Notas sobre los hemisferios cerebrales.

A la vista del enorme interés que han suscitado en este blog, Rincón del logos, todos los artículos donde se hacían conjeturas y se reunía información sobre los hemisferios cerebrales, ambidextría y lateralización cerebral, en este artículo se recoge, de forma compendiada y sintética, numerosas investigaciones acerca del mismo asunto.

Función de ambos hemisferios

Forman la mayor parte del encéfalo o cerebro. Se encuentran separados por una misma cisura sagital profunda en la línea media, denominada cisura longitudinal del cerebro. En lo más profundo se puede observar una gran hendidura, el cuerpo calloso, en la intersección entre ambos hemisferios.

Cada hemisferio procesa la información de forma distinta, aunque los dos tienden al equilibrio, puesto que ningún hemisferio elimina información o la superpone, sino que la sintetiza, compendiándola y logrando el equilibrio. Es decir, el cerebro construye la realidad de dos formas distintas, pero complementarias, logrando una síntesis.

El neurofisiólogo Sperry, Premio Nobel de Medicina, ha realizado estudios que muestran que nuestros hemisferios reciben la misma información desde los sentidos, pero el procesamiento de la misma es distinto. Cada persona tiene un hemisferio dominante por predisposición genética, bien sea el derecho, especializado en trabajar con la intuición, o el izquierdo, que es más analítico. Y esta dominancia hemisférica (lateralización cerebral) también será más acusada en unas personas que en otras, pudiendo llegar al extremo de cuasi nula especialización cerebral, donde se situarían las personas ambidextras.

Sperry asegura que la actividad que logra integrar o unir a los dos hemisferios de forma conjunta es el análisis de las intuiciones. Es decir, utilizar el cerebro racional para analizar el cerebro intuitivo. Por ejemplo, a la hora de analizar el comportamiento de otra persona, estaríamos utilizando en bastante proporción los dos hemisferios, pues uno analiza mientras otro extrae la información intuitiva y emocional.

Hemisferio izquierdo (cerebro racional)

El hemisferio izquierdo trabaja con la información que recibe de los sentidos de forma analítica, utilizando el razonamiento lógico. Ejercita la capacidad para trabajar con números y también para atribuir significado a las letras y las palabras, es decir, para leer y escribir. Trabaja en relación a un tiempo y espacio determinado de forma lógica. Utiliza un estilo de pensamiento convergente, ya que elabora información a partir de la que ya tiene. Es, por tanto, inductivo, ya que de lo particular llega a lo genérico.

Hemisferio derecho (cerebro artístico)

El hemisferio derecho, por el contrario, es deductivo, pues de se parte de lo general para concluir en lo particular, intentando recabar en los detalles. Se representa la realidad de forma espacial, con perspectivas, distancias y dimensiones. Sus funciones nos permiten comprender el doble sentido de las palabras, acceder a las figuras literarias, y dar significado tanto a las imágenes como a los símbolos. Por ello, realiza relaciones entre diferentes conceptos y procesa información tanto visual como auditiva. La imaginación, la curiosidad y la creatividad emanan de este hemisferio. En definitiva, utiliza un estilo de pensamiento divergente pues elabora datos que no se conocían antes y sintetiza la información si analizarla exhaustivamente.

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HEMISFERIO DERECHO: verbalizador, analítico (prima la parte sobre el todo), abstracto, secuencial, racional (agrupa los datos para llegar a conclusiones), matemático y lineal en el tiempo (no existen saltos en el tiempo en la interpretación de los hechos).

HEMISFERIO IZQUIERDO: no verbal (aunque sí conceptual), sintético (agrupa conceptos y los elabora construyendo realidades más complejas), concreto, intuitivo (pues no sigue una línea secuancial ni lógica), analógico (busca semanjanzas y diferencias ente las diferentes realidades), espacial y holístico (prima el todo sobre la parte).

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Emociones en los hemisferios

Las investigaciones neuropsicológicas de Kolb y L. Taylor concluyeron, entre otras numerosas cosas, que la especialización de los hemisferios se manifiesta en la conducta emocional, de forma que el control emocional no se localiza específicamente en ningún hemisferio en concreto, sino que se sitúa en ambos. Así como el manejo de los ojos, pies y manos está controlado por ambos hemisferios, el control de las emociones también está controlado por ambos.

Otras investigaciones llegaron a las siguientes conclusiones: a) la dominancia del hemisferio derecho está dedicada a elementos de la emoción relacionados con la dimensión espacial de la información que nos llega de los sentidos; b) la dominancia del hemisferio izquierdo para aspectos de la emoción relacionados con el lenguaje; c) hay una conexión entre ambos hemisferios, que se produce entre memoria y emoción, situado en el hipocampo y en la amígdala; d) la conducta se realiza, tras haber procesado la información en los lugares anteriores, en la corteza prefrontal; e) la identificación de caras y objetos se encuentra en la corteza lateral temporal, situada en ambos hemisferios.

No obstante, se ha descubierto, según pone de manifiesto D. Goleman en su libro Inteligencia social que la tendencia al optimismo se encuentra en el mayor uso de la corteza prefrontal izquierda (situada en el hemisferio izquierdo) mientras el pesimismo se relaciona con el mayor uso de la corteza prefrontal derecha (situada en el hemisferio derecho).

Por otra parte, Bryden y Ley explicaron la implicación del hemisferio izquierdo (cerebro racional) en aquellos aspectos emocionales que se transmiten a través del lenguaje, mientras que el hemisferio derecho (cerebro artístico o intuitivo) se encontraría más relacionado con los aspectos emocionales cuya respuesta se produce a través de rasgos expresivos y faciales.

Bibliografía:
– Todo sobre el cerebro y la mente (Marta Eugenia Rodríguez de la Torre)

– Inteligencia social (Daniel Goleman)

El poder de la mente (Eduardo Punset)

Algunas cosas sobre la especulación

En sus inicios la filosofía se trataba de una especie de especulación científica para explicar el mundo. Los babilonios pensaban que la Tierra flotaba sobre el agua. Muchos griegos formulaban diversas teorías para explicar el mundo. Anaximandro dice que el principio de los entes es la «Physis», que no se explica fácilmente. Heráclito hablaba en cambio de un ser desconocido, «porque la naturaleza ama ocultarse». Sólo por citar algunos ejemplos. Desde hace algún tiempo la ciencia y  filosofía se han parecido un poco. Desde Aristóteles y su lógica, que después se usó y se transformó para ocuparse en la creación de computadores (lógica simbólica). El caso de Stephen Hawking es ejemplar porque el ya especuló sobre ciertas cosas que pasarían en el futuro por ejemplo en el supuesto de una nave con mucha velocidad viajara de vuelta a la Tierra (viajaría al futuro). Las distintas teorías de la física especulan por ejemplo sobre distintas dimensiones, en cierta forma no han probado nada porque desde el punto de vista empírico nadie la

s puede observar. Es la tecnología la que debería llegar a demostrar que existan mediante el método experimental. Finalmente quiero decir que algunas teorías matemáticas nisiquiera tienen aplicación en la realidad… y a como no tienen error en lo absoluto se sabe que estas teorías podrían tener aplicación en el futuro (así como la lógica deA.). Si bien es cierto que algunas de estas teorías no tienen aplicación en ningún campo humano, y tampoco se sabe bien como se relacionan estas con la realidad (independiente que sean ciertas) se dice que entran en el terreno de la especulación.

Lo imposible y lo posible

Para entender mejor ciertas ideas que tengo sobre este asunto presento una comparación entre mis ideas y dos postulados básicos de la lógica aristotélica.
1er postulado de la lógica de Aristóteles: cualquier cosa que es pensada puede ser
2do postulado de la lógica de Aristóteles: cualquier cosa que es puede ser pensada

El primer axioma que presento en esta entrada es cualquier cosa puede ser cierta, dentro de lo posible. Para poder entender esto solo hace falta estudiar física contemporánea, y ya que las probabilidades de que ocurra un evento nunca son 0%  y el espacio es «infinito» siempre existe la posibilidad de que ocurra un evento siempre y cuando no vaya en contra de las leyes de la física imperantes en este universo. También es cierto que existen ciertas excepciones a las reglas, pero se desconoce si existen leyes sin excepciones, y por otra parte las excepciones solo se aplican a un número determinado de eventos u objetos.

El segundo axioma que presento es cualquier cosa puede ser pensada pero no siempre entendida. En este punto quisiera hacer una especulación y decir que es posible que quizás en algún momento de la evolución el ser humano conozca casi todo el universo, pero antes de eso, en el presente, el ser humano no comprende bien todas las leyes que rigen el universo, además el conocimiento del ser humano casi siempre se ha visto limitado y hay cosas que quizás la ciencia nunca explique. Sin embargo lo mas probable es que se puede especular sobre eso.

Y el tercer axioma es la palabra imposible tiene significado, pero solo dentro de un determinado campo referencial. La palabra «imposible» como contrario de «posible» significa para mí que algo tiene 0% de probabilidades de ocurrir, sencillamente porque las relaciones entre los objetos y las leyes que los regulan, impiden necesariamente que tengan un comportamiento distinto dentro de un marco referencial. Pero yendo mas lejos existe la posibilidad de que los objetos en un marco distinto se comporten de manera distinta. Por ejemplo el sentido común dice que «las cosas no se caen hacia arriba» pero un una nave interestelar existe la posibilidad de que un objeto salga disparado, por falta de gravedad.

No obstante, alguien me podría decir: ¿suena posible que 2+2 sea 3? Evidentemente que si: existe la posibilidad de que en un mundo paralelo le digan “3″ al “4″ y “4″ al “3″. Esto puede ser verdad. Sin embargo si se refiere al concepto yo podría decir que el referente en este caso es la verdad lógica que radica en su propia mente. Por tanto, el nombre o apariencia del concepto es superfluo, mientras que el concepto en sí o esencia es lo verdaderamente importante, y a lo que yo he hecho referencia en ese post.

Ambidiestros: lateralidad cerebral

Creo que la mayoría de los que lean este artículo sabrán cuales son las diferencias fundamentales entre un cerebro zurdo y uno diestro. Pero nunca viene mal recordarlas. Además el tema que aquí nos ocupará es controvertidísimo hasta el punto de que los experimentos aportan datos contradictorios y, por añadidura, es -literalmente- de vital importancia.

El cerebro puede dividirse en multitud de sistemas, atendiendo a la naturaleza de cada cual. Por ejemplo, la primera división que podemos hacer es la de emoción-pensamiento. Cada área recibe el nombre de vía: cuando hablamos de vía superior estamos haciendo referencia al pensamiento, o sea, al cortex prefrontal; mientas que si decimos vía inferior, nos referimos al sentimiento. Aunque, es cierto que pensamiento y sentimiento están unidos en la corteza orbitofrontal. Por otra parte, podemos dividir el cerebro a simple vista, sin indagar sobre las funciones de cada región: a primera vista, podemos observar en el cerebro dos hemisferios, el izquierdo y el derecho. Hecha tal división, llega el momento de investigar a qué se dedica cada hemisferio en concreto.

El hemisferio izquierdo, que controla la parte derecha del cuerpo, es el hemisferio objetivo. En él se realizan, entre otras muchas más específicas, las funciones de lenguaje, razonamiento o lógica y matemática. El pensamiento que surje de este hemisferio recibe el nombre de pensamiento lineal. Es decir, los mecanismos del hemisferio izquierdo son idénticos en todos, aunque la diferencia que puede haber entre unos y otros reside en la cantidad de neuronas. Por este motivo, se trata de un hemisferio científico. Por tanto, la capacidad principal del hemisferio es la de síntesis.

Hemisferios

Por otro lado, el hemisferio derecho, que controla la mitad izquierda del cuerpo, es subjetivo. El tipo de pensamiento que nace en este hemisferio se denomina pensamiento holístico. Al contrario que el izquierdo,  éste se distingue de los demás -los de otros individuos- en todos los aspectos (cantidad, cualidad, naturaleza). En este sentido, se trata del hemisferio del arte, pues las actividades principales del mismo van dirigidas a las emociones, habilidades artísticas y musicales, orientación espacial y memoria visual (por ejemplo, para reconocer los rostros). La capacidad predominante, por tanto, es la de análisis.

No obstante, en lenguaje hay una excepción, a saber: no toda la capacidad lingüística radica en el hemisferio izquierdo, sino que la prosodia está situada en el derecho. Otra excepción se da en la música: habita en ambos hemisferios. Desde mi punto de vista, quizá se deba a que la música, además de ser considerada como un arte, está plenamente vinculada con la matemática. De este modo, la música significaría una gran síntesis de capacidades cerebrales.

Como vemos, el incosciente, que varía en demasía entre personas, es propio del hemisferio derecho, mientras que la consciencia, que se dedica, principalmente, a tomar conciencia temporal, es prácticamente idéntica a todos los individuos de la especie humana.

Dicho esto, es conveniente que pasemos al quid de la cuestión: la lateralidad cerebral. La lateralidad cerebral hace referencia a la especialización del cerebro en un determinado hemisferio. Por ejemplo, los que tengan el hemisferio izquierdo más desarrollado serán diestros y viceversa. Generalmente, a los 4 años, el niño debe haber mostrado una tendencia hacia un hemisferio cerebral ora en el pensamiento (arte o lógica), ora en el comportamiento (escritura con la mano izquierda o derecha). Sobre los factores que determinan que la mayoría de la población sea diestra puede que se deriven de la genética, pero lo más razonable es que se trate de factores epigenéticos, puesto los bebés aprenden por imitación, antigüamente era mal visto ser zurdo (de ahí la palabra siniestro) y, además, el cerebro, gracias a la plasticidad cerebral, permite que, en vida, especialicemos un hemisferio a voluntad. Se ha descubierto un gen (gen de la destreza) que determina la lateralidad cerebral del individuo, aunque dicho gen no está presente en el 20% de la población. Esta población que no está determinada, tendrá la posibilidad de ser diestra, zurda o ambidiestra a voluntad.

Como dije en alguna otra ocasión, el hombre establece dualismos por todos lados: igual que es reduccionista hablar de hombre-mujer, lo es hablar de izquierda-derecha, también en el sentido político. Así, los problemas afloran en el momento que hablamos de que no hay lateralidad cerebral, o sea, que los dos hemisferios están igual de desarrollados y, por tanto, el individuo usa, en la misma proporción, ambos hemisferios (y, por ende, ambos tipos de pensamiento y ambos tipos de comportamiento). En términos científicos, se denomina lateralización atípica. Los sujetos que responden a esta definición se les denomina ambidiestros. Se distinguen dos tipos de ambidiestros: los que utilizan ambos hemisferios indistintamente para todas las tareas (extrictamente ambidiestros) y los que, sin preferir ningún hemisferio en general, especializan uno en una tarea en particular (ambidiestros cruzados). Por ejemplo, podemos ver el tenista Rafael Nadal que asegura utilizar el brazo derecho para casi todas sus tareas extratenísticas, es en el tenis donde usa la zurda (¡y qué buenos resultados que le da!).

Ambidiestro

Sobre los ambidiestros, como digo, hay resultados contradictorios: unos alegan que pueden desarrollar el lenguaje -de forma completa- en ambos hemisferios; otros, por su parte, arguyen lo contrario. La «ambidextría» es un vericueto para los psicólogos. Además, una proporción muy pequeña de la población (un 1%) presenta esta condición; el 9% zurdo y el 90% restante diestro.

Sé que a la mayoría de vosotros se os plantean las siguientes cuestiones, a las que intentaré de responder. He de informarles que, para elegir las preguntas, he recurrido a los comentarios que dejásteis en la entrada anterior acerca de esta misma cuestión:

¿Es mejor se ambidiestro o no?

Me he percatado que esta pregunta aparece en todos los lugares a los que he recurrido, para encontrar información sobre lateralidad cerebral. Se dice que Leonardo Da vinci y Einstein eran ambidiestros. De todas formas, no se puede responder a esta pregunta de forma global, depende del deseo de cada uno, pues, como sabemos, entrenando los hemisferios podemos especializarnos en el/los que queramos. Además, esta cuestión está inextricablemente unida a la especialización y a los problemas de conducta. Hay mucha fama de que los ambidiestros son más inteligentes que el resto, pero, aunque la posibilidad de presentar un gran CI es alta, lo cierto es que muchos ambidiestros tienen problemas de aprendizaje y conducta. Por último, vemos que no podemos tampoco hablar de ambidiestros en general, pues hay una enorme multiplicidad: los que lo son por genética, por ambiente, los que presentan una lateralidad cruzada, etc.

¿Es verdad que los ambidiestros no están especializados en ningún ámbito o, por el contrario, sí lo están en todos?

Una cosa es ser ambidiestro (indéntico nivel de desarrollo en ambos hemisferios) y otra nivel de especialización. Puede haber ambidiestros especializados en todas las ramas del cerebro y ambidiestros que no, ya que el cerebro, mediante la neurogénesis, genera nuevas neuronas y sinapsis, que aumentan paulatinamente la capacidad cerebral. Aunque es cierto que a un diestro o zurdo le costará menos especializarse que a un ambidiestro. Caeríamos en un gran vicio al generalizar en esta cuestión, depende de cada persona, aunque es cierto que el nivel de especialización es mas alto en los sujetos que presentan una lateralidad cerebral definida.

En síntesis, aunque les cueste más especializarse, cuando lo hagan, estarán especializados en varios tipos de pensamiento lo que ocasionaría un aumento exponencial de la inteligencia. Ya que puede originarse una comunicación recíprica entre ambos hemisferios, se produzca un círculo virtuoso y los hemisferios se mejoren entre sí. En fin, los ambidiestros pueden ser o muy deficientes o muy sobresaliantes.

¿Qué implica no estar especializado en ninguna tarea?

Cuando un ambidiestro prototipo domina todas las áreas cerebrales, pero no destaca en ninguna puede plantearse esta pregunta. Al no presentar ninguna tendencia en ningún pensamiento o comportamiento, el ambidiestros a menudo se encuentra con problemas de indecisión porque valora varios puntos de vista al mismo nivel. Es como si poseyeran dos puntos de vista y, claro, no pueden dividirse en dos, tiene que tomar un único punto de vista. Esta es una de las desventajas que implica ser ambidiestro. Por eso en cualquier elección se les plantea un dilema. Al no presentar ninguna inclinación hemisférica pueden acaecer episodios de inseguridad, indecisión y de inconstancia.

Por otra parte, esto puede solucionarse intentando especializar una mano para cada tarea. Por ejemplo, para comer siempre debemos de usar una mano (la que deseemos, pero siempre la misma), para jugar al fútbol una pierna en concreto, para escribir otra. De este modo los ambidiestros serán polivalentes a nivel general, pero no presentaran ningún problema de indecisión en aspectos particulares.

¿Es cierto que ser ambidiestro acarrea problemas psiquiátricos y de conducta?

Muchos especialistas afirman que esta condición acarrea graves problemas de aprendizaje. Por ejemplo, presentan dislexia y, a menudo, confunden la izquieda con la derecha. Para aprender hay que orientarse, inclinarse hacia una opinión, seleccionar. Si los ambidiestros no son muy duchos en esta cuestión, claramente presentan graves problemas de aprendizaje. Por otro lado, el presentar una lateralización atípica se vinculó hace unos años con la esquizofrenia, pero se ha demostrado que  no existe correlación alguna entre ambas condiciones.

Un porcentaje de la población que usa indistintamente ambos hemisferios, según la especialista Alina Rodriguez,  tienen más posiilidad de padecer Alteración psiquiátrica e hiperactividad (TDAH), problemas de lenguaje como la tartamudez ybajo rendimiento escolar. Además presentan 14 veces más proclives a problemas de conducta a los 16 años.

La certidumbre de la incertidumbre

Pirámide de Maslow

Una de las necesidades relacionadas con la supervivencia humana es la seguridad. El psicólogo Abraham Maslow la colocó en segunda posición, en la escala de necesidades humanas ordenada de más necesaria a menos, por encima incluso de las necesidades sociales. Es comprensible. El ser humano se distingue de las demás especies porque nace para aprender, sin comportamientos adquiridos. El hecho de que seamos animales culturales implica que tengamos la seguridad de que tales conocimientos son ciertos. Jamás aquiriremos voluntariamente ideas que consideremos falsos o comportamientos que consideremos erróneos.

La naturaleza humana, concretamente el cerebro, obliga, por así decirlo, al hombre a valorar constantemente sus conocimientos por su grado de certeza o, si se prefiere, seguridad. De lo contrario, la humanidad no hubiera progresado hacia el conocimiento científico y filosófico y, por ende, nos hubiéramos quedado estancados en la mitología, religión o magia. Como sabemos, el método científico se caracteriza por la falsación: una afirmación es cierta cuando presenta pruebas fehacientes para ello y, si se demuestra falaz, se rechaza. El método que más hace progresar a la ciencia, sin duda alguna, se trada de la humildad o, dicho de otro modo, la falsación. El mejor ejemplo es la teoría de la relatividad de Einstein que sustituyó al universo explicado por Newton.

Sin embargo, la Naturaleza, en este caso la humana, puede resultar, a veces, paradójica e ir en contra de sí misma. La incansable búsqueda de la seguridad o la verdad desemboca, a menudo, en el descubrimiento de una gran incertidumbre. Verbigracia, el paradigmático caso de Sócrates: «Sólo sé que no sé nada y, sin embargo, soy el más sabio de los ciudadanos». O, por otro lado, el caso de Popper: «No solamente me percaté de cuán ignorante era, sino de la finitud de mi ignorancia»

La búsqueda de la verdad, para engendrar seguridad es una necesidad biológica, pero que puede, tanto en su exceso como en su defecto, aflorar inseguridad e incertidumbre y, a la postre, dudas hasta en la forma de comportarse. Descartes intentando descubrir una certeza radical, se topó con una incertidumbre quintaesenciada: solipsismo. Y únicamente pudo escapar de la incertidumbre recurriendo a Dios, cuya existencia, con toda probabilidad, nunca podrá demostrarse, pese a los esfuerzos de Hawking.

El número pi

Alguien podrá decir: «Mire usted, es que Descartes puso en duda lo indudable: la matemática». Para nuestro disgusto, las matemáticas fallan; la lógica también. Bertrand Rusell demostró, mediante la paradoja del barbero, que las matemáticas tienen «agujeros». Esto provocó una grave crisis matemática. Y posteriormente, se demostró que todas las ramas matemáticas presentan algunos errores. Sin embargo, a pesar de todo, no hay modo de conocimiento más exacto, aún errando, que las ciencias formales -lógica y matemática. Esto implica que el hombre jamás podrá conocerlo todo, como pretende con ansia, pues así se lo dicta su subconsciente.

Con toda seguridad, el ser humano nunca conocerá el cosmos. Pero, no solamente eso, sino que, aún conociendo un 4% del cosmos, los conocimientos están impregnados del razonamiento humano, tergiversando, inevitablemente, la realidad. Por ejemplo, cuando vamos de excursión al campo nos maravillamos de lo floreciente y colorida que es la primavera. No obstante, el color no existe en sí, tampoco el olor. Por tanto, nos maravillamos, en parte, por nuestras propias sensaciones subjetivas. Cuando vemos el color, el ojo humano detecta una determinada onda que emite el objeto y, dependiento de la frecuencia y amplitud de la onda, el cerebro genera un determinado color. La sensaciones, la mejor forma de observar la Naturaleza, nos dan datos impregnados por nuestra sensibilidad, no aportan datos reales. Además, el 96% del universo (materia y energía oscuras) es totalmente desconocido para los científicos, imperceptible para el hombre.

El principio de incertidumbre, que ya nombré en otra ocasión, de Heisenberg hace referencia también a la cuestión que nos ocupa: es imposible conocer con exactitud la posición y velocidad de una partícula subatómica. ¡Quién lo diría, la física impregnada por la estadística! A todos estos hechos, sumése el de los agujeros negros, el de la variable desconocida o la teoría de caos.

En primer lugar, los agujeros negros absorben tal cantidad de materia y energía que es imposible conocer la totalidad de su naturaleza, porque no dejan pasar la luz.

En segundo lugar, la teoría de la variable desconocida, postula que, de todas las variables que podemos observar o demostrar, sólo podemos trabajar con una fracción de ellas, pues desbordaría la capacidad humana. Por ejemplo, el lanzamiento de un dado, aunque conozcamos todas las variables que intervienen, jamás podríamos utilizarlas. Esta cuestión ya fue tratada en este artículo.

Por último, la teoría del caos está vinculada a la matemática, que hace referencia a que una pequeñísima variación en un dato implica una variación en miríadas en otra variable. Por poner un ejemplo pedestre, imaginemos que nuestro profesor nos califica con un 4,99 y nos dice que estamos suspensos. Por una centésima, no podemos superar el curso; es decir, un pequeño cambio originaría un giro en nuestra vida. Esto tiene todavía más importancia cuando hablamos de números irracionales, pues sabemos que las cifras decimales de un número irracional son infinitas y siempre acumularemos un pequeño error. Este pequeño error, por ejemplo en el número pi, desencadenaría un caos en la meteorología, sistema sensible a minúsculas variaciones. El sistema como el metereológico siempre será inexacto, ya que nunca podremos conocer la totalidad de las cifras decimales de pi o de e. De ahí que sea tan importante hallar la cifra 2 billones del número pi. Como vemos, las predictividad irá en aumento, pero se trata de una búsqueda sin término.

En definitiva, la búsqueda de la verdad, como necesidad biológica, también necesita un término medio, pues indagando en exceso llegamos a una conclusión aún más escéptica que la del propio Descartes: sólo sé que no se nada. Por tanto, hay que diferenciar la búsqueda de la verdad como necesidad biológica de la búsqueda de la verdad en sí misma. Como individuos de la especie humana, necesitamos atenernos a cosas que, siendo irracionales o, en su defecto, inciertas, nos aporten la seguridad necesaria para subsistir. No obstante, si alguien pretende conocer la verdad, por muy triste que sea, está en su pleno derecho: El que pretende buscar la verdad, tiene el riesgo de encontrarla. Por otra parte, como investigadores, científicos o revolucionarios tenemos que buscar la verdad, por encima de las necesidades subjetivas.

Racionalización de la ignorancia o exuberancia quimérica.

La ciencia de lo inseguro –vaya oxímoron– se ha convertido en la distribuidora más importante del conocimiento del siglo XXI. Hoy no hay ninguna afirmación que contenga un porcentaje de probabilidad, hablemos de física cuántica o de juegos de cartas; el azar reina: lo inseguro es lo más seguro. Pero lo más grave de todo es que toda la estadística parte de una soberbia premisa, aceptada por casi todo el mundo: el azar existe en sí. Pero, realmente, esto es incierto. Por eso, en primer lugar, hablaré, en términos teóricos, de la imposibilidad de la independencia del azar al hombre.

Propongo el siguiente ejercicio: imaginemos dos cajas de zapatos volcadas en el suelo. Una de ellas está vacía y, la otra, oculta un balón. Podría decirse que hay un 50% de posibilidades de que la caja A contenga el balón y un 50% de que la caja B contenga el balón. Pero, ¿es realmente así? ¿No sería más cierto decir que en una caja hay un 100% de que contenga la bola y, en la otra, un 0%? En sí lo cierto es lo último, pero el ser humano no conoce dónde está la bola y, por tanto, debe trabajar con lo que conoce (o, mejor dicho, con lo que desconoce). Por tanto, hay un gran error al considerar que el azar está en la Naturaleza misma cuando no es así.

"Dios no juega a los dados"

Para explicar esto con más rigor es necesario que nos adentremos en el mundo de la física cuántica. Los defensores del azar se escudan en esta ciencia, para demostrar que el azar es natural. El principio de incertidumbre de Heisenberg establece que es imposible conocer con exactitud la posición y la velocidad de una partícula subatómica. Además, que cuanto más se conozca de la velocidad, menos se conocerá de la posición y viceversa. ¿Por qué? Porque el observador, mientras estudia la partícula, esta interfiriendo y la distorsiona, con lo que su trayectoria cambia. Por eso, la probabilidad está en la física cuántica: el hombre no puede conocer con exactitud una parte de la realidad. Ahora bien, el observador es independiente al elemento observado y, por tanto, el azar se da en el hombre y no en otra cosa. Sin embargo, hay todavía personas (y periódicos) que tienen la actitud recalcitrante de intentar contradecir a Einstein.

Por consiguiente, en rigor, la probabilidad nos permite conocer, de antemano, los resultados de un experimento del cual desconocemos alguna variable. Ésta es la teoría de la variable desconocida. Resulta imposible determinar, de forma segura, resultados como el lanzamiento de una moneda, un dado, predecir la primera carta que hay en una baraja. Porque en nuestros estudios siempre nos faltarán demasiados datos como, por ejemplo, la velocidad, el peso, el efecto, la velocidad del aire, la dirección y un indescifrable etcétera. En definitiva, la estadística juega con el desconocimiento del hombre, no con la incertidumbre de la Naturaleza.  El que no crea esto, es demasiado arrogante como para considerar inferior la Naturaleza al hombre. La conclusión lógica es que el azar no existe en sí, sino en nuestro entendimiento o, si se prefiere, en nuestra intuición. Ma las probabilidad es la racionalización de la ignorancia humana.

Decía Nietzsche que todos los grandes genios son aquellos que no creen en el azar, y no le falta razón. En efecto, una gran cantidad de insignes personalidades del conocimiento han tenido sus reticencias a la hora de creerse la jerga probabilística. Si hacemos caso a sus palabras, la actual sociedad presenta una decadencia misérrima: el mundo gira –y cada vez más- en torno al azar. La estadística está in crescendo cuando debería ser, naturalmente, todo lo contrario. En realidad, las cosas –independientes a la opinión– siguen un único camino. Einstein estaba convencido de ello y por eso ha sido –y sigue siendo– muy criticado por no aceptar el azar como algo existente en la Naturaleza. Hasta el empalago ha sido repetida la frase “Dios no juega a los dados”.

El parecido con la realidad es coincidencia

Todo se ha contaminado de un tufillo estadístico. El INE y el CIS nutren de información, cocinada a veces, a todos los periódicos, revistas e informativos. Encuestas, estudios, inferencias. Veamos lo que permanece oculto tras una afirmación del siguiente tipo: “El 55% de la población es partidaria de la abolición de la tauromaquia”. Ante todo, hay que decir que aquí hay una peligrosa generalización: a partir de una muestra del número deseado de individuos (generalmente, en España, no suelen superar el millar) se elabora una información que se aplica el resto de la población. Ojo al dato: lo que piensan mil personas es idéntico a lo que piensan más de cuarenta y cinco millones. ¡Qué eficiencia! Ahora bien, todo esto suponiendo que esas mil personas han contestado verazmente. Porque es bien conocido que una proporción bastante notoria de los encuestados miente. Si ya estos dos hechos echan por tierra la credibilidad de la inferencia, añadamos otro hecho: el de la estacionalidad. Los estudios estadísticos sociológicos tienen como objeto –casi siempre– conocer la opinión de la población acerca de algo; pero –como sabrán los neurocientíficos– nuestro cerebro está preparado para cambiar de opinión constantemente, así que lo que hoy se piensa, mañana puede no pensarse. Por ejemplo, en las encuestas acerca de la situación económica, cuando se realizan en verano, suelen dar índices de credibilidad más altos.  No porque la situación realmente mejore, sino porque en verano aumentan los niveles de dopamina y se cobra el salario extra. Sin embargo, la inferencia estadística sigue reinando en todos los ámbitos, dándose por veraces sus afirmaciones, cuando perfectamente pueden ser contrarias a la realidad.

No solamente son inexactas e inciertas las afirmaciones estadísticas, sino que influyen en la población, cambiando la opinión de toda ella. Por ejemplo, es habitual en la publicidad oír: “El 90% de las familias recomiendan el producto”. Esto, que necesariamente es inexacto en miríadas, hace que los receptores se lo crean y –posiblemente–  compren el producto. Asimismo, sucede con las encuestas relativas a la política y no es de extrañar que más de un gobierno haya manipulado las encuestas con tal de obtener réditos electorales.

Aquí también toma partida la mercadotecnia. Siempre se busca la forma de hacer el estudio, los encuestados adecuados, la formulación a la pregunta adecuada para que el estudio salga muy parecido a lo que la empresa quiere. Además, la forma de informar sobre el estudio también influye: una empresa nunca dirá: «3 de cada 8 personas están descontentas»; «siempre dirá: 5 de cada 8 personas afirman estar muy felices con este maravilloso producto».

En resolución, aceptando que el azar es creado por el hombre para que sus predicciones sobre algo desconocido sean más exactas caben dos posturas. La primera consiste en intentar descubrir todas las variables posibles, como el principio de incertidumbre. La segunda son los estudios de la estadística inferencial que se realizan por falta de tiempo o por que, de incluirse todas las variables, el estudio sería muy costoso. No obstante, la última postura se le da una credibilidad muy superior a la que, en realidad, tiene. El conocimiento con la probabilidad ya no es lo que era: la probabilidad ha pasado de ser la racionalización de la ignorancia invencible a la racionalización de la ignorancia vencible. Y esto ha supuesto una defensa tácita de la ignorancia. Algo inexacto pasa por algo exacto, estudiado y racionalizado. Esto va desgastando poco a poco la veracidad hasta el punto de que estemos sumergidos en un mundo muy diferente al que realmente es: el mito de la caverna.

Enemigos íntimos

Anveger: ¿Existe la felicidad? ¿Qué es?

Psametiko: Desde mi punto de vista la felicidad es una utopía instalada en la mente humana. Pues siempre que tenga el hombre la idea de felicidad presente será infeliz, debido a que la vida está llena de pequeños detalles que pueden mejorarse cada vez más.Puesto que la felicidad suprema es imposible, la felicidad es apreciar cuanto se tiene en un momento determinado, libre de miedo ante el futuro.

Anveger: Entonces me estas diciendo que la felicidad no existe como tal. Y que intentar ser feliz es ser infeliz, ya que intentar ser feliz es alcanzar algo que tú no tienes.

Psametiko: Por supuesto, dado que la búsqueda exacerbada de la felicidad conlleva directamente a la infelicidad. Por ejemplo si persona está en continua búsqueda de la felicidad y tiene un puesto de trabajo, una familia en buen estado de salud… se quejará y dirá que quiere que le toque la lotería para no volver a trabajar, se quejará del horario del trabajo, del ruido que hacen los niños mientras que duerme la siesta…se sentirá infeliz. Por el contrario una persona que es feliz con lo que posee, disfrutará de su trabajo porque sabe que tiene la suerte de tenerlo y más aun si su familia disfruta de un estado óptimo de salud.

Anveger: Entonces estaríamos hablando de dos búsqudas de la felicidad: una directa y otra indirecta. La directa sería buscar la felicidad de un modo superficial, es decir, creer que ser feliz es aumentar en placer. La indirecta es más profunda y consistiría en buscar la felicidad conformándose uno con lo que tiene sin mirar al futuro. ¿Podríamos decir esto?

Psametiko: No precisamete, la búsqueda en sí es la misma. El problema está en que la mayoría de las personas siempre busca más de lo que tiene, consecuencia directa del sistema consumista y materialista en el que nos encontramos el mundo occidental.

Anveger: Pero, hace un momento, estabas diciendo que la búsqueda de la felicidad conlleva a la infelicidad. Si consideramos que si no se es feliz, se es infeliz y si no se es infeliz, se es feliz. Por tanto, uno tiene que ser o feliz o infeliz. Si buscar la felicidad nos conlleva a la infelicidad, entonces para encontrarla debemos no buscarla. En resolución, necesariamente se es feliz o infeliz y, según lo que hemos afirmado, para ser feliz hay que no buscarlo. Esto último es a lo que yo le llamo búsqueda indirecta de la felicidad.

Psametiko: Exacto, pero en ningún momento he dicho que sea necesaria una búsqueda propiamente dicha. ¿Dónde crees que se encuentra la verdadera esencia de la felicidad?

Anveger: Considero que la esencia de la felicidad está en la autosuficiencia, en no necesitar nada más que a tí mismo. Que nada exterior pueda afectarte en ningún sentido, pero eso me temo que es dificilísimo, entre otras cosas, porque las personas nos necesitamos unas de otras…

Psametiko: De ser así ¿podemos creer en sentimientos tales como la amistad o el amor?

Antonio: No puedo aseverar si tales sentimientos son inherentes al ser humano o si, por el contrario, son impuestos por los demás. Pero, en cualquier caso, estos sentimientos mantienen a la sociedad viva, sin la amistad o sin el amor todos los sistemas humanos, económicos desaparecerían. Pero, si nos adentramos en el individuo, ¿el amor y la amistad aporta beneficios al ser humano? ¿aporta también perjuicios como las peleas? ¿es mejor no tener a nadie y no pelearse o es mejor tener a alguien incluyendo las peleas? En mi opinión, hay que diferenciar entre personas, es decir, seleccionar los amigos para intentar tener el menor grado de insatisfación posible. Por tanto, tanto la sociedad como el individuo se ve favorecida por esos sentimientos, pero la clave para tener el máximo grado de beneficios y que no nos perjudiques esos sentimientos está en la misma libertad: en elegir a los amigos, los amores, …

Psametiko: Yo pienso que el problema está en la clase de personas con las que nos rodeamos, dado que podemos considerar que entre dos personas hay una amistad muy grande incluso uno de ellos lo piensa y actúa en consecuencia, mientras el otro ni si quiera es consciente de la situación. En cuanto al tema del amor, si es cierto que puede provocar peleas, pero como tu bien dices en otras ocasiones, mejor tener algo que no tener nada. Por lo tanto ¿Que sentimiento mas grande sentir en el mundo, aunque sea para mal, que el amor?

Anveger: Pues sí. Mi conclusión, relacionando todo lo que hemos hablado, es que la felicidad tiene su esencia en que nada exterior te afecte, es decir, en desarrollar un carácter fuerte que nada te haga daño pero, en cambio, te beneficie. En suma, ser feliz contigo mismo únicamente, pero añadiendo las relaciones humanas.

Psametiko: Efectivamente, me ha encantado debatir este tema contigo. ¡Hasta otra!

Problema 1604

En 1604, en le libro Aritmética práctica, Jerónimo Cortés proponía el siguiente problema:

Si cuatro flamencos en tres días se beben diez cántaros de vino, y cinco enpañoles en seis días se beben veinte cántaros, pregúntese: bebiendo todos juntos, ¿en cuánto tiempo se beberán una bota de sesenta cántaros?

Solución: nueve días