenciones futuras, pues se construye sobre lo ya construido. Por ejemplo, hoy nos servimos de la herramienta de la computación para ser innovadores.

¿Cuál será la próxima revolución tecnológica y/o científica? Todos los expertos, actualmente, coinciden en que se tratará de la biotecnología, quizá el campo más reciente de todos (en España, lleva, a lo sumo, 5 años como carrera universitaria), que intersecciona lo natural con lo artificial. Así, se concebirían cerebros con chips informáticos que mejoren las capacidades, modificaciones en las estructuras biológicas a voluntad (por ejemplo, en el caso de las personas drogodependientes, modificación de los circuitos de recompensa para ayudarles a dejar las sustancias tan perniciosas como el alcohol).

 

 

Los productos transgénicos son una realidad biotecnológica.

 

En este caso, la libertad aumentaría (como ocurrió con Internet, con la energía nuclear, con el fuego, la rueda, …) y, en consecuencia, también el progreso. Aunque, si bien es cierto que más libertad implica más riesgo, eso sólo acontecería a corto plazo, pues, en un largo período de tiempo, la libertad se traduce, indefectiblemente, en progreso. Gracias a la biotecnología, podríamos mejorar nuestro ADN modificándolo a voluntad; nuestros pensamientos (y conocimientos) repercutirían directamente sobre nuestra genética.

Además, si el hombre adquiere visión periférica y, por tanto, la teconología tiene en cuenta la Naturaleza, el peligro de más libertad sería una nadería. Estoy haciendo, efectivamente, referencia a la biomimética, la ciencia que, partiendo de sistemas naturales, desarrolla sistemas tecnológicos, los cuales, si se quieren aplicar al cuerpo humano, serían clave en biotecnología. De esta forma el hombre se mejora incorporando en su ser lo mejor de la Naturaleza.

 

 

Mecanismo forestal similar a un arácnido, gracias a la biomimética.

 

Un ejemplo concreto. Al igual que analizando el vuelo de las aves se diseñaron mejores aviones, observando el cerebro (o cualquier otro sistema) de los elefantes y delfines podemos enaltecer nuestra materia gris, blanca y, próximamente, de color fibra de vidrio.

El progreso, en todas sus facetas, consiste en desgranar todo el conocimiento en el mayor número de ámbitos posible, especializarse en ellos y, consecutivamente, unirlos poco a poco hasta extraer conclusiones valerosísimas. Exactamente como versa el método cartesiano. Por ejemplo, la biología es un ámbito específico de conocimiento, al igual que la tecnología. Tras la división, llega la unión: biotecnología que da lugar a realidades inimaginables. Y las uniones se harán, paulatinamente, más complejas: bioteconología y biomimética pueden trabajar juntas dando resultados asombrosos.

Biopolítica

La política, por suerte o por desgracia, tiene la facultad de inmiscuirse en todos y cada uno de los intersticios de la sociedad. A decir verdad, la política no es más que la sociedad; la relación entre individuos.

El problema radica cuando la política se convierte en medio hacia el poder, cuando la democracia ya no es directa; cuando los representantes solo se representan a sí mismos. Entonces la política pasa a estar controlada por los políticos, y como el poder corrompe a todo hombre, la política queda convertida en un ámbito de obstentación, poder, control, corrupción. Así, algo a priori tan maravilloso como el estudio de las relaciones humanas, se transforma en la horrendidad de los políticos, enemigos de la sociedad. Tan enemigos pueden resultar que trocan el curso del progreso y la Naturaleza, cambiando, por ejemplo, las leyes educativas para convertir la enseñanza en la pedagogía del político de turno.

Si Platón reencarnase en un país como España, con toda seguridad saldría aún más asqueado de la política de lo que lo hizo en Atenas. Y es que en Occidente la situación es aún peor: mayores injusticias (incomparables a la sufrida por Sócrates), reinado de la vulgaridad y un dualismo, seguramente alimentado por el filósofo, que ha terminado resultando gravemente pernicioso.

Sabrán ustedes que en el Occidente actual (ni en otro espacio, ni en otro tiempo) existe un afán por los dualismos (alma-cerebro, bueno-malo, etéreo-terrenal, etc.), que no son otra cosa que un exagerado simplismo, reduccionismo, con grandes dosis de tergiversación. Todo ello orquestado por los políticos.

La política, o más bien, la política de los políticos suele caracterizarse, entre otras muchas, por el sectarismo, la irracionalidad, la inseriedad, la inelegancia y, por último, la incoherencia. No lo digo solamente yo: «Ideología significa idea lógica y, en política, no hay ideas lógicas, hay ideas sujetas a debate, pero nunca por la evidencia de una deducción lógica» José Luis Rodriguez Zapatero. ¿Cuántas veces oiremos las sórdidas disquisiciones entre polítiquillos? ¿Cuantas veces veremos a los políticos echarse flores y atentar contra sus adversarios? ¿Y a los periódicos -por supuesto, politizados- bailándole el agua a cada cual? Señores, no me digan que esto no es sectarismo.

Por el contrario, tenemos a la ciencia que se caracteriza por todo lo contrario: humildad, racionalidad y, en consecuencia, posibles cambios de opinión. Probablemente, Platón en esta coyuntura se hubiera decidido por las ciencias. Pero claro, la política, el poder, reina por encima de todo y somete, mancilla y usa a la ciencia. Esto no es más que un claro reflejo de la sociedad de hoy, pues la inferioridad cualitativa se antepone a la superioridad cualitativa, a saber: se confunde cantidad con cualidad y esencia con apariencia. Esta es la cuestión de que hoy nos ocupa.

La biopolítica no es más que el uso que hace la política de los aspectos biológicos, expresión usada por la filósofa Beatriz Preciado. Tiene que ver bastante con los supradichos dualismos: el dualismo hombre-mujer. No es más que la teoría del conocimiento nietzscheana, aplicada al susodicho dualismo. A los políticos les conviene sobremanera mantener intacto este dualismo. Así tienen recursos para entretener, dominar y manejar: violencia de género, matrimonios homosexuales, transexualidad, etc. Y lo vemos claramente en los espectáculos que nos brinda la señora Bibiana Aido. Algo tan diversificado como el ser humano; sin embargo, queda dualizado y disecado en dos palabras: masculino y femenino. ¡Hay más que eso! Mire usted, eso es superfluo, no conocemos nuestros genes. La importancia reside en la personalidad y no en el sexo, que somos individuos únicos e irrepetibles; lo que de verdad importa es nuestro deseo, nuestras elecciones, la subjetividad, lo que hacemos, nuestra fuerza de voluntad; para nada lo que nos viene dado. ¡Qué más da si se es hombre o mujer! Tal distinción refleja la quintaesencia de la sociedad actual: la apariencia. La esencia (ideas, gustos, personalidad) es lo que nos distingue. ¿Será tal cosa más importante que al sexo al que pertenecemos o las etiquetas que la sociedad nos cuelga!

En realidad, todo este artículo puede resumirse en la siguiente frase: no es más importante la diferencia entre hombre y mujer, sino las semejanzas: ambos son seres humanos.

La estupidez humana.

Hola a todos. En primer lugar, debo pediros disculpas ya que llevo un cierto tiempo sin publicar ningún artículo.

Los cánones de belleza por da Vinci.

A todos los individuos humanos nos gusta  compa-rarnos con el resto de animales y, de esta forma, salir beneficiados de dicha comparación. Pero los científicos han buscado la diferencia entre el hombre y el animal, algo que solo tenga el ser humano. Primero, esa diferencia parecía estar en la inteligencia pero, al poco tiempo, se descubrió en mamíferos como el delfín y el mono. En segundo lugar, la diferencia parecía estar en algo muy relacionado con lo anterior: el raciocinio, un proceso cognitivo muy complejo. Pues bien, la razón también es propia de los animales. Por último, cuando ya casi todos pensaban que la diferencia estaba en el empatía, la ciencia demostró de nuevo que todos los mamíferos no solamente son empáticos sino que están sincronizados entre ellos. Si un mono bosteza, los que están al lado también lo harán.

En conclusión, no hay nada distinto entre los animales y las personas. La diferencia no es cualitativa sinocuantitativa. No tenemos nada especia pero sí somos más inteligentes, más racionales y más empáticos aunque para ser malo necesariamente hay que ser inteligente. La combinación de estos tres aspectos nos aporta el libre albedrío, la libertad. El ser humano es, por naturaleza, el ser más libre que existe, podemos hacer lo que queramos pero, sin embargo, un animal está sometido a sus instintos.

La libertad conlleva a la responsabilidad, no es igual de responsable un ser humano que mata a un animal que mata instintivamente porque el hombre conocía las consecuencias de sus actos y tenía libertad para elegir matar o no. Como vemos, la libertad nos hace más responsables y, en consecuencia, tenemos que actuar –muchas veces no lo hacemos– con responsabilidad. A mi modo de ver, esta es la gran diferencia entre nosotros y los animales.

Esta diferencia es la que genera la estupidez humana. Cuando realizamos un determinado acto como, por ejemplo, un incendio somos libres de elegir encender el fuego o no y, además, conocemos las consecuencias de nuestros actos y, aun así, actuamos con estupidez.

Hay un determinado caso que puede ser un arma de doble filo: la ignorancia. Cuando ignoramos las consecuencias de nuestros actos no somos responsables y, por tanto, no somos estúpidos sino ignorantes –ser ignorante es preferible a ser estúpido–. Pero el otro filo del arma está en la doble ignorancia, el ser humano es el único que ignora por dos veces. Demasiadas veces creemos que sabemos cuando no sabemos o, dicho de otra forma, ignoramos nuestra propia ignorancia –cosa que no ocurre en el reino animal–, es decir, somos ignorantes al cuadrado.

Pero, y por si todo esto fuera poco, otro motivo para autocalificarnos de estúpidos es el empecinamiento que proviene directamente de la hipocresía. Aunque nos demuestren algo seguimos creyendo lo contrario. Además, tropezamos más de una vez con la misma piedra.

Para mí, el origen de la estupidez humana está en un tipo de hipocresía que abunda entre nosotros: en tener un doble rasero que cambiamos cuando nos conviene. Por un lado, nos creemos superiores, más inteligentes pero, cuando nos conviene, nos quitamos la responsabilidad alegando razones que atenúan lo anterior.

¿Podrá lo que nos ha llevado a la estupidez –la libertad– sacarnos de ella?

Saludos digitales, Antonio Vegas.



Inmortalidad al alcance

Acabo de ver un programa en TVE: documentos tv. Este programa trataba sobre las diversas formas de alcanzar la inmortalidad, me ha afirmado científicamente los pensamientos más profundos que tenía.

Al principio del programa, se expuso la primera forma de alcanzar la inmortalidad: clonar tu cuerpo y traspasar toda la información del cerebro al nuevo cerebro.

La segunda forma de alcanzar la eternidad consiste en un estudio realizado que ha demostrado que si aportamos al cuerpo las proteínas necesarias con las menos calorías posibles la calidad y esperanza de vida aumentará considerablemente. De esta manera, se podrían tomar pastillas a todas las edades para retrasar el envejecimiento.

La tercera forma de alcanzar la vida infinita consiste en que todas las células, modificando el ADN, pueden transformarse en otras células. Ya no hacen falta las células madre sino que cualquier célula se puede transformar en otra. De este modo, se podrían inyectar células nuevas vía intravenosa y que pasaran al corazón y a cualquier parte del cuerpo, estas nuevas células reemplazarían a las viejas poco a poco y, finalmente, se obtendría el corazón de una persona jóven.

La cuarta forma consiste en modificar genes para ampliar la esperanza de vida. Se realizó un estudio con un ser vivo que dura dos semanas, se le modificó un determinado gen y se observó que duró cuatro semanas. Posteriormente, se realizó con ratas de laboratorio y también vieron ampliada la esperanza de vida. Siempre lo que ha funcionado en mamíferos como las ratas, ha funcionado en el ser humano. ¿Funcionará?

En cuanto a la mortalidad tratada fuera del ámbito científico, en el ámbito filosófico, dijo un señor que aparecía en el programa documentos tv que el ser humano aumentará la esperanza de vida cada día más rápido y que viviremos miles de años o incluso millones y que buscaremos soluciones para todas las enfermedades. Yo estoy convencido de lo que dijo este señor.

Todo esto, tendrá consecuencias positivas como negativas.

Por ejemplo, habría más población joven si se aumentara más el período de juventud y, en consecuencia, existiría una mayor economía ya que hay más gente trabajando que cobrando pensiones.

Las consecuencias negativas son varias:

  • Hay gente que no está habituada a este modo de vida nuevo y, por tanto, preferiría ser mortal a acostumbrarse a esto.
  • Existiría un exceso de población, a no ser que existiera una baja natalidad, que provocaría graves problemas como escasez de recursos. Yo estoy convencido de que seguro que, en pocos años, conquistaremos algún planeta habitable y este problema tendrá solución. La tecnología avanza muy rápidamente.

¿Por qué somos como somos?

Bueno como la navidad me ha dado para leer puedo recomendaros este gran libro: «¿Por qué somos como somos?» de Eduardo Punset que presenta ahora todos los domingos en la 2 de TVE el programa Redes.

«¿Por qué somos como somos?» trata la filosofía y la ciencia, en primer nivel. Comienza por el origen de todo, del cosmos, y acaba por los problemas actuales del ser humano como la felicidad, el amor, etc.

«¿Por qué somos como somos?» es un libro muy objetivo, da la impresión de que no estás leyendo ni un libro ni a un escritor, sino una biblioteca , desde varias perspectivas.

Lo que más me ha gustado del libro es la profundización: habla a un gran nivel y profundo de bacterias, de la evolución darwiniana y, luego, pasa a centrarse cada vez más en el cerebro humano. Recordemos que el señor Punset es abogado y economista y por lo tanto, hay influencias y relaciones económicas en el libro.

Espero que os dispongais a leer el libro y que disfruteis como niños pequeños leyendo el libro.

Saludos digitales, A.Vegas

Los biorritmos

Hoy voy a hablar de un tema que apenas se ha tratado en el blog. Sobre biología, la ciencia que tanto le gusta a un buen amigo mío.

El tema de hoy está relacionado también con la estadística y con la psicología. El tema de hoy es sobre los biorritmos.

Los biorritmos son ciclos naturales emocionales, intelectuales y físicos. A través de la fecha de nacimiento se puede conocer el estado emocional, físico e intelectual de la persona en un día determinado. Para realizar esto si parte de que nacemos todos en el mismo estado físico, mental y emocional (esto es verdad para casi todas las personas) y también se toma que el ciclo mental dura 33 días, el emocional 28 días y el físico 23 días. Por eso sabiendo la fecha en que naciste se sabe cual es el estado actual de tu ciclos de vida. Los biorritmos están demostrados científicamente y fueron investigados por muchos científicos entre ellos Sigmund Freud.

Os dejo un enlace para que calculéis vuestros biorritmos, también he de decir que en la misma página podeís calcular vuestra numerología (la trataré en posteriores entradas)

CALCULAR BIORRITMO

Un saludo, Antonio Vegas