«En cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al derecho civil»
Montesquieu
En primer término; considerando que la separación de poderes propuesta por el ilustrado Montesquieu fue axiomáticamente beneficiosa, es indiscutible que todo poder debe ser asimismo dividido en subpo- deres independientes [porque cualquier poder está compuesto de numerosos poderes que no pueden ser tratados como idénticos], para que ninguno interfiera en el otro y que, por último, deberían ser gobernados por lo idóneo: la libertad.
En segundo término; habiéndome dado perfecta cuenta de los abusos de poder tanto por jueces (véase caso Garzón o Juan del Olmo) como por políticos (diputados y gobernantes), he forjado aún más mi convicción: el poder corrompe a todo ser humano; cuanto más de él se posea, menos eficiente será la ejecución del poder. Por consiguiente, los tres poderes deben ser divididos en el mayor núme- ro de parcelas posibles y, además, controladas.
No existe una institución que garantize la absoluta independencia de poderes (y subpoderes). El siguiente paso en el progreso es la creación de esa institución, un órgano que controle a los poderes. Pero claro, este órgano es humano e igualmente corruptible así que no solamente deben ser sus miembros elegidos cada año por el pueblo sino que deben ser apolíticos e independientes unos de otros; a título personal (igual que pasaba en Atenas). Del mismo modo, se creará otro órgano idéntico; sin embargo independiente a su gemelo pues así se creará un ambiente de control mutuo y de competición haciendo menos accesible la corrupción.
En tercer término; habiéndome percatado de las nuevas necesidades y realidades creadas que no han sido lo suficientemente bien reguladas o tratadas, me afianzo aún más en mi convicción. Me estoy refiriendo, sobre todo, a los subpoderes más poderosos: Economía, Educación y Medios de Comunicación. La jerarquía de estas realidades puede ser discutida (poderes o subpoderes); pero, en todo caso, deben y tienen que ser admitidos como realidades independientes.
Poder económico
El poder económico en todos y cada uno de cualesquiera casos (particulares y generales) debe estar regido únicamente por la libertad, por la competitividad, por el capitalismo (del que trataré en el próximo artículo). Por ejemplo, los políticos también han contaminado la Economía con sus intromisiones; el último episodio es el de las cajas de ahorros que son utilizadas como brazos financieros de la política, algo realmente retroevolutivo.
De acuerdo con la teoría económica (aún más, si cabe, en la práctica) la libertad origina progreso y bienestar. Esto último está fehacientemente demostrado, aquellos países con más libertad económica son los mismos que tienen más bienestar medio. En definitiva, libertad máxima. Aunque requiere una cierta verificación o control [puesto que la libertad puede acarrear pequeñas consecuencias negativas además de grandes positivas] y éstas deberían ser para observar el estado del sistema.
Apuntaré un ejemplo particular sobre el control económico: los bancos deberían de ser totalmente libres (rectifico la opinión vertida en: artículo sobre medidas anticrisis), aunque, en ciertas ocasiones controlados para evitar el libertinaje. Todos sabemos que la crisis iniciada en el período 2007-2008 tiene su origen en el riesgo bancario estadounidense, por esto la banca debería pagar una tasa en función del nivel de riesgo de sus operaciones.
Poder mediático
Los Medios de Comunicación no son utilizados para informar rigurosamente sino utilizados para persuadir y manipular. Están altamente politizados, sectarizados y dependizados; todo lo contrario a lo que dicta la verdad. Los medios deberían de ser totalmente independientes. Este aspecto fue tratado por mí (artículo sobre los medios) y será tratado.
Poder educativo
La Educación, lo más importante para asegurar las generaciones futuras y el progreso de la humanidad, debe ser altamente independiente y no estar sujeto a leyes cambiantes con fi- nes políticos o partidistas. Por ejemplo, casos del idioma en Cataluña, la influencia religiosa en las aulas, la influencia política… El sistema educativo debe ser totalmente independiente y, además, valorada tal independencia.
Conclusión
En resolución, debe haber una separación de poderes mucho más acentuada, esto se conseguirá de forma perfecta con la creación de dos órganos reguladores. Además dentro de cada poder deben separarse las competencias. Algunas competencias que no puedan depender de ninguna autoridad concreta, deben ser milimétricamente controladas; tales como la Economía, la Educación o los Medios de Comunicación.