De musas y bombines.

Cuando aun soñaba, soñe que viajaba por distintas pieles, por distintos lugares, por distintos nombres; y no estaba soñando, sino despierto. La vieja aguja pinchaba una y otra vez la voz, ya cascada, de un pirata cojo que con parche en el ojo me enseñó a giñar el ojo malo al destino. Y es que tarde en guiñar, lo admito, pero cuando lo hize lo hize mal y no por falta de un buen maestro, sino por la falta de aquel punto canalla que nunca tuve. Las derrotas no eran amargas, sino agridulces ,pues siempre llegaba la noche con su voz casi apagada consolando espejismos de la almohada. Mas tarde cuando fueron amargas, mis compañeros, sus compañeros, nuestros eternos compañeros nos ayudaban a pasar la noche cantandole a la luna.

Mas me empeñé a iniciarme en el noble oficio de juglar que desde la más tierna infancia mamé en sus acordes, robándo algún que otro verso; el mismo verso en palabras distintas. Y aprendí que los versos son desconsolados y sus dueños los tristes y sus musas…hay sus musas. Llegaban para no volver, volvían para no llegar una, y otra vez. Por más que lo intentaba, corrían más que yo, y cuando lograba ponerme a su altura me daban un revés que me sentaban de culo en el suelo de la mañana, áspero y frío. Y sin embargo…no me daba por vencido.

No me quejo, pudo ser peor. Puede que el desdén que impregno siempre nuestras vidas causase ese enigmático caracter derrotado del cual nunca pudimos desprendermos. Pero en el fondo nos gustaba, porque solo él es capaz de enseñarte a encarrilar versos uno detrás de otro y nos dieron las diez o mejor aun las seis de la mañana.

Y si amanece por fin cuelgo mi bastón y mi bombín, yo te saludo Joaquín, y me voy a la cama hasta la próxima madrugada.

¿ Y por qué os cuento esto? Porque las musas últimamente andan de vacaciones y yo, que también ando (de vacaciones dicen), necesitaba escribir algo.

Sabina y sus musas.

«La felicidad es de los miserables. Rimbaud le dijo a un amigo que andaba con una sonrisa de oreja a oreja, cómo has podido caer tan bajo. Y yo caí en la peor faceta de la felicidad, la doméstica. A mí me gustan las canciones desesperadas. Chavela Vargas, José Alfredo Jiménez y Violeta Parra tienen esa urgencia y sus desgracias son también las de mi memoria.

Me gustaba más la vida púbica que la privada. Las musas de verdad que son muy putas y siempre se van con otro.

La selección español juega exquisitamente, con smoking, por lo que no creo que gané el Mundial. ¿El partido con Chile? como estoy aquí y soy un caballero, lo veo igualado”

Joaquín Sabina.

Nuestro flaco sigue de gira y por donde pasa derrocha arte y cultura, muestra de ello son estas palabras que aquí muestro.

La referencia que hace Joaquín a la felicidad me parece impresionante, aludiendo a Rimbaud. No se puede tener mas razón en el mundo, porque no la hay. La felicidad doméstica es la peor que existe, la monotonía, las horas muertas, el ¿qué hacer?… no inspira nada de nada. Y más si las musas son unas putas (como dice Joaquín y lleva razón) si se van con el Nano…

Yo…estoy igual que Joaquín, con las musas en busca y captura.