Imserso espacial.

¿Vida en Marte? Todavía no, pero parece ser que no habrá que esperar mucho para que los primeros terrícolas den a luz en el planeta rojo. Pequeños marcianos, aunque claro, sin antenas ni dedos luminosos, sino humanos.

Dos científicos estadounidenses han propuesto en los últimos días un proyecto de colonia humana en Marte. Se trata de crear una colonia estable en el planeta vecino, pero no una colonia cualquiera, no, sino una en la que la población sean personas mayores para así evitar un viaje de vuelta costoso tanto en el plano económico como sanitario. Resumiendo, un imserso espacial sin viaje de retorno.

En un principio estos humanos, se asentarían en una especie de “caverna” de hielo para evitar la radiación y recibirían los suministros vitales desde la Tierra, pero con vistas a un futuro autosuficiente en las tierras rojas, donde todos sabemos que la vida es escasa y por tanto los mínimos alimenticios se antojan cuanto menos difíciles de conseguir.

Hasta aquí la teoría de la que se descuelgan una multitud de interrogantes.

En primer lugar ¿Quién habituaría las supuestas cavernas para que sean lo suficientemente hospitalarias para la vida humana? Si se trata de personas mayores, sabiendo que para ellos no son recomendables muchos viajes (y más uno de seis meses mínimo) cuando lleguen allí no se encontrarán con la fuerza ni preparación suficiente para habituar un  hábitat mínimo que requiere un ser humano. Primero porque no todos los ancianos van a ser expertos en biología y segundo porque la “avanzada edad” no se lo permitiría.

Una segunda pregunta interesante ¿No saldría más caro enviar a una colonia de ancianos que enviar una colonia de jóvenes? Al enviar una colonia de ancianos, se corre el riesgo de que en 15-20 años el planeta rojo vuelva a quedarse tal y como se encuentra en estos mismos momentos, es decir, solo. Lo que supondría unos nuevos gastos para intentar repoblar de nuevo las fallidas colonias. A menos que en la superficie marciana las ancianas se vuelvan fértiles de nuevo.

Obviando todos los problemas técnicos que el viaje supondría, bajo mi punto de vista, habría una solución más coherente para intentar instalar una colonia estable en Marte, aunque claro, tampoco podemos pasar por alto los problemas ético-jurídicos que de ella se derivan.

Cualquier asentamiento con las características expuestas, se traduce en un suicidio en toda regla, ya que no hay posibilidad alguna de retorno a nuestro planeta. En este punto es donde nos planteamos la vulnerabilidad de los derechos fundamentales del hombre ¿Estarían dispuestos los diferentes países y organizaciones internacionales de permitir tal atrocidad? Probablemente sí, en tanto que sigue existiendo la pena de muerte en un número de países considerable, no sería de extrañar que aprobasen este pequeño detalle para así conseguir un probable avance del hombre en su descubrimiento del espacio.

Es precisamente en este punto donde radica mi idea central, en los presos condenados a cadena perpetua o pena de muerte. Sirviendo de precedente histórico, las cartas pueblas en las fronteras hispano-musulmanas para asegurar un núcleo de población cristiano estable en zonas inestables otorgadas principalmente a delincuentes y malhechores, no sería descabellado pensar en mandar a presos condenados a las penas anteriormente mencionadas como pago de su condena. Sin duda el problema ético-jurídico al que antes hacía referencia se volvería de forma inmediata en mucho más leve, pues un preso condenado a cadena perpetua o pena de muerte no tiene posibilidades de reinserción en la sociedad por lo tanto se conseguiría con esto un cúmulo de bienes que a todos beneficiarían. Por una parte no todos los nuevos habitantes de la colonia serían ancianos, lo que provoca una alta posibilidad de reproducción y una más que probable esperanza de vida en unas tierras hasta entonces desconocidas, por otra los presos no serían condenados a muerte, pena inquisitoria a estas alturas del S.XXI, y gozarían de una cierta libertad recluida en beneficio de toda la humanidad que así podría estudiar los efectos a largo plazo de la vida humana en Marte.

 

La felicidad.

Siguiendo la temática de mi buen amigo, Antonio. El artículo de hoy lo dedico a un tema muy delicado que es la felicidad que de una manera o de otra enlaza con el tema religioso.

¿Qué es la felicidad? es una pregunta bastante difícil de contestar, además no creo que tenga solo una respuesta sino muchas, tantas como personas existen en el planeta. La felicidad puede suponer muchas cosas como por ejemplo la plenidad de facultades, el bien estar de la salud, las buenas relaciones sociales…

¿Existe hoy día la felicidad? No, la sociedad del siglo XXI estamá sujeta a las manecillas del reloj y los horarios de oficina.

No somos capaces de sentarnos con un amigo a tomar una cerveza olvidándonos del resto del mundo. Mientras hacemos cosas que realmente nos gusta, estamos pensando en otras que podíamos estar haciendo en el mismo momento y supondrían mayor probecho (aunque las odiemos). No sabemos sacar la substancia al momento, lo que lo hace único e irrepetible.

Por suerte o por desgracia todavía quedan algunas tribus que son realmente felices, no estan sujetos a ningun horario ni rutina pasan la vida como les gusta fumando pipas, alimentándose de lo que le proporciona la naturaleza y divirtiéndose como solo ellos saben. Y claro luego llega nuestra altivez occidental y los miramos por encima del hombro, con aire de superioridad paternalista como si fuesen unos desgraciados, siendo en realidad los únicos agraciados del siglo XXI.

Una vez vi una entrevista de Jesús Quintero en la que preguntaba a Silvio Fernández Melgarejo esto:

Quintero: «¿Sabes como terminarás si sigues con el vicio del alcohol y el tabaco?»

Silvio: «Si, recogiendo cartones»

Y hubo un largo silencio, a lo que pregunto Jesús Quintero que porque no lo evitaba, a lo que le respondió Silvio con toda esa clase que caracteriza a los genios de su talla «porque sería cambiar las cosas».

Silvio murió joven, si pero feliz. Mientras la gente lo veia como un borracho el se reia de cuantos creian esa idiotez y se llevo la vida por delante como hay que hacerlo disfrutando, además nunca terminó recogiendo cartones.

Así que cuando escucho la palabra «pobrecillo» me arden las entrañas porque nadie es pobrecillo por ser de una forma u otra. Hay quien encuentra su felicidad en el alcohol y si verdaderamente lo es pues un olé para él. Hay quien encuentra su felicidad en el fútbol y olé por él. Hay quien encuentra su felicidad siendo voluntario y olé por él. Y no hay que darle mas vueltas de hoja al asunto, cada uno busca la felicidad donde quiere y si es su desición mientras no dañe a nadie, que sigua adelante.

De la misma forma la cuando que discuto con alguien sobre la existencia de Dios (absurda), siento que el creyente es feliz realmente porque esta convencido de la salvación y la vida eterna. Y me alegro por ello, aunque sea una mentira piadosa.

Para terminar dejo abierta esta pregunta.

Se encontraba un esclavo durmiendo en un pasillo y su rostro mostraba una felicidad enorme. El desgraciado, soñaba que era libre y corría por el campo respirando a pleno pulmón como nunca antes lo habia hecho.

¿Merece la pena seguir soñando o que te despierten? A mi por favor, despiértenme.

                                                                                                                                                                                                                              Psametiko.