Libertad emergente: ‘matrimonio’ gay

Desde que en 2001 Holanda se convirtiera en el primer país en aprobar el matrimonio homosexual, esta decidida apuesta por la libertad individual se ha extendido por el mundo vertiginosamente y son ya más de once países los que han seguido los pasos de Holanda (entre ellos, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Canadá, España, en la mayor parte de México, Argentina, etcétera). En lo que respecta a EEUU, se está produciendo también un avance imparable en la materia, pues cada vez más Estados se suman a la iniciativa.

Cuando hablo de matrimonio, me refiero igualmente a la unión civil, pues la realidad a la que me refiero es la misma; aunque, unión civil sea, etimológicamente, el término más apropiado.

Pese a que, en España, fuese aprobada por un gobierno socialista, hay que decir que se trata de una medida liberal y democrática, nada tiene de socialista. Recordemos que tanto Fidel Castro, como la República Popular China eran favorables al exterminio de la homosexualidad, una realidad natural.

Sin embargo, todavía siguen existiendo colectivos que rechazan este tipo de libertades (como, por ejemplo, el Tea Party), arguyendo, entre otras cosas, que supondrá un ataque a la familia. El argumendo se desvanece por sí mismo. Como bien se pregunta Mario Vargas Llosa: «¿No podrán seguir casándose y teniendo hijos todas las parejas heterosexuales que quieran hacerlo?»

Si bien resultaba paradójico el caso de PSOE, no menos resulta el del Tea Party, que pese a declararse un partido defensor acérrimo de la libertad individual, luego muestra lo contrario en temas como este. En el caso de la Iglesia, la problemática no presenta enjundia, pues es la misma de siempre: fervor reaccionario por desfavorecer el progreso y el mejoramiento. Es la actitud idéntica a la que tuvo cuando negó, en la Edad Media, el modelo heliocéntrico, solo que nos encontramos en el siglo XXI y los temas a debatir son los propios de nuestro tiempo.

Aprobar el matrimonio homosexual no es más que atender unas necesidades insatisfechas de una fracción de la población; es decir, no perjudica, sino que beneficia y aumenta la libertad.

También hay otros argumentos que se oponen a la reforma, como los que afirman que la homosexualidad es una patología y, como tal, hay que desfavorecerla. Por los siguientes motivos, el argumento es falaz:

1. Suponiendo que se trate de una patología (que no lo es), ese no es motivo para prohibirla. Pues, si así fuese, el mismo razonamiento obligaría a prohibir (o denigrar) la obesidad, o el cáncer, cosa sobremanera oligofrénica.

2. La efermedad (o patología) se define como una alteración en la salud que causa graves perjuicios. Por lo tanto, como la homosexualidad ni es una alteración en la salud, ni causa graves perjuicios, no se trata de una enfermedad. Y así lo ha aclarado la Organización Mundial de la Salud, así como toda la comunidad científica: «desde el punto de vista médico, no existe ninguna diferencia entre una persona heterosexual y homosexual», asegura Fernando Chacón, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

3. La historia -como también dice Vargas Llosa- nos muestra que la homosexualidad se ha dado desde siempre e incluso ha sido muy aceptada en la antigüedad; Grecia y Roma son un referente. Además las enfermedades tienden a desaparecer en el tiempo (y a mutar), por evolución; no son intempestivas.

Siendo analíticos, el tema que nos ocupa, en realidad, es una obviedad, pues se trata de una preferencia, en definitiva un gusto. Igual que si hablamos de gustos musicales, literarios o deportivos. Se conforma en la subjetividad del individuo que, por definición, no es objetivable. Podrá haber, sí, gustos (o colores) mayoritarios, pero esa no es razón ni para convertirlos en únicos, ni para denigrar a los otros («decir más gordo a alguien, no te hace más delgado»).

Una nota sobre la adopción

El tema adquiere aún más controversia si nos planteamos la posibilidad de adopción de un hijo, por parte de una pareja homosexual, pues, a bote pronto, aunque la libertad (o satisfacción) de los padres aumente, la del hijo podrá verse ensombrecida.

Bien. Pero los hijos no eligen a sus padres, vienen dados. Por lo que se trata del mismo dilema, tanto en parejas heterosexuales como homosexuales. Algunas opiniones insisten en que la adopción implicaría una formación deficiente y anómala, pues lo «normal» es tener un padre y una madre, no dos madres ni dos padres. Sin embargo, estas afirmaciones carecen de fundamento científico y, según afirma Edurne Uriarte, un niño necesita amor, no abstracciones.

La quintaesencia de la atrocidad

Hoy hablaré de las mayores barbaries cometidas en la historia de la humanidad, muy poco reconocidas pero muy conocidas. Muchas personas saben nada más leer el título de esta entrada a quien me estoy refiriendo: a la hipocresía en acto, a la barbarie, al puro asesinato, a la quintaesencia de la atrocidad, es decir, a la iglesia católica.

La iglesia católica es la institución que a más personas ha asesinado, incluyendo entre estas personas a grandes genios como Galileo Galilei. La Santa Inquisición, el organismo de la iglesia católica dedicado a asesinar es el que más atrocidades ha cometido en la historia de la humanidad, incluso mucho más que los abominables y denunciados actos de la Alemania Nazi. Los  muertos a manos de dirigentes católicos son tan innumerables como el dinero que han conseguido con sus mentiras.

La institución que más a retrasado a la humanidad, el organismo más hipócrita, el organismo más mentiroso, es decir, la iglesia católica ha ido perdiendo poder a medida que la humanidad ha ido avanzando, a pesar de las grandes trabas que la iglesia ha puesto al avance. La iglesia, entre innumerables actos, eliminó incluso a sus propios componentes, eliminó a grupos intelectuales como los iluminati, suprimió grandes teorías que hubieran supuesto una gran mejora en la calidad de vida y asesinó a todos los que buscaban encontraban la verdad ya que la verdad contradecía a la mentira, es decir, a sus principios. Pero resulta curioso, que aun la iglesia no haya destruido un libro tan perjudicial para la misma: la Biblia. ¿Por qué es perjudicial? Porque en el mundo actual, en el avanzado, tanta contradicción no cabe. Pondré un ejemplo, «Y así la Virgen María quedó embarazada por obra del Espíritu Santo» Que levante la mano el que crea esta frase… ¿Nadie? Ah, sí: creo que el Papa.

Por otro lado, aunque no se haya eliminado la Biblia, si se ha modificado hasta un extremo que podría legar a ser comparado con sus asesinatos. Se ha tergiversado prácticamente toda la información, os daré un dato demoledor: existían tres historias diferentes sobre Jesucristo. Solo conocemos dos historias -la segunda es la aportada por el evangelio secreto de Judas-, nos falta la tercera. Os daré otro segundo dato: existen trece evangelios secretos suprimidos de la Biblia del que solo conocemos el anteriormente citado. ¿Qué contenían esos capítulos para que la iglesia decidiera eliminarlos?

Los asesinos, los que actuaron a golpe de sangre, los que quemaron en la hoguera, o sea, los miembros de la iglesia católica deberían ser recordados por sus actos y tendría que denunciarse públicamente por todos los estados y sus atrocidades, tan encubiertas como desgarradoras, deberían ser más comentadas y opinadas en el mundo actual y no pasar del tema. Esto sería de gran ayuda para no olvidar la mayor masacre cometida por «personas». La iglesia católica, debería morir, perecer de la vergüenza y disolverse, pero al no poseer nada de lo que reclaman: ética. Así que es entendible – e irespetable- que no lo hagan.

Los seres humanos poseen muchísimos puntos de vista y opiniones, todas muy respe- tables. Pero hay excepciones, quien conozca la verdadera historia de la iglesia católica y quien tenga cultura suficiente sabrá las atrocidades que tal institución ha cometido. Estas personas que conocen tal institución y aún siguen siendo fieles a ella yo no las respeto y condeno sus actos desde cualquier lugar que pueda  condenarlos y siempre los condenaré. Las personas ignorantes y que son fieles a tal institución abominable si las respeto ya que no son conscientes de la verdad.

Además, la iglesia católica quiere enriquecerse bajo cualquier concepto. A veces creo que la persona más atea es el propio Papa, todos los Papas en general. Desde aquí pido a la gente que deje de seguir a una institución que fue y por tanto, es asesina. Que deje de asistir a sermones, ni siquiera los domingos. También quiero pedir que no bauticen ni hagan la comunión ni se casen por una institución asesina ni nada por el estilo.