La reforma de la Constitución es urgente

Desde que se aprobó la moderna Constitución de 1978 en España, han pasado 33 años sin actualización alguna de la misma. Mientras que, cara al texto más importante de nuestro país, no se ha producido ningún cambio; nuestra nación ha experimentado profundas transformaciones estructurales.

No se trata exclusivamente de tres décadas cualquiera, sino de mucho más: en aproximadamente treinta años, España ha pasado de una dictadura socialista, a una sociedad democrática y liberal. Este es el motivo fundamental que deja obsoleto el texto. La Constitución, que merece una actualización urgente, fue concebida tras la caída de una dictadura que duró cuarenta años*; es decir, fue creada con el principal objetivo de lograr una transición sin incidentes. Y logró su objetivo: la transición española fue ejemplar, en lo que a política se refiere, y, de hecho, se estudia en las facultades de sociología como un modelo a seguir.

Con esto, no digo que la Constitución no fuera prospectiva, sino que las circunstancias del momento obligaron a centrarse más en el espíritu de transición, tras cuarenta años de dictadura. Ahora, sin embargo, nos encontramos con más de treinta años de democracia con la misma Constitución, inalterada, que tras la caída del régimen franquista.

¿Por qué necesita reformarse?

En primer lugar, en consecuencia con lo anteriormente expuesto, el sistema electoral que se ideó en 1978, que en aquella época respondía a una necesidad, ahora es necesariamente prescindible. El esquema político que se diseñó fue el de favorecer sobremanera a los dos partidos mayoritarios, perjudicando, en consecuencia, a los partidos minoritarios. Además, se sobrevaloraron los votos de unos españoles con respecto a otros, dando lugar a que el voto, por ejemplo, de un catalán valiese ocho veces más que el de un andaluz. Por eso, además de reformar la Constitución, hay que modificar la Ley Electoral.

En segundo lugar, la ciudadanía española merece que la Constitución se amolde a la actualidad, ya que el sistema autonómico español, a medio camino entre un estado federal y un estado central, perjudica enormemente todo el cuerpo social del estado, en especial al tejido económico. Con este sistema autonómico (por cierto, asimétrico, donde una comunidad autónoma discriminarse, como por ejemplo Andalucía) las funciones se triplican, pues una misma competencia es asumida tanto por el gobierno central, por el autonómico e, incluso, por el provincial. En consecuencia, se produce un gasto público triplicado. Y este sistema, en épocas de crisis económica, agudiza el problema de la economía española aún más, alejándonos paulatinamente, cada vez más, de Europa.

 

Estado autonómico

Esto también repercute negativamente en la legislación, pues partidos nacionalistas (por ejemplo, CiU, PNV, etc.) están presentes en el parlamento nacional, influyendo decisivamente en los acuerdos parlamentarios. Es decir, partidos que pertenecen a una región concreta de España, influyen en todo el país. En consecuencia, pueden darse episiodios en los que estos partidos nacionalistas perjudiquen al país, con tal de conseguir réditos en su región. Esto es gravísimo y no es un caso aislado. Por ejemplo, el PNV apoyó los presupuestos generales del Estado de 2011 (que se aprobaron por un voto de diferencia), si, como contrapartida, el Gobierno otorgaba privilegios al país vasco (en concreto, fue más protección social a los parados del país vasco, que al resto de los del territorio nacional). Y esta es la razón que explica, el porqué de que en el Senado se hablen multitud de lenguas, con multitud de traductores, con un gasto de trece mil euros por sesión, cuando los senadores pueden, perfectamente, hablar en español; en cambio, no se hace porque hablar en la lengua regional les otorga beneficios políticos. Un claro ejemplo de que el sistema autonómico no es ni eficaz, ni eficiente.

Imaginémos, en EEUU, que el gobernador de California influyera en las políticas que repercuten en Iowa. ¡Qué locura! Pues esto mismo es lo que sucede en España.

En tercer lugar, la Constitución debe de ser modificada, para disminuir la concentración de poder que adquieren los gobernantes y, sobre todo, los privilegios que adquieren los políticos. Porque, cuando ser político tiene una rentabilidad desorbitada, deja de ser demandada la profesión por razones de talento, para convertirse en un modo de invertir. En la política se accede, contra natura, mediante poder o dinero, en lugar de talento, formación, esfuerzo, mérito o validez. En este sentido, nuestros representantes legislativos no deben tener ningún privilegio, sino que su retribución debe estar armonizada con respecto a su formación, responsabilidad y beneficios que aportan a la sociedad. Y, actualmente, la situación de los políticos dista mucho de ésta.

Por tanto, estamos en condiciones de afirmar que la Constitución española, actualmente vigente, no responde a las necesidades actuales, y debe ser reformada para eliminar los desequilibrios autonómicos, electorales y la partitocracia, que tanto daño está provocando en los últimos años.

*Fíjese el lector que, si consideramos el lapso desde el inicio del franquismo hasta ahora, España ha convivido más tiempo en una dictadura, que en una democracia.

Capitalismo: Un sistema a la cabeza (IV)

Respuesta a las objeciones: Ciclos económicos (I)

Lo más importante a la hora de entender el sistema capitalista, como ya añadí en otra ocasión, es diferenciar sistema económico y sistema político. Como veremos, el liberalismo económico es contrario al sistema político imperante, pues la mezcla de política y economía genera profundas injusticias o, lo que es lo mismo, liberticidios.

Como dijo Ortega, primero hay que definir los conceptos y, luego, debatirlos. Capitalismo es un sistema basado en factores de producción (trabajo, inmuebles, tecnología) para generar riqueza. Los pilares del capitalismo son la libertad y la justicia. Por ejemplo, si un trabajador no posee la capacidad de aportar riqueza a la sociedad, recibirá exactamente lo que se merece. Por eso, aquellas prácticas que no favorezcan la justicia o el merecimiento no son atribuibles al sistema capitalista, sino al sistema político. Mas las críticas al capitalismo atribuyen los errores del sistema político al sistema económico. En el caso de los ciclos económicos, esto es los auges y las crisis, esto se verá con suma claridad.

Todos podemos observar que el sistema económico vigente, la mezcla de capitalismo e intervencionismo, ha sufrido frecuentes crisis: podríamos hablar hasta de dos crisis petrolíferas con una tercera en el horizonte, la Gran Depresión de 1929 y la crisis actual, iniciada en el 2007. Esto obviando otras crisis menos importantes.

Los críticos pinchan en hueso cuando afirman que el responsable de tales desequilibrios es el sistema capitalista o, lo que es lo mismo, neoliberalismo, individualismo. Como veremos más tarde, las crisis económicas, características de la modernidad, son totalmente evitables y, en su mayoría, el intervencionismo es el causante.

Considerando que no hay diferencia entre unas crisis y otras, que todas son iguales o que tienen los mismo efectos, podemos tomar dos posturas:

  1. La que defiende que las crisis son perjudiciales para el planeta, pues genera unas altas tasas de desempleo, dejando así a muchas familias desfavorecidas. Considera pernicioso que la economía marche mal, que las empresas cierren y el flujo circular de la renta se ralentice.
  2. La otra postura es la defendida por el que va camino de convertirse en el padre de la economía del S.XXI, Joseph Schumpeter. Defiende que las crisis económicas, lejos de ser un problema, ayudan al progreso de la humanidad, pues las empresas menos fuertes y peor preparadas terminarán desplomándose, dejando paso a otras empresas más pétreas. Igual que ocurre con las empresas, sucede con los países: las tradicionales primeras potencias dejan paso a otros países. Por ejemplo, en el caso de la crisis actual, EE. UU. está perdiendo paulatinamente el liderazgo económico, mientras que países como Inglaterra, Alemania y los emergentes BRIC’s aumentan puestos en el ranking económico a un ritmo vertiginoso. Schumpeter se refería a las crisis económicas con la expresión destrucción creativa. En pocas palabras: para esta postura, los ciclos económicos constituyen el darwinismo económico.

Sean perjudiciales o beneficiosas, los desequilibrios son característicos de la naturaleza humana. Es normal que, tras un período bonancible, aparezca la relajación, unida a la creencia de que todo seguirá yendo bien. En un lapso de auge, las personas suelen creer que pertenecen a la era de las expectativas ilimitadas, entonces surgen las burbujas y la euforia colectiva. Luego, como es lógico, todo cae por su propio peso y la era de las expectativas ilimitadas se convierte en la era de las expectativas desbordadas. La historia nos enseña que la humanidad ha pendido del auge a la crisis, no sólo en el sentido económico. En la biología humana, se encuentran los biorritmos: los ciclos emocionales, físicos e intelectuales que presentan momentos de auge, seguidos por momentos de crisis que, a su vez, precede a un nuevo auge.

En todo caso, cuando una economía entra en recesión, desvela que algo no funciona; devuelve el mercado a la realidad y hace que se tomen medidas para que no vuelvan a repetirse. En este sentido, la crisis en sí misma será preferible a mantenerse en un estado de incertidumbre. Por tanto, el problema no son las crisis, sino las causas de la misma.

Llegados a este punto, es importante hacer una distinción entre las distintas clases de recesiones económicas, pues sería una visión demasiado reduccionista considerar que todas las crisis son idénticas. Existen dos tipos naturaleza crítica. Las crisis crediticias, que se repiten periódicamente, componen los ciclos económicos, característicos del antitético binomio capitalismo-intervencionismo. Por otra parte, tenemos el segundo tipo de crisis, que no son características de ningín tipo de sistema en concreto, sino que pueden producirse en cualesquiera condiciones. Por ejemplo, a este tipo pertenecen las crisis que se producen de forma impredecible, como los desastres naturales o las crisis del petróleo. Es decir, no están derivadas de la estructura económica.

Ahora bien, el desarrollo de la economía, la nueva creación favorecida por la destrucción en un momento de crisis, es quizá el aspecto más injusto de la economía. La gran mayoría de la población ni se dedica a la inversión, ni posee un banco, ni especula. No forma parte ni de Wall Street, ni del la Bolsa de Madrid. Sin embargo, las consecuencias que estas instituciones desencadenan a toda la sociedad son desastrosas. Los principales afectados por la crisis suelen ser, injustamente, los que no han tomado parte en su creación. Así, aunque las crisis ayuden a la evolución de la sociedad, lo hacen a costa de los desfavorecidos, de forma injusta. En este sentido, las crisis económicas evitables deben evitarse.

Obviamente las crisis espontáneas o «naturales» son inevitables, aunque generalmente estas se producen con muy poca frecuencia y, cuando lo hacen, suelen afectar a todos por igual: cuando se acabe el petróleo, por ejemplo, tanto los consumidores como los oferentes entrarán crisis. Además, no son atribuibles al sistema capitalista, pues da igual el sistema económico vigente que tales crisis seguirán siendo ineluctables: cuando se produce una guerra, afecta a todo y a todos. El otro tipo de crisis, las características del actual sistema, las periódicas, suelen denominarse crisis crediticias, pues el origen de estas recesiones radica, por una causa u otra, en el sistema bancario. Las burbujas, la euforia colectiva y la irracionalidad del mercado provienen únicamente del sistema bancario. Para entender esto con minuciosidad es necesario que profundicemos un poco.

Crisis crediticias

Crisis

El sistema bancario mundial característico de los países desarrollados, está compuesto por el sistema de reserva fraccionaria. Esto significa que, cuando una persona acude a su banco a depositar, por ejemplo, 1000 €; el banco, de media, guardará un 3%; en este caso, 30€. El resto del dinero se destina, principalmente, a conceder crédito a los empresarios. Este procedimiento se conoce como creación de dinero bancario. Realmente, así, hay más dinero «pensado» que dinero real. Cuando esta persona ve en su cuenta corriente un ahorro de 1000 €, está pensando que posee 1000 €; pero, en realidad, el banco solo puede devolverle 30€; el resto está en manos de los empresarios. Esto produce una descompensación entre ahorro e inversión. Los empresarios tienen todo el crédito que desean y esto desencadena una serie de inversiones innecesarias, iniciando, así, una burbuja de cualquier tipo. Cuando el mercado se da cuenta de que hay menos dinero real del que se piensa, es cuando se inicia una crisis crediticia. En consecuencia, los bancos van disminuyendo progresivamente sus activos y se produce el riesgo bancario, el miedo de que la gente acuda en masa a retirar su dinero. Si esto ocurriese, la economía actual caería por su propio peso. Este tipo de crisis, las más famosas, son las únicas que generan injusticia, ya que los bancos prestan el dinero de sus clientes y, en último término, el dinero es de los trabajadores que han ingresado su dinero. No es muy descabellado pensar que al grueso de la población se le roba el dinero.

Este injusto proceso es totalmente evitable. Solamente basta con aplicar los principios generales del derecho al sistema bancario; es decir, que, en lugar de que los bancos tengan una reserva fraccionaria del 3%, apliquen una reserva del 100%. En otras palabras, el dinero es exclusivamente del cliente; el banco solo tiene la potestad de vigilarlo, nunca de prestarlo. Consiguientemente, esto eliminaría de raíz las burbujas inmobiliarias, la irracionalidad del mercado, las crisis crediticias y los innecesarios y caprichosos proyectos empresariales, realizados por la cegadora luz del dinero pensado. Para ilustrar esto, en España hemos sufrido una burbuja inmobiliaria sin precedentes. Los inversores obtenían crédito a borbotones, que utilizaban para invertir comprando casas y más casas. Un empresario podía llegar a tener casi una urbanización entera esperando a que subiera el precio para venderla. Como vemos, tanto el volumen de inversión como los precios de la vivienda, irrisorios, estaban apoyados en el sistema bancario de reserva fraccionaria.

¿Cómo pueden producirse en el S.XXI semejantes aberraciones? Es evidente que todo este sistema bancario está orquestado por el intervencionismo: los políticos y los bancos centrales. Además, ellos son los que imponen a los bancos las cifras del reserva fraccionaria, los tipos de interés y la inflación.

Al contrario de lo que puede parecer, esto no es compatible con un puro capitalismo, pues la esencia misma del capitalismo es la defensa de la libertad, la propiedad privada y la justicia por encima de todo. Y lo que este modelo bancario provoca es el asalto a la propiedad privada (el dinero se presta sin el consentimiento del propietario), el liberticidio (libertinaje: la libertad de unos ensombrece a la libertad de otros) e injusticia por doquier.

En conclusión: las crisis económicas son necesarias para que se produzca una evolución, siempre y cuando no se sobrepasen los derechos de la libertad individual. Las únicas crisis que favorecen esto son las crisis naturales. Por el contrario, los políticos y los bancos centrales, enemigos de la civilización, provocan las burbujas, generando una profunda injusticia. Gracias al mercado, se produce una recesión y devuelve la sociedad, poco a poco, a la normalidad. Aunque, los políticos contumaces, como se está viendo, persisten en el sistema de reserva fraccionaria engendrando las simientes de una nueva crisis. Por eso este tipo de crisis es el resultado de la convivencia de dos sistemas contrapuestos: liberalismo e intervencionismo.

 

Capitalismo: Un sistema a la cabeza (III)

Respuesta a las objeciones: Desigualdad

El común denominador en todos los críticos al sistema económico capitalista es el argumento que hace referencia a la desigualdad como un aspecto negativo en la sociedad, que se produce en todos los países que están adoptando este sistema económico (y digo están adoptando porque el Capitalismo en sí todavía no ha sido implantado, pues existe un fuerte intervencionismo, a saber: bancos centrales, gobiernos, impuestos, …). Me parece ético hacer una distinción entre los críticos y dividirlos, así, en dos grupos: los que de verdad creen en este argumento y a los demagogos que, aún conociendo la realidad, persisten en la crítica, pues ello les reportará beneficios personales. Además a todos los gobiernos del mundo les conviene no implantar en su totalidad el Capitalismo porque, precisamente así, su facultad de influir en la Economía quedaría anulada. Por este motivo, todos los demagogos, son representantes políticos y, generalmente, pertenecen a países atrasados como Chile, Cuba, Bolivia, China, etc.

Respecto al primer grupo, los teóricos económicos deben tener una cierta conmiseración con ellos, pues todos responden al perfil de una persona no muy ilustrada en la Economía moderna. Además, la Economía es una de las ciencias más complejas que existen, a saber: estudia fenómenos a gran escala en el ser humano, ni más ni menos que la sociedad. Por ejemplo, la Física podría ser considerada como la ciencia menos compleja, pues estudia procesos como el movimiento; trabaja en una escala humana más reducida. Esta ausencia de complejidad permite sistematizar y especializar mucho más el conocimiento. Luego, de menor a mayor complejidad, nos encontramos a la Química, la Biología, la Psicología, la Economía y, por último, la Filosofía. Es esta complejidad la que puede llevar a argumentos equívocos como el de que la desigualdad es perjudicial.

En este fascículo, evidentemente, no voy a negar que la desigualdad existe en los países que avanzan hacia el Capitalismo. Ésta es objetivable y se puede medir gracias a la curva de Lorenz y al coeficiente de Gini, que nos dice cuán igualitario es un país. Ahora bien, igualdad es un concepto bien distinto al de justicia. Por ejemplo, se dice que  un país con más ricos que pobres es desigualitario y que en un país donde todo el mundo tiene la misma cantidad de dinero es igualitario. Sin ser sectario, por esta regla de tres, también debería añadirse que un país con un gran número de presos es desigualitario, ya que existe una brecha: entre presos y libres; en el mismo sentido, hay desigualdad. No obstante, tanto en el país que tiene una desigualdad entre ricos y pobres como en el que la tiene entre libres y presos, existe una profunda libertad y justicia. Como dijo el destacado Nobel de Economía, Milton Friedman: “La sociedad que pone la igualdad por delante de la libertad termina sin ninguna. La sociedad que pone la libertad por delante de la igualdad, termina con una mayor cantidad de ambas.”

Cuando una sociedad se dedica a redistribuir la riqueza para eliminar la desigualdad, desestabiliza la creación de riqueza y, a medio y largo plazo, crea pobreza: «La ayuda a la pobreza genera pobreza». Esto se explica porque ya en el sistema capitalista cada uno tiene lo que se merece. Entonces, un empresario con gran capacidad de creación de riqueza y de producción de bienes y servicios que satisfacen las ilimitadas necesidades humanas, verá reducidos sus ingresos con lo que no podrá seguir creando riqueza en la misma proporción. Esta parte de los ingresos se trasladará a los más necesitados, que no aportan nada al sistema productivo y, por ende, reciben un dinero que no les pertenece. Por decirlo en términos pedestres, el dinero va hacia donde no tiene que ir. Es imposible concebir como justo que a un trabajador, como acaece en España, se le retire el 60 % de su sueldo para cubrir el gasto público: financiar subvenciones, armamento (en algunos países, nuclear), sanidad, educación; mientras que a un parado se le aporte el 100% de sus ingresos sin ningún trabajo. Es decir, a fin de cuentas es más rentable permanecer en el desempleo que trabajar.

Es así como cayó el Imperio Romano, a saber: declarando la ciudadanía, con todos los privilegios, a todos los habitantes del imperio. Además se promovió la política de panem et circenses (pan y circo) lo que originó que los productores de trigo dejaran da producir, ya que era gratuito. Y, al fin, que cayese todo el imperio poco a poco. El socialismo provocó la caída de Roma.

La igualdad económica debida por el intervencionismo del Estado, por un atentado contra la libertad, es profundamente injusta y, a la postre, genera una pobreza. De modo que en teoría económica se plantea la siguiente disyuntiva: o desigualdad o pobreza. La justicia, en Economía, recibe el nombre de equidad y podría definirse como cada uno tiene lo que se merece. Así, en los países desigualitarios, existe una profunda equidad, mientras que en los igualitarios, como los que abogan por la propiedad común, la equidad es prácticamente nula. Llegados a este punto, hay que hacer una clara diferencia entre un sistema económico (capitalismo, comunismo, …) y un sistema político (demarquía, democracia, …), ya que claramente estos dos tipos de sistemas son dicotómicos, aunque, generalmente, sulen irradiarse entre sí, a saber: tras el capitalismo, suele llegar una democracia, por ejemplo. De modo que algunos críticos erran al culpar al sistema capitalista de errores producidos por el sistema político. Por ejemplo, las crisis económicas son producidas por el sistema político que es contrario al sistema capitalista; pero esta cuestión será analizada en el próximo fascículo. Además, el sistema político, para que la economía capitalista funcione plenamente, debería de olvidarse por completo del sistema económico.

Como los lectores habrán podido observar, he utilizado un lenguaje cuasi apodíctico  al afirmar que intentar generar igualdad mediante la violación de la libertad termina provocando pobreza e injusticia. Pero, en este caso, esta afirmación es inconcusa y, por ello, la demostraremos.

Normalmente, en divulgación económica, toda afirmación debe ir acompañada de una demostración. En este caso, dejaré la demostración de la mano del laureado catedrático de Economía Jesús Huerta de Soto de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Demostrará como, en el capitalismo, no existe la plusvalía; que cada individuo será recompensado exactamente con la misma cantidad que ha aportado al proceso productivo: la quintaesencia de la justicia social. Y que por mucho que la empresa se empestiñe en pagar muy poco al trabajador en relación a lo que produce (o mucho, ya que la actividad empresarial se desarrolla en un ámbito de incertidumbre), los precios y los salarios se verán modificados hasta el punto de que el trabajador cobra exactamente lo mismo que aporta. Aunque, luego, de ese salario se le descontará un porcentaje altísimo destinado al Estado.

Demostración de la siguiente ley económica: A cada uno se le paga por lo que aporta en el proceso productivo.


Medidas desmedidas

Voz masculina:

Voz femenina:

El 1 de Enero de 2010, escribí un artículo para este mismo blog en el que planteaba algunas medidas económicas para salir de la crisis. Se ha cumplido exactamente aquello que pronostiqué: espiral de desempleo-déficit, es decir, que si el gobierno no cambiaba de política económica; el desempleo y el déficit aumentaría a largo plazo.  Es exactamente lo que ha ocurrido.

En aquel momento, la situación no era tan gravemente desastrosa como la de ahora: el dé- ficit era ocho mil millones de euros inferior, situándose  en setenta y cinco mil millones de euros aproximadamente; el desempleo no superaba los cuatro millones; la coyuntura inter- nacional era favorable; la confianza en España era mayor. La situación era desastrosa, pero ahora lo es aún más. Por este motivo, Europa acaba de aprobar un fondo para salvar, en ca- so de necesitarlo, a paises como España. Qué razón tenía Ortega con que España era el problema y Europa la solución.

Dirigentes Europeos han obligado al gobierno de España a que tome medidas serias y ur- gentes para reducir el déficit. Asimismo, el presidente Obama ha comunicado a Zapatero el deseo de que España salga de esa situación tan perjudicial. Y Zapatero, hace lo propio y emprende una serie de medidas urgentes para evitar que el país se vaya a la quiebra. Las medidas son las siguientes:

– Reducción del salario de los funcionarios en un 5% y congelación de los salarios en 2011.

– Reducción del 15% del salario de los miembros del Gobierno.

– Eliminación de la ayuda de dos mil quinientos euros por hijo nacido.

– Suspensión de la revalorización de las pensiones en 2011.

– Eliminación de la jubilación parcial.

– Austeridad farmacéutica.

En mi opinión, estas medidas son necesarias a medio plazo. Dicho de otra forma más colo- quial :  casi cualquier medida es buena en este momento. Puede que, a corto plazo, la situa- ción económica de las personas se vea afectada, pero estas medidas urgentes conducen a una mejora económica. Hay que matizar que estas medidas tienen que suponer una antesala del reformismo económico y no quedarse en un principio. Estas medidas tienen que acompañarse, poco a poco, con medidas más globales, más estructurales que ocasionen el vislumbramiento de los «brotes verdes» y una salida de la crisis. Es verdad que al gobierno le quedaban dos actitudes: realizar este tipo de medidas o no hacerlas y mirar como el país se hundía. Por este motivo, me parece más positiva que negativa la reacción del gobierno.

Comparecencia de Zapatero en Europa.

Dicho esto, estas medidas se han tomado no por la crisis económica, sino por la propia ac- ción del gobierno. De haberse actuado en Enero de 2010,  no serían necesarias unas medi- das tan urgentes y la situación económica estaría algo mejor. Por tanto, el gobierno ha gestionado la economía con una nota de cero sobre diez y los problemas que la acción de gobierno ha causado los está resolviendo con una nota de cuatro sobre diez.

¿Por qué estas medidas merecen un cuatro? ¿Por qué no merecen, al menos, el aprobado? En primer lugar, porque el causante de las medidas no es la acción responsable del gobier- no, sino que han sido obligadas por la Unión Europea. Analicemos ahora las medidas en sí mismas sin tener en cuenta el causante ni la persona que las realiza.

En segundo lugar, porque se podían haber reducido más los sueldos a los miembros del go- bierno y a los diputados del parlamento en general. Asimismo, se podían haber eliminado ministerios superfluos y eliminar o, en su defecto, recortar las subvenciones a los sindica- tos.

Pero, sobre todo, estas medidas no se merecen el aprobado porque reducir las ayudas a las empresas, reducir los sueldos de los funcionarios y aumentar los subsidios de desempleo ; son políticas miópicas, que no tienen  en cuenta el futuro, y que seguirán creando paro -de no ser acompañadas con medidas estructurales-.  Pero «dentro de lo que cabe», el balance general es más positivo que negativo puesto que una nota de cuatro a un gobierno que nun- ca supera el tres, siempre es positivo.

Estadísticas de España IV: PIB

El PIB (Producto Interior Bruto) español, es decir, el valor de los bienes producidos en España, desde el año 2007 se ha invertido provocando una bajada de 8,4 puntos situándose, en el año 2009 en el -4,2 %. Desde ese año ha ido decreciendo, en menor medida, pero sigue decreciendo. Esto no solamente indica que se venda menos sino que indica que se produce menos. Cada día que pasa se producen menos productos y esto es muy grave porque todo está sustentado en la economía y en la producción; si esta decrece, el bienestar del país decrecerá y por tanto, la riqueza también decrecerá.

Este decrecimiento lo estamos sufriendo todos y, lo más grave, es que, posiblemente, este ciclo económico de crisis sea un ciclo largo de entre diez y veinte años. Si unimos este ciclo con la pronosticada extinción del petróleo podríamos unir dos crisis: la crisis actual -financiera y de confianza en los mercados- con la crisis del petróleo -muchísimo más grave pues, prácticamente, toda la economía actual está sustentada en el petróleo-. Sin petróleo no hay alquitrán, no hay plástico, no hay energía para fabricar como se fabrica ahora. Esto que, posiblemente, ocurrirá ocasionaría una gran crisis que podría llevarnos a épocas poco desarrolladas comparables a los años 1800.

Estadísticas de España II

Por si alguien no sabe la definición de lo que es un desempleado: persona que tiene más de 16 años, que está en disposición de trabajar, que está buscando activamente un empleo y no lo encuentra después de un cierto tiempo (unos meses). No se le considera parado al que busca empleo, no lo encuentra y deja de buscar. Por tanto, estas cifras de paro son de personas que llevan buscando todos los días un empleo durante varios meses incluso años. Es bueno también recordar que se le ha pagado a personas para que no figuren en las listas de desempleo, así como el Plan E, que como demuestra el siguiente gráfico, ha servido para mucho. Mas bien, diría yo, para muchísimo.

Bueno, dado que ayer se hizo oficial la cifra de paro más alta de la historia de España con mas de 4 millones, he decidido subir el gráfico sobre la evolución del paro en España desde 1999 hasta el día de ayer. Asimismo, quiero añadir que de los cuatro millones casi tres cobran el subsidio de desempleo. Está previsto que para 2012 aumente el paro hasta los cinco millones de parados, por esas fechas los que recibiran el subsidio serán menos de 2 millones debido al déficit de que hablé en otra entrada y del que hablaré posteriormente con otro gráfico. Así que así quedaría el balance:

  • Parados sin subsidio 2010: + de 1 millón
  • Parados sin subsidio 2012: + de 3 millones

Todo esto sin contar el dinero que se ha quitado a los pensionistas y el IVA que subirá en pocos meses al 18 %. Los que nos espera es poco…

Los datos de este gráfico, pertenecen a las personas apuntadas en la lista de paro o al INEM, existen muchas personas paradas y no apuntadad. Por esto, se dice que los datos de paro son INEM son menos fiables que los de la EPA. La EPA (ecuesta de población activa) da datos mucho más fiables y, generalmente, son más los parados según la EPA. Así que tendremos que esperar a los nuevos datos de la EPA para conocer con más fiabilidad la realidad de España.

Crisis política

Vivimos no solo en tiempos de crisis económica sino que también vivimos en crisis política y crisis de valores.

Como comenté, en mi entrada sobre las medidas para la crisis, la crisis económica proviene de los bancos poderosos, egocéntricos y egoístas, es decir, la crisis económica es una consecuencia de la crisis de valores. Por el 2007, nos creíamos una civilización apoteósica, el «ombligo» del universo (esto siempre lo hemos creído) y que nada ni nadie nos podría hacer retroceder y todo esto fue lo  que nos situó en una crisis de valores, luego política y por último, en una crisis económica.

Si hay una crisis económica es porque algo importante va muy mal. La política va muy mal, sobre todo, la política española. Voy a plantear algunas medidas que desde mi punto de vista harían resurgir a la política.

Medicina para la política

Para cambiar a una mejor política se deberían dar las siguientes características y reformas:

  • Régimen político: República. La monarquía en el S. XXI es evidente que no sirve para nada bueno sino que sirve para estorbar y molestar.
  • Cambio del sistema de votación por otro más justo y equitativo.
  • Gran reforma del poder judicial. Hay que otrorgar muchos más medios materiales al poder judicial además no se debe ser tan permisivo con las personas que hayan cometido delitos. Un asesino no puede estar en la calle, entre otras muchísimas más cosas. Ya lo hemos visto en el caso de Mari Luz o Marta Del castillo.
  • Supresión de cargos e instituciones superfluas. Dígase senado o cualquier otro.
  • Actualización de la Constitución. Una Constitución no puede mantenerse tantos años invariable ya que con los años las cosas cambian, hay nuevos conceptos, etc.
  • Creación de un organismo que controle a los políticos y estos que controlen al organismo. Es decir, el organismo de control y los políticos se controlan mutuamente. Como ocurría en la antigua Grecia que existía el congreso de los 500 que controlaban a la asamblea.
  • Separación absoluta de poderes. Es evidente que tal separación no existe y que el gobierno puede influir en la justicia. Es un error que el gobierno pueda nombrar a la fiscalía. Esto se está viendo en casi todos los delitos en influyen al gobierno o a partidos políticos. Véase los GAL o el 11-M
  • Debería existir una normativa que impidiera al mismo presidente, alcalde, presidente autonómico, etc. realizar un función más de 8 años ya que los grandes problemas en la política surgen a largo plazo. Además es muy importante la alternancia y competitividad en la política.
  • Como dije en la entrada sobre las medidas de la crisis, el dinero es el causante de muchos problemas y como dijo Quevedo: «poderoso caballero es don dinero». Hay que nacionalizar los bancos importantes.

Creo que con estas medidas y algunas más se podría evitar lo que estamos viendo actualmente que ni el gobierno, ni la oposición, ni la economía, ni los valores y ni la justicia van por el camino correcto.