El movimiento psicodélico: la década de la paz y el amor (II)

La música psicodélica

Probablemente la mayor manifestación cultural del movimiento psicodélico la encontremos en la música. Fue en conciertos donde se dieron las congregaciones más numerosas de gente y en conciertos donde se exhibió con mayor claridad la estética y los valores del movimiento. Es de justicia, pues, analizar las momentos musicales más importantes del movimiento psicodélico.

La música psicodélica encontró en EE.UU y Gran Bretaña sus dos bastiones principales. Prácticamente la mayoría de grupos de renombre provienen de estos dos países. Como el resto del movimiento, introdujo algunas innovaciones que rompían con la tradición musical del momento, si bien conservaba algunos de sus elementos. Las características fundamentales son:

– Introducción de instrumentos orientales como el sitar y la tabla.

– Incorporación de la guitarra eléctrica, nacida en los años 50.

– Letras esotéricas y surrealistas.

– Referencias a drogas en las letras.

– Uso de sintetizadores e instrumentos con teclado.

– Énfasis en solos instrumentales e improvisaciones.

El ambiente artístico de la San Francisco de los años 60 atrajo a librepensadores y artistas de todo el país, que se iniciaron en el consumo del peyote, LSD y marihuana, ya fuera por curiosidad o para llamar a las musas. Ellos no fueron los primeros músicos en consumir drogas para inspirarse. Ya antes era habitual el consumo de droga en los ambientes del blues y el jazz. La música psicodélica trataba de llevar a la melodía las experiencias alteradores de la conciencia que producían estas drogas.

El sitar, instrumento originario de la India.

Las primeras manifestaciones de música psicodélica corrieron a cargo de Bob Dylan con Mr. tambourine man y Subterranean homesick blues en 1965, canciones en las que se hacía referencias a drogas. Justo en este mismo año, los Beatles se iniciaron en el consumo de LSD y fruto de ello surgieron temas como Day tripper. Un año antes, grabaron I feel fine, donde introducen el acople de guitarra, que tendría una gran influencia en los posteriores grupos psicodélicos. Con Norwegian wood en 1965 introdujeron también el uso del sitar indio. Sin ninguna duda, los Beatles fueron quienes más  contribuyeron a la popularidad de este género. Sin embargo, el primer grupo en autodenominarse como psicodélico fueron los tejanos de 13th Floor Elevators con su album de 1966 The Psychedelic Sounds of the 13th Floor Elevators. También es importante mencionar a los Grateful Dead, grupo fundado en 1965 y que participó en los primeros conciertos psicodélicos californianos.

En los meses sucesivos el movimiento comenzó a expandirse y surgieron bandas de gran envergadura como The Doors, H.P. Lovecraft, Country Joe and the Fish, The Jimi Hendrix Experience y, en Reino Unido, los Cream, Pink Floyd y un largo etcétera.

Los años de apogeo de esta música se suceden entre 1967 y 1969. En el verano del 67 tuvo lugar lo que acabó llamándose The summer of love, cuando más de 100 mil personas se dieron cita en el barrio de  Haight-Ashbury, en San Francisco. Más tarde tendremos tiempo de hablar de él. La música psicodélica llegaría a su cénit en 1969 con el festival de Woodstock, en el estado de Nueva York. Allí, durante tres días, se dieron cita más de medio millón de personas, con conciertos de artistas como Santana, Grateful Dead, The Who, Jimi Hendrix, entre otros.

A principios de los años 70, el movimiento psicodélico fue decayendo, debido, en parte, a las muertes de iconos como Jimi Hendrix.

Jimi Hendrix durante su actuación en Woodstock

El movimiento hippie

Hasta ahora hemos visto el desarrollo musical y literario que tomó el movimiento, pero sin duda la psicodelia fue algo más que producción  artística. Fue también un estilo de vida, una estética, una forma de pensar y es esto lo que voy a tratar de exponer a continuación, haciendo referencia a lugares comunes mostrados anteriormente.

Podemos buscar el origen del movimiento hippie en los años 40. Es cuando nace el término hipster, que denominaba a una tribu urbana aficionada al jazz y que imitaba algunos  comportamientos de las grandes estrellas, como el consumo de marihuana, flexibilidad ante la sexualidad y una pobreza autoimpuesta. También manifestaban una moral apartada de la predominante.

Durante los años 50, como hemos indicado, aparece la Generación Beat, que recoge parte de esta tradición de vida alternativa, si bien no todos patrocinaban drogas psicodélicas. Kerouac era entusiasta del alcohol, Burroughs, de los opiáceos y Ginsberg, de la LSD.

Imagen estereotipada del beatnik.

A finales de los 50, Timothy Leary y Aldous Huxley colaboran junto a otros investigadores en el Psylocibin Project. El éxito de este proyecto atrajo a un buen número de artistas e interesados en el tema. Ante tal aluvión de demanda, hubo algunas posturas encontradas entre Leary y Huxley. El primero defendía democratizar el uso de LSD y peyote; era algo que todo el mundo debía probar para conseguir liberarse. Huxley, en cambio, se mostraba prudente. Había observado la cautela y preparación con la que los pueblos indígenas tomaban las drogas visionarias y creía que había tratar la droga con respeto; debía ser tomada en su contexto para evitar problemas mayores. Aun así tampoco se mostraba elitista al respecto, únicamente defendía un uso responsable.

En 1964 surgieron en California los Merry Pranksters, comandados por el escritor Ken Kesey, que llevaron la psicodelia por todo el país en su bus escolar decorado con colores llamativos. En sus sucesivos viajes por todo el país, realizaron lo que se llamaron Acid tests, fiestas en las que se consumían drogas psicodélicas y se escuchaba música de los Grateful Dead. Kesey quería expandir el uso de LSD para lograr un cambio de mentalidad en la sociedad.

Obra del periodista Tom Wolfe que recogió las experiencias de los Merry Pranksters

Importante fue también el papel que el movimiento hippie jugó en las protestas contra el Vietnam. Acompañados del lema Peace and Love, los hippies protestaban contra una guerra que consideraban de agresión e iba en contra de su lucha por un mundo de fraternidad y amor. Muchos de los sindicatos estudiantiles que participaron en estas manifestaciones afirmaban haber consumido LSD y defendían unos valores similares a los profesados por los hippies. Son conocidos los episodios de quema de tarjetas de reclutamiento para el ejército, que tuvieron lugar en las principales ciudades del país. A pesar del papel de un sector del movimiento en las protestas contra la guerra y la defensa de los derechos civiles, una gran mayoría de hippies permaneció ajena a la política.

Episodio de quema de tarjetas de reclutamiento.

Como se dijo antes, durante el Summer of love, se dieron cita más de 100 mil hippies en Haight-Ashbury. Durante este tiempo se exhibió el estilo de vida alternativo que aportaron: Música, libertad sexual, consumo de drogas, vida en comunidad. Todos estos lugares comunes del movimiento hippie tuvieron lugar en un ambiente de lo más heterodoxo; los había de sesgo más político, otros que preferían la vida comunal y que el gobierno no interviniese en sus vidas, etc.

La cumbre del movimiento llegó en Woodstock en 1969, que marcaría el principio del fin de la psicodelia. Bajo el lema «3 días de música y paz» el paisaje se tiñó de una realidad policromática, tiendas de campaña, hombres barbudos y de pelo largo, mujeres desnudas y música psicodélica.

Influencias

Si bien el movimiento supuso un soplo original e innovador, algunas de las ideas centrales hunden sus raíces en el siglo XIX y principios del XX. Es notable la influencia del filósofo de Massachusetts Henry Thoreau, que vivía en una cabaña fabricada por él mismo apartado de la gran ciudad. En su obra Walden defendía la autosuficiencia del ser humano y criticaba a aquellos que vivían con más allá de lo estrictamente necesario, ideas que más tarde tendrían eco en la crítica al consumismo lanzada por los hippies.

Cabaña del filósofo Henry Thoreau.

También de notable importancia es la influencia de Walt Whitman, poeta considerado el padre del verso libre y que expresó en sus obras una sexualidad abierta, a veces calificada de obscena, y amor por la naturaleza. Allen Ginsberg lo tenía como su mayor referencia y no faltan las menciones a su figura a lo largo de toda su obra.

No podemos olvidar en este punto al movimiento alemán Wandervogel. Este fue un movimiento de estudiantes de clase media que surgió en Berlín en 1896. En un momento de fuerte industrialización, influidos por el romanticismo alemán, defendían volver a formas de vida más cercanas a la naturaleza. Tras la Gran guerra, terminaría transformándose en el movimiento boy scout.

Símbolo de los Wandervogel.

Por último, otro alemán, Hermann Hesse, comenzó a introducir la filosofía oriental en obras como Siddharta, en las que se defendía el abandono de las ciudades y el regreso a la naturaleza.

Es verdad que el movimiento hippie desapareció prácticamente a principios de los 70, pero no puede decirse que su existencia resultara vana. El rock psicodélico supuso el puente entre el blues rock y el hard rock y el heavy metal. El legado musical y literario ha influido notablemente en la cultura de las décadas posteriores. Aunque ya apenas hay hippies en el sentido original, algo de ellos ha pervivido en nuestras actitudes contemporáneas, canalizadas politico-socialmente a través del movimiento ecologista.

El movimiento psicodélico: la década de la paz y el amor (I)

Los años 60 nos dejaron momentos de enorme relevancia: la crisis de los misiles, las muertes de Kennedy y Marilyn Monroe, el movimiento por los derechos civiles, etc. Sin embargo, desde el punto de vista cultural es difícil discutir el protagonismo del festival de Woodstock en 1969: 500 mil personas disfrutando de la música, bajo los efectos de las drogas, hablando de paz y amor y sin producir un solo altercado por violencia. Fue el culmen de una década de rebeldía, resistencia pasiva, LSD, rock psicodélico y literatura original e innovadora. Por supuesto, lo que ocurrió en Woodstock no fue algo espontáneo, sino curtido a través de dos décadas de contestación.

El telón de fondo

Es necesario hacer un esbozo de la situación político-económica que existía en EE.UU desde mediados de los años 40 hasta finales de los 60.

Tras el crack del 29, que llevó a millones de estadounidenses al paro, y la Segunda Guerra Mundial, que supuso el racionamiento de comida y pérdida de calidad de vida, la economía comenzaba a estabilizarse. Poco a poco, los millones de soldados que regresaban del frente se iban recolocando en otros puestos de trabajo. El PIB volvía a crecer con fuerza y la sociedad estadounidense vivía un momento de opulencia y progreso tecnológico. Por poner un ejemplo, durante los años 50 se vendieron en EE.UU más de seis millones y medio de coches. La mayoría de estadounidenses tenía ahora las necesidades básicas cubiertas, por lo que ahora reorientaban su interés hacia productos más prescindibles. Es el comienzo de la era del consumismo y la abundancia.

En cuanto a la política exterior, EE.UU se había consolidado como superpotencia mundial junto a la URSS. De este choque de titanes nació la Guerra Fría, que mantuvo en conflicto político y cultural a ambos países hasta principios de los años 90. En EE.UU, la Guerra Fría llevó a una persecución del comunismo en casa que desató cazas de brujas y restricción de algunas libertades, así como una política exterior decididamente expansiva.

El fantasma de la esclavitud todavía se posaba sobre los EE.UU: había colegios públicos donde se segregaba a niños blancos y negros, en algunos estados no se permitía votar a los negros y se seguían sucediendo episodios de linchamiento contra estos. En respuesta a esta realidad surge el movimiento por los derechos civiles, que durante los años 50 y 60 buscan eliminar las barreras raciales a través de la influencia política y la resistencia pasiva. Poco a poco, el racismo fue cediendo. En 1954, el Tribunal Supremo declaraba inconstitucional la segregación en los colegios públicos, pero la mayor victoria del movimiento llegó en 1964 con la Civil Rights Act, que ponía fin a la segregación en las escuelas públicas y hacía cumplir el derecho al voto de todos los ciudadanos, sin importar su color de piel.

En muchos estados, había fuentes públicas para blancos y fuentes para negros.

Tras la Guerra de Corea (1950-53) , que daba el pistoletazo de salida al imperialismo de la Guerra Fría, EE.UU se embarcó en 1959 en la Guerra del Vietnam, larga guerra que se prolongó hasta 1975 y dejó en las filas estadounidenses más de 50 mil muertos y 300 mil heridos. Durante los años 60 provocó un movimiento de protesta de origen claramente psicodélico.

Durante los años 60, más de 70 millones de niños nacidos tras la Segunda Guerra Mundial se estaban haciendo adolescentes o adultos jóvenes. Eran los llamados baby-boomers. EE.UU era un país joven, con las energías renovadas y un  buen número de estos jóvenes tenían ganas de cambio, de dejar a un lado la América tradicional y reinventar la música, la literatura y el arte. Es aquí donde cobra fuerza el movimiento psicodélico.

La LSD, fundamento de la psicodelia:

En el año 1938, el químico suizo Albert Hofmann sintetizó la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) en los laboratorios de Sandoz mientras estudiaba los derivados del ácido lisérgico para tratar los dolores del parto. La droga permaneció en los cajones de su laboratorio hasta 1943, cuando volvió a trabajar con ella y accidentalmente absorbió una pequeña cantidad a través de los dedos de las manos y su estado de percepción comenzó a cambiar a la media hora. Hofmann señaló que sintió inquietud y un ligero mareo y experimentó un aumento de la capacidad sensorial, con una imaginación fuertemente estimulada. La LSD, como se fue descubriendo con su experimentación, sumerge al tripper en un estado alterado de la conciencia, en el que los colores ganan intensidad, las formas cambian y y el exceso de información funde al ego con el ambiente, logrando un nivel pleno de empatía.

Albert Hoffman

Una droga de tales características no tardó en llamar la atención de científicos, literatos, artistas y hasta de la CIA. En el terreno de la psiquiatría, muchos profesionales emplearon la droga para mejorar sus técnicas terapéuticas. La capacidad de la LSD para hacer aflorar el subconsciente se presentaba como una oportunidad de oro y distintas escuelas de psicología trataron de adaptarla a sus métodos. En psicoterapia  general, el uso de la LSD, en dosis medias y bajas, buscaba mejorar la comunicación entre el paciente y el terapeuta ya que, en el caso de las psicosis, por ejemplo, se prefería que ambos estuviesen al mismo nivel de percepción. La terapia psicodélica, que utilizaba dosis más altas, trataba de producir un cambio brusco en la personalidad para estimular un cambio en el mismo.

En 1959, el psicólogo Timothy Leary inició en Harvard el Harvard Psylocibin Project, una serie de experimentos con psilocibina, mescalina y LSD que trataba de demostrar la utilidad de este tipo de drogas . El éxito de estas prácticas le creó fama en un mundillo alternativo que no paraba de crecer y pronto se convertiría en el mesías de un sector importante del movimiento psicodélico.

A la CIA le interesó la potencialidad que podría tener la LSD a la hora de anular la voluntad. A través del proyecto MKUltra, iniciado a principios de los 50, la CIA llevó a cabo experimentos con el fin de encontrar una droga útil para los interrogatorios, que obligasen al enemigo a revelar la verdad. Las investigaciones se abandonaron en los años 60 porque no se pudieron lograr los objetivos pretendidos.

La generación Beat

Como consecuencia de lo esbozado anteriormente, desde finales de la Segunda Guerra Mundial reinaba el conformismo en diversas esferas de la sociedad. La literatura no era una excepción. El joven ideal era aquel que iba a la universidad, acababa con un empleo de white collar y los únicos vicios que se permitía eran unas cervezas y unos cigarrillos.

Ante tal ambiente nace una nueva generación de escritores que busca romper el orden establecido. Entre sus características podemos destacar el rechazo del materialismo y los valores predominantes unido a la influencia de la filosofía oriental, de corte budista o hindú, la sexualidad alternativa y la experimentación con drogas visionarias como el LSD, el peyote o la marihuana. En el terreno formal, destaca la introducción de nuevos estilos, como, por ejemplo, la técnica cut-up, popularizada en los años 50 por William Burroughs. Ésta consistía en cortar segmentos de un texto y crear a partir de este uno nuevo.

De entre los autores más importantes podemos destacar al poeta Allen Ginsberg, que publicó Howl (Aullido) en 1956, un poema escrito en verso libre y que narra las experiencias de esta generación. El acercamiento que hace a la homosexualidad le valió posteriormente varios juicios por obscenidad. Jack Kerouac editó On the road (En el camino) en 1957, libro que se convertiría en la hoja de ruta del movimiento hippie. Describe viajes con sus amigos recorriendo los Estados Unidos hasta llegar a California, todo con el jazz como telón de fondo. El último de los grandes de la Generación Beat fue William Burroughs y su Naked Lunch (El almuerzo desnudo) de 1959. Con marcada obscenidad, narra la miserable vida de los yonkies enganchados al opio y la heroína. Burroughs, que fue también adicto a los opiáceos, tuvo que enfrentarse con la censura por esta novela, pero tras su victoria consiguió acabar de una vez por todas con la censura en los EE.UU.

Edición inglesa del On the road de Kerouac

Estos tres escritores se dieron cita en Nueva York y más tarde se trasladaron a San Francisco, excepto Burroughs. El nombre de Beat Generation surge en 1948 en una conversación entre Jack Kerouac y el escritor John Clellon Holmes. La palabra beat significaba entre la comunidad negra de los años 40 «cansado, desanimado». Años más tarde, en 1952, John Clellon Holmes escribe en un artículo:

«The origins of the word ‘beat’ are obscure, but the meaning is only too clear to most Americans. More than mere weariness, it implies the feeling of having been used, of being raw. It involves a sort of nakedness of mind, and, ultimately, of soul; a feeling of being reduced to the bedrock of consciousness. In short, it means being undramatically pushed up against the wall of oneself. A man is beat whenever he goes for broke and wagers the sum of his resources on a single number; and the young generation has done that continually from early youth.»

«El origen de la palabra beat es oscuro, pero su significado está muy claro para la mayoría de estadounidenses. Más que mero agotamiento, implica la sensación de haber sido utilizado, de estar resentido. Supone una especie de desnudez de la mente, y,  en última instancia, del alma; una sensación de ser reducido a la base de la conciencia. En pocas palabras, significa ser empujado de forma no drástica contra la pared de uno mismo. Un hombre es beat cuando elige arriesgarse y jugarse todos sus recursos a una sola carta; y esta joven generación ha hecho eso continuamente desde su juventud temprana.»

Pero Kerouac más tarde quiso añadirle el matiz de upbeat (animado) y beatific (beatífico). El influjo de este movimiento generó el cliché periodístico beatnik, que reunía los elementos más superficiales de la Generación beat. La escritora estadounidense Joyce Johnson describiría así la imagen estereotipada que de este movimiento absorbió la cultura popular:

«Beat Generation’ sold books, sold black turtleneck sweaters and bongos, berets and dark glasses, sold a way of life that seemed like dangerous fun—thus to be either condemned or imitated. Suburban couples could have beatnik parties on Saturday nights and drink too much and fondle each other’s wives.»

«La Generación beat vendió libros, vendió jerseys negros de cuello alto y bongos, boinas y gafas negras, vendió un estilo de vida que parecía un entretenimiento peligroso – que debía ser o condenado o imitado. Las parejas de las afueras podían celebrar fiestas beatnik el sábado por la noche, beber en exceso y sobar a las esposas de otros.»

Por último, y aunque no tan comúnmente asociado a la Generación Beat, es importante nombrar a Ken Kesey, que se consideraba a sí mismo la conexión entre la Generación Beat y el movimiento hippie. Una de sus obras más famosas, One flew over the cockoo’s nest (Alguien voló sobre el nido del cuco) fue escrita, en parte, bajo los efectos del LSD. En 1964 comandó los Merry Pranksters, que vivían en comunas y recorrían EE.UU en un bus escolar e iban repartiendo LSD.

 

Bus escolar de los Merry Pranksters.

Delirios matutinos (Relato-Dibujo Claudia Repiso y Daniel Soler)

 

Alfonso se despertó pasado el canto de los pájaros con la sensación de no haber dormido lo suficiente. Como todas las mañanas, la sintética melodía de su teléfono móvil lo despertaba puntualmente dejándole la habitual sensación de odio melódico en el cuerpo. Una vez de pie, miró por la ventana y se deleitó con la tétrica belleza del hermoso paisaje invernal malagueño. En el cristal de la ventana dos gotas de agua corrían como en una competición para juntarse en un punto concreto y volver a ser una. Aquel día no tenía clase, así que podía disfrutar plácidamente de los instantes posteriores al despertar, cuando todo es más bonito y el tiempo pasa más lento. Fue a la cocina para prepararse el desayuno con la torpeza de quien se ve abrumado por el sueño.
Sumido en un estado de subconsciencia podía sentir cómo su mente volaba dándole rienda suelta a la imaginación.
Mientras se calentaba la leche en el microondas volvió por un instante a su habitación para hacer la cama, pero justo antes de coger las sábanas, se percató de que la ventana estaba abierta. No recordaba haberla abierto al levantarse, sólo que la noche anterior estaba cerrada a cal y canto.

Mitos sobre el capitalismo – Vivimos en un sistema capitalista

Una de las mentiras más difundidas en los últimos años sobre el capitalismo es la de que realmente vivimos en él, hasta tal punto que algunos incluso lo llaman salvaje. Con la llegada de la crisis financiera muchas han sido las voces que no han dudado en señalar al libre mercado como principal causante de esta. Desde ciertos sectores se ha matizado esta afirmación y se ha defendido que fue a partir de los años 80, con los mandatos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, cuando se reanudó la era del capitalismo descontrolado bajo la doctrina del neoliberalismo. En el presente artículo trataré de explicar por qué no vivimos en un sistema capitalista, cuáles han sido las causas de la crisis y por qué Reagan y Thatcher no supusieron un regreso a la libre empresa.

La definición más general de capitalismo que se maneja es la de un sistema económico en el que los medios de producción se encuentran en manos de particulares, en contraposición al intervencionismo, en el que los medios de producción están controlados parcial o totalmente por el estado. Ciertamente, no se puede negar que nuestro sistema económico contenga grandes elementos capitalistas, pero eso no implica que la intervención del estado no anule una buena parte de estos.

Los problemas a la hora de clasificar una determinada realidad dentro de un concepto no son nuevos. La semántica se topó con este obstáculo desde su nacimiento como disciplina. A finales del siglo XX la semántica cognitiva nos enseñó, a grandes rasgos, que clasificamos los conceptos en función de su grado de semejanza con un prototipo ideal, es decir, que los significados son desplegados en una escala según su parecido con una idea que se encuentra en nuestra mente. Así, un gorrión se acerca más a nuestra concepción de ave que, por ejemplo, un pingüino, a pesar de que los dos se encuentran bajo el mismo paraguas léxico. De igual manera, nuestro sistema económico actual guarda un buen número de semejanzas con el prototipo ideal de capitalismo que definí antes, pero también comparte una serie de características con el ideal de intervencionismo.

Ahora bien, ¿qué aspectos de nuestro sistema económico demuestran que nos encontramos muy alejados del ideal de capitalismo? Son varios los factores que contribuyen a esta realidad. Para empezar, muchos de los servicios que se ofrecen en las naciones llamadas capitalistas (Europa, Norteamérica, Japón…) corren a cargo del Estado, es decir, algunos medios de producción se encuentran en manos públicas, como es el caso de la sanidad, la educación, parcialmente la vivienda, prestaciones por desempleo, pensiones etc. Para poder financiar todos estos servicios el Estado se ve en la necesidad de cobrar impuestos que oscilan entre el 35 y el 50 por ciento de la renta de cada ciudadano. Es cierto que muchas de estos servicios incluyen la participación privada en algunos casos, pero el margen de maniobra que tienen los particulares es muy reducido. ¿Qué aspectos acercan nuestro sistema económico al ideal de capitalismo? Como decía antes, nuestra sociedad incluye grandes elementos del capitalismo, a saber, la comida, le tecnología, la ropa, televisión, y un largo etcétera. También es verdad que, salvo excepciones, en todos estos países el sector privado es, en general, mayor que el público. Según se incline la balanza entre lo público y lo privado, podremos decir que un país está más cerca o más lejos del capitalismo.

¿Qué ocurre con el sector financiero? La mayoría de los bancos son privados, lo que lleva a mucha gente a engañarse respecto a la naturaleza de su funcionamiento. Según las tesis intervencionistas la crisis financiera se ha debido a la falta de regulación de los bancos y por lo tanto la solución es establecer más controles. El problema de este argumento es que ignora que los bancos ya estaban regulados antes de la crisis y que, además, son precisamente estas regulaciones las que han generado la creación y explosión de la burbuja inmobiliaria. Dichas regulaciones consisten básicamente en que los tipos de interés, que dieron lugar a la expansión crediticia y a la burbuja, son fijados por decreto por los Bancos Centrales, que además tienen el monopolio de la emisión de papel-moneda. ¿Si hubiera una empresa que tuviese un monopolio legal para producir patatas, diríamos que el sector de la patata es capitalista? ¿O lo llamaríamos intervencionista ya que se sustenta sobre la coacción estatal que, a través de la legislación, le asegura el monopolio a un sector?

Otra de las regulaciones que ayudaron a generar esta crisis económica fue la Community Reinvestment Act, aprobada en 1977 y que básicamente obligaba a los bancos a ofrecer préstamos a personas que no pudieran permitírselo. Esta ley se fundamentaba en el principio socialista de que todo el mundo debería tener acceso a los créditos bancarios, pudiera devolverlos o no.

Como se ha demostrado, los bancos no sólo estaban regulados antes de la crisis, sino que son estas regulaciones las que nos han llevado al desastre económico.

Por último, los detractores del libre mercado nos han vendido la idea de que, con los gobiernos de Reagan y Thatcher se produjo un retorno al capitalismo desregulado, dando lugar a la crisis actual. Es cierto que estos dos gobernantes lucharon encarnizadamente contra el comunismo y durante sus mandatos se privatizaron cientos de empresas, pero no es menos cierto que ambos subieron los impuestos y, en el caso de Reagan, el gasto público se disparó. Asimismo, los impuestos que paga el contribuyente medio no han parado de aumentar en los últimos 50 años.

Pensamientos atravesados – Claudia Repiso y Daniel Soler (dibujo y minirrelato)

 

Si el sol logró despertarse aquel día, debióse sin duda a los rayos que emanaban de los adentros de esta criatura. Con amarga ansiedad, dirigióse al espejo, que es pantalla del ser para los puros de corazón y llevóse un tremendo sobresalto cuando notó que algo brotaba de sus senos. En un principio, se sintió como en una encrucijada, su alma se encaminó hacia el abismo de las duras decisiones y comenzó a resquebrajarse. Una fuerte luz asomaba por las grandes grietas, cada vez más abundantes en su piel, espantando a la oscuridad de la noche. La sensación del torrente sanguíneo huyendo hacia otro cuerpo purgó todas sus penas y aflicciones. Su líquido vital viajaba con tal impetuosidad que rompió la hilera de cadenas que ataban su cuerpo. Su larga melena comenzó a desaparecer, sus hombros, con un brillo deslumbrante, se alzaron y sus músculos se inundaron de fuerza. Los pechos le comenzaron a decrecer, pero, de repente, una oscura nube de humo le acosó por detrás y, mientras revoloteaba a su alrededor, le gritó con fría voz:

–          Tu cuerpo me pertenece. Bajo mi yugo eres débil. Puedo poseerte en  cuanto me plazca. La cadena que te une a mí está inscrita en tu ADN.

La compungida criatura trató de zafarse sin éxito. Se movía de un lado a otro, su garganta no respondía a las órdenes de su cerebro, que le ordenaba que se activase, que avisara a sus ángeles protectores, únicamente reales en la ilusión. Al fondo la luz se desvanecía, la oscuridad lo impregnaba todo, la sangre volvió a sus adentros y su piel se cubrió de una nueva capa. Desaparecieron las grietas de la superficie, pero su alma permaneció quebrada para siempre. Andrógina no entendió que sólo se vive una vez.

Los días y las noches

Recuerdo que hace unos años, durante mi último curso de la ESO, asistí a una conferencia feminista que versaba sobre las diferencias que la cultura impone a ambos sexos. Aunque el tema central pertenecía al ámbito de la sociología, se abordaron diversas cuestiones relacionadas con la lingüística. Por aquel entonces no reunía el conocimiento necesario para rebatir las teorías que allí se defendían, si bien es cierto que recibí la charla con un elevado grado de escepticismo. Sólo con el paso del tiempo y, tras estudiar a algunos de los principales lingüistas, logré comprender los mecanismos de la lengua y darme cuenta de que mi instinto escéptico se hallaba en lo cierto. En el presente artículo me gustaría poner de relieve algunas de las cuestiones tratadas allí para señalar sus principales defectos teóricos. Toda la conferencia giró en torno a la idea de cómo, a pesar de los avances alcanzados en materia de igualdad, nuestra sociedad continúa siendo profundamente machista. Como ya he apuntado anteriormente, este es un tema que pertenece a la sociología y, por tanto, no forma parte del objetivo de este artículo.
En lo relativo a la lingüística, las ponentes sostenían que:
–    La lengua española, debido a su uso del masculino genérico, discrimina a la mujer y la invisibiliza a los ojos del hablante.
–    La lengua perpetúa esta concepción machista de la realidad dado que es la propia estructura de la lengua la que obliga a los hablantes a tener esa concepción de la realidad.

A continuación trataré de explicar por qué son falsas estas posturas. En primer lugar, cuando se les pide a los defensores de la primera afirmación una solución al problema del masculino genérico, la respuesta con la que nos solemos encontrar es la de utilizar los dos géneros (ciudadanos y ciudadanas, diputados y diputadas, etc.). Sin embargo, esta solución viola una de las características fundamentales de la lengua, que es la economía.
Existe una tendencia en los hablantes a reducir el número de palabras de una oración con el fin de conseguir expresar el máximo de contenido en el menor tiempo posible. Ejemplos de esta tendencia los encontramos frecuentemente en la lengua: las abreviaturas, las siglas, etc. Por tanto, cualquier mecanismo que no respete el principio de economía será rechazado rápidamente por los hablantes. Prueba de ello es que nadie utiliza estas fórmulas, salvo cuando se siente obligado por la presión social. (No es de extrañar que este uso haya quedado relegado al lenguaje político y periodístico)
La segunda razón que me gustaría argüir parte de una explicación del uso del masculino genérico. Si atendemos a las teorías estructuralistas,  el lenguaje se concibe como un sistema con cuatro principios fundamentales: principio de funcionalidad, principio de oposición, principio de sistematicidad y principio de neutralidad. El que nos interesa aquí, el de oposición, afirma que el sistema de la lengua se sustenta en base a una serie de oposiciones. Inicialmente, esta idea se aplicó en el ámbito de la fonología. Se analizan los diferentes componentes de varios fonemas y, dependiendo del número de rasgos que compartan, se parecerán en mayor o menor grado. Por ejemplo, elijamos los fonemas /b/ y /p/. Ambos son bilabiales, pero lo que los hace ser diferentes es la sonoridad; /b/ es un fonema sonoro, mientras que /p/ es sordo. Sin embargo, existen casos en los que las diferencias de estos fonemas son irrelevantes y se produce lo que en fonología se conoce como “neutralización”, es decir, los rasgos distintivos se neutralizan. Por ejemplo, en la palabra “apto”, la posición de la “p” neutraliza el rasgo de sonoridad, surgiendo así un “archifonema”, esto es, la neutralización de esos rasgos distintivos.
Más tarde, estos mismos conceptos se aplicaron en el ámbito de la semántica. En lugar de analizar fonemas, se analizaban palabras. De ellas se extraían unos rasgos distintivos, pero, de nuevo, en algunos casos ese uso se neutralizaba. Por ejemplo, está claro que existen rasgos distintivos entre las palabras “día” y “noche”. Sin embargo, en determinados contextos, se puede utilizar una de esas dos palabras de forma que abarque también el significado de la otra, verbigracia, “Estuve estudiando todo el día”; la palabra “día” en este contexto bien puede abarcar el significado de “noche”. En este caso, se dice que “día” es un archilexema.
Después de este recorrido por las teorías estructuralistas, llegamos al punto clave del argumento que quería esgrimir. Si aplicamos esta misma teoría a la morfología, llegamos a los morfemas “o” y “a” que, por lo general, se utilizan en español para marcar el masculino y el femenino. Así, llamamos “ciudadanos” a los varones y “ciudadanas” a las féminas. En cambio, existen casos en los que este uso se neutraliza, por ejemplo, cuando nos dirigimos a una audiencia en la que hay representantes de ambos sexos. El español resuelve esta cuestión con el masculino genérico, es decir, un masculino que, desprovisto de sus rasgos de masculinidad, sirve tanto para referirse a hombres como a mujeres. A esto se le llama “archimorfema”. Por lo tanto, se podría decir que el uso de “ciudadanos y ciudadanas” tendría el mismo sentido lingüístico que decir “Estuve estudiando todo el día y toda la noche”. Para los ojos de muchos, entre los que me incluyo, el empleo de cualquiera de estas fórmulas resulta cuanto menos ridículo, pues no es más que una repetición de lo que la lengua ya se ha encargado de matizar.
El segundo punto de este artículo es una contra-argumentación a la teoría que sostiene que la estructura de las lenguas perpetúa las diferencias entre hombres y mujeres. Dicha tesis pertenece a un movimiento antropológico llamado “relativismo lingüístico”. Este afirma que la estructura de las lenguas moldea el pensamiento de los hablantes de modo que dos individuos que hablan dos lenguas distintas se hallan en dos mundos diferentes. De lo cual, las ponentes dedujeron que si una sociedad es machista se debe al uso machista de la lengua.
Esta idea es radicalmente falsa, pues se ha comprobado que en ciertas lenguas indígenas se emplea el “femenino genérico” y, sin embargo, la estructura de la sociedad es completamente patriarcal.
Uno de los razonamientos que empleaban las feministas era el hecho de que existieran tantos términos para un mismo referente: prostituta (meretriz, puta, furcia, zorra, etc.). Esta realidad, según ellas, les proporcionaba a los hablantes esa visión de las mujeres. Un buen argumento que hace cojear esta tesis del relativismo lingüístico es la noción de “fosilización lingüística”. Esta asegura que no existe una correlación directa entre el vocabulario de una lengua y la concepción cultural de las palabras. En cualquier caso, esta motivación únicamente existiría en el mismo momento en que se crea la palabra, pero no necesariamente después. Pongamos varios ejemplos: la palabra “histérico” proviene del griego ὑστερικός, que significa “relativo al útero”. Se le dio este nombre porque se pensaba que la histeria era algo exclusivamente femenino. Con el paso del tiempo, a finales del siglo XIX, el Dr. Freud descubrió que también se daban casos de histeria entre varones, sin embargo, se mantuvo el mismo término que hacía referencia únicamente a la mujer. En la actualidad, pocas personas conservan el prejuicio de que sólo las mujeres pueden sufrir de histeria. Si las tesis del relativismo lingüístico fuesen ciertas, todos los hablantes seguirían manteniendo ese cliché.
Otra palabra que podemos utilizar como ejemplo es “átomo”, que significa “que no se puede dividir”. Este término se acuñó en un tiempo en el que se creía que el átomo no podía dividirse en partes más pequeñas, con lo cual, podemos afirmar que sí había motivación entre el significado y el significante. Más tarde, se descubrió que el átomo sí podía dividirse, sin embargo, el término siguió siendo utilizado por los expertos, los cuales “fosilizaron” ese significado original.
Finalmente, me gustaría añadir la conclusión de que la lengua es un ser vivo que se halla en constante cambio y que los prejuicios, los clichés y la discriminación pertenecen a la sociedad y la cultura y sólo se pueden modificar a través de estos, por lo tanto, de su estudio han de encargarse la sociología y la antropología. La lengua es sólo el instrumento que utilizamos para la comunicación de esas ideas que la cultura nos ha metido en la cabeza. Nada más.

Restauremos América Ahora

Los Estados Unidos han comenzado el año 2012 en unas condiciones económicas poco esperanzadoras: la tasa de desempleo alcanza ya el 9.1%, se aproxima una nueva recesión y la deuda nacional se ha disparado hasta el 59% del PIB. Mientras tanto, los políticos del Capitolio continúan empeñados en aumentar el techo de deuda.
La situación política no es mucho más halagüeña. Barack Obama ganó las elecciones en 2008 con un discurso que consiguió ilusionar a millones de estadounidenses que anhelaban un cambio político en Washington y una política exterior más pacifista y conciliadora. Sin embargo, tres años después de la toma de posesión de Obama, los cambios en las políticas del gobierno han brillado por su ausencia. El gobierno sigue gastando más de lo que ingresa y rescatando a los grandes bancos, la Reserva Federal imprime dinero sin ningún control y los EE.UU siguen siendo la policía del mundo, ya sea imponiendo sanciones a otros países o manteniendo tropas en el extranjero.
Ante tal desarrollo de los acontecimientos son muchos los políticos que se ofrecen como alternativa al desorden que se está produciendo en Washington. Actualmente, están teniendo lugar las primarias del Partido Republicano. De repente, todos los candidatos prometen poner freno a la Reserva Federal, equilibrar el presupuesto y crear nuevos puestos del trabajo. No obstante, sólo uno de ellos presenta un programa para llevar a cabo todos estos propósitos: Ron Paul. El Dr. Paul ha sido congresista por Texas durante los últimos 30 años, si bien con un intervalo de inactividad. A lo largo de estas tres décadas, Paul ha defendido a capa y espada la libertad individual de las inferencias del gobierno. Siempre ha votado en contra de cualquier aumento de impuestos o de gasto público, se opuso a la guerra de Iraq y la Patriot Act, advirtió en varias ocasiones las consecuencias que acarrearían las malas políticas monetarias de la FED y, en el año 2001, pronosticó el estallido de la burbuja inmobiliaria. Ron Paul tiene un historial considerable en defensa de la libertad personal y la responsabilidad individual.
Hace unos meses, presentó un programa para devolver a Estados Unidos la prosperidad que otrora los caracterizó. Bajo el nombre de “Restore America Now” (Restaurar América Ahora) Ron Paul pretende equilibrar el presupuesto federal recortando 1 billón de dólares, algo que se conseguirá en el tercer año de su mandato. Ahora bien, ¿de dónde se puede recortar semejante cifra? El Dr. Paul es consciente de la importancia que tienen para muchos estadounidenses algunos programas sociales como la Seguridad Social, el Medicaid y el Medicare, por lo tanto, sus primeros recortes provendrán de otros ámbitos, tales como el gasto militar y el gasto superfluo de la administración. En primer lugar, Ron Paul planea traer a casa a todas las tropas estadounidenses y eliminar las bases militares que EE.UU tiene desplegadas por todo el mundo, así como la ayuda externa. Por otro lado, propone suprimir cinco departamentos federales; a saber, Educación, Energía, Vivienda y Desarrollo Urbano, Comercio e Interior. Asimismo, tiene la intención de reducir la financiación de otros departamentos.
Otro de los grandes problemas que enfrenta el país es la elevada tasa de desempleo. El programa de Ron Paul propone reducir el Impuesto sobre las Corporaciones al 15%. La intención de esta medida es que las empresas tengan más incentivos para contratar empleados. Bajo el actual sistema, muchas entidades optan por la deslocalización para reducir costes, haciendo que se pierda un buen número de puestos de trabajo.
Por último, el plan del Dr. Paul propone auditar la FED para conocer el destino de todo el dinero que imprime, además de ponerle fin a la creación de dinero de la nada. La Escuela Austríaca de Economía nos enseña que cada vez que los bancos centrales introducen dinero en la economía, los precios suben, mermando el poder adquisitivo de las clases medias.
Bajo el gobierno de Ron Paul, América será restaurada y con ella los valores de la libertad, la paz y la prosperidad.

Demasiadas lágrimas – Claudia Repiso y Daniel Soler (dibujo y minirrelato)

 

Se encontraba cansada, y sin embargo no le pesaban los párpados. Las cataratas de tristeza que fluían por sus brillantes ojos azules solo eran otra gota de agua que se perdía en los mares de la historia. La lluvia, que caía ahora con más fuerza que nunca, parecía reproducir una pequeña alegoría del valle de lágrimas que estaba atravesando. Sentía como si de repente el universo hubiera conseguido conectarse con ella, como si la naturaleza compartiese su dolor, ese que nunca se reparte, sino que se contagia. Y era tal la pureza de su llanto, que la piel que otrora se vestía con el moreno de la arena bañada por el mar, alcanzó una palidez digna del color de los cielos. Ya era tarde. Tras los truenos de odio y los rayos de impotencia lo único que permanece es la calma de la melancolía y el rumor del arrepentimiento. El viento, embravecido por lo vacío del ambiente, hizo que sus cabellos volaran libres, palomas de color caoba que, con la paz como anhelo, regresaban a la raíz de su pelo sin pena ni gloria. El frío calaba hasta los huesos. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Ignoraba si era por el temporal o por los recuerdos, pero lo cierto es que aquel torrente de emociones le congeló las piernas, más tarde el corazón y, por último, la mirada. El resultado fueron los ojos petrificados de una joven madre, que veía marcharse a sus hijos en el último tren hacia Auschwitz.

Ron Paul o el político que dijo la verdad

Nosotros, los jóvenes que pertenecemos a la generación de la LOGSE, el botellón, la  burbuja, la crisis, las redes sociales y los indignados, podríamos contar con los dedos de una mano los políticos que alguna vez nos han hecho humedecer los ojos. Y no es algo que se deba precisamente a la pérdida de fe.

Estamos enfadados porque hemos visto como los mismos que tiraban nuestra educación por la borda, enviaban a sus hijos a colegios privados, protegiéndolos del sistema que nos querían imponer a los demás. Y estamos enfadados porque nunca hemos oído la verdad en boca de un ministro, ni de un presidente, ni siquiera de un periodista. Estamos enfadados porque nos han tratado como al tipo de imbéciles que creían haber creado. Algunos, los más previsores, estamos también enfadados, pues sabemos que tendremos que pagar la deuda que ha generado el clientelismo de una casta política que nos desprecia.

Internet se constituye como una de las pocas vías de escape ante tanta mediocridad y desdén institucional. Fue allí donde, navegando un buen día, me encontré con el video de un señor de aspecto sereno, que rondaba los 75 años y parecía tener dibujada la humildad en el rostro. Por la forma en que hablaba, pensé que debía ser un economista, un filósofo o un escritor. Hablaba de que los bancos centrales reducían artificialmente los tipos de interés, lo que provocaba que los bancos concedieran préstamos a entidades que no se lo podían permitir, originando de esta forma primero una burbuja y su posterior estallido. Después la recesión. Decía también que los bancos centrales imprimen dinero para financiar las deudas de los gobiernos, aumentando de esta forma la masa monetaria y empobreciendo a la población.

Unas semanas más tarde, me enteré de que se trataba realmente de un político. Se llamaba Ron Paul. Comencé a indagar y a obtener más información sobre él. Me enteré de que es médico y uno de los candidatos republicanos a la presidencia de los Estados Unidos. Continué buscando videos suyos debido al impacto que me había producido el primero y tras meses de intenso rastreo, puedo decir que ha sido el tiempo mejor invertido de toda mi vida.

Las tesis que defiende Ron Paul se sustentan en las teorías de la Escuela Austríaca de Economía. Paul ha sido congresista desde hace 30 años y su voto siempre se ha mantenido consistente en torno a una idea principal: la libertad. Ha votado siempre en contra de elevar los impuestos y el gasto público. Votó en contra del Patriot Act y fue uno de los pocos republicanos que se opuso a la guerra de Irak.

Asimismo, lleva alertando desde principios de los años 80 que las políticas inflacionistas de la FED acabarían desembocando en una crisis económica de enorme calado. En 2001 predijo la burbuja immobiliaria, que estallaría con el tiempo dando lugar a la crisis económica actual.


Lo cierto es que la figura de Ron Paul resulta bastante desconocida en el electorado estadounidense, en parte porque los grandes medios, representantes del mainstream americano, están haciendo todo lo posible por ignorarlo y negar su existencia. Sin embargo, su hegemonía en internet es notoria y basta mirar cualquier encuesta online para comprobar que sale victorioso en la inmensa mayoría por márgenes que suelen rondar los 40 ó 50 puntos.

Los defensores de Ron Paul son esencialmente jóvenes desencantados con la política, de naturaleza entusiasta y dispuestos a ayudar en la medida de lo posible en la causa de la libertad.

Uno de los principales escollos a los que se enfrenta el Dr. Paul es a la dicotomía izquierda-derecha que divide a los votantes, por un lado, en liberales en lo social e intervencionistas en lo económica y, por otro lado, liberales en lo económico e intervencionistas en lo social. Sus posiciones libertarias defienden la elección del individuo, porque lo social y lo económico es, en sus propias palabras, «un sólo paquete».

Ron Paul defiende una política exterior no-intervencionista, es decir, que EE.UU deje de ser la policía del mundo y cese de embarcarse en guerras que sólo hacen disparar su déficit. Paul prefiere una política exterior basada en el libre comercio. Además, está a favor de abolir la FED, esto es, el banco central de EE.UU, apoya el libre comercio, la legalización de las drogas, el matrimonio homosexual y se opone al aborto.

Tanto de un lado como de otro se lanzan alabanzas y críticas al conjunto de sus ideas y parece que conciliar a las dos partes es el mayor reto que tiene ante sí un hombre sincero, instruido y carismático que se ha convertido en el último soplo de aliento para una nación en decadencia. Adelante. ¡La libertad es popular!

Los directores de la cultura

Cuando a uno le entra la vena cartesiana, se ve ante situaciones realmente grotescas, al no poder evitar cuestionarse los conceptos que se utilizan a su alrededor.

Me encontraba el otro día yo ojeando el periódico cuando me topé con una noticia en la que aparecía uno de los indignants afirmando, muy convencido él, que los tres derechos fundamentales de cualquier ciudadano eran la sanidad, la educación y la cultura.

Como el hábito es la llave que encierra los males, pues no hay mal que 100 años dure, pasé por alto el abuso del concepto «derecho», así como hice con el de las palabras sanidad y educación, cuyo maridaje con el término «derecho» se ha proclamado ya oficial.

Sin embargo, tuve que fruncir el ceño ante el supuesto derecho a la cultura. En primer lugar, me gustaría saber qué entendía ese muchacho por cultura. Como presumo que su ideario pertenecía al mainstream, concluyo que podría referirse a lo que popularmente se conoce como cultura, es decir, al connjnto de conocimientos científicos e históricos de los que se nutre la humanidad. Algo de cierto hay en esta definición, pero la verdad es que cultura, por etimología, es todo aquello que se cultiva, desde el conjunto de conocimientos que necesita el carpintero para realizar su profesión hasta los Pilares de la Tierra, pasando por el fútbol y la telebasura. Así, se habla de cultura española, cultura punk o cultura literaria.

Ciertamente, cuando se habla de derecho a la cultura, la pregunta que se extrae de lo anteriormente explicado es ¿a qué campo de la cultura? ¿A los partidos del Madrid, a los libros de Reverte o a las patadas al diccionario de Belén Esteban?

Como ven, cultura es todo lo que se aprende y por tanto está en el aire, de modo que si con derecho, el muchacho se refería a capacidad de acceso, estaba pidiendo algo que siempre ha existido, ya que el ser humano, por el mero hecho  de existir, cultiva, es decir, recibe la cultura. Para que me entiendan, sería como reclamar el derecho a respirar.

Me resulta inquietante, entonces, la idea de que alguien pueda determinar lo que es cultura y lo que no. En base a la falsa creencia de que debe existir un mecanismo que dicte la cultura y la distribuya, se creó el Ministerio de Cultura, que nos dice qué peliculas tenemos que ver, qué libros leer o qué directores subvencionar con el dinero de todos, o con el dinero de nadie, como diría una antigua titular de este entramado. Es una idea peligrosa, máxime cuando sus acciones suelen estar orientadas a la corrección política, la censura o el adoctrinamiento de la población. Todos los esfuerzos por destruir racionalmente está idea serán fácilmente rechazados, pues el estado siempre se inventará un derecho para justificar su presencia en cada resquicio de la sociedad. Si no me creen, pregúntense por qué no puedieron votar la ley Sinde o por qué la película Saw VI fue calificada de película X para que no pudiera entrar en los cines convencionales.