La educación

Varios episodios de mala educación, de no vergüenza y de verdadero sonrrojo ajeno que he vivido en clase me han hecho reflexionar sobre la educación y todo lo que tenga que ver con ella ya que la educación lo es todo. Para mí, las características más importantes que definen la educación de una persona son: la asertividad, la naturalidad y el sentido común.

– La asertividad (punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y pasividad) es importante porque hay formas de defender tus derechos de forma educada y sin utilizar la violencia verbal.

– La naturalidad (Modo de actuar o de comportarse una persona sin orgullo ni fingimiento, mostrándose tal y como es en realidad) es muy importante en la educación porque hay que mostrarse tal y como eres, con transparencia y sin hipocresía. Para mí el grado máximo de educación es la naturalidad

– El sentido común muchos lo han definido como: «el menos común de los sentidos» o «los prejuicios adquiridos a los 18 años» es importante porque a través de este nos guiamos para la naturalidad y asertividad.

Actualmente hay personas educadas pero hay otras personas que no tienen educación y lo que más me preocupa es que muchas personas mal educadas son personas con estudios. Esto es de verdadera lástima porque la esencia de los estudios es la educación, por raro que parezca, tantas matemáticas, lengua, … sirven, en esencia, para educarnos. Esto me lleva a decir que por mucho que estudie una persona sino tiene educación no tiene estudios. Estas personas pasan por los estudios pero los estudios no pasan por ellas.

Quizá no sea tan descabellado pensar que se terminará  evaluando la educación de cada persona

Quizá la culpa de la mala educación la tenga el sistema educativo, tema que se trató en una entrada anterior añadida por danisoler

Cada uno en su sitio

Corría el año 1990 cuando se firmó en España la sentencia de muerte de la educación. Con la entrada en vigor de la LOGSE se ponía fin al sueño español de alcanzar la estela europea. Se introducía en nuestro país un sistema educativo torpe, benévolo en exceso y donde se podía divisar un intento a la desesperada de acelerar el proceso de modernización nacional.

Años más tarde, y con los frutos podridos de la LOGSE en el canasto, nos fuimos de Guatemala a guatepeor con el establecimiento de la LOE, la cual seguí una línea más errónea incluso – si se puede – que la de la propia LOGSE. La desesperación derivó en una cadena de decisiones incompetentes tomadas a la ligera como el poder pasar de curso con cuatro suspensos. Bajo mi punto de vista, aquí se cometió el mayor error. Supone un flaco favor a la educación esta extrema tolerancia hacia ciertos gandules. Me parece que a lo largo de la historia hemos aprendido la máxima de: a mayor dificultad, mayor aprendizaje.

El sistema educativo actual se basa en mostrar al alumno textos que no comprende porque no le han enseñado a leer correctamente para que memorice ingentes cantidades de fechas y nombres, los suelte en el examen y lo olvide todo a las dos semanas. Ya no se enseña a aprender que es lo primero a la hora de establecer una educación firme, competente y sin fisuras.

Todo esto viene a cuento de la brillante idea que se le ha ocurrido a Gabilondo, el ministro, de elevar la edad de la educación obligatoria a los dieciocho años.

Señor Gabilondo, yo soy andaluz, y como tal he asistido a clases de segundo de la ESO donde había repetidores de quince años perdiendo el tiempo y haciendo el ganso esperando a cumplir los dieciséis para salir de los colegio.

Juguemos un poco a las estadísticas. Este tipo de alumnos, los fracasos escolares, que en Andalucía rozan la peligrosa cifra del 30 %. La costumbre del fracasado escolar es repetir desde que llega al primer curso de la ESO, por lo tanto, por imperativo legal cursará cuarto de la ESO con dieciocho años. Para cuando llegue a este curso ya habrá tenido tiempo de molestar a sus compañeros de primero, segundo y tercero por partida doble interrumpiendo así el desarrollo de la clase y de los alumnos rectos.

Con esto quiero decir que ya basta de obligar a los no-estudiantes a asistir a clases donde lo único que pueden hacer es estancar todavía más la educación.