La calidad elementar resiste
mi amor, que a la virtud celeste aspira,
y en las mentes angélicas se mira,
donde la idea del calor consiste.
No ya como elemento el fuego viste
el alma, cuyo vuelo al sol admira;
que de inferiores mundos se retira,
donde el serafín ardiendo asiste.
No puede elementar fuego abrasarme.
La virtud celestial que vivifica,
envidia el verme a la suprema alzarme;
que donde el fuego angélico me aplica,
¿cómo podra mortal poder tocarme,
que eterno y fin contradición implica?
Con este soneto…sobran las palabras.