La rebelión de las masas

A pesar de que «La rebelión de las masas» fue escrito en 1929, su autor, José Ortega y Gasset, estuvo editándolo prácticamente hasta 1950. Además, es un libro que siempre perdurará en el tiempo puesto que el fenómeno de masas es lo más característico de nuestra sociedad contemporánea. No obstante, para una plena comprensión de la obra, hay que entender y conocer su contexto histórico.

Ortega lo deja bien claro, «este libro no es político», sino que, según él, la labor del intelectual debe ser la de modificar las bases sobre las que se substenta la política. Por ejemplo, Ortega trata el concepto de Estado y el de poder público; dos conceptos para él totalmente diferentes. Siempre habrá un poder público, pero no siempre un Estado. También trata el tema del lenguaje al que concibe como un elemento distorsionador del pensamiento. En cuanto al tema de Europa, concibe a la cultura Europea como homogénea y por ende, debe crearse los Estados Unidos de Europa lo que ayudará a nivelarnos aún más a América del norte.

El tema primordial del libro es la masa social. Establece un elemento novedoso y es que la masa siempre ha estado en un segundo plano, siempre se ha tenido por mediocre. Sin embargo, hoy día la masa ha tomado el poder y ha tomado los hábitos y gustos de la minoría. Esto ha provocado un aumento del nivel de la cultura equiparándonos a América, pero esto también acarrea unas consecuencias desfavorables, ya que aumenta la botaratería, el snobismo y la chabacanería.

Respecto al estilo, Ortega utiliza un lenguaje sencillo en comparación a la profundidad de su pensamiento. Incluye citas tanto en latín como en francés y con un léxico difícil de encontrar en otro libro.

En definitiva, un libro muy humano y que, a pesar de eso, el tiempo no lo erosiona demasiado. Recomendable a todo aquel que se interese por las humanidades.

Dosis de inconformismo

Mi realidad es mas valiosa que todas las opiniones, mi esencia supera a mi apariencia. Por mucho que me valoren, siempre seré más.

A veces, quiero ser como yo soy, pero nunca lo consigo. Por mucho que cambie siempre seguiré siendo el mismo, sobre todo, aparentemente.

No quiero ser neutral. Quiero alegría o tristeza pero no el cero emocional. Quiero reír de tanto llorar.

A veces amo y a veces odio pero los dos sentimientos tienen algo (demasiado) en común.

Quiero arrepentirme o alegrarme, quiero el pasado o el futuro, pero jamás el presente.

Saludos digitales, Antonio Vegas

Enemigos íntimos.

Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoismo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos… Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor. Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que el amor en realidad está en todas partes.

Esta reflexión, está extraida de la pelicula Love Actuality. Y no es que yo sea un aficionado al cine, pero el otro día por casualidad emepezé a verla y me sorprendió esta reflexión.

Bajo mi punto de vista  el odio en el ser humano existe, otra cosa será querer dedicarle los últimos minutos de nuestas vidas a nuestros enemigos, y muestra de ello está en cualquier informativo. Pero ahora dejo una pregunta abierta a los lectores de este blog, si os quedara 30 minutos de vida y os dieran una agenda telefónica de todas las personas a las que conoceis ¿dedicaríais unos minutos a vuestros enemigos? Yo se los dericaría.