Es vox pópuli que el actual sistema educativo español se encuentra desfasado, que no se corresponde con la educación que un país desarrollado debería tener, que no da los resultados que deberían esperarse de un mundo medianamente avanzado. Así lo muestran todos los índices internacionales de educación, que dejan a España en los últimos puestos, tanto en lengua como en ciencias y matemáticas.
Coloquialmente, las generaciones más antiguas reconocen que la educación española está viviendo una terrible decadencia, pues tanto la cantidad y calidad de contenidos se han reducido notablemente. Incluso entre las generaciones actuales es muy conocido que el esfuerzo que hay que realizar para superar las asignaturas y niveles académicos es muy laxo.
Como los expertos en educación y en psicología afirman, es imposible que una persona mejore su nivel si previamente no ha realizado un duro esfuerzo. Los deportistas saben que si no realizan un esfuerzo duro y agotador, no pueden mejorar su fuerza física. Es una tontería entrenar con la expectativa de no cansarse. Las agujetas provocan músculo. Se puede expresar de multitud de formas.
Así pues, la consecuencia inmediata de una reducción en el nivel de exigencia educativo es la reducción del esfuerzo del alumnado y, por tanto, la reducción de la formación del país, y el menoscabo del capital humano.
Repasemos ahora los puntos más importantes de la Ley Orgánica de Educación (LOE), actualmente vigente en nuestro país. En el primer artículo se dice que el segundo principio inspirador del sistema educativo es: “La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la no discriminación y actúa como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad”
Por otra parte, como se puede leer a lo largo de todo el texto legal, uno de los objetivos más importantes en todos los niveles académicos (educación primaria, secundaria, bachillerato y formación profesional) es el de lograr la igualdad efectiva entre ambos sexos, rechazar los estereotipos relacionados con las mujeres y los comportamientos sexistas. Incluso el Título II de la ley se dedica enteramente a tratar la equidad en la educación. Por ejemplo, el artículo 80 dice: “Las políticas de educación compensatoria reforzarán la acción del sistema educativo de forma que se eviten desigualdades derivadas de factores sociales, económicos, culturales, geográficos, étnicos o de otra índole.”
Como acabamos de comprobar el sistema educativo español vigente tiene como objetivo y fin principal la “igualdad efectiva”, es decir, suplir las descompensaciones que se puedan dar entre alumnos, con el objetivo de que todos tengan las mismas oportunidades de acceder a los puestos de trabajo.
Este principio que inspira la citada ley se basa en la idea de que las personas somos iguales o, en su defecto, podemos llegar a ser iguales; es decir, que con esfuerzo institucional se pueda lograr la igualdad de rendimiento académico. Además dicho principio coincide milimétricamente con el principio socialdemócrata de que hay que conseguir la igualdad por encima de todo, pues la desigualdad provocaría enormes problemas sociales como, por ejemplo, la desconfianza entre los conciudadanos, la violencia, la segregación, etc. Es decir, que la igualdad es un principio al que se debe aspirar pues la desigualdad crearía un círculo vicioso profundamente negativo y autodestructivo.
Sin embargo, tal principio es erróneo, por la sencilla razón de que las personas por naturaleza somos distintas. Y la naturaleza no puede ni cambiarse ni obviarse. Bien es cierto que todos somos personas y tenemos muchísimos aspectos genéricos en común, que nos igualan: todas las personas hablan un lenguaje determinado, tienen emociones y sentimientos, las mismas necesidades básicas, las mismas estructuras físicas y psíquicas. Por este motivo, la justicia, que debe ser ciega, trata a todos los sujetos de idéntica forma: como personas. No obstante, a niveles más específicos y concretos, las personas son muy diferentes entre sí y no hay nadie igual a otro. Aunque todos tengamos ojos, boca y nariz, nadie los tiene iguales a otro. Aunque todos tengamos sentimientos, no todos sentimos lo mismo. Aunque todos tenemos gustos, a no todos les gusta lo mismo. Aunque todos podemos actuar de una forma, todo el mundo tiene una forma de actuar que le define. Aunque todos tengamos unas habilidades y capacidades, las habilidades y capacidades difieren de unos individuos a otros. Y no aceptar esta realidad es ir contra la propia naturaleza.
Por este motivo, educar de la misma forma o exigir el mismo rendimiento o esfuerzo académico a todas las personas es un principio que va contra la propia naturaleza, que impide, dicho sea de paso, otro de los fines a los que va destinada la LOE: “Lograr el pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades de los alumnos”. No tratar -por ejemplo- a una persona de reducidas capacidades como una persona infradotada va contra la propia persona, de igual modo que tratar a una persona superdotada como una persona media va también contra la naturaleza. Por eso, la mejor educación, es aquella que más se amolde a la individualidad de cada uno.
La LOE lo que está provocando es que se baje el listón en las aulas para que todos puedan superar los niveles, haciendo que sólo una porción muy pequeña de alumnos tengan que esforzarse para superar los exámenes.
Por el contrario, tenemos el sistema educativo de Singapur, donde el gobierno ha hecho una enorme apuesta por la educación, que está basada en la individualidad, para aprovechar al máximo las capacidades de cada persona, en busca de la diversidad en lugar de la igualdad. Allí, «la tarea de la escuela es ayudar a cada niño y joven a descubrir su propio talento. Así podrán insertarse en el mundo laboral con gran confianza en sus competencias y habilidades. El prerrequisito para ello fue el establecimiento de un sistema educativo flexible y diverso que proporcionó a los estudiantes posibilidades de elección de formas de aprendizaje para satisfacer sus intereses, que les otorga el poder de elegir qué y cómo estudiar. Esto ha logrado una instrucción diferenciada para atender a las necesidades de los estudiantes de variados orígenes, lenguas y habilidades».
Vemos incluso que en el reverso de los billetes de Singapur hay dibujos que evocan a la educación, indicado hasta qué punto es importante la educación para el sistema educativo de allí.
Los resultados están a la vista. Hace pocos años Singapur era una de las regiones más pobres del planeta y hoy es una de las zonas donde hay más crecimiento económico y las riqueza por habitante del mundo, con una tasa de paro actual (que se va reduciendo con el paso del tiempo) del 2%.
Observamos las grandes diferencias que existen entre la cantidad de empleo en España y en Singapur: mientras que allí el 65% de la población tiene trabajo, aquí sólo lo tiene el 37%.
Y es que la variable que más afecta al empleo a largo plazo en un país es la educación y el nivel formativo. Por lo que me temo que, si España no modifica rápidamente su política educativa, estará abocada a unos niveles de desempleo (y, por lo tanto, de malestar social) mastodónticos. Y los españoles que pretendan prosperar profesionalmente no tendrán más remedio que formarse por otros mecanismos que no sean los suministrados por los servicios públicos y emigrar a otros países.
Si hacemos un estudio de todas las civilizaciones que han habitado la Tierra a lo largo de la historia, nos topamos con una tendencia intrínseca a la invención de un mecanismo que nos otorgue una misión en la vida, además de una clara manifestación de arrogancia por parte del ser humano. Tenemos una amplia gama de religiones empezando por los cultos de Mesopotamia hasta el cristianismo o el islam pasando por el Antiguo Egipto, la mitología griega, los dioses bárbaros etc.
Con la llegada del siglo XX, además de la prosperidad económica, se produjo el auge de las ciencias, lo que provocó un descenso de la influencia religiosa en la sociedad. La idea de Dios comenzaba a abandonar la mente de los ciudadanos occidentales y en el horizonte se vislumbraba un futuro sin religión, ni movimientos basados en mitos. Nada más lejos de la realidad. En los últimos treinta años una serie de movimientos han recogido el testigo del cristianismo en Occidente y han nacido con la fuerza sectárea de antaño pero bajo una máscara simpática que impide que la gente se percate de su verdadera identidad.
Me gustaría poner como ejemplo de nueva religión al movimiento ecologista, que me parece uno de los dogmas más arrogantes y egoístas de cuantos se están expandiendo por nuestra sociedad.
Los ecologistas quieren salvar el planeta, eso dicen. Pero en realidad todo responde a un mero acto de egoísmo. Lo que temen en realidad es sufrir una catástrofe o morir de cáncer. El problema es que ser sinceros les conllevaría ser alineados con sus enemigos los capitalistas que han creado una sociedad de seres materialistas y egoístas, justo lo que es el ser humano por naturaleza. El planeta no tiene ningún tipo de problema, pues ha sobrevivido a mayores ataques que los producidos por el ser humano. Todos los ecologistas creen que el ser humano tiene una capacidad de destrucción masiva, pero los hechos indican que sólo podemos destruirnos entre nosotros. Estos comportamientos se derivan del eterno pensamiento ufano que nos coloca en el lugar más alto de la jerarquía universal.
Lo más indignante es que se autodenominen amantes de la naturaleza cuando intentar controlarla, coaccionarla y violentarla es el único fin de sus actos. Aguardo el día en el que dejemos en paz a la naturaleza confiando en su sabiduría y dejándola trabajar por sí misma.
Movimientos como éste se instalan poco a poco en los aparatos del estado y en la correción política, así, cualquier «hereje» que ose distanciarse de la línea general será calificado de fascista, blasfemo, o, en general, de apóstata. Esta tendencia a la religión del ser humano me lleva a pensar que jamás nos podremos deshacer del yugo de la religión y seguiremos sometidos a los sistemas artificiales de los que nos valemos para dominar nuestros miedos. Llámese este sistema Dios, igualdad o ecologismo.
La ciencia de lo inseguro –vaya oxímoron– se ha convertido en la distribuidora más importante del conocimiento del siglo XXI. Hoy no hay ninguna afirmación que contenga un porcentaje de probabilidad, hablemos de física cuántica o de juegos de cartas; el azar reina: lo inseguro es lo más seguro. Pero lo más grave de todo es que toda la estadística parte de una soberbia premisa, aceptada por casi todo el mundo: el azar existe en sí. Pero, realmente, esto es incierto. Por eso, en primer lugar, hablaré, en términos teóricos, de la imposibilidad de la independencia del azar al hombre.
Propongo el siguiente ejercicio: imaginemos dos cajas de zapatos volcadas en el suelo. Una de ellas está vacía y, la otra, oculta un balón. Podría decirse que hay un 50% de posibilidades de que la caja A contenga el balón y un 50% de que la caja B contenga el balón. Pero, ¿es realmente así? ¿No sería más cierto decir que en una caja hay un 100% de que contenga la bola y, en la otra, un 0%? En sí lo cierto es lo último, pero el ser humano no conoce dónde está la bola y, por tanto, debe trabajar con lo que conoce (o, mejor dicho, con lo que desconoce). Por tanto, hay un gran error al considerar que el azar está en la Naturaleza misma cuando no es así.
"Dios no juega a los dados"
Para explicar esto con más rigor es necesario que nos adentremos en el mundo de la física cuántica. Los defensores del azar se escudan en esta ciencia, para demostrar que el azar es natural. El principio de incertidumbre de Heisenberg establece que es imposible conocer con exactitud la posición y la velocidad de una partícula subatómica. Además, que cuanto más se conozca de la velocidad, menos se conocerá de la posición y viceversa. ¿Por qué? Porque el observador, mientras estudia la partícula, esta interfiriendo y la distorsiona, con lo que su trayectoria cambia. Por eso, la probabilidad está en la física cuántica: el hombre no puede conocer con exactitud una parte de la realidad. Ahora bien, el observador es independiente al elemento observado y, por tanto, el azar se da en el hombre y no en otra cosa. Sin embargo, hay todavía personas (y periódicos) que tienen la actitud recalcitrante de intentar contradecir a Einstein.
Por consiguiente, en rigor, la probabilidad nos permite conocer, de antemano, los resultados de un experimento del cual desconocemos alguna variable. Ésta es la teoría de la variable desconocida. Resulta imposible determinar, de forma segura, resultados como el lanzamiento de una moneda, un dado, predecir la primera carta que hay en una baraja. Porque en nuestros estudios siempre nos faltarán demasiados datos como, por ejemplo, la velocidad, el peso, el efecto, la velocidad del aire, la dirección y un indescifrable etcétera. En definitiva, la estadística juega con el desconocimiento del hombre, no con la incertidumbre de la Naturaleza. El que no crea esto, es demasiado arrogante como para considerar inferior la Naturaleza al hombre. La conclusión lógica es que el azar no existe en sí, sino en nuestro entendimiento o, si se prefiere, en nuestra intuición. Ma las probabilidad es la racionalización de la ignorancia humana.
Decía Nietzsche que todos los grandes genios son aquellos que no creen en el azar, y no le falta razón. En efecto, una gran cantidad de insignes personalidades del conocimiento han tenido sus reticencias a la hora de creerse la jerga probabilística. Si hacemos caso a sus palabras, la actual sociedad presenta una decadencia misérrima: el mundo gira –y cada vez más- en torno al azar. La estadística está in crescendo cuando debería ser, naturalmente, todo lo contrario. En realidad, las cosas –independientes a la opinión– siguen un único camino. Einstein estaba convencido de ello y por eso ha sido –y sigue siendo– muy criticado por no aceptar el azar como algo existente en la Naturaleza. Hasta el empalago ha sido repetida la frase “Dios no juega a los dados”.
El parecido con la realidad es coincidencia
Todo se ha contaminado de un tufillo estadístico. El INE y el CIS nutren de información, cocinada a veces, a todos los periódicos, revistas e informativos. Encuestas, estudios, inferencias. Veamos lo que permanece oculto tras una afirmación del siguiente tipo: “El 55% de la población es partidaria de la abolición de la tauromaquia”. Ante todo, hay que decir que aquí hay una peligrosa generalización: a partir de una muestra del número deseado de individuos (generalmente, en España, no suelen superar el millar) se elabora una información que se aplica el resto de la población. Ojo al dato: lo que piensan mil personas es idéntico a lo que piensan más de cuarenta y cinco millones. ¡Qué eficiencia! Ahora bien, todo esto suponiendo que esas mil personas han contestado verazmente. Porque es bien conocido que una proporción bastante notoria de los encuestados miente. Si ya estos dos hechos echan por tierra la credibilidad de la inferencia, añadamos otro hecho: el de la estacionalidad. Los estudios estadísticos sociológicos tienen como objeto –casi siempre– conocer la opinión de la población acerca de algo; pero –como sabrán los neurocientíficos– nuestro cerebro está preparado para cambiar de opinión constantemente, así que lo que hoy se piensa, mañana puede no pensarse. Por ejemplo, en las encuestas acerca de la situación económica, cuando se realizan en verano, suelen dar índices de credibilidad más altos. No porque la situación realmente mejore, sino porque en verano aumentan los niveles de dopamina y se cobra el salario extra. Sin embargo, la inferencia estadística sigue reinando en todos los ámbitos, dándose por veraces sus afirmaciones, cuando perfectamente pueden ser contrarias a la realidad.
No solamente son inexactas e inciertas las afirmaciones estadísticas, sino que influyen en la población, cambiando la opinión de toda ella. Por ejemplo, es habitual en la publicidad oír: “El 90% de las familias recomiendan el producto”. Esto, que necesariamente es inexacto en miríadas, hace que los receptores se lo crean y –posiblemente– compren el producto. Asimismo, sucede con las encuestas relativas a la política y no es de extrañar que más de un gobierno haya manipulado las encuestas con tal de obtener réditos electorales.
Aquí también toma partida la mercadotecnia. Siempre se busca la forma de hacer el estudio, los encuestados adecuados, la formulación a la pregunta adecuada para que el estudio salga muy parecido a lo que la empresa quiere. Además, la forma de informar sobre el estudio también influye: una empresa nunca dirá: «3 de cada 8 personas están descontentas»; «siempre dirá: 5 de cada 8 personas afirman estar muy felices con este maravilloso producto».
En resolución, aceptando que el azar es creado por el hombre para que sus predicciones sobre algo desconocido sean más exactas caben dos posturas. La primera consiste en intentar descubrir todas las variables posibles, como el principio de incertidumbre. La segunda son los estudios de la estadística inferencial que se realizan por falta de tiempo o por que, de incluirse todas las variables, el estudio sería muy costoso. No obstante, la última postura se le da una credibilidad muy superior a la que, en realidad, tiene. El conocimiento con la probabilidad ya no es lo que era: la probabilidad ha pasado de ser la racionalización de la ignorancia invencible a la racionalización de la ignorancia vencible. Y esto ha supuesto una defensa tácita de la ignorancia. Algo inexacto pasa por algo exacto, estudiado y racionalizado. Esto va desgastando poco a poco la veracidad hasta el punto de que estemos sumergidos en un mundo muy diferente al que realmente es: el mito de la caverna.
La educación es esencial en el ser humano en todos los ámbitos -economía, comunicación, política, …-, esto es casi una certeza radical.
Además de ser importante y útil al propio ser humano, también repercute a todo lo que nos rodea. Personas bien instruidas, generalmente, respetarán más al medio ambiente que las que no lo están, serán más tolerantes que las personas no educadas, tratarán mejor a los animales -véase la tauromaquia- e incluso podemos mejorar el mundo creando nuevas realidades como, por ejemplo, el ordenador que tengo ante mí, resultado de años y años de evolución causada por la educación cultural, conceptual y natural.
Ya he añadido en varias ocasiones que la educación es la principal diferencia entre los animales y las personas. La base del ser humano actual es la cultura y la civilización, a través de ella estudiamos, aprendemos, como mínimo, un idioma. Por este motivo, me voy a extender, ya que considero que es importante la profundización en temas vitales como este para desarrollar una buena filosofía de vida.
He encontrado dos tipos de educación diferentes:
1. Educación individual o natural
La educación individual es la que interfiere en nuestro comportamiento de manera directa, la que conforma nuestra personalidad y la que nos diferencia de las demás personas. Esta educación es la másimportante de todas, las personas primero somos individuos independientes unos de otros y, luego, llegan las demás atribuciones.
A todos los recién nacidos, se les enseña individualmente para que desarrollen todas sus capacidades, la mayoría de las personas se concentra más estudiando en solitario, muchos grandes genios han estado solos y precisamente, cuando más solos estaban, mejor les iba la vida profesional. Todo método de educación que no gire en torno al individuo no va a educar muy bien puesto que cada persona es diferente y, en consecuencia, necesita enseñanzas adaptadas. Por tanto, la primera educación, la principal, la idónea, debe y tiene que ser la educación más natural que existe: la educación individual.
¿Cómo educar individualmente? Esta pregunta es filosófica ya que hay tantos factores que influyen que siempre, sea cual sea la respuesta, nos dejaremos algo en el tintero. Yo voy a tratar de responder a esta pregunta de la mejor manera posible y para ello, tras largas reflexiones y disertaciones, he dividido este tipo de educación en tres subtipos.
Educación individual primera o propia
Consiste en el autodidactismo.
El que nosotros nos enseñemos a nosotros mismos no es nuevo y todo el mundo lo hace, a veces, sin darse perfecta cuenta. Pero, sería más beneficioso que se profundizara en esta forma de educarnos a nosotros mismos porque es el método más eficaz y, sobre todo, más eficiente de educación. Otro alegato a favor de este modo de educación es que si nosotros no dejamos la mente abierta y dispuesta a aprender, nunca lograremos superarnos a nosotros mismos, es decir, aprender.
La educación propia, también está emparentada con el solipsismo -estar ensimismado- o, dicho de otro modo más claro, la reflexión propia.
Tanto el autodidactismo como el solipsismo pueden aprenderse de diversas formas.
Educación individual segunda o parental
Está relacionada con la confianza, los consejos, la autoridad y la obediencia.
Por mucho esfuerzo que dediquemos a aprender únicamente por educación propia, nunca nos formaremos como es debido, ya que necesitamos de la ayuda de personas con más experiencia, madurez e inteligencia que nosotros. Un pequeño matiz: las personas solo adquieren conocimientos de las personas con autoridad y confianza. Por este motivo, es necesaria en la enseñanza tanto la autoridad como la confianza.
Un ejemplo: tenemos una profesora muy severa pero que no inspira confianza en el alumnado otorgando la aversión y la desconfianza de los alumnos e incluso podría ocasionar la desconfianza del alumnado en sus propias posibilidades. En cambio, si tenemos una profesora que inspira una buena confianza, el alumnado confiará en ella, además, se sentirá seguro. Pero si la confianza no va acompañada de autoridad, los alumnos acabarían por creer que la profesora es una alumna más, por tanto, hay que buscar un equilibrio entre autoridad y confianza.
Con la autoridad y la confianza bien armonizadas entonces los consejos que el maestro dedique, el aprendiz los tomará con seguridad, si este tiene una buena educación propia. Por este motivo, los padres son los más adecuados para ofrecer la educación parental aunque, en ocasiones, haya personas capacitadas -dígase profesor- para dicha labor. Lo ideal es armonizar la educación parental con educación propia (solipsismo y autodidactismo). Hay que matizar que un profesor no inspira los mismos grados de autoridad y confianza que un padre o una madre.
CONFIANZA + AUTORIDAD = OBEDIENCIA
Educación individual tercera o ajena
Consiste en la educación que recibimos por terceras personas o medios de comunicación. Por ejemplo, un programa de radio o un psicólogo. Esta educación puede ser, sin que nos demos cuenta, tanto perjudicial como beneficiosa. Por ejemplo, los políticos y los medios de comunicación suelen dramatizar, mentir y engañar.
La educación ajena dependerá, en gran medida, de nuestro nivel de educación, primero propia -para saber escoger qué consejos y qué consejeros- y luego parental.
Una muestra: podemos confiar ciegamente en un amigo que nos ofrece, por ejemplo, un tipo de droga. Si no tenemos una buena educación propia, sobre todo, actuaríamos mal aceptando esa sustancia.
¿Qué es lo bueno? Aquel acto que se realiza buscando el bien propio, el bien de la persona(s) que afecta y al bien de la sociedad en general, siempre y cuando, se armonicen fines y medios. En definitiva, ser justo con todo y con todos.
Debemos tener una formación interna para discernir lo bueno de lo malo así como evitar manipulaciones. Por eso, esta educación aparece en etapas más tardías que las anteriores ya que esta es una consecuencia de la educación parental y propia.
2. Educación cultural
Es axiomático que la educación también es cultura. La cultura tiene diversos sentidos y, dado que hablaré de todos ellos, dividiré este apartado en dos subapartados.
Cultura primera o cultivo de la mente
La educación también hace referencia al conocimiento humano incluyendo el conocimiento académico. Este conocimiento no es vital pero si es necesario, sobre todo, en la sociedad decimonónica. La educación conceptual o el cultivo de la mente es aquella que nos hace comprender el mundo; ya sean ciencias humanas, empíricas o formales. Este tipo de educación es la más importante para el avance de la humanidad y, en economía, para ampliar el capital humano de un país.
Los conocimientos históricos, filosóficos, químicos, físicos, matemáticos, lingüísticos ayudan al individuo a comprender el mundo que le rodea, a subir en el escalafón social, a saber escribir, a pensar. Además en la sociedad del siglo XXI nos da posibilidad de conseguir un trabajo tendiendo así seguridad.
Cultura segunda o humanización
Es el sentido general de cultura y el más importante, se refiere a todo lo que no heredamos genéticamente, a todo lo que aprendemos dentro de una civilización, a las normas, a las creencias, a los modos de vida y, en general, a lo que hace a un individuo componente de una civilización. Me gustaría dividir el concepto de cultura segunda en dos: cultura global y descultura.
La cultura global es todo lo que se aprende de todos los pueblos en general, lo que se aprende a través de los libros, del cine, viajando y, en general, todo lo que nos aporte conocimientos válidos para cualquier parte del mundo. Podemos citar una serie de ejemplos de cultura global: la existencia de una lengua, sistemas económicos, estructura familiar, creencias y la prohibición del incesto. La cultura global es superior a cualquier tipo de cultura. Sin esta cultura, el ser humano no sería humano.
Por otro lado, la descultura es todo lo que se aprende en una civilización concreta, es decir, todo lo que aprendemos en un país, en un barrio y, en general, los rasgos culturales de una zona concreta pero que no se comparten con el resto del mundo. He decidido denominarlo descultura porque considero que aporta rasgos perjudiciales (y beneficiosos). A medio y largo plazo, con la globalización, podría darse en el ser humano una cultura más global y que se redujesen los rasgos culturales específicos que nos aporta la descultura. No siempre aporta perjuicios hay veces que es beneficiosa por tanto, habría que buscar un equilibrio entre cultura global y descultura. Para mí el equilibrio perfecto sería el contrario al actual: que predominara la cultura global y que, en un segundo plano, estuviera situada la descultura.
El principal problema que genera la descultura es la creencia de que la cultura propia es la mejor y, en consecuencia, genera movimientos como el etnocentrismo que considera que las demás culturas son inferiores, la xenofobia u odio hacia los extranjeros, el racismo o rechazo violento a otras culturas y el chovinismo o racismo exacerbado.
La educación es esencial en el ser humano en todos los ámbitos -economía, comunicación, política, …-, esto es casi una certeza radical.
Además de ser importante y útil al propio ser humano, también repercute a todo lo que nos rodea. Personas bien instruidas, generalmente, respetarán más al medio ambiente que las que no lo están, serán más tolerantes que las personas no educadas, tratarán mejor a los animales -véase la tauromaquia- e incluso podemos mejorar el mundo creando nuevas realidades como, por ejemplo, el ordenador que tengo ante mí, resultado de años y años de evolución causada por la educación cultural, conceptual y natural.
Ya he añadido en varias ocasiones que la educación es la principal diferencia entre los animales y las personas. La base del ser humano actual es la cultura y la civilización, a través de ella estudiamos, aprendemos, como mínimo, un idioma. Por este motivo, me voy a extender, ya que considero que es importante la profundización en temas vitales como este para desarrollar una buena filosofía de vida.
He encontrado tres tipos de educación diferentes:
1. Educación individual o natural
La educación individual es la que interfiere en nuestro comportamiento de manera directa, la que conforma nuestra personalidad y la que nos diferencia de las demás personas. Esta educación es la másimportante de todas, las personas primero somos individuos independientes unos de otros y, luego, llegan las demás atribuciones.
A todos los recién nacidos, se les enseña individualmente para que desarrollen todas sus capacidades, la mayoría de las personas se concentra más estudiando en solitario, muchos grandes genios han estado solos y precisamente, cuando más solos estaban, mejor les iba la vida profesional. Todo método de educación que no gire en torno al individuo no va a educar muy bien puesto que cada persona es diferente y, en consecuencia, necesita enseñanzas adaptadas. Por tanto, la primera educación, la principal, la idónea, debe y tiene que ser la educación más natural que existe: la educación individual.
¿Cómo educar individualmente? Esta pregunta es filosófica ya que hay tantos factores que influyen que siempre, sea cual sea la respuesta, nos dejaremos algo en el tintero. Yo voy a tratar de responder a esta pregunta de la mejor manera posible y para ello, tras largas reflexiones y disertaciones, he dividido este tipo de educación en tres subtipos.
Educación individual primera o propia
Consiste en el autodidactismo.
El que nosotros nos enseñemos a nosotros mismos no es nuevo y todo el mundo lo hace, a veces, sin darse perfecta cuenta. Pero, sería más beneficioso que se profundizara en esta forma de educarnos a nosotros mismos porque es el método más eficaz y, sobre todo, más eficiente de educación. Otro alegato a favor de este modo de educación es que si nosotros no dejamos la mente abierta y dispuesta a aprender, nunca lograremos superarnos a nosotros mismos, es decir, aprender.
La educación propia, también está emparentada con el solipsismo -estar ensimismado- o, dicho de otro modo más claro, la reflexión propia.
Tanto el autodidactismo como el solipsismo pueden aprenderse de diversas formas.
Educación individual segunda o parental
Está relacionada con la confianza, los consejos, la autoridad y la obediencia.
Por mucho esfuerzo que dediquemos a aprender únicamente por educación propia, nunca nos formaremos como es debido, ya que necesitamos de la ayuda de personas con más experiencia, madurez e inteligencia que nosotros. Un pequeño matiz: las personas solo adquieren conocimientos de las personas con autoridad y confianza. Por este motivo, es necesaria en la enseñanza tanto la autoridad como la confianza.
Un ejemplo: tenemos una profesora muy severa pero que no inspira confianza en el alumnado otorgando la aversión y la desconfianza de los alumnos e incluso podría ocasionar la desconfianza del alumnado en sus propias posibilidades. En cambio, si tenemos una profesora que inspira una buena confianza, el alumnado confiará en ella, además, se sentirá seguro. Pero si la confianza no va acompañada de autoridad, los alumnos acabarían por creer que la profesora es una alumna más, por tanto, hay que buscar un equilibrio entre autoridad y confianza.
Con la autoridad y la confianza bien armonizadas entonces los consejos que el maestro dedique, el aprendiz los tomará con seguridad, si este tiene una buena educación propia. Por este motivo, los padres son los más adecuados para ofrecer la educación parental aunque, en ocasiones, haya personas capacitadas -dígase profesor- para dicha labor. Lo ideal es armonizar la educación parental con educación propia (solipsismo y autodidactismo). Hay que matizar que un profesor no inspira los mismos grados de autoridad y confianza que un padre o una madre.
CONFIANZA + AUTORIDAD = OBEDIENCIA
Educación individual tercera o ajena
Consiste en la educación que recibimos por terceras personas o medios de comunicación. Por ejemplo, un programa de radio o un psicólogo. Esta educación puede ser, sin que nos demos cuenta, tanto perjudicial como beneficiosa. Por ejemplo, los políticos y los medios de comunicación suelen dramatizar, mentir y engañar.
La educación ajena dependerá, en gran medida, de nuestro nivel de educación, primero propia -para saber escoger qué consejos y qué consejeros- y luego parental.
Una muestra: podemos confiar ciegamente en un amigo que nos ofrece, por ejemplo, un tipo de droga. Si no tenemos una buena educación propia, sobre todo, actuaríamos mal aceptando esa sustancia.
¿Qué es lo bueno? Aquel acto que se realiza buscando el bien propio, el bien de la persona(s) que afecta y al bien de la sociedad en general, siempre y cuando, se armonicen fines y medios. En definitiva, ser justo con todo y con todos.
Debemos tener una formación interna para discernir lo bueno de lo malo así como evitar manipulaciones. Por eso, esta educación aparece en etapas más tardías que las anteriores ya que esta es una consecuencia de la educación parental y propia.
2. Educación cultural
Es axiomático que la educación también es cultura. La cultura tiene diversos sentidos y, dado que hablaré de todos ellos, dividiré este apartado en dos subapartados.
Cultura primera o cultivo de la mente
La educación también hace referencia al conocimiento humano incluyendo el conocimiento académico. Este conocimiento no es vital pero si es necesario, sobre todo, en la sociedad decimonónica. La educación conceptual o el cultivo de la mente es aquella que nos hace comprender el mundo; ya sean ciencias humanas, empíricas o formales. Este tipo de educación es la más importante para el avance de la humanidad y, en economía, para ampliar el capital humano de un país.
Los conocimientos históricos, filosóficos, químicos, físicos, matemáticos, lingüísticos ayudan al individuo a comprender el mundo que le rodea, a subir en el escalafón social, a saber escribir, a pensar. Además en la sociedad del siglo XXI nos da posibilidad de conseguir un trabajo tendiendo así seguridad.
Cultura segunda o humanización
Es el sentido general de cultura y el más importante, se refiere a todo lo que no heredamos genéticamente, a todo lo que aprendemos dentro de una civilización, a las normas, a las creencias, a los modos de vida y, en general, a lo que hace a un individuo componente de una civilización. Me gustaría dividir el concepto de cultura segunda en dos: cultura global y descultura.
La cultura global es todo lo que se aprende de todos los pueblos en general, lo que se aprende a través de los libros, del cine, viajando y, en general, todo lo que nos aporte conocimientos válidos para cualquier parte del mundo. Podemos citar una serie de ejemplos de cultura global: la existencia de una lengua, sistemas económicos, estructura familiar, creencias y la prohibición del incesto. La cultura global es superior a cualquier tipo de cultura. Sin esta cultura, el ser humano no sería humano.
Por otro lado, la descultura es todo lo que se aprende en una civilización concreta, es decir, todo lo que aprendemos en un país, en un barrio y, en general, los rasgos culturales de una zona concreta pero que no se comparten con el resto del mundo. He decidido denominarlo descultura porque considero que aporta rasgos perjudiciales (y beneficiosos). A medio y largo plazo, con la globalización, podría darse en el ser humano una cultura más global y que se redujesen los rasgos culturales específicos que nos aporta la descultura. No siempre aporta perjuicios hay veces que es beneficiosa por tanto, habría que buscar un equilibrio entre cultura global y descultura. Para mí el equilibrio perfecto sería el contrario al actual: que predominara la cultura global y que, en un segundo plano, estuviera situada la descultura.
El principal problema que genera la descultura es la creencia de que la cultura propia es la mejor y, en consecuencia, genera movimientos como el etnocentrismo que considera que las demás culturas son inferiores, la xenofobia u odio hacia los extranjeros, el racismo o rechazo violento a otras culturas y el chovinismo o racismo exacerbado. Este principal problema se puede solucionar con el equilibrio anteriormente citado: ampliando la cultura global en detrimento de la descultura.
Profundicemos más sobre este concepto y sus consecuencias: no toda la cultura específica o propia de un Estado es perjudicial. Rasgos culturales como la hora de la comida, el lenguaje, el modo de vida son inherentes a las personas que conforman una determinada civilización, forman la idiosincrasia de los pueblos. Además, no son rasgos perjudiciales sino rasgos definitorios. Por otro lado, otros rasgos culturales específicos de una determinada cultura pueden ser perjudiciales como la ablación del clítoris, la sumisión, la esclavitud. Estos son rasgos culturales que contradicen a la cultura global. Estos aspectos son los que deberían de modificarse, los contrarios a la cultura del planeta.
Uno de los beneficios que la cultura global aporta es la tolerancia y el respeto hacia culturas. La globalización es un camino hacia la tolerancia, hacia limar las diferencias culturales. El único rasgo que define a una cultura es la tolerancia con otras culturas y con los derechos humanos. Una cultura es mejor cuanto mejor es su respeto hacia las otras.