Los indignados no saben indignarse

La Revuelta Española, sin duda, va a sentar precedente en España. ¡Por fin la ciudadanía sale a la calle contra la oligocracia! ¡Por fin se demuestra que a los españoles tienen espíritu reivindicativo!

Si hay algún concenso claro entre todos los españoles es que el bipartidismo imperante y la partitocracia erosionan ostensiblemente a la democracia. En otros países como EE.UU., UK o Alemania, donde tienen más experiencia democrática que nosotros, se observa como los políticos no son en absoluto sectáros, con libertad de voto en el parlamento, y sin leyes que promuevan el bipartidismo ni acuerdos de silencio entre partidos. Así que, ¡ya era hora de solicitar una regeneración de nuestra pseudodemocracia!

Ahora bien, para destruir un sistema lo razonable es proponer otro mejor en su lugar, pues si destruimos nuestro hogar porque está polvoriento, pero no sabemos construirnos uno, estaremos aún peor que antes. Pues algo similar es lo que está ocurriendo en el Movimiento 15 de mayo.

En primer lugar, en el manifiesto de "Democracia Real Ya" afirman que "existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz". Sin embargo, se olvidan del principio fundamental del que todo ser humano no debe prescindir: la libertad.

Y es que, ciertamente, sus propuestas no pueden conjugarse con la libertad. Un ejemplo: "derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz". ¿Quién decide qué bienes son necesarios y cuáles no? ¿El que los necesita o el Estado? ¿Derecho al consumo? ¿No debería consumirse lo que cada cual necesita en función de sus ganancias y necesidades? ¿No es ésta una propuesta cercana al racionamiento comunista? Además, si el Estado debe dar a unos, debe quitar a otros y esto va en contra con otro principio de su manifiesto «libre desarrollo personal».

Mientras la Unión Europea vela por la reducción del déficit público, para que nuestra economía no nos lleve a la pobreza, ellos abogan por un paquete de medidas despilfarradoras, así como colectivistas (y, por tanto, contrarias a la libertad individual). Ayudas para alquileres, más ayudas al paro, reducir el coste de las matrículas universitarias, más transporte público. ¿Pero no se dan cuenta que el dinero no sale de las piedras? ¿No se percatan que ese dinero es ganado por el esfuerzo de todos los contribuyentes? ¿No ven que aumentar al gasto es desincentivar el empleo, quitando a unos para darle a otros?

La guinda de sus propuestas son las referidas a la banca. Quieren prohibir el rescate, quebrando así los bancos y nacionalizándolos. Bien es cierto que la crisis la ha provocado el sistema financiero internacional, pero ello es porque la ley lo permitía: así que no nos quejemos de los banqueros sino únicamente de los legisladores. Además, cuando disfrutábamos de la burbuja, nadie se quejó de sus acciones.

Por mucho que hayan provocado la crisis, no rescatarlos supone perder el 97% de los depósitos o, lo que es lo mismo, empobrecer absolutamente a toda la ciudadanía española. O quieren morir matando no o ven las consecuencias de sus propuestas.

La nacionalización de los bancos es aún peor. Si el sistema financiero está como está por que el Estado ha permitido voluntariamente los privilegios a la banca (que causan destrozos al ciudadano, en forma de crisis) imaginemos cómo estaría si se nacionalizara.

A lo largo de la historia siempre ha ocurrido igual. Primero los bancos actúan éticamente, sin "jugar" con el dinero de nadie; luego, el Estado en coalición con los bancos, proclamaban leyes para repartirse los beneficios que daba "jugar con el dinero" y, por último, cuando el banco quebraba, éste era nacionalizado, soportando el Estado todas las quiebras que en el futuro sucederían y jugando con el dinero privado a placer. ¿Cómo criticar a los políticos y, a la vez, proponer una nacionalización de la banca, para que nos controlen aún más?

No obstante, todo no son malas noticias. Una vez que tengamos asegurados nuestros depósitos, podrían eliminarse los privilegios bancarios sin empeorar el sistema. Sólo basta con abolir la reserva fraccionaria por ley e impedir que el banco utilice nuestro dinero, con el fin de que no surjan futuras burbujas y sus consiguientes recesiones.

En definitiva, un movimiento con deseos e intenciones positivas, pero cuyas medidas son tipo bumerán, a saber: lo que ellos proponen agrava aún más la situación que, según ellos, es tan bochornosa.

Capitalismo: Un sistema a la cabeza (V)

Respuesta a las objeciones: Ciclos económicos (II)

En el fascículo anterior  explicamos que las crisis económicas son tan incompatibles con el capitalismo laissez-faire como lo son el agua y el aceite. Además, que éstas se deben al intervencionismo que se inmiscuye en el mercado y que, mientras siga vigente el socialismo, las crisis serán periódicas.

Hace menos de una semana que, en el parlamento de Inglaterra, loa conservadores han presentado una propuesta para que la economía se atenga a los principios generales del derecho: un coeficiente de reserva fraccionaria del 100%, es decir, que los propietarios del dinero tengan a su disposición la totalidad del dinero, sin ningún tipo de condición. De aceptarse esta propuesta –como sabrán– los ciclos económicos cesarían y la función de crecimiento de la economía sería creciente hasta el infinito. Se trata, pues, de una medida anticíclica.

Esta ley no es nueva. En 1844, los economistas se percataron del mismo problema y se intentó eliminar la reserva fraccionaria. Sin embargo, esta ley, conocida como ley de Peel, conminó a los bancos guardaran (y no prestaran) el dinero de sus clientes. Sin embargo, se produjo un lapsus, a saber: el sistema bancario seguía disfrutando de la posibilidad de crear dinero ficticio en las cuentas corrientes. En la época se pensaba que las cuentas corrientes no provocarían problema alguno, pero no fue así. El despiste permitió que los bancos continuasen ocasionando el problema y, tal despiste, inició dos siglos de un sistema bancario indecente, que permanece incólume, al presentarse como víctima cuando, en verdad, se trata del causante.

Si, finalmente, se ratificara esta ley en el Reino Unido, su economía dejará de presentar ciclos y, en consecuencia, no habrá auges, ni burbujas, ni crisis. Evidentemente, el crecimiento económico será muy pobre; pero, a medio y largo plazo, la sociedad inglesa llegará a un nivel cada vez más alto, pues se ahorrará la destrucción que provoca una crisis. Por consiguiente, la ley cobrará fama internacional, extendiéndose al resto de países que, con toda probabilidad, no tardarían en percatarse de los beneficios ocasionados. La abolición de la esclavitud fue un gran paso que la humanidad inició hacia la justicia; éste paso que está a punto de iniciarse, supondrá un gran avance por la senda hacia la justicia, hacia el fin del socialismo.

Claramente, el que achaca los problemas ocasionados por los ciclos económicos al sistema económico capitalista, se da de bruces con la realidad. Y el sociata que critique esta cuestión, se criticará a sí mismo. Aunque, hay que decirlo, ningún político critica los ciclos económicos y se jactan de sus medidas procíclicas: el baluarte de los políticos, en lo que a economía respecta, suele ser el señor Keynes.

En el presente fascículo terminaré de desgranar la fisonomía de los ciclos económicos: las consecuencias que se desencadenarían al abolir el coeficiente de reserva fraccionaria. Si bien en la entrada anterior traté, principalmente, de los ciclos económicos, en esta hablaremos del papel que protagonizan los bancos centrales en el panorama económico mundial y, como no podía ser de otra manera, del patrón oro.

Los bancos centrales

Ante todo, hay que decir que el sistema bancario es el más intervenido del planeta. La banca, a día de hoy, es la fusión de política y economía, estableciendo una aleación ciertamente inestable. Esta es una de las razones que explican la confusión entre sistema político y económico. Como ejemplo, en España tenemos el mejor de ellos: el esperpento de las cajas de ahorros. Un escándalo de tal magnitud que la dirección de las cajas se reparte entre los políticos, como si de caramelos se tratase.

Dejando a España a un lado, actualmente, la economía se rige principalmente por los bancos centrales. En Europa, por ejemplo, la política monetaria es controlada por el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC). Con anterioridad era controlado por el gobierno de cada país y, ahora, por el SEBC; en términos teóricos el mismo perro con distinto collar, pues el nivel de intervencionismo es el mismo.

Y es que los bancos centrales son las instituciones de control económico por antonomasia. Como dicen los teóricos, se dedican a atacar los síntomas de las crisis, pero no la enfermedad, a saber, las políticas procíclicas. Por ejemplo, varían, principalmente, la oferta monetaria, los tipos de interés y la inflacción. Esta es la tarea fundamental del Banco Europeo, la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el de Japón. Este control repercute en nuestra vida diaria constantemente, por ejemplo, el paradigma de las hipotecas.

Además, existe un contubernio entre los bancos centrales y los políticos, al compartir intereses: las dos instituciones animan las burbujas, engendrando las simientes de una crisis futura. A los Estados les conviene que la inflacción se mantenga a unos niveles altos, ya que grava el ahorro y favorece el gasto, dogma keynesiano. Con altas tasas de inflacción, el dinero pierde valor: lo que hoy vale 20 €, mañana valdrá 40€. De este modo, el valor de la deuda pública estatal se reduce con el tiempo, por arte de magia. Así, los Estados no les importa el despilfarro y la emisión de deuda pública -como hemos visto en España, hasta hace unos meses-, mientras el aumento de los precios se mantenga constante. Las economías cíclicas -como las de ahora- son adictas a la inflacción.

Los bancos centrales también asumen otro papel: el de salvavidas. Cuando se desencadena una catástrofe económica, los bancos centrales acuden, para ayudar a todo el sistema bancario a resistir la tempestad. Adquieren dinero, para, luego, en un momento crítico, inundar el mercado de recursos pecuniarios. Pero lo curioso es la manera de recaudar el dinero: lo fabrican. O sea, que no solamente el sistema bancario crea dinero ficticio, provocando una crisis crediticia, sino que los bancos centrales, para salir de la crisis, crean dinero de la nada, enciendiendo la máquina de hacer billetes. Así funciona la macroeconomía del siglo XXI.  Los bancos centrales en un momento de depresión elevan la oferta monetaria, aumentando la inflacción y repartiendo injusticia por doquier.

Inyección del dinero

La inyección de dinero en el mercado por parte de los bancos centrales desentraña, como veremos, una tremenda injusticia, como la mayoría de las acciones intervencionismas, que no favorecen el libre mercado. Este proceso no se produce como el grueso de la población cree: la intuición nos dice que, cuando un determinado organismo decide aumentar el dinero que hay en circulación, producirá más billetes y los repartirá por el mercado; ya está. Pero, tras esta visión intuitiva, se esconde la verdadera injusticia.

Si el nuevo dinero fabricado se reparte equitativamente a todos los agentes del mercado, los efectos de la inyección son nulos. Si a todos los individuos se les entrega un millón de euros, su capacidad aquisitiva será exactamente la misma, el único efecto producido serña la caída del valor del dinero (interés) o variación el los precios (casi siempre, inflacción). Por esto, para que en la inyección se produzcan los efectos perseguidos, necesariamente se tiene que producir una situación injusta: el dinero nuevo se reparte a unos pocos, que están en una situación de ventaja con respecto a los demás. Con el nuevo dinero en mano, éstos invierten y, así, el dinero producido se expande, paulatinamente, por la sociedad, al tiempo que, poco a poco, la divisa va disminuyendo su valor.

La oferta monetaria está relacionada con la inflacción y el consumo. Lo que los bancos centrales quieren es, conjungando las distintas variables, modificar, a su modo de ver, los comportamientos de los consumidores.

Patrón oro

Cámaras de oro

El culmen del conjunto de reformas para acabar con los ciclos económicos, se poducirá al instaurar el patrón oro en la economía. El patrón oro, el respaldo de los billetes en determinada cantidad de oro, lo que pretende es regular la oferta monetaria, impidiendo procesos dinerarios tan perniciosos para el capitalismo como la inyección de dinero o la creación de dinero bancario.

Al estar todo el dinero respaldado por oro, en las cámaras acorazadas de los bancos, los procesos injustos, desestabilizadores y perniciosos, tanto para el mercado como para la sociedad, serán irralizables. Es decir, para aumentar el dinero en circulación, debe aumentar el oro en las cámaras acorazadas. Como todos sabemos, el oro es un producto muy estable, que crece entorno al 1% al año. Y, como vimos en anteriores fascículos, las crisis económicas se producían por la mezcolanza entre liberalismo e intervencionismo. El patón oro imposibilitaría  el intervencionismo, dejando un capitalismo puro, sin crisis económicas, sin injusticias.

Esta medida pondrá el broche de oro, nunca mejor dicho, al capitalismo, haciendo una sociedad más justa y menos irracional. Al menos, en el Reino Unido, se ha dado el primer paso.

Para más información: 100% + patrón oro; http://www.libertaddigital.com/opinion/autores-invitados/ayer-fue-un-dia-historico-56262/

Contra las alegorías

Poco se ha hablado sobre lo perjudicial que puede resultar una corrupción lingüística; es decir, cambiar completamente el significado de las palabras, pero manteniendo la misma palabra. Esto produce que la palabra tenga múltiples significados y, tertuliando, el emisor se refiera a un significado y el receptor tome otro significado distinto; o sea, produce polisemia y confusión. Otro grave problema que ocasiona es dar un significado erróneo, añadir connotaciones negativas o irreales, tomar como significado otro distinto al que la palabra se refiere realmente. Por ejemplo, el término ‘bueno’ en la antigua Grecia significaba ‘noble’, ‘aristocrático’ o ‘fuerte’ y el término ‘malo’ significaba ‘débil de espíritu’. Es decir, algo contrario a lo que hoy significa.

Este fenómeno de ‘corrupción lingüística’ también sucede en la actualidad. Por ejemplo, el término ‘Capitalismo’ se entiende con connotaciones negativas; sin embargo, el término ‘Economía de Mercado’ está bien visto. Pero lo que no se sabe es que los dos términos se refieren a la misma realidad y, créanme, el término ‘Capitalismo’ o la realidad a la que se refiere tiene denotaciones positivas. Esto es lo mismo que ocurre con la palabra religión (se cree que ser religioso es creer en dioses, cuando no es exactamente así), el termino revolución (muy utilizado por los golpistas comunistas para atenuar su golpe), el termino soberbio (soberbio significó originariamente algo magnifico; por ejemplo, aquel es un estudiante soberbio).

Esto es muy negativo en numerosos campos y, al entorpecer la comunicación, sirve como arma de manipulación. El significado, en muchas ocasiones, no coincide con el significante. Mi opinión es que debería crearse otra institución, parecida a la Real Academia Española (RAE), que controlase esta forma de corrupción; aunque esto es complejo de realizarse.

Por otro lado, también existen otros modos de corrupción como los ejemplos o las alegorías. Sucede exactamente lo mismo que la corrupción lingüística, pero aplicado a otros campos. Me estoy refiriendo a los ejemplos, analogías o, mejor dicho, a las alegorías. Es habitual recrear una situación imaginaria para explicar otra; pero que no tienen por qué tener una  relación. La gente está muy confiada en este método y, al explicarlo, el oyente se queda totalmente satisfecho; pero tal analogía puede ser errónea y por lo tanto, se trata de una manipulación. Me gustaría denominar esta realidad a la que me refiero como ‘Criterio del Ejemplo’, pues al igual que existe el ‘Criterio de Autoridad’, en el que otorgamos más importancia a la persona que afirma algo que a su afirmación, también damos por válido un razonamiento cuando se utiliza una analogía.

Aunque la mayoría de estas analogías sirven más para manipular que para informal, es verdad que existen analogías muy buenas y con una gran relación con la realidad que quiere explicar; una de ellas sería el mito de la caverna. Pero, como digo, la mayoría no son lo útiles o reales que nosotros pensamos. Pondré ahora unas dos alegorías en las que se muestra claramente que se intenta convencer de algo falso mediante este método.

«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo.  La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega  ¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra».

Como vemos esta es una de las muchas alegorías o parábolas que utilizaba Jesús para manipular a la población y ¡vaya que si le sirvió! Concretamente, en la Biblia se encuentran 54 parábolas como estas y es que está claro que cuando se quiere mentir no se puede utilizar la realidad y hay que recurrir a método manipuladores como este. Aunque he de reconocer que estos métodos son demasiado sutiles y por ende, manipuladores.

Otra de las analogías que reflejan perfectamente lo que yo afirmo:

«El nacismo es como un cáncer, como una enfermedad, como una podredura de una manzana. Cuando una manzana está podrida, hay que eliminar la zona mala; lo mismo sucede con el cáncer; las células muertas hay que extirparlas; hay que eliminar enfermedades. Hay que matar a los defensores de tal movimiento, pues este es una enfermedad».

Claramente o de entrada, a cualquiera le parecerían algunos aspectos de esta analogía respetables, pero no es así. Primero, como vemos, el nacismo no es un cáncer, ya que tal ideología puede eliminarse incluso haciéndole el menor caso posible; además puede resolverse mediante educación. Por otro lado, no creo que los pequeñísimos grupos neofascistas sean un peligro para la humanidad. Segundo, no es comparable (como sucede en la mayoría de las alegorías) personas con células o manzanas, pues matar células no es lo mismo que matar a personas.

Sorprendentemente, escribiendo este artículo he buscado información en Internet sobre las parábolas de Jesús y me he encontrado con la decisión que Calderón de la Barca realizo de las alegorías:

La alegoría no es más

que un espejo que traslada

lo que es con lo que no es,

y está toda su elegancia

en que salga parecida

tanto la copia en la tabla,

que el que está mirando a una

piense que está viendo a entrambas.

Básicamente en este texto está diciendo lo que yo he dicho, lo que yo pienso; una alegoría es transformar sutilmente la realidad, hacerlo con elegancia para que nadie lo descubra. En palabras del propio poeta: «Alegoría: espejo que traslada lo que es con lo que no es». ¡Qué razón tiene nuestro refrán al decir que las comparaciones son odiosas… !


Violencia de género

Desde aquí quiero hacer una crítica a los políticos españoles populistas y demagógicos. Se trata sobre lo que ellos llaman: «violencia de género»

Pues bien, violencia de género no se puede dar, el género lo tienen las palabras pero no las personas. Las personas tienen sexo. Así que, en todo caso, se debería de hablar de violencia sexual.

Esta violencia sexual no consiste en que un hombre maltrata a una mujer o una mujer a un hombre, no. Se trata cuando un/a  mujer/hombre maltrata a un/a  mujer/hombre por odiar al sexo contrario y por creerse superior. Cuando ocurre una violencia de este tipo normalmente es por celos, por instintos agresivos, por discusiones. Pocas veces se da la violencia sexual.

En tercer lugar, quiero hacer una propuesta de apeamiento del término «violencia de género», como lo llaman los políticos. Debería de denominarse como lo denominan los demás países: Violencia doméstica.

¿Por qué nos venden los políticos esta idea?

Adiós

http://www.cadenaser.com/sociedad/articulo/television-podra-emitir-abierto-contenidos-pornograficos-violentos/csrcsrpor/20100107csrcsrsoc_8/Tes

De piedra, es tal y como me he quedado cuando he leido este artículo. De manera que a partir de ahora no podrán dar películas porno ni anuncios de contactos incluso después de horario infantil, solo se podrá hacer mediante control parental y de forma codificada. Hasta hay podría entender a lo que dedican sus horas (pagadas por todos nosotros) los políticos de este país.

Pero… ¿no deberían censurar programas como Gran Hermano, Sálvame, Donde estás corazón…? teniendo en cuenta que en estos programas follan mas que en cualquier pelicula porno digo yo que si.

Además que los niños vean porno no creo yo que sea nada malo, peor es que vean informativos donde salen cada instante personas REALES muertas por las calles con las tripas en el suelo o programas basura viendo como se tiran de los pelos dos señoras (o como se les deba de llamar), por lo menos el porno…es natural.