Inteligencia, evolución de la materia.

La teología está llena de referencias a la inteligencia, desde tiempos inmemoriables. Normalmente, se recurría a la existencia de la inteligencia como prueba de la existencia de Dios, pues, según se argumentaba, seres materiales e imperfectos no pueden tender a fines inteligentes por sí mismos. O incluso seres finitos no pueden contemplar la idea de infinito, a no ser que Dios haya intercedido ahí. Así, nos encontramos textos como la Quinta vía de Santo Tomás de Aquino, que dice:

Vemos, en efecto, que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin, como se comprueba observando que siempre, o casi siempre, obran de la misma manera para conseguir lo que más les conviene; por donde se comprende que no van a su fin obrando al acaso, sino intencionadamente. Ahora bien, lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda y conozca, a la manera como el arquero dirige la flecha. Luego existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin, ya éste llamamos Dios.

Sin embargo, esto demuestra que la intuición humana erra muchas veces en estas cuestiones. Así como se creía que el ser humano tenía alma, hoy en día se sabe que ese «alma» está en el cerebro. La ciencia demuestra que la inteligencia se viene desarrollando desde hace millones de años, y que surgió, poco a poco, de forma espontánea. Desde que se originó la vida, ya había una cierta inteligencia. Las primeras células comenzaban a unirse y a formar tejidos, primer símbolo de inteligencia.

Asimismo, la inteligencia también puede ser artificial, puramente mecánica. El conocido «Juego de la vida» lo demuestra. Se crea un juego con una serie de normas, como que pueden encenderse y apagarse una serie de luces, al azar. A medida que el juego va enciendiendo luces, va «aprendiendo», hasta tal punto que empicen a verse figuras cada vez más complejas.

Representación del Juego de la vida.

Y es que la inteligencia no es más que el producto de una compleja organización de materia (células, órganos, o chips) que, por evolución, se han ido adaptando al medio, desarrollándose y autoperfeccionándose, llegando incluso a adelantarse a los acontecimientos. Nada de almas, ni de dioses ultraterrenos.

Después de todo inteligencia no es más que una etiqueta que otorgamos a un comportamiento externo relacionado con la autoperfección y con nuestra forma particular, como seres humanos, de ver el mundo.

Revolución biotecnológica

El progreso es consustancial al hombre, la función que más persiste en la naturaleza humana es la de caminar hacia el infinito, la pretensión de conseguir lo absoluto. Pero, como decía Don Quijote, el camino es mejor que la posada o, si lo prefieren, como dijo Ortega: la vida es quehacer. Así, los hijos cumplen sus sueños superando a sus padres y, a su vez, los padres se autorrealizan mediante las hazañas de sus hijos. Hoy, el más pobre de todos es más rico que el más rico de hace unos siglos.

Como bien sabe Hawking, la especie humana es curiosa. Es, a la par que egoísta, altruista: satisfaciendo los propios intereses, se benefician a los de los demás; las empresas, creando valor y riqueza para todos, se enriquecen . Los intercambios interpersonales y quehaceres de la socidad no constituyen un juego de suma cero: todos ganan. Las personas, al tener conciencia de la muerte, y, por tanto, deseo de eternidad, pretenden inmortalizarse añadiendo algo a la biografía del hombre. He aquí el motor del progreso.

Si a esto le añadimos el crecimiento exponencial de la población, tanto más acelerado será el desarrollo: más personas querrán inmortalizarse y perfeccionarse, beneficiando a los demás.

Las consecuencias de la naturaleza humana pueden divisarse a lo largo y ancho de la historia. Invención del fuego, la rueda, electricidad, máquina de vapor. Llegamos al satélite y hemos generado una nueva realidad: Internet. En cualquier estadio, los hombres coetáneos se maravillaban con los inventos (y descubrimientos), como, por ejemplo, podrían ser la rueda o el fuego. Pensarían, cada uno en su tiempo y lugar, muy probablemente, que ya poco quedaba por descubrir -e inventar-. Exactamente igual que podemos concluir a día de hoy. ¿Alguien puede imaginar un invento que provoque una revolución aún mayor de la que provocó la realidad virtual?

Sin embargo, a más inventos, más invenciones futuras, pues se construye sobre lo ya construido. Por ejemplo, hoy nos servimos de la herramienta de la computación para ser innovadores.

¿Cuál será la próxima revolución tecnológica y/o científica? Todos los expertos, actualmente, coinciden en que se tratará de la biotecnología, quizá el campo más reciente de todos (en España, lleva, a lo sumo, 5 años como carrera universitaria), que intersecciona lo natural con lo artificial. Así, se concebirían cerebros con chips informáticos que mejoren las capacidades, modificaciones en las estructuras biológicas a voluntad (por ejemplo, en el caso de las personas drogodependientes, modificación de los circuitos de recompensa para ayudarles a dejar las sustancias tan perniciosas como el alcohol).

 

 

Los productos transgénicos son una realidad biotecnológica.

 

En este caso, la libertad aumentaría (como ocurrió con Internet, con la energía nuclear, con el fuego, la rueda, …) y, en consecuencia, también el progreso. Aunque, si bien es cierto que más libertad implica más riesgo, eso sólo acontecería a corto plazo, pues, en un largo período de tiempo, la libertad se traduce, indefectiblemente, en progreso. Gracias a la biotecnología, podríamos mejorar nuestro ADN modificándolo a voluntad; nuestros pensamientos (y conocimientos) repercutirían directamente sobre nuestra genética.

Además, si el hombre adquiere visión periférica y, por tanto, la teconología tiene en cuenta la Naturaleza, el peligro de más libertad sería una nadería. Estoy haciendo, efectivamente, referencia a la biomimética, la ciencia que, partiendo de sistemas naturales, desarrolla sistemas tecnológicos, los cuales, si se quieren aplicar al cuerpo humano, serían clave en biotecnología. De esta forma el hombre se mejora incorporando en su ser lo mejor de la Naturaleza.

 

 

Mecanismo forestal similar a un arácnido, gracias a la biomimética.

 

Un ejemplo concreto. Al igual que analizando el vuelo de las aves se diseñaron mejores aviones, observando el cerebro (o cualquier otro sistema) de los elefantes y delfines podemos enaltecer nuestra materia gris, blanca y, próximamente, de color fibra de vidrio.

El progreso, en todas sus facetas, consiste en desgranar todo el conocimiento en el mayor número de ámbitos posible, especializarse en ellos y, consecutivamente, unirlos poco a poco hasta extraer conclusiones valerosísimas. Exactamente como versa el método cartesiano. Por ejemplo, la biología es un ámbito específico de conocimiento, al igual que la tecnología. Tras la división, llega la unión: biotecnología que da lugar a realidades inimaginables. Y las uniones se harán, paulatinamente, más complejas: bioteconología y biomimética pueden trabajar juntas dando resultados asombrosos.

La certidumbre de la incertidumbre

Pirámide de Maslow

Una de las necesidades relacionadas con la supervivencia humana es la seguridad. El psicólogo Abraham Maslow la colocó en segunda posición, en la escala de necesidades humanas ordenada de más necesaria a menos, por encima incluso de las necesidades sociales. Es comprensible. El ser humano se distingue de las demás especies porque nace para aprender, sin comportamientos adquiridos. El hecho de que seamos animales culturales implica que tengamos la seguridad de que tales conocimientos son ciertos. Jamás aquiriremos voluntariamente ideas que consideremos falsos o comportamientos que consideremos erróneos.

La naturaleza humana, concretamente el cerebro, obliga, por así decirlo, al hombre a valorar constantemente sus conocimientos por su grado de certeza o, si se prefiere, seguridad. De lo contrario, la humanidad no hubiera progresado hacia el conocimiento científico y filosófico y, por ende, nos hubiéramos quedado estancados en la mitología, religión o magia. Como sabemos, el método científico se caracteriza por la falsación: una afirmación es cierta cuando presenta pruebas fehacientes para ello y, si se demuestra falaz, se rechaza. El método que más hace progresar a la ciencia, sin duda alguna, se trada de la humildad o, dicho de otro modo, la falsación. El mejor ejemplo es la teoría de la relatividad de Einstein que sustituyó al universo explicado por Newton.

Sin embargo, la Naturaleza, en este caso la humana, puede resultar, a veces, paradójica e ir en contra de sí misma. La incansable búsqueda de la seguridad o la verdad desemboca, a menudo, en el descubrimiento de una gran incertidumbre. Verbigracia, el paradigmático caso de Sócrates: «Sólo sé que no sé nada y, sin embargo, soy el más sabio de los ciudadanos». O, por otro lado, el caso de Popper: «No solamente me percaté de cuán ignorante era, sino de la finitud de mi ignorancia»

La búsqueda de la verdad, para engendrar seguridad es una necesidad biológica, pero que puede, tanto en su exceso como en su defecto, aflorar inseguridad e incertidumbre y, a la postre, dudas hasta en la forma de comportarse. Descartes intentando descubrir una certeza radical, se topó con una incertidumbre quintaesenciada: solipsismo. Y únicamente pudo escapar de la incertidumbre recurriendo a Dios, cuya existencia, con toda probabilidad, nunca podrá demostrarse, pese a los esfuerzos de Hawking.

El número pi

Alguien podrá decir: «Mire usted, es que Descartes puso en duda lo indudable: la matemática». Para nuestro disgusto, las matemáticas fallan; la lógica también. Bertrand Rusell demostró, mediante la paradoja del barbero, que las matemáticas tienen «agujeros». Esto provocó una grave crisis matemática. Y posteriormente, se demostró que todas las ramas matemáticas presentan algunos errores. Sin embargo, a pesar de todo, no hay modo de conocimiento más exacto, aún errando, que las ciencias formales -lógica y matemática. Esto implica que el hombre jamás podrá conocerlo todo, como pretende con ansia, pues así se lo dicta su subconsciente.

Con toda seguridad, el ser humano nunca conocerá el cosmos. Pero, no solamente eso, sino que, aún conociendo un 4% del cosmos, los conocimientos están impregnados del razonamiento humano, tergiversando, inevitablemente, la realidad. Por ejemplo, cuando vamos de excursión al campo nos maravillamos de lo floreciente y colorida que es la primavera. No obstante, el color no existe en sí, tampoco el olor. Por tanto, nos maravillamos, en parte, por nuestras propias sensaciones subjetivas. Cuando vemos el color, el ojo humano detecta una determinada onda que emite el objeto y, dependiento de la frecuencia y amplitud de la onda, el cerebro genera un determinado color. La sensaciones, la mejor forma de observar la Naturaleza, nos dan datos impregnados por nuestra sensibilidad, no aportan datos reales. Además, el 96% del universo (materia y energía oscuras) es totalmente desconocido para los científicos, imperceptible para el hombre.

El principio de incertidumbre, que ya nombré en otra ocasión, de Heisenberg hace referencia también a la cuestión que nos ocupa: es imposible conocer con exactitud la posición y velocidad de una partícula subatómica. ¡Quién lo diría, la física impregnada por la estadística! A todos estos hechos, sumése el de los agujeros negros, el de la variable desconocida o la teoría de caos.

En primer lugar, los agujeros negros absorben tal cantidad de materia y energía que es imposible conocer la totalidad de su naturaleza, porque no dejan pasar la luz.

En segundo lugar, la teoría de la variable desconocida, postula que, de todas las variables que podemos observar o demostrar, sólo podemos trabajar con una fracción de ellas, pues desbordaría la capacidad humana. Por ejemplo, el lanzamiento de un dado, aunque conozcamos todas las variables que intervienen, jamás podríamos utilizarlas. Esta cuestión ya fue tratada en este artículo.

Por último, la teoría del caos está vinculada a la matemática, que hace referencia a que una pequeñísima variación en un dato implica una variación en miríadas en otra variable. Por poner un ejemplo pedestre, imaginemos que nuestro profesor nos califica con un 4,99 y nos dice que estamos suspensos. Por una centésima, no podemos superar el curso; es decir, un pequeño cambio originaría un giro en nuestra vida. Esto tiene todavía más importancia cuando hablamos de números irracionales, pues sabemos que las cifras decimales de un número irracional son infinitas y siempre acumularemos un pequeño error. Este pequeño error, por ejemplo en el número pi, desencadenaría un caos en la meteorología, sistema sensible a minúsculas variaciones. El sistema como el metereológico siempre será inexacto, ya que nunca podremos conocer la totalidad de las cifras decimales de pi o de e. De ahí que sea tan importante hallar la cifra 2 billones del número pi. Como vemos, las predictividad irá en aumento, pero se trata de una búsqueda sin término.

En definitiva, la búsqueda de la verdad, como necesidad biológica, también necesita un término medio, pues indagando en exceso llegamos a una conclusión aún más escéptica que la del propio Descartes: sólo sé que no se nada. Por tanto, hay que diferenciar la búsqueda de la verdad como necesidad biológica de la búsqueda de la verdad en sí misma. Como individuos de la especie humana, necesitamos atenernos a cosas que, siendo irracionales o, en su defecto, inciertas, nos aporten la seguridad necesaria para subsistir. No obstante, si alguien pretende conocer la verdad, por muy triste que sea, está en su pleno derecho: El que pretende buscar la verdad, tiene el riesgo de encontrarla. Por otra parte, como investigadores, científicos o revolucionarios tenemos que buscar la verdad, por encima de las necesidades subjetivas.

Diálogos infantiles

Eduardo: A ver, quiero que me expliques el porqué no existe Dios. Dame razones con fundamentos.

Marta: Entre otras muchísimas razones que ahora no puedo esgrimir, porque si algo no existe no puede negarse con pruebas. El simple sentido común me dice que es así, favorecido por las grandes mentiras que se mantienen en la Biblia, tras tantas manipulaciones de ella.

Eduardo: Lo único con fundamento es que cuando algo no existe no puede negarse con pruebas. El sentido común no acierta siempre, ni la Biblia es para tomársela al pie de la letra. Yo pienso que tratas de convencerte a tí misma de que no existe, puesto que si lo creyeses ciegamente no te molestarías en explicarmelo. En serio, si no existe ¿por qué la ciencia no lo demuestra? Y no me digas que algo que no existe no se puede demostrar que no existe, porque sí: buscando encontrarás. El hombre ha buscado mucho a Jesucristo y a Dios mas no lo ha encontrado entonces, ¿por qué cree en ellos? ¿por qué mucha gente que no cree, antes de su muerte pide la extrema unción?

Marta: Ya sé que la ciencia no es tu fuerte, pero el científico Stephen Hawking está intentando encontrar la teoría que explique el Universo sin la posibilidad de recurrir a Dios. Además, las últimas preguntas que me planteas pueden contestarse rápidamente: el hombre ha creído -y posiblemente seguirá creyendo- en aspectos falsos. Hasta en la misma ciencia se han dado por ciertas teorías que luego fueron falsas. Pero la evolución y el progreso nos da la razón: la gente cada día sigue creyendo menos en Dios y la ciencia cada día es más perfecta. Por último, no me digas que trato de convencerme; me encanta tertuliar y trato de hacerte ver lo que, para mí, es la realidad.

Eduardo: ¿Y cómo crees que demostrará Stephen Hawking esa teoría?

Marta: Mediante la demostración del Big Bang que produjo la concentración de materia en un punto y Dios no.

Eduardo: No te engañes, la ciencia no lo ha demostrado; es una hipótesis.

Marta: Todo avance de la ciencia -sea o no hipótesis- va en contra de la religión; la ciencia también es humana y puede equivocarse, pero la Iglesia no reconoce sus errorres. Si quieres que tu hijo se cure de una enfermedad puesdes rezar o vacunarlo: elige la ciencia y no pierdas el tiempo.

Eduardo: no confundas creer en la Iglesia con la creencia en Dios. Has reconocido que la ciencia se equivoca, por tanto, puede dar algo falso por verdadero. Se me jor que tú lo que es el Big Bang y cómo se creó; te repito que es una hipótesis y no una realidad, porque si lo fuese se podría demostrar, cosa que no se puede; ¿entiendes?

Marta: Una cosa es que exista o no y otra que el hombre lo considere; la realidad natural es independiente al ser humano.

Eduardo: Mira crees en una ciencia que te engaña. Mira, hubo un filósofo -no me sé el nombre- que dijo que «el peor enemigo del hombre es éste mismo». No creo en nada que sea del hombre y no me lo demuestren, respondiendo a todas mis dudas; lo sobrenatural sí que me lo creo, como Dios, pero no creo en la Iglesia ni en nada humano. Te recuerdo que tú dudas de su existencia, ¿si te murieras pedirías la extrema unción?

Marta: La ciencia trata de descifrar elemenos totalmente independientes al hombre y la idea de Dios es inherente al hombre desde la prehistoria, por eso es difícil de eliminar su creencia. Está en nuestra biología y en nuestra biografía, pero eso no significa que Dios exista.

Eduardo: Creo en Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Mira, si fueras un poco lista te preguntarías: si el Big Bang creó el mundo, ¿quién envió eso? Las cosas no existen por existir, los que van a morir se encomiendan a Dios porque «creen que han hecho mal en no creer».

Marta: El problema es que el hombre se cree demasiado importante y, a la vez, es un corbarde. Se cree superior a la Naturaleza, por eso humaniza todo lo que ve; como tú, por ejemplo, que en el Big Bang ves que alguien ha tenido que hacerlo. Lo de cobarde porque ser el más importante es algo muy pesado y que requiere gran responsabilidad, así que solucionamos este problema inventándonos algo igual que nosotros, pero superior así somos los mejores sin responsabilidad. Todos los problemas del hombre se conjungan en Dios: irresponsabilidad, egoísmo, necesidad de dar respuesta a todas las preguntas (metafísica), …

La recreación del Big Bang

Científicos celebrando el éxito

El CERN, situado a 100 metros bajo el suelo, logra colisionar partículas a una velocidad de 7Tev (teraelectronvoltios) recreando así la situación del Big Bang. El éxito se produjo tras tres intentos fallidos relacionados con la energía.

El director general del CERN ha declarado que esta es una nueva etapa para la física que nada tiene que ver con lo anterior. Que en uno pocos años desentrañaremos los secretos mejor guardados del universo y se comprobarán todas las teorías.

Tras más de 20 años de investigación, 10.000 millones de euros invertidos y el trabajo 10.000 científicos de 80 países, dos haces de mil millones de protones cada uno, acelerados a una velocidad próxima a la de la luz, circularán por un túnel circular de 27 kilómetros de largo y en algún momento se chocarán representando la imagen que tenía el universo hace mas de 13 millones de años.

La información recogida es de tal magnitud que se tendrá que repartir por todos los centros de investigación mundiales y no desvelará secretos hasta pasados unos pocos años. Cada día estamos más cerca del sueño, esperemos que pronto saquemos a la luz esos esperados secretos del cosmos.

Dios no existe

mi-dios“No es evidente que Dios exista” Santo Tomás de Aquino, un importante teólogo de la Edad Media.

En este artículo, más que a Dios en general, me referiré a la idea que tenemos del Dios cristiano. Ya que un Dios, para cualquier persona puede ser un simple objeto o cualquier persona. Por ejemplo, para Einstein, su Dios era la Naturaleza en sí.

Si nos guiamos por la razón, llegaremos a la conclusión de que el Dios cristiano no existe. De hecho, son muchísimos los genios que no creen en Dios. Decía Miguel de Unamuno: “Envidio a los creyentes, me gustaría ser menos inteligente y creer en Dios pero mi inteligencia no me deja”

Si Dios nos hizo a su imagen y semejanza entonces porqué no lo vemos.

Si Dios existe entonces es algo, por lo tanto dios no pudo crear el mundo desde la nada, como dice el cristianismo, ya que existía él.

Además si Dios lo ha creado todo eso supone que también ha creado el mal y, por tanto, el Dios perfecto del que habla el cristianismo o la Biblia no existe.

Todo lo que existe debe tener un compuesto, es decir, tener existencia. Si los principales  teólogos dice que Dios no está compuesto de nada entonces Dios no existe.

cristianismo-no-denominacionalMuchas veces me planteo: si la ciencia hubiera surgido antes que el cristianismo, se hubieran dado las respuestas que el ser humano buscó en la religión y por tanto, no estaríamos planteándonos la existencia de Dios. Como decía Nietzsche: “¿El hombre es un error de Dios o Dios es un error del hombre?” La religión nació desde que el primer ser humano puso los pies en la tierra y nació para dar respuestas a interrogantes del hombre. Hoy en día, tenemos a la ciencia que nos da respuestas a estos interrogantes sin la necesidad de creer en un Dios o en el más allá. Por este motivo, creo firmemente que el cristianismo perderá fuerza cada vez más hasta extinguirse.

La idea de la vida eterna que plantea el cristianismo en la Biblia, es una idea absolutamente absurda. Ya que habla de que la mejor vida es la que viene después de la muerte, junto a Dios, y que no debemos preocuparnos de esta vida en la tierra. Pues bien, como decía el gran Sartre: “Quien no se preocupa de este mundo, el cual ve, no puede preocuparse por el mundo en el más allá, que probablemente no exista”.

Muchos dicen, si Dios no existe entonces ¿Quién ha creado todo esto?. Pues esto tiene una secilla respuesta. Siempre ha existido, el universo es eterno. Además, suponiendo que Dios existiera, ¿Quién creó a Dios?

Yo tengo la firme convicción de que Dios, tal y como lo muestra el cristianismo, no existe pero a la vez, pienso igual que Unamuno. A pesar de que Dios no exista, creer en él hace felices a muchas personas ya que les da esperanza. Ahora bien, esto no significa que creer en la iglesia sea bueno, la Iglesia es el peor impedimento, desde mi punto de vista, de la historia de la humanidad. Ha retrasado ingentemente el progreso, se ha aprovechado de la población, hipócrita ya que pide dinero para el tercer mundo cuando ella misma se enriquece a costa de los demás.

Una de los principales motivos por los que la Iglesia se mantiene todavía a flote es que se les inculca a los recién nacidos esta religión. Un ejemplo es el bautismo. ¿Cómo sabes que el bebé al que se está bautizando cree en Dios? Se etiqueta a los hijos con la religión de sus padres, cosa totalmente irracional.

Haciendo un pequeño resumen, la idea de Dios ha surgido del ser humano para dar respuestas a interrogantes sin respuesta en un momento determinado. Cuando esos interrogantes empezaron a responderse con la verdad o con la ciencia, nació la Iglesia para impedir la crisis del cristianismo y, a la vez, lucrarse con ello.

Espero que esta entrada os haga, al menos, reflexionar. Que reflexionéis independientemente de si creéis o no creéis.

Si os ha gustado mi artículo podéis leer los argumentos de Stephen Hawking sobre la inexistencia de Dios.

Saludos digitales, Antonio Vegas.

Multiverso

Albert Einstein fue un genio en física teórica y en cosmología, desentrañó una nueva dimensión, el tiempo, y convirtió al espacio en el espacio-tiempo curvo. Actualmente hay otro físico teórico, Stephen Hawking, que trata fundamentalmente el tema de los agujeros negros.

Estos dos físicos han buscado principalmente la teoría principal del universo, una teoría que lo unifique todo. Esta teoría es conocida como teoría del campo unificado. Estos dos físicos estaban convencidos de que a la naturaleza le gusta la simpleza, por ello buscaban una teoría general y simple.

TEORÍA M

Actualmente, los fisicos también están buscando esto. Los fisicos se dividieron en 2, unos buscaban generalizar una teoría y otros otra. Después de un tiempo y muchas investigaciones se dieron cuenta que añadiendo una dimensión más a las que tenían (tenían 10 y ahora 11 dimensiones) las 2 teorías contrarias eran complementarias. Por tanto, las teorías se unificaron en una y se pasó a llamarse teoría M. Esta teoría incluye 10 dimensiones espaciales y 1 temporal. La última dimesión añadida fue la rejilla espacial que consiste en que el universo está compuesto por una rejilla que interconecta toda la materia y que hace que aunque la fuerza gravitacional sea muy fuerte casi ni la percibamos. (por ejémplo si acercamos un imán a un clip este será atraido por el imán, lo que aparentemente parece que este imán posee una fuerza superior a la de la gravedad pero esto no es así) Esta teoría mantiene que esta rejilla también conecta a los universos paralelos.

Ilustración de parte del multiverso

  • Universos paralelos: Actualmente se piensa que existen infinitos universos paralelos (interconectados unos con otros) cada universo es finito pero sin límites (esto significa que puedes recorrer el universo pasando por el mismo punto varias veces sin cambiar de sentido). Cada universo paralelo posee características físicas diferentes a los otros, por ejemplo, puede haber universos solamente de energía, de materia, etc. Al conjunto de todos los universos se le conoce como MULTIVERSO.

Al haber infinitos universos paralelos supone que la totalidad de sucesos y hechos reales que conocemos y desconocemos es menor que la cantidad de universos paralelos. Por ejemplo imaginemos que los universos son cines y los sucesos son las películas. ¿Qué ocurriría si hubiera infinitos cines? pues que las películas se repetirían. Esto significa que en otros universos hay otra persona escribiendo esto idéntica a mí, otra identica a tí, que lo lee.