Anatomía del optimismo

Como bien saben los psicólogos, psiquiatras y neurólogos, todo tiene un fundamento físico en el cerebro. Por ejemplo, el mal humor, que básicamente consiste en una carestía de un conglomerado de los siguientes neurotransmisores: dopamina, oxitocina y endorfina.

¿Significa esto el fin de la psicología? No, pues, aunque sabemos fehacientemente que todo tiene un fundamento físico, éste, en numerosas ocasiones, es imperceptible, pues estamos hablado de escalas microscópicas. Y, aunque fuera perceptible, muchas veces es imposible solucionarlo con las técnicas actuales. En estos casos, funciona la psicología: utilizar los propios instrumentos intracerebrales (con terapias de grupo, modificación de la conducta, cambio de ambientes, etc.) para que ese daño físico se repare, sin necesidad de intervención.

Ahora bien, esto no quita que la neurología, poco a poco, vaya ganando terreno. Por ejemplo, hoy sabemos que el optimismo y el pesimismo tienen su fundamento físico. A saber: el cortex prefrontal podemos dividirlo en izquierdo y derecho; del izquierdo emana el pensamiento positivo (optimismo) y del derecho el negativo (pesimismo).

Corteza prefrontal

Esto quiere decir que todos alternamos el pensamiento positivo y el negativo a lo largo de nuestra vida, lo cual es una buena noticia. Pues si tenemos una perspectiva pesimista y otra optimista, la síntesis a la que llegamos es realista, es decir, más objetiva. No obstante, como el cerebro de una persona no es idéntico al de otra, también podemos concluir que, dependiendo de la estructura del cortex prefrontal (izquierdo y derecho), una persona tendrá tendencia al optimismo o al pesimismo.

Para más inri, también se ha descubierto una correlación entre la actividad del cortex prefrontal izquierdo (optimismo) con la probabilidad de contraer un resfriado. O sea, que si eres más optimista, a la larga, tus defensas serán mayores y, en consecuencia, te resfriarás menos.

Otro golpe más, no sólo a la psicología, sino a la voluntad (libre albedrío) humana, pues esto demuestra que somos una marioneta a manos de nuestro cerebro: no somos optimistas (o pesimistas) a voluntad, sino dependiendo de nuestra estructura cerebral.

¿Qué le pasa al deporte?

A veces cuando me dispongo hacer algo de deporte por el simple echo de estar en forma, algunas imagenes vienen a mi cabeza y con tan solo venir me aterran.

Me viene la imagen de Antonio Puerta, en paz descanse, aquel maltido agosto de 2007 desplomándose en el suelo y levantándose para llevarse el último aplauso de la que siempre fue y será su aficción. Me viene a la cabeza la muerte de Dani Jarque, en paz descanse, pocos años despues de nuestro Antonio despidiéndose de la vida para siempre en aquel partido de inaurguración del nuevo estadio del Espanyol. Me viene a la cabeza tantos y tantos deportistas que un día disponiéndose hacer sus ejercicios habituales, se topan de cara con la muerte y se los lleva aún siendo jóvenes y estando mas sanos que una manzana.

¿De verdad es sano hacer deporte? ¿Hasta qué límite?

Mi modesta opinión es que el deporte de élite, mas que sano es peligroso. Porque es de humanos la superación personal y si hoy llegas a una marca determinada, mañana querrás llegar a otra superior, pasado a otra… Pero la realidad es que nuestro corazón es limitado y no puede dar de sí todo lo que a nosotros nos gustaría.

En cuanto al deporte de mantenimiento, también tiene su riesgo, porque al estar programado por nosotros mismos (la mayoría de las ocasiones) puede que hagamos ejercicios que no estén acorde con la edad o aptitud física que nos corresponde.

Por esto ¿es sano el deporte? esta es mi pregunta. Esta semana hemos sabido que Sergio Sánchez futbolista del Sevilla FC, sufre una cardiopatía la cual lo va a mantener en dique seco durante un tiempo indefinido. Pero lo que no puedo lograr entender es que como una persona que lleva 15 años practicando el fútbol a alto nivel, se le detecta a estas alturas un problema de corazón. Sea como quiera que sea me alegro por Sergio, ya que si el problema es grave ( ojalá no lo sea) se ha retirado a tiempo y no corre peligro su vida que es lo más importante. Pero… ¿y cuando a nosotros nos hacen pruebas los médicos y nos dicen que estamos aptos para realizar tal ejercicio físico están en lo cierto con tan solo una prueba y sin ser nosotros profesionales? La verdad es que no me lo creo, porque si a personas que dedican toda una vida al deporte le detectan problemas ya avanzada la edad… a nosotros… no lo quiero ni pensar.