El «mercado» de trabajo español: La ciudadela del empleo.

Tras la puesta de manifiesto, en el año 2008, de que la economía española estaba enferma, el pinchazo de la burbuja financiera y la consiguiente crisis económica que actualmente, en el año 2012, nos sigue asolando, el sistema bancario mundial dio un giro de ciento ochenta grados: se pasó de conceder créditos sin límite a restringir el crédito de manera desmesurada. Es lo que suele conocerse con el nombre «efecto acordeón».

En consecuencia, las empresas, además de ver reducidas estrepitosamente sus ventas, la financiación que provenía del sistema bancario también se desplomó. Esto llevó a que muchas empresas cerraran (la mayoría en el caso del sector de la construcción) y otras tantas tuvieran que reducir su dimensión para ajustarse a la nueva coyuntura, lo que implicaba reducir costes: reducir la producción, reducir los salarios, cerrar filiales, reducir plantilla, etcétera. Como todos sabemos, uno de los factores más importantes de la empresa y que mayores costes genera son los trabajadores, por lo que todas las empresas tuvieron que ajustar ahí.

Normalmente, en un mercado flexible y competitivo, el ajuste se realizaría en forma de precios. Es decir, al desplomarse la demanda de trabajadores por la crisis, el precio de contratar a un trabajador (salario) bajaría en proporción a esa bajada de la demanda. Dicho de otro modo, mayores índices de desempleo tirarían hacia la baja de los salarios. Esto permitiría a las empresas ajustarse mediante los salarios (vía precios) y no despidiendo a trabajadores (vía cantidades) y, además, reduciría el número de personas en paro. Es decir, se llegaría a un nuevo equilibrio en el mercado, para trabajadores y empresarios, más acorde con la situación actual.

No obstante, en España esto no fue así. El mercado laboral español era profundamente rígido, pues los salarios estaban fijados mediante un convenio firmado por los sindicatos y la patronal o, en su defecto, el gobierno. Es decir, miles de empresas, con sus trabajadores y empresarios, tendrían que cumplir los salarios que estipulase ese convenio. Esto provocó que, durante los años de la crisis, según la Comisión Europea, el coste laboral aumentase más de un 2,5%, mientras que en Europa lo hizo sólo un 0,5%. En definitiva, que si una empresa no puede reducir los sueldos, porque se lo prohíbe la legislación, para ajustarse a la crisis, quedan dos opciones: despedir o cerrar. Y esto fue lo que pasó: muchas empresas tuvieron que cerrar y otras muchas despidieron a una gran cantidad de empleados (lo que les ocasionaría también importantes costes por despido), llevando al país a unas cifras de paro disparatadas (actualmente cerca del 23%).

Y la gran pregunta en España es: ¿por qué no se han reducido los salarios?

Bill Gates

Mientras en Austria, por ejemplo, un 16% de las empresas se ajustaron reduciendo salarios y un 21% reduciendo plantilla, en España sólo un 6% pudo reducir el salario y un 68% lo hizo despidiendo. Ahora, mientras allí tienen un paro en torno al 5%, aquí lo tenemos del 23%. E, incluso, la OCDE afirma que España posee una cifra de desempleo estructural del 13%; es decir, que nunca podrá bajar de esa cifra.

Como consecuencia de todo lo anterior, casi el 75% de todos los despidos se corresponden con trabajadores temporales y jóvenes, ya que sus costes de despido son menores. Y en este punto se puede observar una cierta contradicción entre instituciones como los sindicatos. Por un lado, abogan por la igualdad de oportunidades, y, por otro, elaboran políticas que desigualan enormemente a los ciudadanos. Por ejemplo, se protege enormemente a los trabajadores fijos: dificultad máxima para despedirlos e imposibilidad de reducirles el sueldo. Esto no solamente tendrá como consecuencia una menor contratación de trabajadores fijos, sino que los trabajadores fijos tendrán mucho más poder sobre el resto (lo que se conoce como insiders) y que esta condición pase a ser un privilegio. En definitiva, mayor paro, menor contración, a cambio de mantener a una cantidad de trabajadores fijos con buen sueldo. 

No en vano, numerosos autores, consideran el mercado de trabajo español como «la ciudadela del empleo«, un lugar fortificado y seguro, pero pequeño, donde sólo unos pocos pueden acceder, mientras el resto permanece inaccesible.

Además, y por si todo lo anterior fuera poco, sabemos, por teoría económica, que el crecimiento económico se puede producir por dos mecanismos: por el aumento de la productividad (que los trabajadores trabajen más y mejor) o por el aumento del empleo. Y, si por legislación se impide la creación de empleo, también se está impidiendo el crecimiento económico y, en consecuencia, el desarrollo y el bienestar de la población.

Por otra parte, también existen otros problemas en el mercado de trabajo, que aunque no tan importantes como la rigidez comentada anteriormente, también son dignos de corregir. Son los denominados desajustes entre la oferta de empleo y la demanda del mismo o, dicho en el argot económico, mismatch. Es evidente que hay una demanda de trabajadores muy cualificados que, en nuestro país, pocos pueden acceder a tales puestos de trabajo, por el reducido nivel de nuestro sistema educativo. Y, por el contrario, existe una «masificación» en las universidades españolas, en tanto el nivel de licenciados supera con mucho a las ofertas de empleo. Este desajuste es muy negativo porque incentiva a que personas que no obtendrán trabajo de una determinada carrera a que la estudien, impidiendo acceder  puestos de trabajo más idóneos, y provocando una pérdida de tiempo y dinero irrecuperable.

La nueva Reforma Laboral recientemente introducida por el gobierno de Rajoy ha cambiado por completo este panorama, reduciendo rigideces que siempre han estado presentes en nuestro sistema laboral, incluso desde el régimen franquista. Por ejemplo, el convenio realizado a nivel de empresa prevalecerá sobre el firmado por los sindicatos a nivel nacional. Como vemos, es un buen instrumento para que las empresas adapten su situación de la mejor forma posible, evitando quiebras, despidos, ineficiencias e injusticias. También se facilita la flexibilidad en la entrada y salida de empleo, con la reducción del coste de despido y que, a partir de ahora, el despido se considerará procedente (en vez de improcedente), salvo prueba en contra.

Además, se incluye un contrato, que sólo podrán utilizar las PYMES, que no tendrá costes de despido e incluso estará exento de cotizaciones, a parte de incentivos fiscales a la contratación. En definitiva, una verdadera revolución en nuestro mercado de trabajo, si tenemos en cuenta que, desde 1984, no hay en España ninguna Reforma Laboral sustancial.

Aunque, no obstante, también, desde mi perspectiva, tiene algunos puntos negativos. Como, por ejemplo, la prohibición de encadenar varios contratos temporales. Esto provocará que se contraten a menos trabajadores, porque existen muchas empresas que contratan a gente sólo cuando la necesita y aún más en un mundo tan dinámico y globalizado como el actual.

Escuela de servidumbre

Es vox pópuli que el actual sistema educativo español se encuentra desfasado, que no se corresponde con la educación que un país desarrollado debería tener, que no da los resultados que deberían esperarse de un mundo medianamente avanzado. Así lo muestran todos los índices internacionales de educación, que dejan a España en los últimos puestos, tanto en lengua como en ciencias y matemáticas.

Coloquialmente, las generaciones más antiguas reconocen que la educación española está viviendo una terrible decadencia, pues tanto la cantidad y calidad de contenidos se han reducido notablemente. Incluso entre las generaciones actuales es muy conocido que el esfuerzo que hay que realizar para superar las asignaturas y niveles académicos es muy laxo.

Como los expertos en educación y en psicología afirman, es imposible que una persona mejore su nivel si previamente no ha realizado un duro esfuerzo. Los deportistas saben que si no realizan un esfuerzo duro y agotador, no pueden mejorar su fuerza física. Es una tontería entrenar con la expectativa de no cansarse. Las agujetas provocan músculo. Se puede expresar de multitud de formas.

Así pues, la consecuencia inmediata de una reducción en el nivel de exigencia educativo es la reducción del esfuerzo del alumnado y, por tanto, la reducción de la formación del país, y el menoscabo del capital humano.

Repasemos ahora los puntos más importantes de la Ley Orgánica de Educación (LOE), actualmente vigente en nuestro país. En el primer artículo se dice que el segundo principio inspirador del sistema educativo es: “La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la no discriminación y actúa como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad”

Por otra parte, como se puede leer a lo largo de todo el texto legal, uno de los objetivos más importantes en todos los niveles académicos (educación primaria, secundaria, bachillerato y formación profesional) es el de lograr la igualdad efectiva entre ambos sexos, rechazar los estereotipos relacionados con las mujeres y los comportamientos sexistas. Incluso el Título II de la ley se dedica enteramente a tratar la equidad en la educación. Por ejemplo, el artículo 80 dice: “Las políticas de educación compensatoria reforzarán la acción del sistema educativo de forma que se eviten desigualdades derivadas de factores sociales, económicos, culturales, geográficos, étnicos o de otra índole.”

Como acabamos de comprobar el sistema educativo español vigente tiene como objetivo y fin principal la “igualdad efectiva”, es decir, suplir las descompensaciones que se puedan dar entre alumnos, con el objetivo de que todos tengan las mismas oportunidades de acceder a los puestos de trabajo.

Este principio que inspira la citada ley se basa en la idea de que las personas somos iguales o, en su defecto, podemos llegar a ser iguales; es decir, que con esfuerzo institucional se pueda lograr la igualdad de rendimiento académico. Además dicho principio coincide milimétricamente con el principio socialdemócrata de que hay que conseguir la igualdad por encima de todo, pues la desigualdad provocaría enormes problemas sociales como, por ejemplo, la desconfianza entre los conciudadanos, la violencia, la segregación, etc. Es decir, que la igualdad es un principio al que se debe aspirar pues la desigualdad crearía un círculo vicioso profundamente negativo y autodestructivo.

Sin embargo, tal principio es erróneo, por la sencilla razón de que las personas por naturaleza somos distintas. Y la naturaleza no puede ni cambiarse ni obviarse. Bien es cierto que todos somos personas y tenemos muchísimos aspectos genéricos en común, que nos igualan: todas las personas hablan un lenguaje determinado, tienen emociones y sentimientos, las mismas necesidades básicas, las mismas estructuras físicas y psíquicas. Por este motivo, la justicia, que debe ser ciega, trata a todos los sujetos de idéntica forma: como personas. No obstante, a niveles más específicos y concretos, las personas son muy diferentes entre sí y no hay nadie igual a otro. Aunque todos tengamos ojos, boca y nariz, nadie los tiene iguales a otro. Aunque todos tengamos sentimientos, no todos sentimos lo mismo. Aunque todos tenemos gustos, a no todos les gusta lo mismo. Aunque todos podemos actuar de una forma, todo el mundo tiene una forma de actuar que le define. Aunque todos tengamos unas habilidades y capacidades, las habilidades y capacidades difieren de unos individuos a otros. Y no aceptar esta realidad es ir contra la propia naturaleza.

Por este motivo, educar de la misma forma o exigir el mismo rendimiento o esfuerzo académico a todas las personas es un principio que va contra la propia naturaleza, que impide, dicho sea de paso, otro de los fines a los que va destinada la LOE: “Lograr el pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades de los alumnos”. No tratar -por ejemplo- a una persona de reducidas capacidades como una persona infradotada va contra la propia persona, de igual modo que tratar a una persona superdotada como una persona media va también contra la naturaleza. Por eso, la mejor educación, es aquella que más se amolde a la individualidad de cada uno.

La LOE lo que está provocando es que se baje el listón en las aulas para que todos puedan superar los niveles, haciendo que sólo una porción muy pequeña de alumnos tengan que esforzarse para superar los exámenes.

Por el contrario, tenemos el sistema educativo de Singapur, donde el gobierno ha hecho una enorme apuesta por la educación, que está basada en la individualidad, para aprovechar al máximo las capacidades de cada persona, en busca de la diversidad en lugar de la igualdad. Allí, «la tarea de la escuela es ayudar a cada niño y joven a descubrir su propio talento. Así podrán insertarse en el mundo laboral con gran confianza en sus competencias y habilidades. El prerrequisito para ello fue el establecimiento de un sistema educativo flexible y diverso que proporcionó a los estudiantes posibilidades de elección de formas de aprendizaje para satisfacer sus intereses, que les otorga el poder de elegir qué y cómo estudiar. Esto ha logrado una instrucción diferenciada para atender a las necesidades de los estudiantes de variados orígenes, lenguas y habilidades».

Vemos incluso que en el reverso de los billetes de Singapur hay dibujos que evocan a la educación, indicado hasta qué punto es importante la educación para el sistema educativo de allí.

Los resultados están a la vista. Hace pocos años Singapur era una de las regiones más pobres del planeta y hoy es una de las zonas donde hay más crecimiento económico y las riqueza por habitante del mundo, con una tasa de paro actual (que se va reduciendo con el paso del tiempo) del 2%.

Observamos las grandes diferencias que existen entre la cantidad de empleo en España y en Singapur: mientras que allí el 65% de la población tiene trabajo, aquí sólo lo tiene el 37%.

Y es que la variable que más afecta al empleo a largo plazo en un país es la educación y el nivel formativo. Por lo que me temo que, si España no modifica rápidamente su política educativa, estará abocada a unos niveles de desempleo (y, por lo tanto, de malestar social) mastodónticos. Y los españoles que pretendan prosperar profesionalmente no tendrán más remedio que formarse por otros mecanismos que no sean los suministrados por los servicios públicos y emigrar a otros países.
 

La culpa del paro es del crédito artificial y del salario mínimo

En el presente artículo realizaremos un análisis acerca de la relación entre el Salario Mínimo Interprofesional y la tasa de desempleo en España, en el lapso 1998-2011, desde la perspectiva de la Escuela Austríaca de Economía.

Como demuestra la teoría económica, la imposición de un precio máximo ceteris paribus creará escasez en el mercado, pues habrá más personas dispuestas a demandar y menos a ofrecer. Mutatis mutandis ocurrirá con la imposición de un precio máximo: se creará exceso, pues habrá más oferta que demanda. Esto es lo que, en teoría, debería ocurrir también en el mercado de trabajo: un salario mínimo creará desempleo, mientras que un salario máximo crearía falta de trabajadores.

Ahora bien, tal efecto acaecerá siempre y cuando la demanda y la oferta estén coordinadas, cosa que no ocurre en el caso de las burbujas, donde existe una especie de descoordinación intertemporal. En el caso de una burbuja, donde hay exceso de oferta, los empresarios invierten el crédito recibido, con la esperanza de que su inversión sea demandada convenientemente por la sociedad. Sin embargo, mientras que el crédito se ha expandido sobremanera, el consumo ha continuado más o menos constante.

Es decir, en una burbuja, hay tanta oferta que, aunque todos gastásemos nuestros ahorros íntegros en consumir, aún habría empresas que en el futuro cierren o reajusten su plantilla a consecuencia de no haber podido cumplir su expectativa de beneficio, por falta de consumidores. El problema de las burbujas es que sólo se descubren cuando explotan, por lo que puede estar invirtiéndose varios años en algo que la sociedad no vaya a demandar nunca, pero sólo se sabrá una vez que la empresa quiebra. La única manera de evitarlas es aboliendo la reserva fraccionaria de los depósitos bancarios.

Según las fuentes consultadas, podemos ver la siguiente evolución tanto del Salario Mínimo Interprofesional real, como de la tasa de desempleo:

En el siguiente gráfico, podemos observar que, exceptúando el período de burbuja y/o expansión crediticia, la evolución de la tasa de desempleo y del SMI real coinciden. Cuando el BCE (y la Reserva Federal en EE.UU.) decidió bajar los tipos de interés del 4,5% en 2001 hasta el 2% en 2006, la expansión crediticia llenó de expectativas a los empresarios a invertir, creándose una especie de «exuberancia irracional» o también llamado «período del dinero barato».

De ahí que, aunque aumentase el SMI real, la tasa de desempleo permaneciera igual o incluso se redujera un poco, pues aunque aumentara la restricción mímina para contratar a empleados, las empresas contratarán indistintamente a más trabajadores, ya que sus expectativas de beneficio (creadas por el crédito artificial) son muy altas. Más tarde, cuando los proyectos empresariales se descubren inviables, las empresas comienzan a reajustar su plantilla, aumentando el desempleo. Y si, encima, el SMI real continúa al alza, el desempleo aumentará todavía más.

Si calculamos el índice de correlación lineal (que explica la dependencia de dos variables) del paro junto con el SMI real, durante los años previos a la expansión crediticia (1998-2001), ¡obtendremos que ambos tienen una correlación lineal del 97,1%! Si lo hacemos durante los años posteriores a la expansión crediticia (2007-2010), ¡veremos que el SMI y el paro están correlacionados al 99,34%! Es decir, que, en una economía donde no haya expansión crediticia artificial, sin reserva fraccionaria, el SMI real y el paro serán directamente proporcionales.

En definitiva, en una economía sana, donde no se cometen errores de inversión, el desempleo depende prácticamente en su totalidad del salario mínimo. Por el contrario, en una economía enferma, donde se engendran las simientes de una recesión, el desempleo y el salario mínimo no tienen porqué estar relacionados, ya que oferta y demanda están descoordinadas.

Nuestra conclusión es -en cierta medida- lógica, ya que si no hay ningún salario mínimo, el límite de salario sólo vendría interpuesto por el trabajador y empresario; es decir, el precio lo fijaría el mercado, del mismo modo que se fija el precio de los automóviles o los ordenadores. Así, aflorarán multitud de trabajos menores cuyo precio de mercado es inferior al salario mínimo vigente, como lavaplatos o limpiadoras que sólo son satisfechos, actualmente, por la economía sumergida. Asimismo, la pobreza se reduciría enormemente, ya que muchos indigentes podrían aportar mucho más a la sociedad y, con ello, recibir mayor dinero que mendigando por la calle.

La pobreza paradójica

«Una sociedad que priorice la igualdad sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos cosas. Una sociedad que priorice la libertad sobre la igualdad obtendrá un alto grado de ambas»  Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976

En tiempos de crisis, la pobreza suele aflorar más que nunca. Se hace más palpable. Y nos hace recapacitar sobre ella y todo lo que le concierne. Es terrible observar que, en un país supuestamente desarrollado, más de cinco millones de personas (el 10 % de la población total) busquen trabajo y no lo encuentren. Lapidario es saber que algunos de tus conocidos tienen que vender su vivienda por no poder pagarla e irse a vivir a la calle.

Minimizar al máximo la pobreza debe ser uno de los objetivos fundamentales de todo país. Evitar la penuria debe ser el primer paso. Por ello, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) es erradicar, de una vez por todas, la pobreza en el mundo. El objetivo de este artículo es, pues, una revisión al concepto de pobreza y propuesta de solución a la misma.

Ante todo, hay que tener en mente que la pobreza no es algo nuevo, traído por la modernidad, fruto de la globalización o el capitalismo. Por ejemplo, en la Edad Media, casi toda la población europea vivía en condiciones de pobreza extrema y continuada. Además, se sucedían épocas de hambruna y epidemias repetitivas que segaban a gran parte de la población en poco tiempo; en definitiva, nunca antes la población mundial ha estado tan rica. Los movimientos antiglobalización, por ejemplo, pinchan en hueso al oponerse a ella con el objeto de reducir la pobreza, puesto que es la globalización la única que lo ha logrado.

Como vemos en este gráfico, en el año 1959, casi el 22% de la población mundial vivía con menos de un dólar y medio al día. Ni que decir tiene que en épocas anteriores las condiciones eran aún más penosas. A medida que el mundo se fue globalizando e industrializando la situación iba mejorando: actualmente, un 10% de la población mundial, a lo sumo, vive en condiciones de pobreza.

De ese 10% de pobreza mundial, África participa en un 50%; es decir, la pobreza de los países industrializados representa, a duras penas, el 2% mundial. Además, podemos observar que los países recientemente industrializados (los asiáticos: Taiwán, Hong Kong, China, Corea del Sur, Japón, etc.) han reducido -también recientemente- sus índices de pobreza. Existe una gran correlación entre industrialización y mínimos índices de pobreza. La historia económica así lo demuestra, y como dice Jacque Fresco: «sin tecnología, recaeríamos en el esclavismo».

En este sentido, África se encuentra actualmente en una encrucijada. Es uno de los escasos territorios que continúan aún en el pauperismo (pobreza persistente), y todavía no se ha industrializado. Las actuales revueltas en países africanos como Libia o Egipto buscan derrocar a sus tiranos (los cuales se apropiaban de la mayoría de la riqueza del país), para lograr la libertad política y económica, un camino firme hacia la industrialización.  Podemos admitir, en consecuencia, que el camino más factible para erradicar el hambre es abrir paso al libre mercado y a la globalización.

Ahora bien, si la industrialización llega, manu militari, del Estado, el resultado es bien distinto. En primer lugar, ninguna persona humana está capacitada para saber qué empresas abrir, en qué lugares, cómo hacerlo o en qué proporción. Al no poder hacerse con la información del mercado (o la sociedad), se abrirán empresas que no serán viables (que la gente no demandará) y, así, lo único que se conseguirá es desperdiciar recursos. En segundo lugar, la fuerza que generan las acciones individuales de la sociedad supera por mucho las decisiones de un gobernante. Por este motivo, el proceso de industrialización de la extinta Unión Soviética, preconizado por Stalin, no fue precisamente gallardo: mientras se lanzó el Sputnik, casi toda la población vivía en condiciones de penuria. El Gosplan u el organismo de planificación central no reduce tampoco la pobreza. Así las cosas, la industrialización, cuánto más libre de estatismo, más efecto surtirá en la pobreza.

La riqueza de las naciones se explica por la libertad económica, la tecnología y, por extensión, en la productividad. No obstante, los continuados esfuerzos estatistas para generar igualdad desembocan en el crecimiento de la pobreza. Por ejemplo, para aumentar el subsidio de desempleo hay que aumentar los impuestos; o sea, que los trabajadores, al menos en parte, mantienen a los desempleados. Se trata de un desincentivo al trabajo. Si bien en el mismo instante en el que se ofrecen subsidios los desfavorecidos aumentan su bienestar, la economía se va resintiendo poco a poco, pues el desempleo va creciendo, y cada vez son más los subsidios demandados, mientras que la recaudación del Estado disminuye. Así cayó el Imperio Romano. Cuando los emperadores romanos pensaron que su rico y vasto imperio era ilimitado, decidieron ofrecer la ciudadanía romana a todo habitante del imperio, con los privilegios que ello conllevaba. Panem et circences (pan y circo, gratis) era el lema del antigüo Estado del bienestar romano. Los productores de trigo decidieron cerrar sus fábricas, pues el pan era ofrecido gratuitamente. Y la población no paraba de crecer, pues los inmigrantes entraban a borbotones a beneficiarse de tal caridad. Las arcas del imperio romano quedaron exhaustas en muy poco tiempo y se inició el declive del imperio.

Según las cifras del Banco Mundial y la ONU, podemos hallar una correlación muy reducida entre libertad económica e igualdad, como puede observarse en los índices de arriba. Sin embargo, la población vive mejor, en lo que respecta a bienestar económico, con libertad económica.

Por ello, insisto, el único remedio contra la pobreza es libertad económica e industrialización. Las ayudas sociales adolecen de miopía, pues, tras los beneficios instantáneos, engendran las simientes del paro, quiebra y penuria. Dicho de otra forma: las consecuencias del Estado del bienestar son las contrarias a las buscadas por el Estado; es decir, la ayuda a la pobreza genera pobreza. Como ejemplo más actual podemos ver a España que tiene una de las protecciones al desempleo más altas (y unos índices de paro atronómicos) o EE.UU. cuya administración ha preconizado el susodicho modelo del bienestar (con el consiguiente desempleo alto y constante).

Así las cosas, el promover políticas de igualdad produce desincentivos, contrayendo la economía e igualando a todos sus miembros en la penuria; por la otra parte, favorecer la libertad implica desigualdad económica, pero al generarse incentivos, la economía crece y todos sus miembros terminan saliendo de la pobreza. No obstante, a muy largo plazo, la economía libre tiende a la equidad, como pueden observar en el siguiente gráfico.

Capitalismo: Un sistema a la cabeza (III)

Respuesta a las objeciones: Desigualdad

El común denominador en todos los críticos al sistema económico capitalista es el argumento que hace referencia a la desigualdad como un aspecto negativo en la sociedad, que se produce en todos los países que están adoptando este sistema económico (y digo están adoptando porque el Capitalismo en sí todavía no ha sido implantado, pues existe un fuerte intervencionismo, a saber: bancos centrales, gobiernos, impuestos, …). Me parece ético hacer una distinción entre los críticos y dividirlos, así, en dos grupos: los que de verdad creen en este argumento y a los demagogos que, aún conociendo la realidad, persisten en la crítica, pues ello les reportará beneficios personales. Además a todos los gobiernos del mundo les conviene no implantar en su totalidad el Capitalismo porque, precisamente así, su facultad de influir en la Economía quedaría anulada. Por este motivo, todos los demagogos, son representantes políticos y, generalmente, pertenecen a países atrasados como Chile, Cuba, Bolivia, China, etc.

Respecto al primer grupo, los teóricos económicos deben tener una cierta conmiseración con ellos, pues todos responden al perfil de una persona no muy ilustrada en la Economía moderna. Además, la Economía es una de las ciencias más complejas que existen, a saber: estudia fenómenos a gran escala en el ser humano, ni más ni menos que la sociedad. Por ejemplo, la Física podría ser considerada como la ciencia menos compleja, pues estudia procesos como el movimiento; trabaja en una escala humana más reducida. Esta ausencia de complejidad permite sistematizar y especializar mucho más el conocimiento. Luego, de menor a mayor complejidad, nos encontramos a la Química, la Biología, la Psicología, la Economía y, por último, la Filosofía. Es esta complejidad la que puede llevar a argumentos equívocos como el de que la desigualdad es perjudicial.

En este fascículo, evidentemente, no voy a negar que la desigualdad existe en los países que avanzan hacia el Capitalismo. Ésta es objetivable y se puede medir gracias a la curva de Lorenz y al coeficiente de Gini, que nos dice cuán igualitario es un país. Ahora bien, igualdad es un concepto bien distinto al de justicia. Por ejemplo, se dice que  un país con más ricos que pobres es desigualitario y que en un país donde todo el mundo tiene la misma cantidad de dinero es igualitario. Sin ser sectario, por esta regla de tres, también debería añadirse que un país con un gran número de presos es desigualitario, ya que existe una brecha: entre presos y libres; en el mismo sentido, hay desigualdad. No obstante, tanto en el país que tiene una desigualdad entre ricos y pobres como en el que la tiene entre libres y presos, existe una profunda libertad y justicia. Como dijo el destacado Nobel de Economía, Milton Friedman: “La sociedad que pone la igualdad por delante de la libertad termina sin ninguna. La sociedad que pone la libertad por delante de la igualdad, termina con una mayor cantidad de ambas.”

Cuando una sociedad se dedica a redistribuir la riqueza para eliminar la desigualdad, desestabiliza la creación de riqueza y, a medio y largo plazo, crea pobreza: «La ayuda a la pobreza genera pobreza». Esto se explica porque ya en el sistema capitalista cada uno tiene lo que se merece. Entonces, un empresario con gran capacidad de creación de riqueza y de producción de bienes y servicios que satisfacen las ilimitadas necesidades humanas, verá reducidos sus ingresos con lo que no podrá seguir creando riqueza en la misma proporción. Esta parte de los ingresos se trasladará a los más necesitados, que no aportan nada al sistema productivo y, por ende, reciben un dinero que no les pertenece. Por decirlo en términos pedestres, el dinero va hacia donde no tiene que ir. Es imposible concebir como justo que a un trabajador, como acaece en España, se le retire el 60 % de su sueldo para cubrir el gasto público: financiar subvenciones, armamento (en algunos países, nuclear), sanidad, educación; mientras que a un parado se le aporte el 100% de sus ingresos sin ningún trabajo. Es decir, a fin de cuentas es más rentable permanecer en el desempleo que trabajar.

Es así como cayó el Imperio Romano, a saber: declarando la ciudadanía, con todos los privilegios, a todos los habitantes del imperio. Además se promovió la política de panem et circenses (pan y circo) lo que originó que los productores de trigo dejaran da producir, ya que era gratuito. Y, al fin, que cayese todo el imperio poco a poco. El socialismo provocó la caída de Roma.

La igualdad económica debida por el intervencionismo del Estado, por un atentado contra la libertad, es profundamente injusta y, a la postre, genera una pobreza. De modo que en teoría económica se plantea la siguiente disyuntiva: o desigualdad o pobreza. La justicia, en Economía, recibe el nombre de equidad y podría definirse como cada uno tiene lo que se merece. Así, en los países desigualitarios, existe una profunda equidad, mientras que en los igualitarios, como los que abogan por la propiedad común, la equidad es prácticamente nula. Llegados a este punto, hay que hacer una clara diferencia entre un sistema económico (capitalismo, comunismo, …) y un sistema político (demarquía, democracia, …), ya que claramente estos dos tipos de sistemas son dicotómicos, aunque, generalmente, sulen irradiarse entre sí, a saber: tras el capitalismo, suele llegar una democracia, por ejemplo. De modo que algunos críticos erran al culpar al sistema capitalista de errores producidos por el sistema político. Por ejemplo, las crisis económicas son producidas por el sistema político que es contrario al sistema capitalista; pero esta cuestión será analizada en el próximo fascículo. Además, el sistema político, para que la economía capitalista funcione plenamente, debería de olvidarse por completo del sistema económico.

Como los lectores habrán podido observar, he utilizado un lenguaje cuasi apodíctico  al afirmar que intentar generar igualdad mediante la violación de la libertad termina provocando pobreza e injusticia. Pero, en este caso, esta afirmación es inconcusa y, por ello, la demostraremos.

Normalmente, en divulgación económica, toda afirmación debe ir acompañada de una demostración. En este caso, dejaré la demostración de la mano del laureado catedrático de Economía Jesús Huerta de Soto de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Demostrará como, en el capitalismo, no existe la plusvalía; que cada individuo será recompensado exactamente con la misma cantidad que ha aportado al proceso productivo: la quintaesencia de la justicia social. Y que por mucho que la empresa se empestiñe en pagar muy poco al trabajador en relación a lo que produce (o mucho, ya que la actividad empresarial se desarrolla en un ámbito de incertidumbre), los precios y los salarios se verán modificados hasta el punto de que el trabajador cobra exactamente lo mismo que aporta. Aunque, luego, de ese salario se le descontará un porcentaje altísimo destinado al Estado.

Demostración de la siguiente ley económica: A cada uno se le paga por lo que aporta en el proceso productivo.


Estadísticas de España II

Por si alguien no sabe la definición de lo que es un desempleado: persona que tiene más de 16 años, que está en disposición de trabajar, que está buscando activamente un empleo y no lo encuentra después de un cierto tiempo (unos meses). No se le considera parado al que busca empleo, no lo encuentra y deja de buscar. Por tanto, estas cifras de paro son de personas que llevan buscando todos los días un empleo durante varios meses incluso años. Es bueno también recordar que se le ha pagado a personas para que no figuren en las listas de desempleo, así como el Plan E, que como demuestra el siguiente gráfico, ha servido para mucho. Mas bien, diría yo, para muchísimo.

Bueno, dado que ayer se hizo oficial la cifra de paro más alta de la historia de España con mas de 4 millones, he decidido subir el gráfico sobre la evolución del paro en España desde 1999 hasta el día de ayer. Asimismo, quiero añadir que de los cuatro millones casi tres cobran el subsidio de desempleo. Está previsto que para 2012 aumente el paro hasta los cinco millones de parados, por esas fechas los que recibiran el subsidio serán menos de 2 millones debido al déficit de que hablé en otra entrada y del que hablaré posteriormente con otro gráfico. Así que así quedaría el balance:

  • Parados sin subsidio 2010: + de 1 millón
  • Parados sin subsidio 2012: + de 3 millones

Todo esto sin contar el dinero que se ha quitado a los pensionistas y el IVA que subirá en pocos meses al 18 %. Los que nos espera es poco…

Los datos de este gráfico, pertenecen a las personas apuntadas en la lista de paro o al INEM, existen muchas personas paradas y no apuntadad. Por esto, se dice que los datos de paro son INEM son menos fiables que los de la EPA. La EPA (ecuesta de población activa) da datos mucho más fiables y, generalmente, son más los parados según la EPA. Así que tendremos que esperar a los nuevos datos de la EPA para conocer con más fiabilidad la realidad de España.

2010: El año del déficit y medidas contra la crisis.

Voz masculina:

Voz femenina:

Buenas señor@ lector@ en estas líneas relato lo que va a ser, esencialmente, el año 2010 en lo que a economía se refiere. Voy a limitarme si y solo si a economía y no a política. También voy a plantear algunas medidas que yo hubiera puesto en marcha.

Como usted debe de saber, el déficit del Estado Español se quintuplica en un año y alcanza los 71.524 millones de euros o lo que es lo mismo cada ciudadano español debe 12.000 €. Evidentemente esta situación es superlativamente insostenible y por ello el Gobierno de España ha instaurado una serie de medidas para 2010.

En primer lugar, el Gobierno de España va a incentivar el ahorro en el sector público recortando todo tipo de gastos. Esta medida solo afecta al sector público o Estado, es decir, el Estado va a gastar menos dinero para sí mismo, siendo más austero, reduciendo altos cargos innecesarios, reduciendo coches oficiales, congelando el sueldo de los gobernantes e integrantes del Estado, etcétera. Esta medida me parece buena pero debería de ser permanente e inmutable y que no solo se haga porque haya un déficit para llorar.

En segundo lugar, suben todos o casi todos los impuestos. El IVA sube, en general, al 18 %. Esto quiere decir que todo lo que compremos va a costar un 2 % más, esto conlleva a una reducción de la demanda y el consumo y por tanto, alargará mucho más la crisis en España. Los impuestos de sociedades suben, lo que traerá como consecuencia más proble- mas para las PYMES y ,a su vez, ocasionará el cierre de mas empresas y más paro. Cuan- do haya más paro, habrá más gente sin dinero y por tanto, bajará la recaudación y aumentará el déficit. Como ven esta medida es un círculo vicioso que agranda el déficit.

En tercer y último lugar, se suprimen ayudas como las destinadas a vivienda y también se suprime la deducción de los 400 €

Estas medidas tomadas por el Gobierno de España alargan la crisis económica y , en mi opinión, las medidas se tenían que haber hecho mucho antes, en 2007.

Ahora voy a exponer todas aquellas medidas que yo hubiera puesto en marcha:

La economía es un intercambio, ya sean bienes, servicios o dinero. Así que para incentivar la economía y salir de la crisis hay que promover ese intercambio de dinero, bienes y servicios. Para ello en vez de subir el IVA en todos los productos yo hubiera subido el IVA pero solo a los bienes inelásticos. Los bienes inelásticos son aquellos que por mucho que suba el precio no disminuye la demanda, ejemplos de estos bienes pueden ser la electricidad, el agua, el pan, etcétera. Con esto se reduce el déficit sin que disminuya el consumo.

También en vez de invertir tantísimo dinero en el Plan E  hubiera invertido una parte en ayudas para las PYMES y solo PYMES ya que las grandes empresas lo que hacen es aprovecharse de estas ayudas. Además en España 2/3 del empleo se concentra en las PYMES. También hubiera apostado por la energía atómica y/o nuclear ya que, a fin de cuentas, terminamos comprando energía nuclear de otros países y esto lo único que oca- siona es pérdida de poder adquisitivo y alejarnos de Europa. A la vez que se realiza esto, se intenta cambiar el modelo empresarial poco a poco incentivando la industria e invirtiendo en I+D+i (para desarrollar nuevas formas de energía potentes y no contaminantes como el Helio) y no tanto en construcción como se ha hecho con el Plan E. Yo quiero una España donde se diseñen coches, no donde se fabriquen.

En último lugar, hubiera nacionalizado unos cuantos de bancos porque el dinero tiene que estar muy relacionado con el poder, como dijo Quevedo: «poderoso caballero es don dinero», y no puede ser que, en algunos casos, los bancos controlen a su gusto al Estado, o dicho de otro modo, un solo banco puede controlar a la totalidad de la ciudadanía española. Reali- zando esto se hubiera evitado la crisis ya que los culpables de la crisis son los bancos poderosos.

Un saludo, Antonio Vegas.