El ecléctico devenir de la UE.

Actualmente, estamos asistiendo a un controvertido fenómeno histórico, que puede cambiar el devenir de la historia, y que divide a los analistas: la evolución de la Unión Europea. Antes de que afloraran todos los problemas económicos para la eurozona, ya existían muchos euroescépticos que no veían con buenos ojos la idea de integrar países con culturas tan dispares como pueden ser la griega y la alemana. Algunos especialistas en derecho argüían que, dado que las normas jurídicas se sustentan en la forma de ser de los pueblos, no puede crearse un derecho europeo común para países tan diferentes. Es decir, desde esta perspectiva, más que una unión sería un conglomerado, donde cada país velaría más por su interés propio que por el común.

Sin embargo, en teoría, una unión política no es lo que se pretende actualmente, sino que esa sería la culminación de la integración económica. Y en esas estamos.

A pesar de toda la literatura que surge anunciando la debilidad del euro, el fracaso de la unión monetaria, la descoordinación entre los países miembros, la verdad es que, hasta ahora, el proyecto europeo ha funcionado: se consiguió una zona de libre comercio, más tarde un mercado común, que daría paso a una armonización de políticas públicas y desembocando en la moneda única. Eso sí, el libre comercio se produce dentro de Europa, ya que Europa mantiene niveles relativamente altos de aranceles con respecto al exterior, perjudicando así a países menos desarrollados (para los que luego crea fondos de ayuda) y reduciendo la eficiencia de la economía mundial.

En este artículo, por tanto, pretendo analizar la viabilidad de las distintas políticas que se han estado estableciendo últimamente para el futuro de la UE.

Unión fiscal

El problema radica –todos lo reconocen– en que, mientras la política monetaria (oferta monetaria y tipos de cambio) de la UE era única, la política fiscal dependía de cada país en cuestión; algo bastante erróneo, que ahora está intentando cambiarse. Esta fue la razón que los ingleses dieron a la UE para no ingresar en el euro: una política monetaria no puede separarse de la fiscal.

En efecto. La política económica, ya sea fiscal o monetaria, persigue los mismos objetivos: reducción de la inflación, reducción del desempleo, aumento del crecimiento económico, mejora de la competitividad, etc. Además, tanto sus efectos como aplicaciones están inextricablemente unidos. Imaginemos que el BCE decide reducir la inflación imprimiendo menos dinero que antes. Pero, ¿y si España decide realizar una fuerte inversión de gasto público, para reactivar la economía? Mientras que la primera medida reduce la inflación, la segunda la aumenta, haciendo que el efecto de ambas políticas se contrarresten entre sí, siendo el efecto de ambas nulo.

Por tanto, de nuevo, Europa va camino de solucionar los problemas con más unión. Además, una vuelta a las monedas nacionales es impensable, porque conllevaría unos costes inasumibles.

Aunque no lleguen a constituirse los eurobonos, las políticas fiscales están armonizándose y ya se está obligando a poner en la constitución de los países miembros límites a los déficits presupuestarios. Personalmente, creo que, una vez que pase el vendaval de la crisis de la deuda soberana, y los déficits estén vigilados con lupa, la idea de los eurobonos será mucho más factible, porque emitir deuda pública respaldada por todos los países de la eurozona daría más confianza que los bonos de cada país por separado, y, por tanto, el interés a pagar sería menor.

Crisis de deuda soberana; austeridad pública

Veamos en primer lugar los graves problemas que puede acarrear un endeudamiento:

En primer lugar, el aumento de deuda pública hace que el país tenga que destinar una cantidad importante a pagar sólo el interés de la deuda.

En segundo lugar, crea una enorme incertidumbre e inseguridad, pues el interés que el país tenga que pagar por la emisión de un bono de deuda pública dependerá de la mayor o menor demanda del mercado. Así, si los inversores descubren otra mejor forma de rentabilizar su dinero y dejan de comprar deuda pública española, España pagará mucho más por su interés, llevando al Estado a una situación funesta.

En tercer lugar, y el efecto más perverso, la deuda crea un efecto “bola de nieve”, es decir, que a mayor deuda emitida ahora, mayor deuda deberá emitirse en el futuro para pagar los intereses y así sucesivamente, hasta que llegue un momento en el que la emisión de deuda sea imposible y el país tenga que declarar la suspensión de pagos. Esta situación es la que se vivió en América Latina durante la década de 1980 y, hace no poco, Estados Unidos estuvo al borde de declararse en bancarrota. Se ha calculado que, para 2030, más del 30% del presupuesto de los Estados Unidos se destinará únicamente para cubrir los intereses de la deuda.

En definitiva, el endeudamiento tiene el efecto contrario al del ahorro, mientras que el primero empobrece lentamente, el segundo enriquece también lentamente.

Personalmente, no creo que la UE esté tan en peligro como se cree. De hecho, me atrevería a decir que la UE es una de las regiones que mejores condiciones tiene en su haber. Europa ha sido una de las primeras regiones en poner remedio al problema del endeudamiento público, de ahí que tanto se hable de austeridad, recortes, contención del gasto, reducción del déficit, regla de oro, etc. No se habla tanto de esto porque nos encontremos en mala situación, sino que en Europa se han puesto de manifiesto los problemas, tratándose de evitar posibles situaciones futuras desastrosas, mientras que en otros lugares los problemas permanecen más o menos «ocultos».

Como demuestro en los siguientes gráficos, Europa no es una de las regiones con más déficit ni con más deuda pública. Pero, sin embargo, es la región que más intereses paga por su deuda. En teoría, debería ser al contrario: los países que más déficits tienen y deuda so los que más posibilidades tienen de quebrar, y por tanto,  donde más riesgo existe en sus inversiones. ¿Por qué no ocurre? Sencillamente, porque, en Europa, no existe la costumbre de que el Banco Central compre deuda pública a mansalva; de hecho, tiene prohibido el BCE adquirirla en el mercado primario. Es decir, el BCE tiene esperar a que un inversor revenda el bono de deuda pública para comprarla. Eso no lo hace la Reserva Federal o el Banco de Japón, entre otros.

Observamos que el déficit de la UE llegó a un máximo en el año 2010 del 6% del PIB, corrigiéndose rápidamente para el año siguiente al 4%, con una perspectiva de dejarlo en el 2013 en el 2%. Entretanto, Japón hace lo contrario: lo empeora con el tiempo; y EE.UU. tiene un déficit muy superior a la UE. Como contrapunto, vemos que  Suiza ha mantenido siempre superávit, que es lo que la UE quiere lograr en un futuro.

De nuevo observamos lo mismo, la deuda de la UE no es de las más altas y, de hecho, está previsto que para 2013-2014 empiece a reducirse. Al contrario, lo hace Japón.

Fuente: Bloomberg. Aquí vemos que el interés que paga la media de la eurozona actualmente (7,57%) es notablemente superior al del resto de regiones: Suiza 0,8%; EEUU 2%; Japón 1%. Y todo ello es porque los bancos centrales de los países no europeos compran deuda pública (generando consiguientemente inflación), inflando artificialmente la demanda, y, por ende, reduciendo artificialmente el tipo de interés. 

En definitiva, lo que estoy diciendo es que Europa va mucho mejor encaminada que países como Japón o Estados Unidos. Nada de titulares como los de “Europa al borde del precipicio”

Por otra parte, la Escuela Austriaca de Economía, afirma que cuanto menos dinero haya en manos del Estado, mucho mejor para el bienestar de los ciudadanos, pues el Estado no tiene tantos conocimientos del mercado como el resto de los habitantes, pues, como dice el señor Huerta de Soto, “no poseen el conocimiento suficiente para dar contenido coordinador a sus decisiones”.  Por ejemplo, un agricultor dará mejor uso a su terreno que la UE, que tiene millones de decisiones que tomar y millones de datos por recabar.  Por ello, la política económica de austeridad preconizada por Angela Merkel en Europa es un acierto.

Además, los tratados de la unión contienen el denominado principio de subsidiariedad, es decir, que prevalecerá la política del nivel más cercano a la economía real. Por ejemplo, si un país toma una decisión sobre sus agricultores, ésta política será prioritaria con respecto a la europea, pues el país está más cercano a los ciudadanos.

Reino Unido y sus discrepancias con la UE

Sin embargo, Reino Unido, parece no estar muy conforme con la política seguida por la UE, durante mucho tiempo. Y hace bien. No entrar en el euro fue un gran acierto, pues una política monetaria común con una política fiscal nacional era disparatado. Ahora tampoco se suma a la reforma de los tratados, porque no está de acuerdo con aplicar un impuesto a las transacciones financieras, la denominada tasa tobin.

La tasa tobin es también un disparate, y contradice la política austera basada en el principio de que el dinero se gestiona mejor en manos de los particulares que en manos de unos pocos gobernantes. Aplicar la tasa tobin implicaría que las entidades financieras les interese menos realizar su actividad en Europa y, por tanto, se reduzca la inversión en la UE. Además, las entidades financieras que se establezcan en la UE, de aplicarse dicha tasa, encarecerán sus servicios, para contrarrestar el efecto del impuesto, perjudicando a las familias y empresas, reduciendo tanto el ahorro como el consumo. Lo cual, hará más difícil la creación y/o mantenimiento de empresas, perjudicando a los niveles de crecimiento del PIB y a la tasa de desempleo.

Y es que una de las grandes falacias que se han extendido a raíz de la crisis crediticia de 2008 es que la causa de la crisis es la desregulación del mercado financiero, cuando, en realidad, es justamente todo lo contrario. El mercado financiero es el que más regulado está de todos. Para empezar, el dinero es creado por el Estado: papel-moneda de curso legal. Además, hay una serie de entidades Estatales como los Bancos Centrales que manejan a su antojo a las entidades crediticias, los tipos de interés, el dinero que debe imprimirse, etc. Y, para colmo, el número de bancos que puede haber en un país está limitado por ley. Y eso sin tener en cuenta que, en el momento en que una entidad corre el riesgo de quebrar, rápidamente el Estado inyecta cantidades masivas de dinero para sostenerla. Y aún nos queda lo mejor: el BCE decide el porcentaje de dinero de los depositantes que se queda guardado en los bancos (actualmente es el 2%).

Si el sistema financiero estuviese sometido a las leyes del libremercado realmente desregulado, la crisis no se hubiera producido. Si existiese libertad plena para crear cuántos bancos se deseen, la competencia entre los bancos crecería enormemente, y los bancos verían reducir su tamaño, solo los que mejores servicios ofrezcan podrán estar en el podio. Como cualquier comercio convencional. Además, si un banco, por la actividad que ha realizado, se ve abocado a una quiebra, dado que está en un régimen de libertad de empresa, nadie puede rescatarlo y el banco desaparece: al final, quedan los que mejor lo han hecho. En un sistema así, ningún banco se atrevería a jugar con el dinero, sino a ofrecer valor a los clientes, para sobresalir por encima de la competencia.

La culpa del paro es del crédito artificial y del salario mínimo

En el presente artículo realizaremos un análisis acerca de la relación entre el Salario Mínimo Interprofesional y la tasa de desempleo en España, en el lapso 1998-2011, desde la perspectiva de la Escuela Austríaca de Economía.

Como demuestra la teoría económica, la imposición de un precio máximo ceteris paribus creará escasez en el mercado, pues habrá más personas dispuestas a demandar y menos a ofrecer. Mutatis mutandis ocurrirá con la imposición de un precio máximo: se creará exceso, pues habrá más oferta que demanda. Esto es lo que, en teoría, debería ocurrir también en el mercado de trabajo: un salario mínimo creará desempleo, mientras que un salario máximo crearía falta de trabajadores.

Ahora bien, tal efecto acaecerá siempre y cuando la demanda y la oferta estén coordinadas, cosa que no ocurre en el caso de las burbujas, donde existe una especie de descoordinación intertemporal. En el caso de una burbuja, donde hay exceso de oferta, los empresarios invierten el crédito recibido, con la esperanza de que su inversión sea demandada convenientemente por la sociedad. Sin embargo, mientras que el crédito se ha expandido sobremanera, el consumo ha continuado más o menos constante.

Es decir, en una burbuja, hay tanta oferta que, aunque todos gastásemos nuestros ahorros íntegros en consumir, aún habría empresas que en el futuro cierren o reajusten su plantilla a consecuencia de no haber podido cumplir su expectativa de beneficio, por falta de consumidores. El problema de las burbujas es que sólo se descubren cuando explotan, por lo que puede estar invirtiéndose varios años en algo que la sociedad no vaya a demandar nunca, pero sólo se sabrá una vez que la empresa quiebra. La única manera de evitarlas es aboliendo la reserva fraccionaria de los depósitos bancarios.

Según las fuentes consultadas, podemos ver la siguiente evolución tanto del Salario Mínimo Interprofesional real, como de la tasa de desempleo:

En el siguiente gráfico, podemos observar que, exceptúando el período de burbuja y/o expansión crediticia, la evolución de la tasa de desempleo y del SMI real coinciden. Cuando el BCE (y la Reserva Federal en EE.UU.) decidió bajar los tipos de interés del 4,5% en 2001 hasta el 2% en 2006, la expansión crediticia llenó de expectativas a los empresarios a invertir, creándose una especie de «exuberancia irracional» o también llamado «período del dinero barato».

De ahí que, aunque aumentase el SMI real, la tasa de desempleo permaneciera igual o incluso se redujera un poco, pues aunque aumentara la restricción mímina para contratar a empleados, las empresas contratarán indistintamente a más trabajadores, ya que sus expectativas de beneficio (creadas por el crédito artificial) son muy altas. Más tarde, cuando los proyectos empresariales se descubren inviables, las empresas comienzan a reajustar su plantilla, aumentando el desempleo. Y si, encima, el SMI real continúa al alza, el desempleo aumentará todavía más.

Si calculamos el índice de correlación lineal (que explica la dependencia de dos variables) del paro junto con el SMI real, durante los años previos a la expansión crediticia (1998-2001), ¡obtendremos que ambos tienen una correlación lineal del 97,1%! Si lo hacemos durante los años posteriores a la expansión crediticia (2007-2010), ¡veremos que el SMI y el paro están correlacionados al 99,34%! Es decir, que, en una economía donde no haya expansión crediticia artificial, sin reserva fraccionaria, el SMI real y el paro serán directamente proporcionales.

En definitiva, en una economía sana, donde no se cometen errores de inversión, el desempleo depende prácticamente en su totalidad del salario mínimo. Por el contrario, en una economía enferma, donde se engendran las simientes de una recesión, el desempleo y el salario mínimo no tienen porqué estar relacionados, ya que oferta y demanda están descoordinadas.

Nuestra conclusión es -en cierta medida- lógica, ya que si no hay ningún salario mínimo, el límite de salario sólo vendría interpuesto por el trabajador y empresario; es decir, el precio lo fijaría el mercado, del mismo modo que se fija el precio de los automóviles o los ordenadores. Así, aflorarán multitud de trabajos menores cuyo precio de mercado es inferior al salario mínimo vigente, como lavaplatos o limpiadoras que sólo son satisfechos, actualmente, por la economía sumergida. Asimismo, la pobreza se reduciría enormemente, ya que muchos indigentes podrían aportar mucho más a la sociedad y, con ello, recibir mayor dinero que mendigando por la calle.

La pobreza paradójica

«Una sociedad que priorice la igualdad sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos cosas. Una sociedad que priorice la libertad sobre la igualdad obtendrá un alto grado de ambas»  Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976

En tiempos de crisis, la pobreza suele aflorar más que nunca. Se hace más palpable. Y nos hace recapacitar sobre ella y todo lo que le concierne. Es terrible observar que, en un país supuestamente desarrollado, más de cinco millones de personas (el 10 % de la población total) busquen trabajo y no lo encuentren. Lapidario es saber que algunos de tus conocidos tienen que vender su vivienda por no poder pagarla e irse a vivir a la calle.

Minimizar al máximo la pobreza debe ser uno de los objetivos fundamentales de todo país. Evitar la penuria debe ser el primer paso. Por ello, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) es erradicar, de una vez por todas, la pobreza en el mundo. El objetivo de este artículo es, pues, una revisión al concepto de pobreza y propuesta de solución a la misma.

Ante todo, hay que tener en mente que la pobreza no es algo nuevo, traído por la modernidad, fruto de la globalización o el capitalismo. Por ejemplo, en la Edad Media, casi toda la población europea vivía en condiciones de pobreza extrema y continuada. Además, se sucedían épocas de hambruna y epidemias repetitivas que segaban a gran parte de la población en poco tiempo; en definitiva, nunca antes la población mundial ha estado tan rica. Los movimientos antiglobalización, por ejemplo, pinchan en hueso al oponerse a ella con el objeto de reducir la pobreza, puesto que es la globalización la única que lo ha logrado.

Como vemos en este gráfico, en el año 1959, casi el 22% de la población mundial vivía con menos de un dólar y medio al día. Ni que decir tiene que en épocas anteriores las condiciones eran aún más penosas. A medida que el mundo se fue globalizando e industrializando la situación iba mejorando: actualmente, un 10% de la población mundial, a lo sumo, vive en condiciones de pobreza.

De ese 10% de pobreza mundial, África participa en un 50%; es decir, la pobreza de los países industrializados representa, a duras penas, el 2% mundial. Además, podemos observar que los países recientemente industrializados (los asiáticos: Taiwán, Hong Kong, China, Corea del Sur, Japón, etc.) han reducido -también recientemente- sus índices de pobreza. Existe una gran correlación entre industrialización y mínimos índices de pobreza. La historia económica así lo demuestra, y como dice Jacque Fresco: «sin tecnología, recaeríamos en el esclavismo».

En este sentido, África se encuentra actualmente en una encrucijada. Es uno de los escasos territorios que continúan aún en el pauperismo (pobreza persistente), y todavía no se ha industrializado. Las actuales revueltas en países africanos como Libia o Egipto buscan derrocar a sus tiranos (los cuales se apropiaban de la mayoría de la riqueza del país), para lograr la libertad política y económica, un camino firme hacia la industrialización.  Podemos admitir, en consecuencia, que el camino más factible para erradicar el hambre es abrir paso al libre mercado y a la globalización.

Ahora bien, si la industrialización llega, manu militari, del Estado, el resultado es bien distinto. En primer lugar, ninguna persona humana está capacitada para saber qué empresas abrir, en qué lugares, cómo hacerlo o en qué proporción. Al no poder hacerse con la información del mercado (o la sociedad), se abrirán empresas que no serán viables (que la gente no demandará) y, así, lo único que se conseguirá es desperdiciar recursos. En segundo lugar, la fuerza que generan las acciones individuales de la sociedad supera por mucho las decisiones de un gobernante. Por este motivo, el proceso de industrialización de la extinta Unión Soviética, preconizado por Stalin, no fue precisamente gallardo: mientras se lanzó el Sputnik, casi toda la población vivía en condiciones de penuria. El Gosplan u el organismo de planificación central no reduce tampoco la pobreza. Así las cosas, la industrialización, cuánto más libre de estatismo, más efecto surtirá en la pobreza.

La riqueza de las naciones se explica por la libertad económica, la tecnología y, por extensión, en la productividad. No obstante, los continuados esfuerzos estatistas para generar igualdad desembocan en el crecimiento de la pobreza. Por ejemplo, para aumentar el subsidio de desempleo hay que aumentar los impuestos; o sea, que los trabajadores, al menos en parte, mantienen a los desempleados. Se trata de un desincentivo al trabajo. Si bien en el mismo instante en el que se ofrecen subsidios los desfavorecidos aumentan su bienestar, la economía se va resintiendo poco a poco, pues el desempleo va creciendo, y cada vez son más los subsidios demandados, mientras que la recaudación del Estado disminuye. Así cayó el Imperio Romano. Cuando los emperadores romanos pensaron que su rico y vasto imperio era ilimitado, decidieron ofrecer la ciudadanía romana a todo habitante del imperio, con los privilegios que ello conllevaba. Panem et circences (pan y circo, gratis) era el lema del antigüo Estado del bienestar romano. Los productores de trigo decidieron cerrar sus fábricas, pues el pan era ofrecido gratuitamente. Y la población no paraba de crecer, pues los inmigrantes entraban a borbotones a beneficiarse de tal caridad. Las arcas del imperio romano quedaron exhaustas en muy poco tiempo y se inició el declive del imperio.

Según las cifras del Banco Mundial y la ONU, podemos hallar una correlación muy reducida entre libertad económica e igualdad, como puede observarse en los índices de arriba. Sin embargo, la población vive mejor, en lo que respecta a bienestar económico, con libertad económica.

Por ello, insisto, el único remedio contra la pobreza es libertad económica e industrialización. Las ayudas sociales adolecen de miopía, pues, tras los beneficios instantáneos, engendran las simientes del paro, quiebra y penuria. Dicho de otra forma: las consecuencias del Estado del bienestar son las contrarias a las buscadas por el Estado; es decir, la ayuda a la pobreza genera pobreza. Como ejemplo más actual podemos ver a España que tiene una de las protecciones al desempleo más altas (y unos índices de paro atronómicos) o EE.UU. cuya administración ha preconizado el susodicho modelo del bienestar (con el consiguiente desempleo alto y constante).

Así las cosas, el promover políticas de igualdad produce desincentivos, contrayendo la economía e igualando a todos sus miembros en la penuria; por la otra parte, favorecer la libertad implica desigualdad económica, pero al generarse incentivos, la economía crece y todos sus miembros terminan saliendo de la pobreza. No obstante, a muy largo plazo, la economía libre tiende a la equidad, como pueden observar en el siguiente gráfico.

Teatro de comedia

Como bien sabrán el 29 de Septiembre hay convocada una huelga general en España secundada por los dos sindicatos mayoritarios del país: CCOO y UGT. La huelga se presenta como una respuesta de los trabajadores al actual estado de crisis y desempleo.

Tres años de desastre económico han necesitado nuestros sindicatos para convocar una huelga general y cuando se dignan a hacerla resulta que no van a cargar contra el gobierno, sino contra el PP y los empresarios. Hechos tan repugnantes como éste demuestran hasta qué punto están sobornados los sindicatos sedientos de subvenciones estatales.

Más repugnantes y ridículos, si cabe, me parecen los vídeos propagandísticos que ha grabado UGT para animar a hacer huelga a una población cada vez más asqueada de la clase política y desencantada con unos sindicatos que están perdiendo afiliados a una velocidad vertiginosa. Para que luego diga Cándido Méndez que los sindicatos se financian con las cuotas de sus afiliados. Sólo hay que echarle un vistazo de vez en cuando al BOE para conocer a cuánto asciende el nuevo saqueo sindical. UGT hace gala, además, de un sectarismo hipócrita más propio de los años 30 al intentar ridiculizar a los empresarios bajo las recurrentes etiquetas de «explotador», «machista» y otros calificativos-salvavidas que utilizan los políticamente correctos cuando se encuentran con la soga al cuello.

Sería fácil argumentar  por qué un liberado sindical promedio es mayor explotador que el empresario más falaz. En primer lugar no trabajan, pero todos los días tienen un suculento plato en sus mesas. Financian sus lujos con el dinero de todos los contribuyentes, es decir, un buen número de obreros a los que jamás han defendido porque están empeñados en ponerle trabas al desarrollo empresarial y en último lugar porque con tal de llenar sus bolsillos llevan tres años haciendo caso omiso a un número de desempleados dramáticamente in crescendo. Pero después de este ejercicio de despotismo y latrocinio, tienen la osadía de erigirse en nombre de los trabajadores. Me parece simplemente vergonzoso, y muy (in)digno de pertenecer a la escena política de unos de los países más corruptos de toda Europa. Gracias, Cándido.

Capitalismo: Un sistema a la cabeza (III)

Respuesta a las objeciones: Desigualdad

El común denominador en todos los críticos al sistema económico capitalista es el argumento que hace referencia a la desigualdad como un aspecto negativo en la sociedad, que se produce en todos los países que están adoptando este sistema económico (y digo están adoptando porque el Capitalismo en sí todavía no ha sido implantado, pues existe un fuerte intervencionismo, a saber: bancos centrales, gobiernos, impuestos, …). Me parece ético hacer una distinción entre los críticos y dividirlos, así, en dos grupos: los que de verdad creen en este argumento y a los demagogos que, aún conociendo la realidad, persisten en la crítica, pues ello les reportará beneficios personales. Además a todos los gobiernos del mundo les conviene no implantar en su totalidad el Capitalismo porque, precisamente así, su facultad de influir en la Economía quedaría anulada. Por este motivo, todos los demagogos, son representantes políticos y, generalmente, pertenecen a países atrasados como Chile, Cuba, Bolivia, China, etc.

Respecto al primer grupo, los teóricos económicos deben tener una cierta conmiseración con ellos, pues todos responden al perfil de una persona no muy ilustrada en la Economía moderna. Además, la Economía es una de las ciencias más complejas que existen, a saber: estudia fenómenos a gran escala en el ser humano, ni más ni menos que la sociedad. Por ejemplo, la Física podría ser considerada como la ciencia menos compleja, pues estudia procesos como el movimiento; trabaja en una escala humana más reducida. Esta ausencia de complejidad permite sistematizar y especializar mucho más el conocimiento. Luego, de menor a mayor complejidad, nos encontramos a la Química, la Biología, la Psicología, la Economía y, por último, la Filosofía. Es esta complejidad la que puede llevar a argumentos equívocos como el de que la desigualdad es perjudicial.

En este fascículo, evidentemente, no voy a negar que la desigualdad existe en los países que avanzan hacia el Capitalismo. Ésta es objetivable y se puede medir gracias a la curva de Lorenz y al coeficiente de Gini, que nos dice cuán igualitario es un país. Ahora bien, igualdad es un concepto bien distinto al de justicia. Por ejemplo, se dice que  un país con más ricos que pobres es desigualitario y que en un país donde todo el mundo tiene la misma cantidad de dinero es igualitario. Sin ser sectario, por esta regla de tres, también debería añadirse que un país con un gran número de presos es desigualitario, ya que existe una brecha: entre presos y libres; en el mismo sentido, hay desigualdad. No obstante, tanto en el país que tiene una desigualdad entre ricos y pobres como en el que la tiene entre libres y presos, existe una profunda libertad y justicia. Como dijo el destacado Nobel de Economía, Milton Friedman: “La sociedad que pone la igualdad por delante de la libertad termina sin ninguna. La sociedad que pone la libertad por delante de la igualdad, termina con una mayor cantidad de ambas.”

Cuando una sociedad se dedica a redistribuir la riqueza para eliminar la desigualdad, desestabiliza la creación de riqueza y, a medio y largo plazo, crea pobreza: «La ayuda a la pobreza genera pobreza». Esto se explica porque ya en el sistema capitalista cada uno tiene lo que se merece. Entonces, un empresario con gran capacidad de creación de riqueza y de producción de bienes y servicios que satisfacen las ilimitadas necesidades humanas, verá reducidos sus ingresos con lo que no podrá seguir creando riqueza en la misma proporción. Esta parte de los ingresos se trasladará a los más necesitados, que no aportan nada al sistema productivo y, por ende, reciben un dinero que no les pertenece. Por decirlo en términos pedestres, el dinero va hacia donde no tiene que ir. Es imposible concebir como justo que a un trabajador, como acaece en España, se le retire el 60 % de su sueldo para cubrir el gasto público: financiar subvenciones, armamento (en algunos países, nuclear), sanidad, educación; mientras que a un parado se le aporte el 100% de sus ingresos sin ningún trabajo. Es decir, a fin de cuentas es más rentable permanecer en el desempleo que trabajar.

Es así como cayó el Imperio Romano, a saber: declarando la ciudadanía, con todos los privilegios, a todos los habitantes del imperio. Además se promovió la política de panem et circenses (pan y circo) lo que originó que los productores de trigo dejaran da producir, ya que era gratuito. Y, al fin, que cayese todo el imperio poco a poco. El socialismo provocó la caída de Roma.

La igualdad económica debida por el intervencionismo del Estado, por un atentado contra la libertad, es profundamente injusta y, a la postre, genera una pobreza. De modo que en teoría económica se plantea la siguiente disyuntiva: o desigualdad o pobreza. La justicia, en Economía, recibe el nombre de equidad y podría definirse como cada uno tiene lo que se merece. Así, en los países desigualitarios, existe una profunda equidad, mientras que en los igualitarios, como los que abogan por la propiedad común, la equidad es prácticamente nula. Llegados a este punto, hay que hacer una clara diferencia entre un sistema económico (capitalismo, comunismo, …) y un sistema político (demarquía, democracia, …), ya que claramente estos dos tipos de sistemas son dicotómicos, aunque, generalmente, sulen irradiarse entre sí, a saber: tras el capitalismo, suele llegar una democracia, por ejemplo. De modo que algunos críticos erran al culpar al sistema capitalista de errores producidos por el sistema político. Por ejemplo, las crisis económicas son producidas por el sistema político que es contrario al sistema capitalista; pero esta cuestión será analizada en el próximo fascículo. Además, el sistema político, para que la economía capitalista funcione plenamente, debería de olvidarse por completo del sistema económico.

Como los lectores habrán podido observar, he utilizado un lenguaje cuasi apodíctico  al afirmar que intentar generar igualdad mediante la violación de la libertad termina provocando pobreza e injusticia. Pero, en este caso, esta afirmación es inconcusa y, por ello, la demostraremos.

Normalmente, en divulgación económica, toda afirmación debe ir acompañada de una demostración. En este caso, dejaré la demostración de la mano del laureado catedrático de Economía Jesús Huerta de Soto de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Demostrará como, en el capitalismo, no existe la plusvalía; que cada individuo será recompensado exactamente con la misma cantidad que ha aportado al proceso productivo: la quintaesencia de la justicia social. Y que por mucho que la empresa se empestiñe en pagar muy poco al trabajador en relación a lo que produce (o mucho, ya que la actividad empresarial se desarrolla en un ámbito de incertidumbre), los precios y los salarios se verán modificados hasta el punto de que el trabajador cobra exactamente lo mismo que aporta. Aunque, luego, de ese salario se le descontará un porcentaje altísimo destinado al Estado.

Demostración de la siguiente ley económica: A cada uno se le paga por lo que aporta en el proceso productivo.


Giliprogreces

España está viviendo uno de los momentos más difíciles de los últimos años. Tenemos uno de los déficits más altos de Europa, la cifra de parados supera los cuatro millones y medio y, además, el gobierno se ha visto obligado por la presión internacional a aprobar un recorte del gasto público que debería haber realizado al iniciarse la crisis. Los sectores más perjudicados del recorte han sido los de funcionarios y pensionistas. En medio de este desconcierto económico y político, el Senado se atrevió ayer a realizar uno de los gastos públicos más patéticos e incomprensibles después de aquellos 30000 euros para los gays y lesbianas de Zimbabwe: 6000 euros en el espectáculo dantesco que protagonizó el Presidente de la Generalidad de Cataluña José Montilla en el Senado.

Este sujeto nacionalista catalán nacido en Iznájar tuvo la idea progre de hablar cuatro lenguas durante su discurso, para lo cual se necesitaron varios traductores, con el fin de armonizar la diversidad lingüística de nuestro florido y rosado país. Cuatro lenguas que se podrían haber reducido a una: el castellano. Porque es muy simple, en un Senado compuesto por miembros provenientes de toda España sólo hay una lengua común y que todos entienden, que es el español, la lengua oficial en todo el territorio. Pienso que es una absoluta desfachatez tener el descaro de afirmar en este claro ejercicio de totalitarismo que se está oprimiendo a Cataluña y discriminando a su lengua. Ellos, los que han hecho desaparecer el castellano de la Administración pública catalana. Ellos, los que multan a los comerciantes por rotular sus negocios en español, pero que no se atreven a multar a Mcdonald’s o a los restaurantes chinos. Ellos, que están intentando hacer legal un estatut anticonstitucional a través de la presión al TC por medio de la manipulación mediática que supone el hecho de que doce periódicos catalanes amanezcan con un mismo editorial. Ellos, y no otros, son los que acusan de catalanofobia a todo aquel que no baila al son que dicta la Generalitat.

Todo esto con el consentimiento de un gobierno que no es capaz de plantarle cara a los intereses de partidos nacionalistas que salen beneficiados por un sistema electoral imperfecto. Me dio vergüenza y pavor ver el otro día a Leire Pajín en el mismo Senado, ese que debería ser eliminado por inutilidad, afirmando, también en cuatro lenguas, muy mal habladas por cierto, que este gasto tan banal e inservible ayudaba a fomentar la cohesión y la diversidad de España.

Señores altos cargos. No nos podemos permitir estas estupideces con el grave problema de gasto público que acarreamos, cuando hay sectores de la sociedad que están viviendo momentos terribles porque están ahogados por el desempleo. Tengo la firme convicción de que si eliminásemos el gasto infructuoso que suponen los sindicatos, la Iglesia, los artistas subvencionados que no comprenden que el arte no necesita dinero para serlo, el Senado, y un elevado número de funcionarios, el déficit disminuiría considerablemente.

Medidas desmedidas

Voz masculina:

Voz femenina:

El 1 de Enero de 2010, escribí un artículo para este mismo blog en el que planteaba algunas medidas económicas para salir de la crisis. Se ha cumplido exactamente aquello que pronostiqué: espiral de desempleo-déficit, es decir, que si el gobierno no cambiaba de política económica; el desempleo y el déficit aumentaría a largo plazo.  Es exactamente lo que ha ocurrido.

En aquel momento, la situación no era tan gravemente desastrosa como la de ahora: el dé- ficit era ocho mil millones de euros inferior, situándose  en setenta y cinco mil millones de euros aproximadamente; el desempleo no superaba los cuatro millones; la coyuntura inter- nacional era favorable; la confianza en España era mayor. La situación era desastrosa, pero ahora lo es aún más. Por este motivo, Europa acaba de aprobar un fondo para salvar, en ca- so de necesitarlo, a paises como España. Qué razón tenía Ortega con que España era el problema y Europa la solución.

Dirigentes Europeos han obligado al gobierno de España a que tome medidas serias y ur- gentes para reducir el déficit. Asimismo, el presidente Obama ha comunicado a Zapatero el deseo de que España salga de esa situación tan perjudicial. Y Zapatero, hace lo propio y emprende una serie de medidas urgentes para evitar que el país se vaya a la quiebra. Las medidas son las siguientes:

– Reducción del salario de los funcionarios en un 5% y congelación de los salarios en 2011.

– Reducción del 15% del salario de los miembros del Gobierno.

– Eliminación de la ayuda de dos mil quinientos euros por hijo nacido.

– Suspensión de la revalorización de las pensiones en 2011.

– Eliminación de la jubilación parcial.

– Austeridad farmacéutica.

En mi opinión, estas medidas son necesarias a medio plazo. Dicho de otra forma más colo- quial :  casi cualquier medida es buena en este momento. Puede que, a corto plazo, la situa- ción económica de las personas se vea afectada, pero estas medidas urgentes conducen a una mejora económica. Hay que matizar que estas medidas tienen que suponer una antesala del reformismo económico y no quedarse en un principio. Estas medidas tienen que acompañarse, poco a poco, con medidas más globales, más estructurales que ocasionen el vislumbramiento de los «brotes verdes» y una salida de la crisis. Es verdad que al gobierno le quedaban dos actitudes: realizar este tipo de medidas o no hacerlas y mirar como el país se hundía. Por este motivo, me parece más positiva que negativa la reacción del gobierno.

Comparecencia de Zapatero en Europa.

Dicho esto, estas medidas se han tomado no por la crisis económica, sino por la propia ac- ción del gobierno. De haberse actuado en Enero de 2010,  no serían necesarias unas medi- das tan urgentes y la situación económica estaría algo mejor. Por tanto, el gobierno ha gestionado la economía con una nota de cero sobre diez y los problemas que la acción de gobierno ha causado los está resolviendo con una nota de cuatro sobre diez.

¿Por qué estas medidas merecen un cuatro? ¿Por qué no merecen, al menos, el aprobado? En primer lugar, porque el causante de las medidas no es la acción responsable del gobier- no, sino que han sido obligadas por la Unión Europea. Analicemos ahora las medidas en sí mismas sin tener en cuenta el causante ni la persona que las realiza.

En segundo lugar, porque se podían haber reducido más los sueldos a los miembros del go- bierno y a los diputados del parlamento en general. Asimismo, se podían haber eliminado ministerios superfluos y eliminar o, en su defecto, recortar las subvenciones a los sindica- tos.

Pero, sobre todo, estas medidas no se merecen el aprobado porque reducir las ayudas a las empresas, reducir los sueldos de los funcionarios y aumentar los subsidios de desempleo ; son políticas miópicas, que no tienen  en cuenta el futuro, y que seguirán creando paro -de no ser acompañadas con medidas estructurales-.  Pero «dentro de lo que cabe», el balance general es más positivo que negativo puesto que una nota de cuatro a un gobierno que nun- ca supera el tres, siempre es positivo.

Estadísticas de España II

Por si alguien no sabe la definición de lo que es un desempleado: persona que tiene más de 16 años, que está en disposición de trabajar, que está buscando activamente un empleo y no lo encuentra después de un cierto tiempo (unos meses). No se le considera parado al que busca empleo, no lo encuentra y deja de buscar. Por tanto, estas cifras de paro son de personas que llevan buscando todos los días un empleo durante varios meses incluso años. Es bueno también recordar que se le ha pagado a personas para que no figuren en las listas de desempleo, así como el Plan E, que como demuestra el siguiente gráfico, ha servido para mucho. Mas bien, diría yo, para muchísimo.

Bueno, dado que ayer se hizo oficial la cifra de paro más alta de la historia de España con mas de 4 millones, he decidido subir el gráfico sobre la evolución del paro en España desde 1999 hasta el día de ayer. Asimismo, quiero añadir que de los cuatro millones casi tres cobran el subsidio de desempleo. Está previsto que para 2012 aumente el paro hasta los cinco millones de parados, por esas fechas los que recibiran el subsidio serán menos de 2 millones debido al déficit de que hablé en otra entrada y del que hablaré posteriormente con otro gráfico. Así que así quedaría el balance:

  • Parados sin subsidio 2010: + de 1 millón
  • Parados sin subsidio 2012: + de 3 millones

Todo esto sin contar el dinero que se ha quitado a los pensionistas y el IVA que subirá en pocos meses al 18 %. Los que nos espera es poco…

Los datos de este gráfico, pertenecen a las personas apuntadas en la lista de paro o al INEM, existen muchas personas paradas y no apuntadad. Por esto, se dice que los datos de paro son INEM son menos fiables que los de la EPA. La EPA (ecuesta de población activa) da datos mucho más fiables y, generalmente, son más los parados según la EPA. Así que tendremos que esperar a los nuevos datos de la EPA para conocer con más fiabilidad la realidad de España.