El ‘Big Bang’ social

Desde el origen de la vida, hace 5.000 millones de años, la evolución no ha interrumpido su ritmo, al igual que la voluntad de poder nietzscheana, ha ido contínuamente haciéndose más compleja, para subsistir. A pesar de que, a escala microscópica, todo es átomo, idéntico, en la escala en la que se encuentran nuestros sentidos, los átomos se organizan de tal forma que recrean variedad: oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, carbono, etc. A su vez, estos elementos químicos se vuelven a recombinar -al igual que los átomos- para formar moléculas: agua, glucosa, acidos nucleicos, aminoácidos, etc. Éstas, de la misma forma, producen macromoléculas como las proteínas o el DNA, el elemento constitutivo de todo ser vivo. Todos estos elementos forman una simbiosis perfecta, constituyendo el principal ladrillo de la vida: la célula. Ésta se une conjuntamente a otras células, formando órganos y conformando la biodiversidad del planeta Tierra. «Somos una comunidad andante de células», se atreve a repetir el conspicuo Eduardo Punset.

Pero la cosa no queda ahí. Extendiendo el mismo proceso de organización de la materia, este ser vivo o «comunidad andante de células» se une, asimismo, con sus iguales, estableciendo una red de relaciones sociales, que se da en numerosas especies. Por ejemplo, las hormigas son el mejor ejemplo que podemos tomar. Más de diez billones de insectos comunicados perfectamente entre sí, poseyendo incluso hasta un «estómago social», capacitándolos para ofrecer comida regurgitada a su igual.

Este proceso encuentra su cénit en el hombre. Los ladrillos del siguiente escalafón, el hombre, se unen, estableciendo complejísimas redes e instituciones (lenguaje, derecho, etc.). Se ocasiona así el último escalón conocido en la organización de la materia: sociedad. Como dije en las primeras líneas del post, la vida ha ido aumentando su complejidad exponencialmente, extendiéndose sin límite -de momento- por el planeta Tierra. Desde que se creó el primer aminoácido hace 2.700 millones de años ahora, la vida se ha multiplicado y complicado, así como la sociedad. El número de habitantes de hoy representa el 999 por mil del que contaba el mundo en el año 1700. Y todo apunta a que ese ritmo de crecimiento acelerado siga su curso. Pero no sólo importa el número, sino la implicación que la cantidad tiene sobre la calidad. En primer lugar, el aumento sin parangón de la población origina que más personas y mentes aportarán conocimientos, trabajo, opinión, puntos de vista a la sociedad; es decir, como sabemos que cada persona es única, a más población, más sociodiversidad.

Surgen nuevas disciplinas (biotecnología, biomimética, neuroeconomía, etc.), las existentes se perfeccionan, como el derecho o la economía. Como es lógico, a más litigios, más problemas jurisprudenciales se descubren, más se perfecciona el derecho. También, el lenguaje, se enrriquece con el uso del mismo o número de hablantes. Asimismo, en economía, a más población más complejo es el cuerpo social, y surgen nuevos fenómenos (estanflación, ciclos económicos, etc.) que, de otra suerte, no se darían. Además de la revolución en el conocimiento, emana de la sociodiversidad una mejora en la cantidad y calidad de vida. La esperanza de vida tampoco ha parado de crecer, pasando de los 30 años antes de la Primera Revolución Industrial, a los casi 90 en el presente. Como consecuencia del perfeccionamiento en el conocimiento y del aporte de más trabajo, aumenta la oferta de recursos, superando incluso a la demanda de los mismos, que dicho sea de paso, tampoco para de crecer. En definitiva, la sociodiversidad permite más y mejor vida (más y mejores recursos y precios más baratos), y allana el camino a futuras revoluciones que, tarde o temprano, se producirán.

Concluyo, por tanto, que la autoperfectiva vida avanza mediante la creación de mecanismos cada vez más complejos posibilitando la extensión de la misma por lugares cada vez más vastos. Por consiguiente, la cuestión de si se producirá o no tal expansión y complejidad, tanto de la vida como de la sociedad -que es una escala de la vida-, ya está dilucidada. Ahora nos queda preguntarnos: ¿Hacia qué dirección se dirige la evolución? ¿Cuál es el siguiente escalón? ¿Cuándo se producirá?

Los seis interrogantes de la humanidad

Si echamos la vista atrás, veremos que la sociedad actual es bien distinta de cualquier otra etapa histórica. Basta con observar el crecimiento exponencial de la población. En los últimos tiempos, se han respondido a copiosos -y oscuros- interrogantes. Por ejemplo, en el ámbito de la neurología.

Ahora bien: si «futurizamos», ¿qué nos traerá el porvenir? En este post, dejaré siete interrogantes a los que, desde mi óptica, la humanidad debe responder, cada uno referido a un ámbito concreto. Trate, asismismo, el lector de responder -en la medida de lo posible- a los interrogantes y de sugirir otras cuestiones.

1. Consciencia

¿Cuál es la base biológica de la consciencia? ¿Existe realmente el libre albedrío? Actualmente, el conocimiento sobre nuestro cerebro es ínfimo, comparado con lo que nos queda por saber. Los expertos lo tienen claro: éste será el siglo del cerebro. Cuando tengamos un conocimiento más profundo de nuestra materia gris, entonces estaremos dispuestos a comprender la naturaleza de la consciencia.

¿Estamos determinados completamente o, por contra, en cierta medida, somos dueños de nosotros mismos? Huelga decir que la respuesta a esta pregunta tendría plenas consecuencias en el Sistema Judicial y que, por añadidura, revolucionaría la forma de entender a los delincuentes.

2. Tecnología

Como decía al principio, nuestro quehacer cotidiano no tiene nada que ver con el de hace unos siglos. La Revolución Industrial -y la posterior Segunda Revolución Tecnológica- son responsables de ello. La producción en cadena ha reducido considerablemente los costes, permitiendo a la población tener más cantidad de productos y que el esfuerzo que éstos tengan que hacer para conseguirlos sea menor. Las necesidades están más y mejor cubiertas.

No obstante, la historia demuestra (al menos por inducción) que mañana será aún mejor. Por tanto, ¿cuál será la próxima Revolución Tecnológica? ¿Qué nos traerá consigo? Quizá este relacionada con la robótica, la biotecnología, la ingenería genética, la nanotecnología y la combinación de todo ello.

3. Matemáticas

Parece que la matemática es perfecta. Pero todavía siguen habiendo problemas no resueltos, esperando a ser demostrados. Me estoy refiriendo a los números primos, una sucesión de números que aparecen sin orden ni concierto, que no cumplen ningún patrón. ¿Cuál es la fórmula que nos dé todos los números primos desde el cero hasta el infinito? Ciertamente, esta es una cuestión para esta centuria, pues su resolución ayudaría enormemente a falicitar los cáculos y a desarrollar otros cálculos. Y esto, en consecuencia, mejoraría aún más el mundo.

4. Cosmos

Los físicos intentan averigüar si el Universo es cíclico, finito y eterno. Además de la composición del mismo. Para esta triple pregunta acerca del Universo, los astrónomos se sirven del CERN, en el que ya se ha logrado incluso recrear las condiciones del Bing Bang. ¿Qué es la materia oscura? ¿Qué utilidad tiene la antimateria? ¿Es eterno el Universo? ¿Es infinito? ¿Es cíclico?

Además, estas cuestiones, aunque sean físicas, nos ayudan en nuestra filosofía de vida, pues la eternidad o ciclitud del tiempo conllevaría a una ideología, religión, filosofia o estilo de vida determinado.

5. Superpoblación

Thomas Malthus, celebérrimo economista, nacido en 1766, ya respondió al problema del aumento de población. Él afirmó: «la población crece geométricamente, mientras que la producción o, al menos, los bienes alimenticios crecen aritméticamente. Por lo tanto, llegará un momento en el que la población no tenga suficientes recursos para subsistir». Luego, llegaría la Revolución Industrial que demostró falaz su argumento: no tuvo en cuenta la tecnología, capaz de hacer crecer exponencialmente la producción. Además, la tecnología permitiría, incluso, colonizar otros planetas.

Sin embargo, ¿habrá más personas que recursos? ¿Llegará un día en el que la Tierra no soporte a más población?

6. Interdisciplina

Con las nuevas emergentes ciencias interdisciplinares (neuroeconomía, biotecnología, biomimética, etc.) se está poniendo de relieve que las ciencias, además de especializarse, deben colaborar mútuamente, de tener visión periférica. En este sentido, la ciencia está mutando como cualquier ofidio hacia un nuevo modelo interdisciplinar. Es decir, la matemática no está separada de la ecología, ni ésta de la biología, ni ésta de la medicina. Cada ámbito opera en conjunto con el resto de campos científicos, formando una cadena, una tecnoestructura global. Esta tecnoestructura, conjuntamente, reflexiona sobre el todo. Pero, y esto es importantísimo, no solo reflexiona sobre el todo (como la filosofía), sino que, además, lo hace de forma especializada (al contrario que la filosofía) En este sentido, ¿es este nuevo modelo interdisciplinar el nuevo modo de conocimiento?