Comunismo: la gran mentira

   El comunismo es doctrina que defiende la idea de que todos los bienes son de propiedad común, es decir, que todo lo que hay en un país es de todos. Que nadie, absolutamente nadie por mucho que trabaje, se esfuerze, estudie será compensada exactamente igual que aquella que no trabaja, no se esfuerza y no estudia y, en general, la que no aporta nada a la comunidad. Es decir, todo es para todos pero podrás aportar o no beneficios a la comunidad. Todo para el pueblo, es decir, nada. Dado que todos reciben muy poco y aunque me esfuerze más que mi compañero de trabajo recibiré lo mismo: casi nada, entonces, es preferible no trabajar ni estudiar. De este modo, no se crea de riqueza y los ciudadanos no perciben la compensación que podrían percibir. El comunismo, en lo que respecta a economía, se podría decir que es prácticamente nulo ya que crea una espiral de pobreza, es decir, cada día que pasa bajo un comunismo aumenta la pobreza.

   Pero, por si fuera poco, esto no es todo: la historia nos ha enseñado, aunque algunos no quieran mirar a la verdad a la cara, que el comunismo es irrealizable y no ha existido jamás un comunismo real. Además, ese comunismo irreal se ha contaminado de los mismos defensores del comunismo, sus dictadores. Personas hipócritas que dicen ser comunistas hasta la médula y que luego llegan al poder y se apropian con todos los bienes estatales: todos sus defensores, con alguna excepción que confirma la regla. El comunismo, en lo que respecta a realidad, es prácticamente nulo ya que solo ha existido un comunismo real en los libros. Pero, en lo que respecta a idealismo, se queda todavía más atrás ya que parte desde lo absurdo.

   Pero, todavía hay más: la economía actual nos está abofeteando en la cara con una realidad. Esta realidad es que el comunismo no sirve para nada, el comunismo no se puede construir sin control, el comunismo es imposible con libertad. Prueba constatable de ello es que todas las empresas están controladas por los gobernantes. Las consecuencias económicas y sociales del comunismo son tan injustas como desgarradoras. No hay nada más que abrir un periódico para llegar a una conclusión evidente. Torturas en Cuba, explotación infantil en la China comunista, la riqueza nacional es prácticamente nula y las personas, todas pobres, desfavorecidas y desmotivadas. O si no que le pregunten a sus ciudadanos, los más capacitados para opinar si están de acuerdo o no con el comunismo. Aún habiendo una crisis en el sistema capitalista que no es perfecto, este supera con creces a los penosos sistemas comunistas. Por todo esto, es por lo que ahora se ha pasado de defender un comunismo a un «tímido» socialismo.

   La gran mentira, la farsa, es decir, el abominable comunismo parte de una barbaridad: todas las personas serán compesadas en igual proporción independientemente de todo lo demás. Además también parten de una idea, esta idea si podría someterse a discusión, que consiste en que todas las personas somos iguales. Es decir, es lo mismo una persona que ha tenido la oportunidad de estudiar Medicina pero prefirió estar en su casa descansando a una persona que ha decidido «partirse los cuernos» estudiando.

Cuba libre

La historia nos demuestra que Cuba nunca ha sido libre. De forma más severa o más moderada, los cubanos han vivido toda su historia bajo el mando de un único grupo. En primer lugar sufrieron el colonialismo español desde la llegada de Cristobal Colón a América hasta la Guerra de Cuba (1895-1898), más tarde estuvo bajo el dominio del imperialismo norteamericano hasta 1902 oficialmente, y de facto, a través de dictaduras satélite, hasta 1959. Durante los últimos años de la dictadura de Fulgencio Batista, se creó un grupo revolucionario liderado por Fidel Castro y que en 1959 se hizo con el poder en Cuba, y así hasta hoy.

Después de más de cincuenta años de dictadura comunista en Cuba, la situación del país es desastrosa. Cuba es uno de los países con menos libertad de expresión de toda América. El estado tiene un control absoluto en todos los aspectos. En Cuba no hay lugar para los opositores, que son encarcelados por no cantar al son de la demagógica cantinela orquestada por Fidel Castro y el recuerdo indeleble del Che. Resulta hipócrita que, al grito de viva Cuba, estén protagonizando la dictadura más sangrienta y longeva de toda Latinoamérica. Guantánamo no es el único lugar de Cuba en el que se tortura. Uno de los últimos casos de terrorismo de estado en Cuba es el de Orlando Zapata, pero no menos preocupante es la situación de Fariñas, que lleva ya varias semanas en huelga de hambre en protesta contra el régimen castrista.

Con una bajísima renta per cápita, Cuba se mantiene fiel a la tradición de las dictaduras comunistas: todos tenéis lo mismo, es decir, nada, y nosotros, la clase dirigente y revolucionaria, nos lo llevamos todo. En Cuba no existen problemas de desempleo, es más, algunos ciudadanos tienen varios trabajos porque con el mísero sueldo que tienen no les llega para vivir. Hablar de servicio público en Cuba significa esperar largas colas en frente del supermercado para conseguir una barra de pan.

Ante esta situación de liberticidio, la Comunidad Internacional ha manifestado en numerosas ocasiones su profundo rechazo hacia la dictadura, sin ir más lejos, el otro día se firmó en el Parlamento Europeo una nota conjunta en la que se condenaba a Cuba por la muerte de Zapata. No obstante, España es diferente y  el señor Moratinos considera que la vía adecuada para conseguir la libertad en Cuba es el diálogo. Yo le preguntaría que cómo se convence a un dictador para que se convierta en un demócrata, porque, si Moratinos es capaz de conseguirlo, creo que lo deberíamos nombrar Presidente del Gobierno. El apoyo a la dictadura cubana por parte de España no proviene exclusivamente de la casta política, sino que también famosos subvencionados hablan en pro de una dictadura cuando por la otra cara nos venden una idea de libertad.  Con los pies en la tierra, creo que derrocar a los Castro sólo se podrá hacer mediante la fuerza, aunque no me gustaría que los cubanos sufrieran una invasión militar, la verdad. Es una responsabilidad casi moral para los españoles apoyar a los cubanos como compatriotas nuestros que una vez fueron y como compartidores de la sangre española.

La dictadura de Fidel Castro dio el pistoletazo de salida a una serie de dictaduras que se han ido expandiendo en los últimos veinte años por toda América Latina. El charlatán de Hugo Chávez en Venezuela, los dudosos demócratas Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragüa o Rafael Correa en Ecuador, además de los Kirchner en Argentina, otrora próspera. Todos ellos triunfan de una manera especial en los barrios pobres, ya que siguen la estrategia propagandística de votar por el socialismo si eres pobre.

Todos estos políticos corruptos son los que mantienen a Latinoamérica sumida en la miseria, y mientras estos países no alcancen la democracia plena y sin pucherazos, seguirán cayendo en picado. Como ejemplo de que se puede lograr, tenemos el claro ejemplo de Costa Rica, con más de 70 años de democracia.