Restauremos América Ahora

Los Estados Unidos han comenzado el año 2012 en unas condiciones económicas poco esperanzadoras: la tasa de desempleo alcanza ya el 9.1%, se aproxima una nueva recesión y la deuda nacional se ha disparado hasta el 59% del PIB. Mientras tanto, los políticos del Capitolio continúan empeñados en aumentar el techo de deuda.
La situación política no es mucho más halagüeña. Barack Obama ganó las elecciones en 2008 con un discurso que consiguió ilusionar a millones de estadounidenses que anhelaban un cambio político en Washington y una política exterior más pacifista y conciliadora. Sin embargo, tres años después de la toma de posesión de Obama, los cambios en las políticas del gobierno han brillado por su ausencia. El gobierno sigue gastando más de lo que ingresa y rescatando a los grandes bancos, la Reserva Federal imprime dinero sin ningún control y los EE.UU siguen siendo la policía del mundo, ya sea imponiendo sanciones a otros países o manteniendo tropas en el extranjero.
Ante tal desarrollo de los acontecimientos son muchos los políticos que se ofrecen como alternativa al desorden que se está produciendo en Washington. Actualmente, están teniendo lugar las primarias del Partido Republicano. De repente, todos los candidatos prometen poner freno a la Reserva Federal, equilibrar el presupuesto y crear nuevos puestos del trabajo. No obstante, sólo uno de ellos presenta un programa para llevar a cabo todos estos propósitos: Ron Paul. El Dr. Paul ha sido congresista por Texas durante los últimos 30 años, si bien con un intervalo de inactividad. A lo largo de estas tres décadas, Paul ha defendido a capa y espada la libertad individual de las inferencias del gobierno. Siempre ha votado en contra de cualquier aumento de impuestos o de gasto público, se opuso a la guerra de Iraq y la Patriot Act, advirtió en varias ocasiones las consecuencias que acarrearían las malas políticas monetarias de la FED y, en el año 2001, pronosticó el estallido de la burbuja inmobiliaria. Ron Paul tiene un historial considerable en defensa de la libertad personal y la responsabilidad individual.
Hace unos meses, presentó un programa para devolver a Estados Unidos la prosperidad que otrora los caracterizó. Bajo el nombre de “Restore America Now” (Restaurar América Ahora) Ron Paul pretende equilibrar el presupuesto federal recortando 1 billón de dólares, algo que se conseguirá en el tercer año de su mandato. Ahora bien, ¿de dónde se puede recortar semejante cifra? El Dr. Paul es consciente de la importancia que tienen para muchos estadounidenses algunos programas sociales como la Seguridad Social, el Medicaid y el Medicare, por lo tanto, sus primeros recortes provendrán de otros ámbitos, tales como el gasto militar y el gasto superfluo de la administración. En primer lugar, Ron Paul planea traer a casa a todas las tropas estadounidenses y eliminar las bases militares que EE.UU tiene desplegadas por todo el mundo, así como la ayuda externa. Por otro lado, propone suprimir cinco departamentos federales; a saber, Educación, Energía, Vivienda y Desarrollo Urbano, Comercio e Interior. Asimismo, tiene la intención de reducir la financiación de otros departamentos.
Otro de los grandes problemas que enfrenta el país es la elevada tasa de desempleo. El programa de Ron Paul propone reducir el Impuesto sobre las Corporaciones al 15%. La intención de esta medida es que las empresas tengan más incentivos para contratar empleados. Bajo el actual sistema, muchas entidades optan por la deslocalización para reducir costes, haciendo que se pierda un buen número de puestos de trabajo.
Por último, el plan del Dr. Paul propone auditar la FED para conocer el destino de todo el dinero que imprime, además de ponerle fin a la creación de dinero de la nada. La Escuela Austríaca de Economía nos enseña que cada vez que los bancos centrales introducen dinero en la economía, los precios suben, mermando el poder adquisitivo de las clases medias.
Bajo el gobierno de Ron Paul, América será restaurada y con ella los valores de la libertad, la paz y la prosperidad.

Asociación o cómo liquidar al individuo

Uno de los problemas que tiene la libertad es que vuelve idiota a determinadas personas, generalmente manejables y tornadizas. Este hecho las lleva a la asociación, es decir, a la liquidación del individuo.

Basta con lanzar una piedra para que aparezca en televisión el Portavoz de la Asociación de Ciudadanos por la Piedra, defendiendo los derechos de las piedras, que son constantemente vulnerados por transeúntes con mala leche. Miren, yo creo que una asociación debe consistir en la agrupación de un número de personas con un interés común en el establecimiento de alguna libertad elemental que ha sido coartada, o que se encuentra en peligro. Sin embargo, parece que el término se ha tergiversado, y ahora supone la agrupación de borreguitos que se quejan porque las declaraciones de un individuo no se constriñen al marco de la idea que defienden, lo cual supone un ataque a la libertad de expresión, tan anhelada en algunos lugares.

No defiendo la desaparición de las asociaciones, pero lo que sí rechazo es la uniformidad de algunos grupos, que suprimen la identidad personal y al individuo. A los hechos me remito, en este nido de corrupción política podemos ver una serie de partidos con una opinión unánime respecto a temas que escapan de lo esencial, trabajan de forma sectaria. No surgen críticas al jefe del partido dentro del seno del mismo, lo que revela la extrema falsedad de los afiliados. Este hecho demuestra que todavía no se ha alcanzado la democracia plena. En los Estados Unidos, por ejemplo, los diputados demócratas pueden votar a favor de una propuesta republicana libremente, y viceversa. En España, además de en otros muchos países, esto no ocurre, las votaciones parlamentarias presentan un color correspondiente a un mismo partido político, así tenemos votaciones donde lo que verdaderamente importa es la decisión que tomen los cabecillas del partido, lo cual hace esfumarse al misterio que podría formarse en torno a una votación.

Estas acciones me llevan a pensar que cuando vaya a depositar mi voto en 2012 no esté votando a una tendencia, sino a un líder político, a la voluntad de una persona que probablemente no esté de acuerdo conmigo en ciertos puntos, por lo tanto, dejaría de ser mi representante en el Parlamento y, en consecuencia, el pilar básico de la democracia quedaría eliminado.

Yo, amo el fútbol.

Mi amor por el fútbol es casi ilimitado, si lo es. Mi club, el Sevilla FC, representa para mí un cúmulo de cosas que hace que me sienta orgulloso de mirar el escudo, ir a mi estadio todos los domingos, respirar el ambiente de la grada y dejarme la voz allí. Los obstáculos que puedan interponerse entre mi equipo y yo siempre los supero para poder darle el aliento hasta el último minuto, para estar siempre a su lado, en la victoria o en la derrota.

Quizá porque me crié viendo a mi equipo arrastrarse por los estadios de segunda división, hacen que ahora mas que nunca este orgulloso de él.

Pero un momento, hay algo que no puedo comprender. La violencia en el fútbol.

Un partido de fútbol es para disfrutar, para ir a dejarse la garganta, pero no para convertir los aledaños de un estadio en un campo de batalla. Digo esto por un video que he visto últimamente por youtube http://www.youtube.com/watch?v=I7Ez8FRoI4E&feature=fvw donde los ultras de un equipo se enfrentan a los de otro en una especie de descampado. ¿ Qué tiene que ver el fútbol con eso? yo pienso que los que se citan para pelearse, no sienten los colores solo buscan eso pelea. Y por eso me da verguenza que se relacione estos espectáculos con el mundo del fútbol, porque esto no es fútbol, es violencia.