Revolución biotecnológica

El progreso es consustancial al hombre, la función que más persiste en la naturaleza humana es la de caminar hacia el infinito, la pretensión de conseguir lo absoluto. Pero, como decía Don Quijote, el camino es mejor que la posada o, si lo prefieren, como dijo Ortega: la vida es quehacer. Así, los hijos cumplen sus sueños superando a sus padres y, a su vez, los padres se autorrealizan mediante las hazañas de sus hijos. Hoy, el más pobre de todos es más rico que el más rico de hace unos siglos.

Como bien sabe Hawking, la especie humana es curiosa. Es, a la par que egoísta, altruista: satisfaciendo los propios intereses, se benefician a los de los demás; las empresas, creando valor y riqueza para todos, se enriquecen . Los intercambios interpersonales y quehaceres de la socidad no constituyen un juego de suma cero: todos ganan. Las personas, al tener conciencia de la muerte, y, por tanto, deseo de eternidad, pretenden inmortalizarse añadiendo algo a la biografía del hombre. He aquí el motor del progreso.

Si a esto le añadimos el crecimiento exponencial de la población, tanto más acelerado será el desarrollo: más personas querrán inmortalizarse y perfeccionarse, beneficiando a los demás.

Las consecuencias de la naturaleza humana pueden divisarse a lo largo y ancho de la historia. Invención del fuego, la rueda, electricidad, máquina de vapor. Llegamos al satélite y hemos generado una nueva realidad: Internet. En cualquier estadio, los hombres coetáneos se maravillaban con los inventos (y descubrimientos), como, por ejemplo, podrían ser la rueda o el fuego. Pensarían, cada uno en su tiempo y lugar, muy probablemente, que ya poco quedaba por descubrir -e inventar-. Exactamente igual que podemos concluir a día de hoy. ¿Alguien puede imaginar un invento que provoque una revolución aún mayor de la que provocó la realidad virtual?

Sin embargo, a más inventos, más invenciones futuras, pues se construye sobre lo ya construido. Por ejemplo, hoy nos servimos de la herramienta de la computación para ser innovadores.

¿Cuál será la próxima revolución tecnológica y/o científica? Todos los expertos, actualmente, coinciden en que se tratará de la biotecnología, quizá el campo más reciente de todos (en España, lleva, a lo sumo, 5 años como carrera universitaria), que intersecciona lo natural con lo artificial. Así, se concebirían cerebros con chips informáticos que mejoren las capacidades, modificaciones en las estructuras biológicas a voluntad (por ejemplo, en el caso de las personas drogodependientes, modificación de los circuitos de recompensa para ayudarles a dejar las sustancias tan perniciosas como el alcohol).

 

 

Los productos transgénicos son una realidad biotecnológica.

 

En este caso, la libertad aumentaría (como ocurrió con Internet, con la energía nuclear, con el fuego, la rueda, …) y, en consecuencia, también el progreso. Aunque, si bien es cierto que más libertad implica más riesgo, eso sólo acontecería a corto plazo, pues, en un largo período de tiempo, la libertad se traduce, indefectiblemente, en progreso. Gracias a la biotecnología, podríamos mejorar nuestro ADN modificándolo a voluntad; nuestros pensamientos (y conocimientos) repercutirían directamente sobre nuestra genética.

Además, si el hombre adquiere visión periférica y, por tanto, la teconología tiene en cuenta la Naturaleza, el peligro de más libertad sería una nadería. Estoy haciendo, efectivamente, referencia a la biomimética, la ciencia que, partiendo de sistemas naturales, desarrolla sistemas tecnológicos, los cuales, si se quieren aplicar al cuerpo humano, serían clave en biotecnología. De esta forma el hombre se mejora incorporando en su ser lo mejor de la Naturaleza.

 

 

Mecanismo forestal similar a un arácnido, gracias a la biomimética.

 

Un ejemplo concreto. Al igual que analizando el vuelo de las aves se diseñaron mejores aviones, observando el cerebro (o cualquier otro sistema) de los elefantes y delfines podemos enaltecer nuestra materia gris, blanca y, próximamente, de color fibra de vidrio.

El progreso, en todas sus facetas, consiste en desgranar todo el conocimiento en el mayor número de ámbitos posible, especializarse en ellos y, consecutivamente, unirlos poco a poco hasta extraer conclusiones valerosísimas. Exactamente como versa el método cartesiano. Por ejemplo, la biología es un ámbito específico de conocimiento, al igual que la tecnología. Tras la división, llega la unión: biotecnología que da lugar a realidades inimaginables. Y las uniones se harán, paulatinamente, más complejas: bioteconología y biomimética pueden trabajar juntas dando resultados asombrosos.

Inmortalidad al alcance

Acabo de ver un programa en TVE: documentos tv. Este programa trataba sobre las diversas formas de alcanzar la inmortalidad, me ha afirmado científicamente los pensamientos más profundos que tenía.

Al principio del programa, se expuso la primera forma de alcanzar la inmortalidad: clonar tu cuerpo y traspasar toda la información del cerebro al nuevo cerebro.

La segunda forma de alcanzar la eternidad consiste en un estudio realizado que ha demostrado que si aportamos al cuerpo las proteínas necesarias con las menos calorías posibles la calidad y esperanza de vida aumentará considerablemente. De esta manera, se podrían tomar pastillas a todas las edades para retrasar el envejecimiento.

La tercera forma de alcanzar la vida infinita consiste en que todas las células, modificando el ADN, pueden transformarse en otras células. Ya no hacen falta las células madre sino que cualquier célula se puede transformar en otra. De este modo, se podrían inyectar células nuevas vía intravenosa y que pasaran al corazón y a cualquier parte del cuerpo, estas nuevas células reemplazarían a las viejas poco a poco y, finalmente, se obtendría el corazón de una persona jóven.

La cuarta forma consiste en modificar genes para ampliar la esperanza de vida. Se realizó un estudio con un ser vivo que dura dos semanas, se le modificó un determinado gen y se observó que duró cuatro semanas. Posteriormente, se realizó con ratas de laboratorio y también vieron ampliada la esperanza de vida. Siempre lo que ha funcionado en mamíferos como las ratas, ha funcionado en el ser humano. ¿Funcionará?

En cuanto a la mortalidad tratada fuera del ámbito científico, en el ámbito filosófico, dijo un señor que aparecía en el programa documentos tv que el ser humano aumentará la esperanza de vida cada día más rápido y que viviremos miles de años o incluso millones y que buscaremos soluciones para todas las enfermedades. Yo estoy convencido de lo que dijo este señor.

Todo esto, tendrá consecuencias positivas como negativas.

Por ejemplo, habría más población joven si se aumentara más el período de juventud y, en consecuencia, existiría una mayor economía ya que hay más gente trabajando que cobrando pensiones.

Las consecuencias negativas son varias:

  • Hay gente que no está habituada a este modo de vida nuevo y, por tanto, preferiría ser mortal a acostumbrarse a esto.
  • Existiría un exceso de población, a no ser que existiera una baja natalidad, que provocaría graves problemas como escasez de recursos. Yo estoy convencido de que seguro que, en pocos años, conquistaremos algún planeta habitable y este problema tendrá solución. La tecnología avanza muy rápidamente.